En la actualidad, los estudios sobre los medios se encuentran, me parece, en una situación bastante confusa. Esta confusión es en buena parte el resultado de la reorientación de la investigación, desde hace una veintena de años, sobre los fenómenos de la recepción. Ahora bien, ¿cómo se hace para que esta reorientación, de la que podemos tener la sensación de que nos hará complicar aún más la cuestión de la circulación mediática, haya podido desembocar en un panorama crítico o, en todo caso, en un malestar generalizado?
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