La participación ciudadana en una cultura profundamente caudillista ¿una utopía?

• Francisco Mariano Sabalua ^[1]
  1. [1] Universidad Nacional del Centro
• Localización: Cartapacio de Derecho: Revista Virtual de la Facultad de Derecho, ISSN-e 1850-0722, Nº. 10, 2006
• Idioma: español
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• Resumen

  • En el presente trabajo intento sostener que el caudillismo interviene como una influencia humana difusa obstaculizando, o a veces imposibilitando, que se haga efectiva la participación ciudadana en la forma que la consagran la constitución nacional después de la reforma de 1994, los tratados de derechos humanos, hoy con jerarquía constitucional, y algunas leyes en materia de servicios públicos y medioambiente .

    Señalaré-abordando el problema desde la óptica de la teoría jurídica trialista del derecho - que los obstáculos a dicha participación se hallan más en el orden social de repartos que en una carencia de normas que la consagren.

    Si bien existe abundante legislación que consagra y tutela la participación ciudadana, sobre todo- tal como mencioné- en materia de medioambiente y de servicios públicos, en la realidad social pueden hallarse escasos ejemplos de éstas formas de ejercicio de la democracia semidirecta. Puede decirse entonces que dichas normas son inexactas: pues a veces ésta legislación actúa como fuente espectáculo o como fuente propaganda por las connotaciones positivas que poseen palabras como “democracia” o “participación”; otras existe la creencia ingenua en funcionarios y ciudadanía que el dictado de una norma como una panacea tuviera efectos mágicos sobre los problemas; y sobre todo predomina el caudillismo como influencia humana difusa proveniente de nuestra idiosincrasia política obstaculizando aquella participación, y a ello me referiré.

    Si bien, intervienen otras influencias humanas difusas, además del caudillismo, como la existencia de elites u oligarquías que presionan sobre el Estado para permanecer en el poder , me detendré únicamente a reflexionar sobre el impacto que tiene el caudillismo sobre nuestra cultura política, y como él opera como límite psíquico para que la sociedad tome mayor poder en sus manos, provocando una antinomia entre la participación ciudadana como es concebida en la reforma de la Constitución Nacional y la participación como se da en la realidad.