Academia.eduAcademia.edu
(1916-2016) VICENTE PAREDES y el patrimonio cultural de Extremadura (1916-2016) VICENTE PAREDES y el patrimonio cultural de Extremadura (1916-2016) VICENTE PAREDES y el patrimonio cultural de Extremadura Exposición y Conferencias. Centenario de la muerte de Vicente Paredes Guillén. Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino/M. Brey EXPOSICIÓN PUBLICACIÓN (1916-2016) Vicente Paredes y el patrimonio cultural de Extremadura Editan Junta de Extremadura Consejería de Cultura e Igualdad Dirección General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural Biblioteca Pública de Cáceres A. Rodríguez–Moñino/ M. Brey del 29 de junio al 27 de octubre de 2016 Organiza Biblioteca Pública de Cáceres A. Rodríguez–Moñino/ M. Brey Junta de Extremadura Comisariado María de la Montaña Domínguez Carrero Carlos Marín Hernández Comité científico Enrique Cerrillo Cuenca Enrique Cerrillo Martín de Cáceres María de la Montaña Domínguez Carrero Miguel Hurtado Urrutia Carlos Marín Hernández Mercedes Pulido Cordero Diseño María Polán Morato Coordinación general José Luis Lázaro Regidor María Jesús Santiago Fernández Textos Enrique Cerrillo Cuenca Enrique Cerrillo Martín de Cáceres María de la Montaña Domínguez Carrero Miguel Hurtado Urrutia Carlos Marín Hernández Mercedes Pulido Cordero Diseño y maquetación María Polán Morato Fototografía Esteban Martinena Guerrero Fotografía Miguel Hurtado Urrutia Esteban Martinena Guerrero Montaje Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino/ M. Brey Digitalización Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino/ M. Brey ARGONLUX ISBN 978-84-9852-533-5 GLOVAL services Coordinación José Luis Lázaro Regidor María Jesús Santiago Fernández Depósito Legal BA-634-2017 Impresión Ufrabalma Vicente Paredes junto a miliario de la Vía de la Plata. Foto: Maximiliano Macías, 27 de marzo de 1913. Archivo personal de Miguel Hurtado Urrutia (Procedencia: Antonio Sánchez Paredes). Cartel para el Centenario de Vicente Paredes en la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino/M. Brey. Diseño: María Polán. 2016. V icente Paredes Guillén es una de esas figuras imprescindibles en la historia cultural de Extremadura que no siempre ha sido debidamente valorada; probablemente se trata de alguien que se adelantó a su tiempo, puesto que desarrolló su intensa y fructífera tarea profesional como arquitecto, y su pasión por la Arqueología, en una época y en una tierra en la que su labor no siempre fue comprendida por resultar ciertamente excepcional. El contexto histórico y cultural de su existencia tuvo que ser desolador para él en amplias etapas de su vida, pues es sabido que la región extremeña se hallaba a finales del siglo XIX especialmente anquilosada y atrasada en el terreno socioeconómico con respecto al triste panorama general que ofrecía la España del momento. Vicente Paredes tuvo que desarrollar su existencia en una Extremadura caracterizada por unas comunicaciones deficientes o inexistentes, profundas desigualdades sociales, extraordinarias carencias educativas, una injusta distribución de la riqueza, la ausencia de un tejido productivo y comercial en sentido moderno y, por ende, la general ignorancia, cuando no desprecio, de las ideas regeneradoras de la nación. Con todo y con eso, la tarea desplegada por nuestro personaje puede calificarse de ingente y muy valiosa para el conocimiento y la conservación del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, en una época en que ni siquiera se había acuñado tal concepto. A sus proyectos arquitectónicos, desarrollados principalmente en Plasencia y su diócesis, hay que añadir una creciente afición por la Arqueología que desarrolló especialmente en la segunda parte de su vida hasta convertirse en su principal preocupación. Es preciso recordar que ese afán por el conocimiento, por la salvación y el rescate de los bienes de nuestro Patrimonio artístico, documental y arqueológico se desarrolló en un momento en que tales ocupaciones estaban todavía lejos de alcanzar su institucionalización y profesionalización en Extremadura. Es el 11 momento en que comienzan a funcionar la Comisión Provincial de Monumentos de Badajoz (1844), la Subcomisión de Mérida (1868) y la Provincial de Cáceres (refundada definitivamente en 1898), órganos formados por figuras prominentes en el estudio de la Historia y del Arte que regalan su tiempo y su esfuerzo a una administración remisa a seguir sus dictámenes, cuando no sencillamente sorda a sus opiniones. Vicente Paredes es uno de esos intelectuales de formación autodidacta en el terreno arqueológico, dotado de una especial sensibilidad hacia el legado de nuestros antepasados que le lleva a reunir cuanta documentación histórica llega a sus manos y a coleccionar objetos arqueológicos de todo tipo, especialmente monedas. Sólo la distancia entre Plasencia y Cáceres, que dificultaba su asistencia a las sesiones de trabajo, le impidió ser una figura determinante en la existencia de la Comisión Provincial de Monumentos. Hoy, cien años después, es muy distinto el panorama de la Arqueología en nuestra región, como, afortunadamente, tampoco se parece gran cosa la actual Extremadura a la que conoció Paredes. Tanto el ejercicio de la profesión como la enseñanza de la disciplina arqueológica están perfectamente regulados, del mismo modo que la actividad coleccionista se halla limitada por una legislación destinada a proteger y fomentar lo que es de todos, nuestro Patrimonio cultural. También los museos, las bibliotecas y los archivos se han profesionalizado, regulado y dotado de personal facultativo especializado, siendo objeto de atención preferente de la gestión cultural que se lleva a cabo desde la Junta de Extremadura. La superación de aquella etapa voluntarista y caracterizada por el amateurismo, de la que Vicente Paredes es un magnífico exponente, no resta un ápice al reconocimiento y gratitud que esta tierra debe a figuras históricas como él. Personajes como este arquitecto natural de Gargüera supieron enfrentar y superar no pocas dificultades y sinsabores 12 en su afán por ampliar el conocimiento y asegurar la transmisión de nuestro acervo cultural a las siguientes generaciones de extremeños. Si hoy podemos disfrutar de los edificios que construyó y que restauró, así como de los libros, documentos y piezas de museo que logró reunir, es gracias a una incansable labor a menudo desarrollada entre la incomprensión de sus coterráneos. Todo ello acrecienta el valor de la excelente publicación que ahora presentamos, pues constituye un reconocimiento duradero de la figura de este gran extremeño enamorado de su tierra y de su Historia. Miriam García Cabezas Secretaria General de Cultura 13 Logotipo del Centenario de Vicente Paredes para la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino/M. Brey. Diseño: María Polán. 2016. Introducción “Bueno es lo que importa, lo que no tenemos; pero conozcamos y estimemos lo propio” Vicente Paredes Guillén (1911) A lo largo del año 2016 la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino / M. Brey, llevó a cabo un programa de actos con motivo del primer centenario de la muerte de D. Vicente Paredes Guillén. Pretendíamos con ello atraer y remozar la mirada sobre una de las personalidades extremeñas del último tercio del siglo XIX y comienzos del XX más interesantes y olvidadas, que vivió sobre el suelo de una región anquilosada y abandonada, en el contexto de un país con una intelectualidad poco respetada y con una administración cultural todavía en ciernes. Recuperar la figura de este hombre laborioso y honesto por el rigor y la seriedad profesional de sus realizaciones como arquitecto, por su extraordinaria actividad y dedicación al estudio de un entorno histórico casi virgen que le preocupaba y concernía, y por el singular legado del que hoy disfruta el patrimonio cultural de Extremadura, ha sido y es la iniciativa obsequiosa que anima nuestro reconocimiento y la celebración de este aniversario. 15 Trasunto del programa Vicente Paredes en su Centenario, 1916-2016, es la publicación que ahora ve la luz, cuyo contenido se presenta organizado en tres secciones. 1. Catálogo de la Exposición Vicente Paredes y el patrimonio cultural de Extremadura. Se describen los aspectos más destacados de su vida personal, profesional e intelectual y se reseñan y documentan cada una de las piezas que configuraron la exposición bajo las mismas pautas que la jalonaron entonces. En este breve y granado recorrido expositivo encontrará el lector una muestra gráfica de sus trabajos académicos, que evidencian su habilidad para el dibujo, así como de proyectos y obras realizadas que acreditan a su autor como arquitecto y urbanista ineludible en la historia de la arquitectura extremeña. Sucesivamente se incorporan y recuperan testimonios gráficos y documentales de sus múltiples facetas de historiador y arqueólogo, con atención especial a sus estudios sobre la “vía militar romana llamada camino de la Plata”, tal como él mismo tituló. Se suma, finalmente, el contenido del remansado espacio de cierre de la exposición, conformado por una representación de la colección bibliográfica de lo que hoy constituye el Legado Paredes en la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres. Junto a publicaciones de estudios y ensayos de su autoría y obras en las que colaboró, aparece una selección de ejemplares admirables, exponentes de la espléndida biblioteca que logró reunir con el afán del bibliófilo y la curiosidad y erudición del sabio. Obras destacadas por la importancia que han tenido en la fundamentación de su pensamiento o en la documentación de sus trabajos e investigaciones; ejemplares apreciables por su valor bibliográfico, curiosidad y rareza —como La Pensatriz salmantina— o por su trascendencia cultural añadida, como el manuscrito de Lázaro de 16 Velasco (ca. 1564), primera traducción al castellano de Los diez libros de Arquitectura de Marco Vitruvio Polión, pieza estelar de la exposición y siempre objeto de admiración e interés tanto por la precoz originalidad del ejemplar en España y la singularidad de sus notas, como por la belleza de su factura. 2. Ciclo de conferencias pronunciadas en esta Biblioteca Pública de Cáceres, tanto con motivo de la apertura de este Centenario como en la jornada del 27 de octubre que sirvió de clausura a la Exposición. Los textos aquí reproducidos se refieren y se detienen en los aspectos y facetas desde los que cabe abordar la labor y la figura de Vicente Paredes y constituyen una contribución importante y novedosa para situar y comprender las aportaciones de este hombre honorable y talentoso a la historia y a la cultura de Extremadura. 3. En Anexo, figuran dos tipos de repertorios sobre la obra de Vicente Paredes: uno sobre su obra académica y profesional como arquitecto, y otro relativo a la obra publicada conocida hasta ahora. El criterio cronológico de ordenación utilizado permite trenzar su trayectoria vital, profesional e intelectual y apreciar las experiencias que confluyen y conforman la riqueza y complejidad de su vida, de sus inquietudes, investigaciones y estudios. Como información complementaria el blog https://vicenteparedes.wordpress. com, abierto para la ocasión por la Biblioteca Pública de Cáceres, recoge otros contenidos específicos referidos a Vicente Paredes e información y noticias puntuales sobre la celebración del Centenario. Hoy emociona pensar que este hombre, generoso a la hora de compartir y ofrecer sus conocimientos y hallazgos, tan solidario y responsable como para dejar sus libros, documentos y piezas arqueológicas a instituciones públicas, sentiría alivio si hubiese podido ver que sus colecciones se conservan y se 17 exhiben con el aprecio justo y el tratamiento adecuado y profesional que él quiso para ellas. Juan Sanguino y Michel, amigo y compañero de aventuras intelectuales, y de algunos que otros reveses culturales, también se sentiría satisfecho del resultado de su propio esfuerzo: que el rico y nutrido conjunto de documentos y piezas históricas que reunió y atesoró con pasión llegara hasta nosotros, se conserve disponible y cada vez más accesible, para provecho de todos. En fin, lo que esta publicación ofrece son destellos de la obra y el quehacer de Vicente Paredes, del que parece que siempre queda algo por revelar. A veces solo se le vislumbra por indicios... Para descubrirlo está su legado cultural. María Jesús Santiago Fernández Directora de la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino / M. Brey 18 Logotipo de la exposición de Vicente Paredes para la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres A. Rodríguez–Moñino/M. Brey. Diseño: María Polán. 2016. Introducción María Jesús Santiago Fernández 20 CATÁLOGO DE LA EXPOSICIÓN 11/ 20/ Una vida dedicada al estudio María de la Montaña Domínguez Carrero 25/ Arquitectura: obra proyectada, obra realizada Miguel Hurtado Urrutia 40/ Arqueología. De la afición, al compromiso Carlos Marín Hernández 62/ Afanosa curiosidad Mercedes Pulido Cordero Vicente Paredes Guillén. Una vida, un legado María de la Montaña Domínguez Carrero 123/ Vicente Paredes Guillén: Arquitectura ANEXOS CONFERENCIAS 103/ 206/ Cronología de Arquitectura Miguel Hurtado Urrutia 213/ Obra publicada e inédita Mercedes Pulido Cordero Miguel Hurtado Urrutia 145/ Vicente Paredes y la institucionalización para la gestión del patrimonio. Carlos Marín Hernández 159/ Vicente Paredes y la construcción de una idea de prehistoria en Extremadura. Enrique Cerrillo Cuenca 177/ Vicente Paredes y la arqueología del Camino de la Plata Enrique Cerrillo Martín de Cáceres 191/ Fuentes 21 VICENTE PAREDES Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN PARA LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO Carlos Marín Hernández Doctor por la Universidad de Extremadura RESUMEN: Vicente Paredes Guillén es una figura crucial en la historia de la gestión del Patrimonio (sin apellidos) de Extremadura durante los siglos XIX y XX. Su perfil biográfico es el de tantos otros esforzados integrantes de la intelectualidad extremeña que logran entablar una firme colaboración con los organismos de la Administración que abrigan la profesionalización y la institucionalización para respaldar el Patrimonio en España. En este campo, Vicente Paredes se revela como una figura “no profesional” que, sin embargo, resulta decisivo para comprender la orientación que la gestión del Patrimonio y las instituciones consagradas a su práctica toman en la Extremadura de los dos últimos siglos así como el poso que tienen en el presente. Todo sea dicho, siempre con la perseverancia individual de quien nunca acaba integrándose, en puridad, en la red de instituciones indicada. PALABRAS CLAVE: Historiografía, Extremadura, Institucionalización, Comisiones de Monumentos. VICENTE PAREDES AND THE INSTITUTIONALIZATION FOR THE HERITAGE MANAGEMENT ABSTRACT Vicente Paredes Guillén is a main name in the history of the Heritage management (without surnames) of Extremadura in the 19th and 20th centuries. His profile is that of many other inhabitants of Extremadura who manage to establish a great collaboration with the Spanish administration that open the professionalization and the institutionalization for the Heritage management in our country. In fact, Vicente Paredes is a non-professional name who is decisive to understand the path that the Heritage management and the institutions take in the Extremadura of the last centuries as well as the influence that they have in the present. Certainly, with the perseverance of one who never belong to the institutionalization network structures which were indicated. KEYWORDS: Historiography, Extremadura, Institutionalization, Provincial Monuments Commissions 149 Las efemérides, quizá con demasiada frecuencia, son el campo mejor abonado para la rememoración histórica. Más si cabe cuando la figura que se busca evocar es una de las más destacadas de la historia de la cultura extremeña al tiempo que una de las más desdibujadas en el espacio de la Contemporaneidad regional. Vicente Paredes es una de esas figuras de la historia extremeña desposeídas del mesurado lugar que merece en la historiografía regional. Fallecido en 1916, acontecimiento que ha alcanzado en el año 2016 su primer centenario, la historiografía extremeña había extendido hasta no hace mucho sobre sus ocupaciones un manto de distracción que no había hecho justicia al lugar del arquitecto en la historia de la cultura extremeña, cuando no en la de la cultura española. La salida de sus colecciones reunidas en Plasencia tras décadas de trabajos de gabinete y de campo, cualquiera que fuese la índole de sus estudios e inquietudes, y el litigio entre las ciudades de Cáceres y Plasencia sobre la disputada titularidad de estos materiales, cuyo latido ha perdurado con diferentes ritmos de vigorosidad hasta nuestras fechas, habían eclipsado la propia obra que Vicente Paredes desarrollara en Extremadura durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, precisamente la que le había permitido hacer el acopio de su formidable colección privada. Al mismo tiempo, este enfoque reducido a la expatriación de su herencia cultural en muchos casos no ha hecho sino constreñir la imagen de Vicente Paredes a la de un esmerado coleccionista, un compilador de materiales de ecléctica consideración, desvirtuando, en definitiva, la percepción de su efigie y la de su labor en pro del conocimiento y la conservación de los caudales históricos de Extremadura. Así, el rescate de Vicente Paredes de estas distracciones ha de pasar por su contextualización en la historia cabal de la cultura extremeña de los dos últimos siglos. Un objetivo común, que se engloba en los marcos y fines del presente volumen, abordado desde la óptica poliédrica por diferentes investigadores y (todo sea dicho) con motivo del primer centenario del fallecimiento del biografiado. Entre las aristas inexploradas del arquitecto placentino se halla la de su encaje en la institucionalización para la gestión del Patrimonio implementada en la Extremadura restauracionista, cuya incidencia tiene una especial fuerza en las décadas que señalan el cambio de siglo. La institucionalización hace referencia al tránsito que ampara a la administración del Patrimonio en España desde su concepción como empresas comúnmente individuales y privadas hacia una consideración sustentada en la práctica planificada y dirigida por organismos públicos del Estado. Desde esta perspectiva, abordar las indudables conexiones que durante los siglos XIX y XX se establecen entre el concepto de Patrimonio (en proceso de configuración y moderna 150 noción) y la institucionalización para su tutela (los órganos supremos y delegados que amparan su estudio, conservación y promoción) es lo mismo que narrar la crónica de la gestión patrimonial desenvuelta en todo el país y durante toda la Edad Contemporánea, cuyos ecos aún dejan entreverse en la tutela diaria de cuantos bienes muebles e inmuebles integran este acervo. 1. El trascurso de la institucionalización E El proceso de institucionalización fue largo y no exento de contradicciones y abruptos escollos. Las primeras políticas públicas de protección y conservación de “antigüedades” no tienen peso real en España hasta mediados del siglo XVIII, cuando los planteamientos ilustrados borbónicos comienzan a dictar disposiciones bajo el patronazgo de unas flamantes Academias de la Historia y de las Bellas Artes de San Fernando. Desde su fundación en 1738, a semejanza de los impulsos culturales ilustrados que muestran otros Estados europeos, con Francia o Italia como principales referentes, la Real Academia de la Historia promueve lo que se da en llamar viajes literarios; esto es, verdaderas misiones de inspección de la geografía peninsular en busca de las “antigüedades” patrias más sobresalientes, entre cuyas empresas cabe destacar el muy citado viaje del Marqués de Valdeflores. El descubrimiento de Pompeya y Herculano y las excavaciones de sus ricas ruinas arqueológicas, al amparo del reformismo ilustrado, contribuyen por igual a la narración legitimadora de la Monarquía borbónica, fin primordial de esta política de mecenazgo (Mora y Tortosa 1996; Abascal Palazón 2013). Inaugurado el siglo XIX, existe un amplio consenso en la historiografía española para situar a la importantísima Real Cédula de 6 de julio de 1803 como la primera piedra fundacional de la política proteccionista estatal. La específica alusión a lo que en su título califica de “monumentos antiguos” señala el camino de la reglamentación proteccionista del Estado, a pesar de su notoria carencia de criterios homogéneos y de la palpable imprecisión terminológica para definir conceptos sintéticos. La Real Academia de la Historia, sobre la que ha recaído la elaboración de la Real Cédula, adquiere al instante y hasta principios del siglo XX un papel protagonista al confiársele la gestión integral de todos los fundamentos que conforman el Patrimonio Arqueológico nacional. Como en tantos y tantos otros ámbitos de la legislación, no es sino la lamentable depredación patrimonial resultante del proceso desamortizador la que da el impulso definitivo a los programas conservacionistas estatales (Ordieres 1995: 23 y ss.). Una ingente cantidad de bienes salen al mercado producto de la expropiación forzosa y al instante se genera una gran preocupación por la suerte de innumerables objetos de valor histórico-artístico y el incierto destino que pueden correr edificios y monumentos análogos. Las medidas legislativas promulgadas durante el reinado isabelino denotan también la plena implicación del nacionalismo liberal en todo el discurso 151 proteccionista antedicho. Una realidad que no está marginada del contexto europeo, sino plenamente integrada en el mismo, donde las revoluciones liberales espolean y extienden por todo el continente los mismos principios e influencias y donde el “hecho histórico” se manifiesta como un extraordinario avalista de la configuración identitaria del “hecho nacional”: si en el pasado se encuentra la raíz de la nación, el estudio de los testimonios físicos del pasado es lo que puede revelar los caracteres “fundacionales” de la misma, convertida ésta desde entonces y por largo tiempo en el objeto de estudio de la historiografía española (Díaz-Andreu y Champion 1996; Peiró y Pasamar 1991). Las Comisiones Provinciales de Monumentos Históricos y Artísticos serán las encargadas de gestionar este Patrimonio nacional instrumentalizado. Mediante una Real Orden de 13 de junio de 1844 el Estado postula la creación de estos organismos, conocidos a secas como Comisiones de Monumentos, una disposición pionera que cobra cuerpo como primera gran regulación orgánica del Patrimonio en España (Alegre 1994, I: 46). Su creación está íntimamente relacionada con otras instituciones de corte similar en Europa y con las dinámicas históricas que atraviesa el continente durante las políticas desamortizadoras y sus efectos sobre el Patrimonio, con la Ley Guizot francesa como referente imprescindible, a la que se agrega el andamiaje de la institucionalización, con la Societé Française pour la conservation et la description des Monuments Historiques (1834) y la Commission des Monuments Historiques (1837) como referentes elementales para el proteccionismo monumental (Alegre 1994, I: 41). Creadas las Comisiones de Monumentos en 1844, cada una de ellas sobrevive según las circunstancias endógenas y exógenas de las provincias en las que se circunscriben. Las más longevas perviven, con mayor o menor suerte, hasta La Transición e incluso hasta la promulgación de la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985, acontecimientos que acaban sepultando por lo general los modelos de gestión patrimonial precedentes, a los que las Comisiones de Monumentos están circunscritas. A pesar de su paulatina pérdida de fuelle, durante casi un siglo y medio las Comisiones de Monumentos son uno de los puntales de las políticas conservacionistas y culturales del Estado, como órganos sostenedores del andamiaje jurídico e institucional para la tutela y el control del Patrimonio español. Dicho de otro modo, fundadas en 1844 y anuladas en 1985, a las Comisiones de Monumentos les son transferidas las más amplias potestades de gestión en sus feudos provinciales sobre los más eclécticos bienes muebles e inmuebles dignos de estudio y conservación del país. En torno a ellas giran, por tanto, los mayores esfuerzos y anhelos de la institucionalización para la gestión del Patrimonio. 152 2. Vicente Paredes y la Comisión de Monumentos de Cáceres La Comisión de Monumentos de Cáceres se instala al mismo tiempo que lo hacen la mayor parte de las de su género en España, a mediados de 1844. La institución arranca entonces una primera y larga etapa que puede tildarse de fundacional, a pesar de que se extienda hasta la lejana fecha de 1898. Acontece, por tanto, durante toda la segunda mitad del siglo XIX, sin que la corporación extremeña logre consolidar una estabilidad de prolongado y firme recorrido. Con unos claros precedentes en la Comisión Científica y Artística de Cáceres, que apenas ensaya la administración del malogrado Patrimonio extremeño desamortizado, las disoluciones y reorganizaciones de la Comisión de Monumentos de Cáceres se suceden a lo largo de este tiempo (1855, 1860, 1867), a saltos, con un fluctuante activismo y despego del órgano altoextremeño por sus atribuciones proteccionistas que hace de su inconsistencia un hecho estructural. No será hasta 1898 cuando la Comisión cacereña alcance el suficiente afianzamiento institucional como para recorrer la que será su etapa de mayor pujanza en la defensa y la promoción del Patrimonio extremeño. Con esta institución tiene ya Vicente Paredes en 1869 una primera toma de contacto, aunque no podamos atisbar con precisión el tipo de relación que el organismo y el particular mantienen. Retornado a la región tras cursar los estudios de Arquitectura en Madrid, a Vicente Paredes le toca luchar en todas las localidades y destinos en los que desenvuelve su actividad profesional con la ignorancia, el descuido y la descapitalización de la sociedad rural y de las instituciones públicas por el Patrimonio extremeño mueble e inmueble, abandonado en importantes casos a la suerte de los efectos de las desamortizaciones y de la incuria cultural. Así lo constata nada más regresar a Extremadura, en 1869, cuando en calidad de arquitecto provincial se ve obligado a redactar el proyecto de derribo de la torre campanario de Santa María la Mayor de Trujillo, transgrediendo la sensibilidad que siempre demostraría por los testimonios físicos del pasado. Nos hacemos eco del indudable impacto que la ruina de la torre y el encargo de su derribo debieron de causar en el ánimo de Vicente Paredes (Pizarro 2004: 17-18). Recién titulado en Arquitectura y nada más retornar a su región natal, no se ve inmerso en una obra de edificación, como cabría deducirse de sus estudios y desempeño profesional, sino en la deconstrucción de un monumento singular y emblemático digno de preservación. Independientemente de esta causa y de la relación que entablara con los vocales de la Comisión de Monumentos en un momento tan temprano, es importante señalar que el proyecto de demolición le ponía en contacto, por primera vez, con las prístinas instituciones consagradas a la gestión y el amparo del Patrimonio extremeño, en un litigio entre la Real Academia de San Fernando, la Comisión de Monumentos de Cáceres, el Gobierno Civil y el Ayuntamiento de Trujillo que acabó finalmente y para desdicha del biografiado con la demolición parcial de la torre en 1871 (Marín 2013). 153 Los vaivenes que sufre la institución de Cáceres durante el resto de la centuria imposibilitan su afianzamiento y el arquitecto de Plasencia rompe todo vínculo de colaboración que en el algún momento se hubiera meditado. La ciudad del Jerte se convierte en su residencia definitiva y la capital de provincia, pese a los pocos kilómetros que las separan, queda muy lejos de las motivaciones y quehaceres habituales del arquitecto. En todo caso, esta afirmación no implica necesariamente que Vicente Paredes quede aislado. Sin cónyuge ni hijos a los que consagrar otros desvelos mundanos, va a compaginar su desempeño profesional con sus inquietas aficiones por las materias humanísticas de una manera creciente con el correr de los años. De esta etapa precedente a la reinstalación de la Comisión de Monumentos de Cáceres en 1898 y a la relación que Vicente Paredes puede (o no) predisponer con los genuinos vocales de esta institución, han quedado también otros testimonios que nos remiten a su compromiso con los ambientes culturales e ilustrados de la época. Los más importantes, aquellos que emergen de la institucionalización de la coyuntura de entresiglos. Clave en el ofrecimiento de correspondiente académico en Cáceres que en 1897 le hará la Real Academia de la Historia, igualmente trascendental para su trato y afinidad con su Comisión de Monumentos, es la oportunidad que se le presenta con motivo de la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América. La efeméride se celebra con el debido boato, entre otros actos, a través del montaje de dos exposiciones en Madrid: la Exposición Histórico-Europea y la Exposición Histórico-Americana. Complementarias ambas, en un intento propagandístico de comparar el estado evolutivo de “conquistadores” y “conquistados” en los primeros momentos del descubrimiento del continente (Bernabeu 1987). Ideada por Antonio Cánovas del Castillo y con un Fidel Fita que ha sido nombrado Comisario de la misma, la exposición se inaugura un 11 de noviembre de 1892 en el Palacio de Museos y Bibliotecas de Madrid y allí permanece instalada hasta el 30 de junio de 1893, tras las continuas peticiones que llegan para que sea prorrogada. Si bien no fue precisamente un éxito de público, según las crónicas del evento, la muestra generó un profundo interés entre los investigadores del momento ante el número y la cantidad de piezas exhibidas y el carácter inédito de su reunión. Conforme a la planificación, la Exposición Histórico-Europea se dividía en dos secciones, una dedicada a las Bellas Artes y otra a las industrias artísticas. En la segunda, concretamente en la sala XXII y en dos expositores diferentes, era donde se exhibía, según unas fuentes, “una colección de monedas de la época á que el certamen se refiere”, presentadas por Vicente Paredes; otros testimonios coetáneos e igualmente vinculados a la exposición fechan la serie de monedas prestada: “Monetario hispano-árabe”, en alusión al Reino Nazarí de Granada de finales del siglo XV, que era el representado en la sala en cuestión. Sea cual sea la cronología exacta y la envergadura del lote de monedas presentado por el arquitecto de Plasencia a la Exposición Histórico-Europea, imposibles de determinar hoy, la simple cesión le hacía partícipe de una exhibición en la que había colaborado lo más granado de la institucionalización española (activamente, el Museo Arqueológico Nacional), 154 otros países europeos e incluso de la órbita no continental, al igual que los más reputados coleccionistas privados. Ambientes de la considerada institucionalización y profesionalización entre los que el biografiado había logrado hacerse un hueco, por iniciático que fuera. Como muestra de agradecimiento y consideración, la organización del IV Centenario del Descubrimiento de América concedería a Vicente Paredes en agosto de 1893 un diploma honorífico, conservado en la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres e inédito hasta la fecha. Firmado por el Presidente y el Secretario del jurado (Antonio Cánovas y José Ramón Mélida y Alinari, señalado entre los arqueólogos españoles más representativos de la historia de la disciplina) y por el Comisario de la muestra (Fidel Fita), el diploma es, sin duda, la antesala del nombramiento de correspondiente de la Real Academia de la Historia en Cáceres que esta institución le reconoce en 1897 (figs. 1 y 2). Fig.1. José Ramón Mélida Alinari (Casado Rigalt 2006). Un año después, en 1898, la Comisión de Monumentos de Cáceres se refunda y queda reinstalada. De tal modo, Vicente Paredes encuentra por donde canalizar potencial e institucionalmente sus vastas inquietudes intelectuales y culturales en beneficio de la cultura extremeña. Habiendo acogido en 1897 el nombramiento de correspondiente de la Real Academia de la Historia, esta designación le hace automáticamente merecedor de una de las vocalías asociadas a la institución conservacionista de Cáceres. Sin embargo, es muy digno de mención que el biografiado apenas modificará en lo venidero su conducta pautada. Fig.2. Fidel Fita y Colomé (Abascal Como un continuo, Vicente Paredes siempre pre- Palazón 1999). dispondrá la arquetípica perseverancia individual de quien nunca va a acabar integrándose, en puridad, en la institucionalización programada por el Estado a través de las Comisiones de Monumentos. El caso no es único y se extiende a otros muchos nombres de la historia de la cultura regional. Muchas empresas individuales de corte conservacionista, principalmente las de base coleccionista, son las que se abren paso en Extremadura a fuerza de que 155 individuos e iniciativas personales suplanten a la endeble Comisión de Monumentos de Cáceres. La institución proteccionista nunca logra allanar el terreno extremeño sobre el que poder cimentar su raquítica estructura corporativa y se muestra incapacitada para coordinar muchas de las iniciativas que se efectúan o que se pretenden efectuar en la provincia. La Comisión de Monumentos de Cáceres es ineficiente en todas sus vertientes organizativas, formal y prácticamente, haciendo que la provincia quede desamparada de la dirección del programa de gestión e intervención en el Patrimonio. Así, son las iniciativas privadas las que marcan el paso de una gestión patrimonial que se desenvuelve en muchos casos dejada en manos de particulares, lo que por otro lado no permite canalizar un discurso coherente que cale en la región y conforme un credo en función del ideario pregonado por el Estado, las Reales Academias y otros organismos institucionalizados en las lejanas instancias de Madrid. Fig.3. Publio Hurtado Pérez (cortesía de Miguel Hurtado Urrutia).. Que Vicente Paredes apenas comparta con los individuos de la Comisión de Cáceres un puñado de sesiones de trabajo, en desplazamientos ocasionales a la capital de provincia, es un hecho sintomático de su difícil consideración como vocal genuino de la corporación proteccionista. Vicente Paredes sólo asiste a ocho sesiones de entre todas las que se celebran entre 1899 y 1916, fecha de su fallecimiento. Desde 1899 a 1904, asiste a una junta por año, movido quizá por el sentimiento de compromiso para mantener un mínimo contacto anual con las asambleas; más adelante sólo acude a dos sesiones en 1910 y 1913. En un principio, Fig.4. Juan Sanguino Michel (Archivo por tanto, ha querido compartir intereses y algu- personal de Miguel Hurtado Urrutia). nas iniciativas con los vocales de Cáceres, pero muy pronto reduce el contacto a la relación epistolar unipersonal con Publio Hurtado y, sobre todo, Juan Sanguino, los dos egregios correspondientes de Cáceres que capitanean los destinos de la junta (figs. 3 y 4). Que Hurtado y Sanguino le mantengan al tanto de las actuaciones institucionales que ejerce la Comisión (en ningún caso de manera periódica ni sobre todos los asuntos que la atañen), como también a la inversa, en torno a los progresos que Vicente Paredes realiza en su autónoma labor 156 investigadora (de lo que da parte a cuentagotas y generalmente tras salir a colación en la correspondencia o mediante solicitud previa) o a las funciones de delegado en Plasencia que cumplimenta ocasionalmente (sobre consultas o averiguaciones bajo encargo), nos ofrece también una panorámica bastante cercana de lo que es su “no agregación” a la Comisión de Monumentos de Cáceres. De la misma manera, frustradas fueron para él y para la Comisión todas las intenciones de fundar la “Sociedad Excursionista Extremeña”, que no acabaron de desembocar en su creación, otro factible pero malogrado medio de colaboración entre el interesado y la corporación. De forma recurrente, los epistolarios, las crónicas periodísticas y las publicaciones más diversas asociadas a la región dan cuenta de los desvelos de los círculos ilustrados extremeños, entre ellos los integrados o en trato constante con la Comisión de Monumentos de Cáceres o Badajoz, para fundar en su suelo una sociedad excursionista con carácter regional que ahonde en los postulados prototípicos del excursionismo de este tiempo. Siempre en vano. La Revista de Extremadura es de manera recurrente un vehículo de expresión para estas inquietudes, que también se aprovecha para otorgarle a la iniciativa la publicidad que merece. Las diferentes personalidades que colaboran en la empresa editorial se refieren con insistencia en sus páginas a la necesidad de agitar las voluntades de quienes más pueden hacer por la causa, que tanto provecho tendría en la instrucción, la cultura y, en último caso, en el progreso general de la región extremeña. Varias muestras de apoyo a la proyectada sociedad de excursiones de Extremadura se dejan imprimir en la revista sin que la pública lectura que de ella hace la sociedad ilustrada regional acabe de movilizar los esfuerzos más elementales para organizarla. Tampoco desde Plasencia, donde esta tentativa no pasa de ser manifestada por Vicente Paredes y sus más allegados, una voluntad sobre la que se pronunció en ciertas ocasiones, esperando encontrar la implicación de los círculos ilustrados de la ciudad, cuando contaba ya con demasiada edad. Resolutivamente en 1909, reunido en el vado de Alconétar y posteriormente en su vivienda particular con otros personajes de la élite social de Plasencia, cuando barajan la posibilidad de instaurar una asociación “titulada La Extremeña, semejante á las de otras regiones”, con sede en esta localidad norteña (Paredes 1909: 435). Juntos comparten consideraciones generales sobre el modo de hacer práctica de la teoría, pero ni la salud de Paredes (según le expone el arquitecto a sus acompañantes) ni la voluntad real de los demás de sacar adelante la iniciativa les hace movilizarse. Su residencia en la lejana localidad de Plasencia, con los condicionantes de la trama de comunicaciones terrestres de primeros de siglo pasado, y su avanzada edad, los 58 años que cumple cuando se produce la reorganización de 1898 de la Comisión de Monumentos de Cáceres, ayudan a ponderar también el grado de compromiso que el arquitecto hubiera podido consolidar, aún habiéndolo deseado, con esta corporación proteccionista. De tal modo, la órbita de la institucionalización 157 que el Estado materializa en la provincia por medio de la Comisión de Monumentos de Cáceres se convierte así en el espacio en el que Vicente Paredes se desenvuelve en todo momento mientras persiste en su polifacético examen de la región. La propia relación personal que Vicente Paredes y Mario Roso de Luna disponen entre sí ayuda a ponderar la escasa cohesión con la que la Comisión de Monumentos de Cáceres es capaz de sellar su política conservacionista en Extremadura. El de Logrosán es otra de las figuras descollantes de la historia de la cultura extremeña que también se resiste a la institucionalización (Cortijo 1992). Hasta donde sabemos, nunca se conocieron personalmente, ni llegaron a coincidir siquiera en las asambleas de la Comisión cacereña. Sí que consta una muy reducida relación epistolar entre ambos, así como el envío por parte del placentino de dos ejemplares de sus obras Historia de los Framontanos Celtíberos y Origen del nombre de Extremadura en 1903. Un trato muy semejante mantuvieron a través de la prensa, en la que se rastrean opiniones y pareceres sobre determinadas cuestiones que atañían a sus trabajos o intereses mutuos, y sobre lo que ambos discutían a base de cartas remitidas a los diarios regionales para su inserción, al modo corriente de la época y como muchos otros de sus contemporáneos. Valga de ejemplo El Noticiero de los días 30 de septiembre y 1 y 4 de abril de 1915, que publica tres cartas abiertas de Roso de Luna a Paredes con las impresiones que le había producido la lectura de su obra Orígenes históricos de la leyenda “La Serrana de la Vera”, respondidas por el placentino con una amable misiva que publica también abiertamente en el mismo diario el 20 de octubre. Pese a todo, Roso de Luna, en el secreto personal de la comunicación epistolar, consideraba a Vicente Paredes un ejemplo a seguir entre los lamentables sinsabores que sus inquietudes les granjeaban. Todos los factores antedichos toman cuerpo en su debido contexto, como es la incapacidad de la Comisión de Monumentos de Cáceres para agregar a su espacio institucional más próximo a las élites ilustradas de Plasencia, de la que Vicente Paredes es parte, pero no único protagonista. Entre la Comisión de Cáceres y los círculos ilustrados placentinos se levanta una barrera permanente que da al traste con la coordinación de todo el proyecto de gestión del Patrimonio en la provincia. El muro que les separa se levanta ya en 1898, cuando la Comisión de Monumentos de Cáceres trata de recuperar y delimitar su espacio de actuación geográfico asignado, la provincia, nada más certificar su reorganización. Los vocales de la corporación que residen en Cáceres saben de su incapacidad para administrar sus atribuciones transferidas en toda la demarcación geográfica provincial, una labor que requiere de personal numeroso, dedicación casi exclusiva e infraestructura organizativa. Estas dificultades empujan a la Comisión de Monumentos a buscar fórmulas para conquistar ese espacio. Una de las opciones que baraja la Comisión de Monumentos para solventar este escollo, en 1900, es la creación de una Subcomisión con sede en Plasencia. A imagen y semejanza de otras Subcomisiones del país (Mérida, Cartagena, Alcalá 158 de Henares...), la Subcomisión de Plasencia se desempeñaría como una junta autónoma, con un personal y un funcionamiento independiente, desahogando a la de Monumentos de Cáceres de sus facultades conservacionistas en esta localidad. Sea como fuere, esta Subcomisión de Plasencia no alcanzaría a ser más que una sugerencia propuesta estérilmente por los vocales de Cáceres un 6 de junio de 1900, durante una de sus asambleas. A la Comisión se da parte de que Eugenio Escobar Prieto, Deán de la catedral de Plasencia, acaba de ser designado correspondiente de la Real Academia de la Historia, y se piensa en formar un Subcomisión con el resto de académicos del municipio. De hecho, la designación de Eugenio Escobar reúne en tales momentos en Plasencia a una tríada de correspondientes susceptibles de formar la Subcomisión: Vicente Paredes Guillén, José Benavides Checa y el citado Eugenio Escobar. Múltiples contrariedades tirarían por tierra la sugerencia. José Benavides es un erudito conocedor de la historia placentina y coleccionista aficionado que ha sido nombrado académico de la Historia en Roma en 1884 y Chantre de la catedral de Plasencia en 1887. Personifica muy bien la figura de quien, pese a mantener algún tipo de relación con la Comisión de Monumentos, no llega a formar Fig.5. Eugenio Escobar Prieto (cortesía parte de la institucionalización programada por de Miguel Hurtado Urrutia). el Estado a través de estas plataformas. Lo mismo se puede decir de Eugenio Escobar, Deán de la catedral placentina y autor de una profusa obra histórica y literaria, la que le abre las puertas para el nombramiento de académico, pero quien nunca contrae las responsabilidades anejas a su cargo como potencial vocal de la Comisión de Cáceres (fig. 5). Uno y otro pertenecen además a una jerarquía eclesiástica con la que la Comisión de Monumentos arrastra (y arrastrará) ciertas desavenencias, y en las que también se verá implicado, como intermediario, el tercer miembro en discordia de la malograda Subcomisión, Vicente Paredes. El personalismo con el que estos tres biografiados se desenvuelven explica que la Subcomisión de Plasencia no pase nunca del estadio de la propuesta. La totalidad de sus estudios e investigaciones son el fruto de una labor individual siempre situada en los contornos de la institucionalización que el organismo de Cáceres representa en la región extremeña. Una Comisión de Monumentos que en ningún momento consigue ser lo que presumiblemente esperan de ella las confiadas esferas de Madrid, un organismo capaz de coordinar y armonizar sus inquietudes para darles cobertura institucional. Francisco Jarrín Moro y José Polo Benito son otros de los académicos con residencia en la localidad placentina situados en las fronteras de la junta cacereña. Si la 159 propuesta de la Comisión de Monumentos de Cáceres para instalar la pretendida Subcomisión de Plasencia cae en saco roto es por estar directamente relacionada con estas contrariedades, las que señalan la incapacidad de la corporación de Cáceres para agregar a su círculo institucional a estas personalidades, con quienes los vocales de la capital de provincia comparten, si acaso, los más livianos contactos que cabe suponer a quienes encarnan la élite socioprofesional de la región. Buena parte de estos correspondientes académicos de la Plasencia de entresiglos pertenecen además a una comunidad eclesiástica con la que la Comisión de Monumentos de Cáceres mantiene incómodos encontronazos. La común resistencia a los dictámenes de la corporación proteccionista, interpretados como una intromisión en la administración de lo que el estamento eclesiástico considera asuntos privados, hace imposible aproximar a unos y otros correspondientes placentinos a la esfera de influencia de la Comisión de Monumentos. Con frecuencia, asuntos que obligan a Vicente Paredes a moverse entre las aguas de la incomodidad y la conveniencia. Una prueba de la “lealtad” del arquitecto a la Comisión de Monumentos se presenta en 1910, cuando la institución sabe de las intenciones de la catedral de Plasencia de enajenar el valioso sitial de coro denominado “Silla del Penitenciario”, labrado por Rodrigo Alemán, así como de la venta que piensa hacerse de una biblia manuscrita coetánea (Mateo 2003: 180-182). La Comisión de Cáceres se propone indagar “con la debida reserva” para eludir una indeseada disputa con el cabildo en el caso de que las denuncias sean infundadas. Vicente Paredes confirmaría a su íntimo amigo y diligente vocal de la institución Juan Sanguino, en carta particular, que ya de antemano se viene produciendo la venta de cuantiosos objetos para el culto pertenecientes al cabildo, según parece a fin de recaudar dinero para arreglar la arruinada cubierta de madera de la catedral. Confirmada la venta del sitial, tanto José Benavides, Chantre de la catedral, como Eugenio Escobar, Deán de la misma, causarán una profunda irritación en la Comisión de Monumentos por sus evasivas para corroborarla, escudándose en sus credenciales eclesiásticas (cuando las explicaciones se les pedían como académicos) y en las habladurías de los periódicos placentinos. Paralizada la opción sugerida por otras voces para recurrir a las Reales Academias y habiéndose acercado Vicente Paredes a la catedral para ver los efectos religiosos, con la carta que le ha sido entregada por la Comisión a modo de poderes delegados, el cabildo le contesta con excusas y ambigüedades, negándose a exhibirle los objetos citados. De este modo, para cuando se recibe la contestación el asunto ha sido ya confirmado gracias a las prudentes averiguaciones de un Vicente Paredes comisionado por la de Monumentos para un asunto espinoso que debió de enterrar todo deseo de la institución para delegar sus prerrogativas a una proyectada Subcomisión en Plasencia. Ni la Comisión de Monumentos ni las autoridades e instituciones placentinas demostrarán la intención de articular la política conservacionista en los años siguientes 160 y muchos de los bienes muebles de (diversa) entidad que radican en la ciudad del Jerte pasan a formar parte del amplio catálogo de cuestiones descuidadas, con efectos y colecciones que sufren los avatares de la enajenación, la pérdida o la descontextualización. En otras ocasiones no será necesario que traspasen estas fronteras para que su salida de la localidad de Plasencia sea considerada una expatriación, tal y como aún se tiene a la controvertida concesión a las instituciones del Estado en Cáceres del denominado Legado Vicente Paredes Guillén. La singularidad que un día tuviera esta colección privada, determinada por la unidad que le proporcionaba la circunscrita residencia donde Vicente Paredes custodiaba todos estos materiaFig.6. Joaquín Rosado Munilla (Real les, al uso de museo particular, se halla hoy rota Academia Nacional de Farmacia). y administrada en Cáceres por diferentes organismos públicos del Estado. En 1919 el Museo Provincial de Cáceres se hacía con la serie numismática y de piezas históricas, artísticas y arqueológicas; la Biblioteca Provincial, en 1920, con el fondo bibliográfico y documental. El traslado consumaba todos los temores presagiados por la intelectualidad placentina, como tanto lamentaría Joaquín Rosado Munilla, amigo de confianza del arquitecto (fig. 6). Tanto su salida de la localidad placentina en 1919 y 1920 como la partición de la que adolece actualmente la colección fueron objeto de un público y polémico debate en la región extremeña que aún hoy es causa de controversia. Una reivindicación con altibajos en el tiempo pero que se conceptúa inacabable, a buen seguro por no haberse abordado aún el muy necesario análisis historiográfico de la concesión y de las pretensiones de una y otra parte. Un hecho íntimamente relacionado con la institucionalización de los museos provinciales en la Extremadura de su tiempo. Al tiempo que las series de Vicente Paredes se debaten en Plasencia entre la permanencia o la partida, encontramos a la Comisión de Monumentos afanada en el acrecentamiento de una pequeña colección de piezas de diversa naturaleza que desde 1898 se encuentra instalada en el edificio que comparte con el Instituto de Cáceres. Todo sin que el Ministerio de Instrucción Pública se avenga a concederle el título de Museo Provincial de Cáceres a lo que hasta la fecha es poco más que un local provisional en el que acopiar todos estos materiales, de ninguna manera un centro institucionalizado. De hecho, no es hasta 1917 cuando esta modesta colección y las dependencias que la alojan reciben la declaración de utilidad pública en concepto de Museo Provincial de Bellas Artes de Cáceres, cuya tutela se va a entregar a una Junta de Patronato, autónoma de la Comisión de Monumentos, encargada de su cuidado (Museo de Cáceres 2008: 11 y ss.). 161 De una trascendencia crucial, pendiente está todavía de ponderarse cuánto de la apropiación del Legado Vicente Paredes Guillén por parte de la Comisión de Monumentos pesa en la constitución definitiva del Museo Provincial de Bellas Artes en 1917. En ningún caso una mera coincidencia en el tiempo, la instalación del Museo Provincial y la adquisición de las colecciones del placentino, dos hechos que hasta fechas recientes han pasado casi desapercibidas por haberlas tenido como realidades disociadas. El organismo de Cáceres tiene sus ojos puestos en la herencia cultural de Vicente Paredes desde hace tiempo, como un excepcional nutriente que puede llegar a constituir de recalar en la capital provincial, pero las restrictivas cláusulas del testador para su traslado, conservación y exhibición en Cáceres, cuando el Museo Provincial no es todavía un establecimiento institucionalizado, sino coyuntural, ponen freno a la incautación. De algún modo todavía pendiente de narrarse con la debida amplitud y argumentación, la instalación del Museo Provincial de Cáceres en 1917 es un hecho acelerado, si no directamente precipitado, por la presurosa adquisición del Legado Vicente Paredes Guillén. La gran paradoja de quien nunca había querido la institucionalización para su persona, pero sí para su formidable obra. 162 194 Fuentes FUENTES DOCUMENTALES AHPCC – Archivo Histórico Provincial de Cáceres BPCC – Biblioteca Pública del Estado en Cáceres “A. Rodríguez Moñino / M. Brey” MCC – Museo de Cáceres MNAL – Museu Nacional de Arqueologia (Lisboa) BIBLIOGRAFÍA AA.VV. 1996: Madrid y sus arquitectos: 150 años de la Escuela de Arquitectura, Comunidad de Madrid. Abascal Palazón, J. M. 1999. Fidel Fita (1835-1918). Su legado documental en la Real Academia de la Historia. Real Academia de la Historia. Madrid. Abascal Palazón, J. M. 2012. “La Arqueología en los ‘viajes literarios’ de la Ilustración”. En Almagro Gorbea, M. y Maier Allende, J. (coords.): De Pompeya al Nuevo Mundo: la Corona española y la Arqueología en el siglo XVIII. Real Academia de la Historia. Madrid: 53-70. Alegre Ávila, J. M. 1994. Evolución y régimen jurídico del Patrimonio Histórico. Ministerio de Cultura. Madrid. 2 tomos. Almagro Gorbea, M., Casado, D., Fontes, F., Mederos, A., Torres, M. 2004. Prehistoria I. Antigüedades Españolas. Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Real Academia de la Historia. Madrid. Álvarez Rodríguez, M.V. 2015: El pensamiento arquitectónico en España en el siglo XIX a través de las revistas artísticas del reinado isabelino, Universidad de Salamanca. Andrés Ordax, S. et al. 1986. Monumentos artísticos de Extremadura, Ed. Regional de Extremadura. Arrechea Miguel, J. 1989: Arquitectura y Romanticismo. El pensamiento arquitectónico en la España del XIX, Universidad de Valladolid. Artero Hurtado, A. 2001: “Los fundadores: Vicente Paredes Guillén”, en Cortijo, E. (coord.): La Revista de Extremadura (1899-1911): Perspectivas, Mérida, Editora Regional de Extremadura: 63-70. Ayarzagüena Sanz, M. 1993. “La arqueología prehistórica y protohistórica española en el siglo XIX”. Espacio, Tiempo y Forma. Serie I. Prehistoria y Arqueología 6: 393-412. 197 Barrantes, V. 1875. Aparato bibliográfico para la Historia de Extremadura. Tomo primero. Establecimiento Barrera Antón, J. L. de la, 1992. “El obelisco de Santa Eulalia a través de los tiempos”, El Obelisco de Santa Eulalia, Mérida: 13-24. Benavides Checa, J. 1999. Prelados placentinos. Ayuntamiento. Plasencia. Bernabeu Albert, S. 1987. 1892: el IV Centenario del Descubrimiento de América en España: coyuntura y conmemoraciones. CSIC. Madrid. Blázquez, A. 1912. “Vía romana de Mérida a Salamanca”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 61, pp.101116. Bosch Gimpera, P. 1915-1920. “La cova del Boquique a Plasència. La cerámica”. Anuari del’Institut d’Estudis Catalans. MCMXV-XX: 514- 516. Bosquejo de la Exposición Histórico-Europea en el día de su apertura. 1892. R. Velasco (compilador). Madrid. Breuil, H. 1910. Nouvelles decouvertes a l’Espagne. L’Anthropologie XXI (1): 369-371 Breuil, H. 1916. “Algunas observaciones acerca de la obra de don Juan Cabré “El arte rupestre en España”. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural XVI: 253-269. Breuil, H. 1918-1919. “Les peintures rupestres de la Péninsule Iberique. IX. La vallée peinte des Batuecas (Salamanca). X. Roches peintes de Garcibuey (Salamanca)”, L’Anthropologie XXIX: 1-21. Bueno Ramírez, P. 2000. “El espacio de la muerte en los grupos neolíticos y calcolíticos de la Extremadura española: las arquitecturas megalíticas”. En F. J. Jiménez y Enríquez, J. J. (eds.): El megalitismo en Extremadura (Homenaje a Elías Diéguez Luengo). Extremadura Arqueológica, 8. Junta de Extremadura. Mérida: 35-80 Cabré, J. 1915. El arte rupestre en España (Regiones septentrional y oriental). Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas nº 1. Madrid. Callejo Serrano, C. 1957: La colección monetaria del Museo de Cáceres, Cáceres. Cardalliaguet Quirant, M. 1997. El Instituto Provincial de Segunda Enseñanza: ciento cincuenta años de historia educativa (1839-1989). Instituto de Bachillerato “El Brocense”. Cáceres. Cartailhac, E. 1902. “La grotte d’Altamira, Espagne. Mea culpa d’un sceptique”. L’Anthropologie XIII: 348-354. Casado Rigalt, D. 2006. José Ramón Mélida (1856-1933) y la Arqueología española. Real Academia de la Historia. Madrid. Ceán Bermúdez, J. A. 1832. Sumario de las antigüedades romanas que hay en España en especial las pertenecientes á las Bellas Artes. Imprenta de Miguel de Burgos. Madrid 198 Celestino, J.; Celestino, S. 2000. Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia. Extremadura. Catálogo e índices. Real Academia de la Historia. Publicaciones del Gabinete de Antigüedades. Madrid. Cerrillo Cuenca, E. 2008. “Hábitats y ámbitos funerarios de la Prehistoria Reciente de Cáceres: El Conejar, Maltravieso y otros hallazgos aislados”. En P.J. Sanabria (coord): Arqueología Urbana en Cáceres: investigaciones e intervenciones recientes en la ciudad de Cáceres y su entorno. Museo de Cáceres. Cáceres: 57-81 Cerrillo Cuenca, E. 2011. “Planteamientos y nuevos datos para la interpretación de los paisajes prehistóricos de la cuenca interior del Tajo. Prospecciones en el entorno del vado de Alconétar (Cáceres)”. Zephyrus, LXVIII, (2): 139-161. Cerrillo Cuenca, E. 2016. “La colección Sande del Museo Arqueológico Nacional. Novedades en la biografía de los monumentos megalíticos de la necrópolis de Guadancil”. Boletín del Museo Arqueológico Nacional 34: 29-46 Cerrillo Cuenca, E.; González Cordero, A. 2007. Cuevas para la eternidad: sepulcros prehistóricos de la provincia de Cáceres. Ataecina, 3. Asamblea de Extremadura. Mérida Cerrillo Cuenca, E.; Velaz, J. M. 2015. “Jerónimo de Sande (Garrovillas de Alconétar, 1812-1891): una figura crucial en la Arqueología temprana de la provincia de Cáceres”, Revista de Estudios Extremeños 71(2): 755-778 Cerrillo Martín de Cáceres, E. 2001: “Arqueología y Epigrafía”, en Cortijo, E. (coord.): Revista de Extremadura (1899-1911): Perspectivas, Mérida, Editora Regional de Extremadura: 99-116. Cerrillo Martín de Cáceres, E. 2006: “El Tetrapylon de Cáparra. Visión histórica y gráfica”, Zephyrus LIX, Univ. Salamanca: 305-316. Cerrillo Martín de Cáceres, E., 2007. Claudio Constanzo y la epigrafía extremeña en el siglo XIX, Real Academia de la Historia, Madrid. Cerrillo Martín de Cáceres, E., 2016. “El viaje de Luis José de Velázquez a Extremadura: La encuesta sobre antigüedades de Cáceres y su Partido (1753)”, Revista de Estudios Extremeños, LXXII: 1489-1516. Cobos Bueno, J. M., Peral Pacheco, D., Vaquero Martínez, J.M. 1998. “Ciencia en Extremadura en el tránsito del siglo XIX al XX”. Revista de Estudios Extremeños LIV(1): 427-470 Comisión Regia de España. 1867. Exposición Universal de 1867: catálogo general de la sección española. Imprenta General de Ch. Lahure. París. Cortijo Parralejo, E. 1992. Mario Roso de Luna. Diputación Provincial. Badajoz. Cortijo Parralejo, E. 1998. Cartas desde la memoria (Correspondencia extremeña de M. Roso de Luna). Editora Regional de Extremadura. Mérida. Cortijo Parralejo, E. 2001 (coord.) La Revista de Extremadura (1899-1911): Perspectivas. Editora Regional de Extremadura. Mérida. 199 Cortijo, E. Y Ait Bachir, N. 1998. “La Revista Extremadura, Una aventura intelectual extremeña, 1899-1911”, Revista de Estudios Extremeños, Vol. LIV (III): 1109-1133. Cruz Villalón, M. 1991. “Santa Amalia (Badajoz), un pueblo de colonos del siglo XIX”. Norba-Arte XI:127-143. Díaz y Pérez, N. 1884-1888. Diccionario histórico, etc. … de extremeños ilustres, Madrid. Díaz-Andreu García, M. y Champion, T. (eds.). 1996. Nationalism and Archaeology in Europe. UCL Press. Londres. Domínguez Carrero, M. M. 1992. La Plaza Mayor de Plasencia. Institución Cultural el Brocense. Cáceres. Domínguez Carrero, M. M. 1998. “Boceto biográfico de don Vicente Paredes Guillen”, Revista de Extremadura, 2ª Época, vol. XXVI, mayo-diciembre: 107-123. Domínguez Carrero, M. M. 2001. “Arqueología Transfronteriza. La relación entre José Leite de Vasconcelos y Vicente Paredes Guillén”. Revista de la Sociedad Arqueológica de Extremadura 1: 21-26 Domínguez Carrero, M. M. 2006. Vicente Paredes Guillén, biografía. Institución Cultural El Brocense. Cáceres. Domínguez Carrero, M. M.: 2016 “Vicente Paredes y la plaza de toros de Plasencia”, 8 agosto 2016; “El jardín de Silos. Un ejemplo singular de la arquitectura de ocio en Plasencia”, 19 septiembre. Exposición Histórico-Europea. 1892 a 1893. Catálogo general. 1893. Est. Tip. de Fontanet. Madrid. Fernández Jiménez, M. y Mora Aliseda, J. 1958. “La Iglesia de Santiago Apóstol de Don Benito”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo XLIV (III): 591-600. Flores del Manzano, F. 2014. Plasencia en el reinado de Alfonso XIII (1902-1931). Editora Regional de Extremadura. Mérida. Floriano, A.: 1944. “Excavaciones en la antigua Capera, Caparra (Cáceres)”, Archivo Español de Arqueología, XVII: 270-286. García Castro, J.A. 1988. “Mitos y creencias de origen prehistórico: las piedras de rayo”. Espacio, Tiempo y Forma. Serie I. Prehistoria y Arqueología 1: 427-443. García Faria, P. 1915-1920. “La cova del Boquique a Plasencia”, Anuari del’Institut d’Estudis Catalans, VI. Barcelona: 513-514. Gómez-Tabanera, J. M. 1989. “Vicente Paredes Guillén y la elaboración de la Etnohistoria ganadera ante la evidencia arqueológica; la trashumancia y la nominación de Extremadura”, en Marcos Arévalo J. y Rodríguez Becerra, S. (coords.): Antropología cultural en Extremadura, Editora Regional, Mérida: 865-871. 200 Góngora Martínez, M. 1868. Antigüedades prehistóricas de Andalucía. Monumentos, inscripciones, armas, utensílios y otros importantes objetos pertenecientes a los tiempos más remotos de su población. Imprenta a cargo de C. Moro. Madrid Guerra, F. L. 1854. Notas á las Antigüedades de Estremadura de D. José Viu por F. L. G,.Cáceres, Imprenta de la Viuda de Burgos é Hijos. Guerra, F. L. 1865. Notas á las antigüedades de Estremadura de D. José Viú …, Coria, Imp. de Aróstegui y Montero. Guerra, F. L. 1872. Notas á las Antigüedades de Estremadura de José Viu por…, Coria, Imp. de Policarpio Evaristo Montero. Guerra, F. L. 1883. Notas á las antigüedades de Estremadura de D. Jose Viu por…; Coria, Imp. de Policarpio Evaristo Montero. Hernández-Pacheco, E. 1901. “Apuntes de Geología extremeña”. Revista de Extremadura III: 97–107. Hurtado Urrutia, M. 1996. “Siluetas desde el olvido: Vicente Paredes Guillén (1840–1916)”. Diario HOY, 28 enero: 31. Isac Martínez de Carvajal, Á. 1987. Eclecticismo y pensamiento arquitectónico en España: discursos, revistas, congresos, 1846-1919. Diputación Provincial, Granada. Lafuente, M. 1861. Historia General de España. Tomo I. Establecimiento tipográfico de D. Francisco de P. Mellado. Madrid Leisner, V.; Leisner, G. 1959. Die Megalitgräber in der Iberischen Habnilsen. Der Westen. Madrider Forschungen 1. Berlín. Leisner, G.; Leisner, V. 1960. “El Guadalperal”. Madrider Mitteilungen, I: 20–73. Lillios, K. T. 2008. Heraldry for the Dead: Memory, Identity and the engraved stone plaques of Neolithic Iberia. University of Texas Press. Austin. Lope de Vega, F. 1638. Las Batuecas del Duque de Alba. Madrid, por María de Quiñones, a costa de Pedro Coello... López Monteagudo, G. 1984. “Mitos y leyendas en torno a las esculturas de verracos”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 39: 147-170. Lozano Bartolozzi, M. M. 1988. “Plasencia: del siglo XIX al siglo XX”, en Plasencia. Patrimonio documental y artístico, Cáceres. Lozano Bartolozzi, M. M. 1998. “Urbanismo y Arquitectura de Extremadura en torno a 1898, una etapa de tránsito”, Revista de Estudios Extremeños, LIV (III): 973-1015. 201 Mariana, J. de 1839. Historia General de España. Tomo I. Francisco Oliva. Barcelona Marín Hernández C. 2013a. “Vicente Paredes Guillén (1840-1916): Medio siglo de trabajos, estudios y opiniones sobre la vía de la Plata”, Actas XIV Jornadas de Historia de Fuente de Cantos, pp. 109-128. Marín Hernández, C. 2013b. “Especulación y quebranto de un programa conservacionista contemporáneo: el derribo de la Torre Julia de Trujillo (1861-1871)”. Revista de Estudios Extremeños, LXIX (I): 645-683. Martín Jiménez de Muñana, M. 2006: “Cinco Audiencias de lo Criminal en Extremadura en el siglo XIX”, Alcántara, Época IV, nº 65, julio-diciembre: 122-125. Martin Recio, D. 1998. Santiago, una parroquia con historia. Villanueva de la Serena. Martinez Quesada, J. 1961 “Documentos genealógicos del legado de D. Vicente Paredes Guillén en la Biblioteca Pública de Cáceres”, Hidalguía núm. 45-7, año 9, Madrid. Martínez Quesada, J. 1962. Catálogo de los manuscritos del legado de Don Vicente Paredes Guillen, (18401916): Biblioteca Pública de Cáceres. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Plasencia. Plasencia Masdeu, J. F. de: 1800. Historia critica de España y de la Cultura española. Obra compuesta en las dos lenguas, italiana y castellana por D. …, t. XIX., Madrid. Mateo Gómez, I. 2003. “Sillas de coro góticas, fuera de España”. En Cabañas Bravo, M. (coord.). El arte español fuera de España. CSIC. Madrid: 179-184. Mélida, J. R., 1913. “Las excavaciones de Mérida. Últimos hallazgos”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 62, pp. 158-163. Mélida, J. R.: 1916. “Cosas extremeñas. El arco de Cáparra”, Diario de Cáceres, 10 de enero de.1916. Mélida, J.R. 1924. Catálogo Monumental de España. Provincia, de Cáceres (1914-1916). Madrid. Mora Rodríguez, G. 1998. “Les col·leccions arqueològiques i la figura del col·leccionista”. Cota Zero 14: 118-124. Mora Rodríguez, G. y Tortosa Rocamora, T. 1996. “La actuación de la Real Academia de la Historia sobre el Patrimonio Arqueológico: ruinas y antigüedades”. Archivo Español de Arqueología 69: 191-217. Mora Rodríguez, G. y Tortosa Rocamora, T. 1997. “La Real Academia de la Historia: In Patriam, Populumque fluit”. En Mora Rodríguez, G. y Díaz-Andreu-García, M. La cristalización del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la Arqueología en España. Servicio de Publicaciones de la Universidad, Málaga: 187-196. Morán Sánchez, C. J. 2016. Memoria arqueológica y social de dos escenarios romanos: el teatro y el anfiteatro de Mérida (1910-1936). Tesis doctoral, Universidad de Extremadura. 202 Museo de Cáceres. 2008. En delicada forma…: 75 años del Museo de Cáceres en la Casa de las Veletas. Consejería de Cultura y Turismo. Mérida. Navascués Palacio, P. 1973. Arquitectura y arquitectos madrileños del siglo XIX. Instituto de Estudios Madrileños, Madrid. Navascués Palacio, P. 1994. “La Escuela de Arquitectura de Madrid (1844-1914)”, en: Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Memoria 1991-1993, Madrid. Navascués Palacio, P. y Gutiérrez Robledo, J. L. 1990. “Medievalismo y neomedievalismo en la arquitectura española. Aspectos generales”. Actas del Primer Congreso, Ávila, septiembre 1987. Universidad de Salamanca. Ordieres Díez, I. 1995. Historia de la restauración monumental en España (1835-1936). Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Madrid. Ortiz Romero, P. 2007. Institucionalización y crisis de la Arqueología en Extremadura: Comisión de Monumentos de Badajoz, Subcomisión de Monumentos de Mérida (1844-1971). Dirección General de Patrimonio. Mérida. Pan, I. del. 1917. Exploración en la cueva prehistórica del Conejar (Cáceres), Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, XVII. Madrid: 185-190 Paredes Guillén, V. 1886. Origen del nombre de Extremadura: El de los antiguos y modernos, de sus comarcas, ciudades, villas, pueblos y ríos: situación de sus antiguas poblaciones y caminos. Plasencia, Tipografía de José Hontiveros. Paredes Guillén, V. 1888. Historia de los Framontanos celtíberos desde los mas remotos tiempos hasta nuestros días, o sea, La de los pastores de ganados trashumantes, pe contiene su participación en los sucesos históricos más trascendentales; sus caminos anteriores á los que construyeron los romanos; los muchos nombres de comarcas, ciudades, villas y pueblos origínales por el ejercicio de la trashumación de ganados y desino ú objeto que tuvieron las muchas estatuas de animales, como los toros da Guisando que labraran y colocaron en gran número de puntos de la Iberia, por D. Vicente Paredes Guillén, Arquitecto. Plasencia, Imprenta de El Cantón Extremeño. Paredes Guillén, V. 1899. “Repoblación de la villa de Garrovillas. Estudio geográfico”. Boletín de la Real Academia de la Historia, 34: 289-303. Paredes Guillén, V. 1901. “Excursión a Cáparra”. Revista de Extremadura, III, pp. 375-378. Paredes Guillén, V. 1909. “Inscripciones de Villar de Plasencia y situación de Caecilius Vicus”, Revista de Extremadura, XI, p. 263. Paredes Guillén, V. 1909a. “De la Sociedad Excursionista Extremeña, y algo de Prehistoria de Extremadura” y “De la Sociedad Excursionista Extremeña, y algo de Prehistoria de Extremadura (continuación)”. Revista de Extremadura XI: 418-427 y 433-442. Paredes Guillén, V. 1910. “Pre-Historia Extremeña”. Revista de Extremadura XII: 529-531. 203 Peiró Martín, I. y Pasamar Alzuria, G. 1991. “La ‘vía española’ hacia la profesionalización historiográfica”. Studium 3: 135-162. Pelayo, F. 1999. Ciencia y creencia en España durante el siglo XIX. Cuadernos Galileo de Historia de la Ciencia 20. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid. Pizarro Gómez, F. J. 1981. “Abandono y ruina de la arquitectura trujillana durante el siglo XIX”, Norba II, UEx.: 63-65. Pizarro Gómez, F. J. 2004. Vicente Paredes Guillén y el patrimonio extremeño. Discurso leído el día 31 de enero de 2004 en el acto de su recepción pública por el académico electo Excmo. Sr. D. Francisco Javier Pizarro Gómez y contestación por el Excmo. Sr. D. Francisco Tejada Vizuete. Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Trujillo. Pizarro Gómez, F. J. y Sánchez Leal, J. 2004. Estudio y trascripción de Tratado de bóvedas sin cimbra, de Vicente Paredes Guillén. Junta de Extremadura, Consejería de Fomento. Ponz, A. 1778. Viage de España: en que se da noticia de las cosas mas apreciables y dignas de saberse, que hay en ella. Por D. Joachin Ibarra. Madrid. Prieto González, J. M. 2004. Aprendiendo a ser arquitectos: Creación y desarrollo de la Escuela de Arquitectura de Madrid (1844-1914). CSIC, Madrid. Puerta Torres, C.: 1995. Los miliarios de la Vía de la Plata, Tesis doctoral. Universidad Complutense, Madrid. Ramos Rubio, J. A. 2013. “El arquitecto Vicente Paredes, representante del eclecticismo extremeño, arquitecto en la construcción de la iglesia parroquial de Santa María de Don Benito”. Boletín de la R. A. de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo 21: 633-651. Rehabilita 2016: Ruta de Vicente Paredes. Lugares en la vida y obra del arquitecto. Tríptico, Triurbir–Ayuntamiento de Plasencia. Retamal Ojeda, A. 2001. Don Benito a través de su arquitectura. Ayuntamiento de Don Benito, Delegación de Cultura. Ripoll Perelló, E. 1997. “Historia de la investigación del Arte Rupestre en Extremadura”. Extremadura Arqueológica, VII: 13-21. Ripoll Perelló, E. 1997a. “Historia de la investigación del arte rupestre en Extremadura”. Jornadas sobre Arte Rupestre en Extremadura. Extremadura Arqueológica VII. Cáceres–Mérida: 13–21. Ripoll Perelló, E. 1997b. “Las pinturas rupestres de las Batuecas. Cartas de Don Juan Cabré al Abate H. Breuil”. Revista de Estudios Extremeños LIII(2): 399-410. 204 Rodríguez Plaza, M. Á. 2005. ‘’Epigrafía Latina de Oliva de Plasencia’’, Revista de Estudios Extremeños, LXI (II): 385-422. Roldán Hervás, J. M. 1971. Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata. Universidad de Salamanca. Sánchez Cuenca, J. 2010. “Noticias de dólmenes extremeños publicadas durante el siglo XIX”. Revista de Estudios Extremeños LXVI (1): 11-50. Sánchez Cuenca, J. 2012. “Más noticias de dólmenes extremeños publicadas en el siglo XIX”. Revista de Estudios Extremeños LXVIII (1): 43-56. Sánchez de la Calle, J. A. 1999. Plasencia: Historia y población en la época contemporánea (1800-1990). Asamblea de Extremadura. Sánchez Loro, D. 1982. Historias placentinas inéditas. Tomo I, Volumen A, Cáceres: 16, 19-21, 29. Sánchez Marroyo, F. 2009. “Un cuarto de siglo de análisis de la Historia Contemporánea desde la Universi¬dad de Extremadura”. Norba (Historia) 22: 107-141. Sánchez Ocaña, A. 2007. “El Colectivo Vicente Paredes surge para intentar salvar los pabellones de la N-110”. Diario HOY. 21 noviembre. Sanguino Michel, J. 1919. Memoria referente al Museo Provincial de Bellas Artes de Cáceres, redactada por su Director, D. Juan Sanguino y Michel, Correspondiente de las Reales Academias de la Historia, y la de Declamación, Música y Buenas Letras, de Málaga. Tip. de Santos Floriano. Cáceres. Sanguino Michel, J. 1920. Memoria referente al Museo Provincial de Bellas Artes de Cáceres, redactada por su Director, D. Juan Sanguino y Michel, Correspondiente de las Reales Academias de la Historia, y la de Declamación, Música y Buenas Letras, de Málaga. Tip., Enc. y Lib. de Luciano Jiménez Merino. Cáceres. Sanguino Michel, J.: 1906. “¿Turmulos? Antigüedades descubiertas otras ya conocidas”, Revista de Extremadura, VIII, pp. 373-384. Sanguino Michel, J.: 1906a. “Nuevos hallazgos en Túrmulos”, Revista de Extremadura, VIII, pp. 468-473. Saumell Lladó, J., Salcedo Hernández, J. C., Fortea Luna, M. 2016. “Sobre la planta triangular del manuscrito vitrubiano de Lázaro de Velasco”. EGA. Revista de expresión gráfica arquitectónica, Vol. 21, Núm. 27. Valverde y Álvarez, E., 1887. Guía de Extremadura, Baleares, Canarias y posesiones de África: provincias de Badajoz, Cáceres, Baleares y Canarias : guía de Portugal : ilustradas con mapas, planos y grabados : viaje geográfico, artístico y pintoresco / Emilio Valverde y Álvarez. Vidaurre Jofre, J. 1975. “Panorama histórico de la Enseñanza de la Arquitectura en la España Contemporánea, 1845-1971”, en: Fernández Alba, A. (Coord.): Ideología y Enseñanza de la Arquitectura en la España Contemporánea, Tucar Ed., Madrid. 205 Vilanova Piera, J. 1872. “Prehistórico Español. Época Neolítica o de la piedra pulimentada”. Museo Español de Antigüedades 29: 541-560. Vilanova Piera, J. 1875. “Ciencia prehistórica”. Revista Europea 91: 108-110. Víu, J. de: 1842. Aventuras de una peseta por D. José de Víu, Madrid, Imprenta de Sanchiz. Víu, J. de: 1846. Colección de inscripciones y antigüedades de Estremadura por José de Víu bajo los auspicios de la Sociedad de Monumentos Históricos y Artísticos de Cáceres, Cáceres. Víu, J. de: 1852. Estremadura. Colección de sus inscripciones y monumentos, seguida de reflexiones importantes sobre lo pasado, lo presente y el provenir de estas provincias, por D José de Víu, 2ª, 2 vols., Madrid. 206 BLOG En el BLOG editado por la Biblioteca Pública del Estado en Cáceres “A. Rodríguez–Moñino/ M. Brey”, se han publicado las siguientes entradas a lo largo del año del centenario: BPE Cáceres: “Vicente Paredes: Arqueología, de la afición al compromiso”, 13 julio 2016. BPE Cáceres: “Arquitectura proyectada, arquitectura realizada”, 20 julio 2016. BPE Cáceres: “La traducción de Lázaro de Velasco de “Los diez libros de Arquitectura de Vitruvio”, pieza clave del legado de Vicente Paredes Guillén”, 10 agosto 2016. BPE Cáceres: “Los trabajos de campo de Vicente Paredes y su legado para los investigadores futuros”, 29 agosto 2016. BPE Cáceres: “Recorriendo la Vía de la Plata”, 12 octubre 2016. BPE Cáceres: “Descubriendo Cáparra”, 17 octubre 2016. BPE Cáceres: “La apuesta de Vicente Paredes por la difusión del patrimonio cultural”, 24 octubre 2016. BPE Cáceres: “Vicente Paredes Guillén y su arquitectura”, 31 octubre 2016. Cerrillo Cuenca, E.: “Los libros de tesoros recopilados por Vicente Paredes. Entre la tradición popular y una naciente Arqueología científica”, 25 julio 2016. Cerrillo Martín de Cáceres, E.: “Vicente Paredes y el final de la Revista de Extremadura”, 5 septiembre 2016. Domínguez Carrero, M. M.: “Vicente Paredes y la plaza de toros de Plasencia”, 8 agosto 2016. Domínguez Carrero, M. M. “El jardín de Silos. Un ejemplo singular de la arquitectura de ocio en Plasencia”, 19 septiembre 2016. Marín Hernández, C.: “El derribo de la torre de Santa María la Mayor de Trujillo. El despertar de la conciencia patrimonial”, 1 agosto 2016. Marín Hernández, C.: “El IV Centenario del Descubrimiento de América y la Exposición Histórico-Europea de 1892”, 7 noviembre 2016. Marín Hernández, C.: “El epistolario de Vicente Paredes. Amistades y recomen-daciones”, 30 noviembre 2016. Morán Sánchez, C. J.: “Imaginando un teatro romano. Vicente Paredes y la reconstrucción virtual del teatro de Mérida” (1) y (2), 16 y 22 agosto 2016. 207 La Biblioteca Pública del Estado en Cáceres “A. Rodríguez-Moñino/M. Brey” agradece su colaboración a las siguientes Instituciones y personas: Archivo Histórico Provincial de Cáceres, Archivo Municipal de Plasencia, Archivo Municipal de Trujillo, Museo de Cáceres, Archivo Personal de Miguel Hurtado Urrutia, Ayuntamiento de Don Benito, Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España (MECD). A Antonio Sánchez Paredes, Carmen Paredes Vivas, Matilde Paredes Vivas y Fernando Paredes Gutiérrez, familiares de D. Vicente Paredes Guillén. A Elías Lozano Flores y a Esther Ortiz Menea, por su eficaz información. Al personal de esta Biblioteca por su implicación y generosidad en la gestión, preparación y montaje de la Exposición incluso más allá de sus obligaciones profesionales. Allá, hace bastantes años, un puñado de amigos, en la tertulia de una rebotica, organizamos la publicación de una revista que llevó por todas partes el nombre de Extremadura, y todos, a una, comprendimos que Vicente Paredes, morador hasta su muerte, en su amada Plasencia, debía honrar la lista de sus fundadores, y él fue también uno de los nueve que amenizó por derecho propio, aquellas páginas tan leídas, que allende los mares hicieron resonar el nombre de nuestra región. Manuel Castillo Quijada El Noticiero, Cáceres, enero 1916