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La mezquita como elemento de prevención: El caso de la Ertzaintza

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Análisis GESI, 22/2017

Resumen: Los procesos de radicalización Offline suelen darse dentro de los ámbitos de sociabilidad propios de la comunidad musulmana. El trabajo dentro de las denominadas comunidades musulmanas es una constante en los planes de prevención de la radicalización.

El papel de la mezquita ocupa un lugar matizable pero relevante dentro de la vida de la comunidad. El plan de prevención de la Ertzaintza ha apostado claramente por el trabajo en las mezquitas y con los representantes de las llamadas comunidades musulmanas.

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Introducción

En el trabajo realizado por Barrero Alonso sobre el “Islamismo radical en España”, publicado por la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, éste define el fenómeno como el proceso “a través del cual, una serie de individuos optan por asumir un conjunto de ideas extremistas que desembocarán en la justificación e, incluso, en algunos casos, en la realización de acciones terroristas. Existen distintos niveles de tránsito, en los que se experimenta una progresión, en la que una inicial afinidad ideológica con una causa, se va consolidando como una asimilación de un conjunto de visiones fundamentalistas”. En su trabajo sobre “Indicios de persuasión coercitiva”, Trujillo, Ramirez y Alonso definen el mismo como “un proceso dinámico e individual, que conduce a la persona a una visión extrema y dicotómica de la realidad, donde se acepta y promueve el uso de la violencia como medio para conseguir instrumentalmente los objetivos del grupo o movimiento”. En esa misma línea está la definición del PET, el servicio de seguridad e inteligencia danés, según la cual, “la radicalización puede ser descrita como un proceso por el cual una persona acepta de manera gradual el uso de métodos no democráticos, incluyendo el terrorismo, en un intento por alcanzar objetivos políticos e ideológicos específicos”. Pese a que la mayoría de los individuos avanza por los diferentes estadios de manera grupal, es un fenómeno individual abierto a influencias grupales. La inmersión del sujeto en diferentes estadios es un hecho muy específico, complejo, multidimensional y de carácter dinámico, donde resulta crucial la relación entre los distintos factores implicados, y la duración en el tiempo.

Los patrones temporales y espaciales son variables. Ya en su trabajo sobre el “Estado Islámico en España”, Reinares y García-Calvo apuntan a que de los casos estudiados, la impronta de la radicalización Offline es mayor que la Online y dentro de ese entorno físico Offline, los ámbitos más recurrentes son “por este orden, domicilios privados, lugares de culto islámico y espacios al aire libre, con el 73,3%, 53,3% y 26,7% de los casos respectivamente”. En el caso de los lugares de culto y centro culturales islámicos, estos han sido tal y como apunta el documento “ámbitos utilizados para la captación y, en menor medida, radicalización de seguidores y miembros de EI”.

Es obvio que las redes sociales más habituales donde discurren los sujetos captables  en   la radicalización Offline son en torno a las mezquitas, asociaciones religiosas, librerías islámicas, clubes deportivos,  carnicerías, tiendas de  ropa, domicilios privados, locutorios, lugares de trabajo, peluquerías, teterías y restaurantes, lugares públicos en torno a las mismas, así como los denominados espacios de vulnerabilidad, es decir, centros de acogida, cárceles y demás. Es precisamente en torno a estos circuitos donde según el mismo estudio se han radicalizado el aproximadamente 80% de los detenidos los cuales estuvieron de un modo u otro “en contacto con un agente de radicalización y reclutamiento”.

 

La mezquita, sociabilidad y representación comunitaria

Dado que el proceso de radicalización apela de manera inequívoca  a elementos de carácter identitario, debe tenerse presente la importancia que poseen las mezquitas como lugar de expresión de la identidad colectiva islámica.

Tal y como apunta  Jordi Moreras en su trabajo  sobre la ”Etnografia de las Mezquitas en Europa” publicado en el Nº 9 de AWRAQ, la mezquita es un lugar de expresión de una identidad colectiva a la vez que se constituye en el espacio de excelencia donde se estructura socialmente la comunidad musulmana.

Esta particularidad la erige en elemento de interés en el desarrollo de todo plan de prevención de la radicalización, pues se constituye de facto en un lugar privilegiado para la observación de  la intersección y recomposición de los campos y prácticas religiosas políticas, sociales y culturales. Aun así,  ha de mesurarse el papel que juegan las mezquitas  dentro de la supervivencia del llamado ecosistema del salafismo yihadista. En nuestro entorno, la proliferación de  mezquitas ha ido pareja de cierta estructuración de diversas demandas relacionadas con la práctica religiosa y la visibilidad de las denominadas comunidades.

Es importante matizar el papel de las mezquitas pues más allá de su dimensión socio cultural y de reafirmación de la propia identidad la cual adquiere fines utilitaristas por parte de diversos agentes con diversas agendas, la lógica de las demandas anteriormente expuestas no representa a la comunidad musulmana de manera monopolística.

Como comunidad de creyentes, esta se compone de sujetos que comparten una misma referencia religiosa pero como  práctica que varía enormemente. Así, podemos encontrar desde musulmanes de origen que no asisten a la mezquita, los fieles principales que acuden a la oración de los viernes y los devotos que asistan a la mezquita más allá del oficio del viernes al medio día. Aun así, es indudable el papel que juega dentro de las denominadas redes de sociabilidad y  de los procesos de radicalización Offline aun cuando sea como lugar paso para reclutadores y radicalizados.

De ahí, que el papel de las mezquitas, las juntas directivas que las sustentan y la comunidad de creyentes que se genera en torno a ellas posibilite su consideración de elemento de interés como representación de la comunidad musulmana. Esta supuesta representatividad  de la comunidad adquiere fines instrumentales en el desarrollo de todo plan de prevención en tanto en cuanto se constituyen como la institución social más destacable de la comunidad de referencia  del salafismo yihadismo. No se trata de expandir a otros niveles de la administración la cultura de las comunidades, si no de sublimar el concepto de comunidad musulmana de manera intencionada para el desarrollo de la política antiterrorista e implementación de planes de prevención. La práctica religiosa no debe etiquetar a  la ciudadanía más allá de lo estrictamente necesario pues de lo contrario se corre el peligro de que se perciba al conjunto de la sociedad civil como la suma de comunidades y no de ciudadanos. Esta percepción es de suma importancia para la creación de sociedades civiles resistentes al terrorismo pues de lo contrario, la persistencia de una campaña terrorista puede ahondar en la fractura societaria polarizando las identidades que apelan a la pertenencia comunitaria.

 

La importancia de las denominadas comunidades musulmanas en los planes de prevención

El trabajo dentro de las denominadas comunidades musulmanas es una constante en los planes de prevención de la radicalización.

Un ejemplo excelso es el plan holandés denominado “The Netherland Comprehensive Action Programme to Combat Jihadism” en su cuarta medida, “Counteracting Radicalization”, tiene por objeto la identificación y la prevención de focos de radicalización yihadista. Extremo que resulta de interés dada la naturaleza de las actuaciones que se proponen. Para ello el plan prevé  una estrecha cooperación con la comunidad musulmana, pues considera a los imanes y juntas directivas de las mezquitas como aliados en la batalla contra el extremismo, en cuanto a que los radicales “secuestran su fe, engañan y abusan de sus hijos”. Además, se someterá a consulta de manera periódica, a imanes y juntas directivas, todo lo relacionado con la detección precoz, la creación de narrativas alternativas, el rol social de imán, la apertura de la comunidad al resto de la sociedad, la transparencia y el fortalecimiento de la educación religiosa, y los dilemas en torno a la identidad de los musulmanes y la denominada  islamofobia. Se fortalecerán las  redes entre figuras relevantes  de carácter local y nacional  dentro de la comunidad musulmana, que expresen su oposición y rechazo al extremismo, dándoles incluso los medios necesarios para su capacitación. Se prevé además la inclusión de medidas de protección y vigilancia, en caso de que sean amenazados. Se facilitarán vías de comunicación para denunciar casos de radicalización, estableciéndose un servicio de apoyo basado en el sistema alemán, para que los amigos, familiares o gente del entorno cercano del radicalizado puedan poner en común sus preocupaciones e intercambiar impresiones.

En mayo de 2008, la Oficina de Seguridad y Contraterrorismo del Home Office del Reino Unido publicó un documento titulado “Prevención del extremismo violento”, en el marco de la Estrategia Contraterrorista Contest. En él se incluyen programas en apoyo a las  voces mayoritarias y moderadas o el   Aumento de la  capacidad de las comunidades para hacer frente y resistir a los extremistas. En junio del 2011 se publicó una ampliación del anterior plan. Cada uno de los conceptos fue ampliado en cuatro documentos diferenciados. Claro que muchas de las políticas de prevención desarrolladas por el gobierno han sido criticadas por algunos sectores, por sospechar que estas tenían por objeto espiar a la comunidad y tachas de islamófobas, aun cuando no exista constancia alguna que corrobore dichas críticas.  

En Noruega,  el plan “Seguridad colectiva, una responsabilidad compartida” del 2010 y su sucesora del 2013 el “Plan de Prevención contra el Delito”, hacen hincapié en el conocimiento y cooperación entre distintitos sectores de la sociedad o el plan Finlandés en la necesidad de recabar el apoyo  de los colectivos vulnerables hacia el sistema de garantías finlandés.

En el caso de los EEUU, la administración del presidente Obama presentó en el año 2011 el “Empowering Local Partners to Prevent Extremism”. El plan toma como eje un concepto que puede resultar de interés: el empoderamiento comunitario, una suerte de mezcla entre capacitar, facultar, autorizar y dar poder. La verticalidad habitual de la administración de corte napoleónico, donde existen administradores y administrados, es sustituida por otras formas de relación basadas en la  colaboración y cooperación, cuyo objeto pasa por influir y capacitar para que  los sujetos de los que necesito algo, terminen haciendo aquello que necesito que hagan. Así, el objetivo del plan pasa por el fortalecimiento del compromiso con las comunidades.

Otro de los ejemplos podría ser su vecina Canadá y su estrategia contraterrorista conocida como “Building Resilience Against Terrorism”. El texto no es un plan de prevención, pero incluye como elemento a considerar la necesidad de realizar Iniciativas locales destinadas a hacer frente al extremismo, identificando y abordando las preocupaciones de las comunidades. En el ámbito de la prevención, cobra especial relevancia la creación de narrativas alternativas que hagan hincapié en lo diverso, abierto e inclusivo de la sociedad canadiense. Estos programas estarían así dirigidos al empoderamiento de personas y comunidades así como para el desarrollo  el desarrollo de dicha narrativa.

 

Juntas directivas y comunidades musulmanas en Euskadi

La presencia del Islam en Euskadi data de principios de los ochenta y es a partir de los movimientos migratorios más recientes cuando esa presencia se materializa en la actual forma asociativa y comunitaria. Hasta hoy, todas las mezquitas en Euskadi son de carácter suní. La mayoría de las comunidades se articulan en torno a una asociación. Muchas de las asociaciones se federan en torno a la UCIPV, FIVASCO y FEERI. Euskadi y se ha convertido en foco inequívoco de recepción y asentamiento de inmigración, procedente de países de origen musulmán por encima de otras regiones del Estado.

Las mezquitas en Euskadi han ido abriéndose en las localidades donde la población musulmana es importante. No obstante, para que esta población tenga su reflejo de carácter asociativo, debe existir un pequeño grupo de personas mejor asentadas, o con mayor inquietud, que pueden liderar el proceso de creación. La existencia de una mezquita en una población determinada suele animar a la creación de otras, tal sería el caso de las de Ermua, Eibar, Vitoria y Bilbao. Pudiendo generarse cierto sentimiento de competición por el liderazgo social entre diversos sujetos de los colectivos de la comunidad.

La idea de abrir un oratorio o mezquita recibe un apoyo considerable. Se puede discutir el cómo, dónde y quién, pero no el porqué. La creación de una mezquita es un campo controlado  por la iniciativa privada. La mezquita es el espacio de culto por excelencia.  La mezquita orienta y vincula a todas aquellas comunidades musulmanas que dependen de ella a nivel religioso.  En la mezquita, un musulmán ejercita su actividad religiosa pero también socializa, cumpliendo una función educativa, cultural, social y religiosa. Algunas mezquitas en Euskadi han conseguido ampliar  sus actividades, dando clases de árabe, o dando cobijo a quienes no tenían donde pasar la noche. La precariedad y el hacinamiento vienen muchas veces acompañados de quejas vecinales, a cuenta de su establecimiento y actividad.

Las comunidades dan mucha importancia al formato directivo basado en la consulta. Es una institución utilizada en los tiempos  pretéritos del Islam, donde el profeta Muhammad sometía a consulta determinadas decisiones. La financiación de las mezquitas y comunidades toma como base el sistema de huchas, colectas realizadas, y el aporte personal de aquellos sujetos considerados como líderes comunitarios, así como de otros sujetos y agentes integrados en organizaciones o movimientos con una clara intención de expansión. En algunos centros religiosos, el dinero aportado se anota en una hoja expuesta al público. El dinero rara vez suele alcanzar una cifra mayor que la de los gastos generales, abocando la vida comunitaria en torno a la mezquita a una clara situación de austeridad. Para gastos extraordinarios, las juntas de las mezquitas suelen dirigirse a otras comunidades a través de una comisión que presenta el caso a otra junta directiva. Las mezquitas con más años de antigüedad son las que suelen poder permitirse el pago de los servicios proporcionados por un imam. En aquellas en las que no cuentan con suficientes fondos para costear los servicios proporcionados por un imam, la dirección de la oración suele ser realizada por aquel miembro de la comunidad al que se le presupone mayor formación religiosa. Algunas mezquitas han compartido al imam o han llegado a contratarlo para festividades determinadas. El Consulado de Marruecos en Bilbao ha ofrecido los servicios de un predicador y, en alguna ocasión, se ha realizado el formato de becas para el envío de imanes y predicadores por parte de universidades islámicas extranjeras. Este tipo de estancias suelen ser realizadas por sujetos que desconocen la realidad social y cultural de Euskadi, y es que la existencia de injerencias por parte organizaciones y agentes extranjeros ajenos a la realidad social de nuestras sociedad no es una excepción en  Euskadi.

La mezquita depende de una junta directiva. Esta crea una asociación, busca un local para alquilar un bajo, antiguo garaje, o lo que fuera. Se espera de ellos un comportamiento modélico, tienen un status social más alto, se espera honestidad, moralidad y disponibilidad. Mantener una mezquita incluye incurrir en gastos, y su apertura y sostenimiento implican necesariamente cierto liderazgo comunitario. Se estima que el número de musulmanes podría rondar los 55.000 con una cantidad de mezquitas superior a la cincuentena.

 

Mezquitas en Euskadi, corrientes y adscripciones.

Es difícil precisar el número exacto de mezquitas en Euskadi, pues para ello  habría que definir el criterio adecuado. Existen  entidades islámicas registradas en el RER, el Registro de Entidades Religiosas, sin auténtica actividad pública  mientras que otros centros, con actividad clara  no están dados de alta en el registro. Todas las mezquitas son de orientación suní. Pese a que en Euskadi hay algunos chiitas de origen paquistaní en su mayoría, estos acuden a las mezquitas ocultando su verdadera identidad. La mayoría de las mezquitas son de la escuela jurídica malikí, la rama más moderada del islam. La comunidad inmigrante de práctica islámica mayoritaria en España proviene de Marruecos, que  principal exportador  de esta corriente basado en el entendimiento consuetudinario de la religión.

En lo que respecta a la adscripción a determinadas corrientes religiosas dentro de la practica islámica, en las localidades de Baracaldo y Vitoria, existen dos mezquitas salafíes de signo madkhalí, basada en las enseñanzas del Jeque Rabee Ibn Haadi 'Umayr Al-Madkhali. De él, dirá Gilles Kepel que es el perfecto ejemplo de “sabio del régimen” del Saudí, que pese a su temprana oposición al régimen de Arabia Saudi, hoy constituye un movimiento que contrarresta la oposición más radical al gobierno dentro de la esfera salafí.

El objetivo del salafismo es la liberación, reforma y unificación del mundo islámico, a través de la recuperación de un esplendor pretérito. Su mensaje es sencillo y atractivo y, a falta de otras alternativas ideológicas, el salafismo cubre por completo las necesidades de carácter existencial de sujetos necesitados. Así, el salafismo se centra en los orígenes del Islam primitivo. El pasado glorioso de civilización musulmana se convierte en el elemento inspirador para un nuevo futuro lleno de esplendor. Su nombre alude a los primeros compañeros del profeta Muhammad, “los bien guiados”, los “píos antepasados”. En realidad, no deja de ser un método que establece cuáles deben ser los criterios interpretativos, tanto en los textos como en las circunstancias de la vida:

§  El recurso constante al Corán y Hadices.

§  La centralidad del principio del Tawhid. La unidad o unicidad de Dios, y el rechazo de la idolatría.

§  El rechazo a cualquier innovación.

§  El rechazo a todos aquellos musulmanes que no piensen como ellos, en la medida que no los consideran musulmanes de primera.

§  Retorno al Islam puro, sin desviación de carácter humano, el Islam tal y como Allah reveló al profeta Muhammad que debía practicarse, por medio del ángel Gabriel.

El salafismo es un movimiento poco estructurado, que funciona a modo de red bajo el principio de autoridad por adhesión, donde lo que se pretende evitar son las interpretaciones religiosas que vayan en contra de la literalidad.  Un experto salafí, jeque, imán o predicador, es conocido por ser la  salvaguarda de un conocimiento religioso heredado de naturaleza divina. El salafismo no es sólo una manera de interpretar el Corán, es un estilo de vida. Regula el comportamiento del musulmán, de todos sus actos, y de todas y cada una de las relaciones humanas que este tenga. Regula lo que se puede y lo que no se puede, lo permitido y lo prohibido. Para ellos, todo está en los Hadices y en el Corán; y solo su  manera de interpretar el Islam es la válida. Para el salafismo, el profeta y su ejemplo dan testimonio de cómo se debe comer, beber, vestir, dormir, mantener relaciones matrimoniales, ir al baño, o si está bien o no teñirse el pelo. Enseña un estilo de vida completo y organiza todos los aspectos de la vida. Así, no es raro que en los foros y chats, o en los seminarios salafíes de la corriente  madkhali haya preguntas tan variopintas como: “¿Puedo saludar a una mujer si esta no va acompañada por su marido o hermano?”; “Mi padre fuma, y pese a haber intentado que lo abandone nada he logrado. ¿Es lícito que le compre tabaco cuando así me lo pide?”; “Mi mujer está embarazada, ¿puede ser atendida por un médico no musulmán?”.

La existencia de redes salafistas no nace de manera espontánea; lo habitual es que existan promotores y simpatizantes. Entre ellos pueden existir lazos económicos, y la pertenencia a una comunidad o asociación no impide mantener relaciones, o pertenecer a otras de la misma naturaleza. No existe una relación jerárquica, sino una dependencia interesada de legitimación recíproca. El liderazgo comunitario, el prestigio y la autoridad personal juegan un papel importante.

No son pocas las voces que con razón y a la luz  de la experiencia de los últimos años llaman a una reformulación del concepto de extremismo habida cuenta de la actitud de algunas comunidades salafistas, pues aun cuando no sean violentos, inducen a la polarización. Los Madhkalies tuvieron un auge notable en los años 90, pues su promoción era de interés del gobierno saudí habida cuenta de que el salafismo “quietista” restaba posibles reclutar la movimiento de oposición Sahwa, el cual se oponía a la presencia de tropas americanas en territorio saudí durante la primera guerra del golfo. Obviamente los Madhkalies ser blanco de las acusaciones de la yihado esfera al considerárseles un instrumento al servicio del gobierno saudí.           

Del llamado, Tabligh, la Yama’a At-Tabligh Al-Da’wa, el movimiento ha ido perdiendo influencia en detrimento de los salafistas. Tenían su bastión en Eibar localidad en la que mantiene presencia además de  Zumárraga, Vitoria y Bilbao. Es un grupo misionero dedicado a aconsejar y orientar, resaltando los valores del islam. Es pacifista y apolítico. Es un islam sencillo  basado en la simpleza de la interpretación literal. Su objetivo pasa por salir a la calle, realizar la dawa, evitar roces, vivir una vida austera, y suelen llevar ropas tradicionales. Su esquema doctrinal pasa por considerar que el Islam ha sido contaminado por falsos valores, como el secularismo, el materialismo o el ateísmo. Por eso se debe cambiar al individuo para transformar la sociedad, re islamizando la vida cotidiana del individuo, educando a los hijos en el islam por encimar de cualquier tipo de educación formal, siendo su vida un ejemplo vital de cómo vivir “ordenando el bien y prohibiendo el mal”. La predicación y la misión, tal y como lo hacen los testigos de Jehová, están muy presentes en las comunidades tablighis. Una vez implantados en una ciudad, se desplazan una o varias misiones a la población más cercana, estableciendo contacto con la mezquita u oratorio local. Recorren los cafés, teterías y asociaciones, y van creando una red de simpatizantes. A estos les enseñan cómo captar adeptos, tomando como base “hacer temer el  infierno y desear el paraíso”. El nivel intelectual nada tiene que ver con el de otras organizaciones, siendo el tabligh bastante pobre. La soltería no está bien vista, es habitual el matrimonio entre la comunidad, pues es un islam de familia y el control social es muy fuerte. La entrada en este movimiento lleva muchas veces a separarse de la vida anterior, y a menudo se les acusa de romper familias. Organiza retiros de aprendizaje en la India, Pakistán y Bangladés. Se produce una intensa aculturación y adoctrinamiento en un islam idealizado, pero de hecho muy contaminado por la cultura del subcontinente indio. Una de las cinco obligaciones esenciales del tabligh es el servicio jidmat, según el cual todos los miembros de la congregación son iguales, y servidores los unos de otros. En su forma ideal, las funciones son rotatorias, y el que un día es maestro, al siguiente tiene asignada la cocina o la limpieza. Modestia, buenos modales y abnegación son los valores que trata de fomentar. Tal y como dijera Abdernur Prado “Un buen tabligh es alérgico a lo intelectual. Para él, un hombre de conocimiento es alguien que se comporta respetablemente, que ha memorizado el Corán y que repite Al-hamdulilâh al final de cada  frase”.Pueden considerarse como sumamente polarizadores, y es lo que se considera como una organización de entrada. Ya este grupo fue considerado como tal en el denominado Recruitment and Movilization for the Islamist Militant Movement in Europe, realizado por el  ICSR para la Comisión Europea en el 2007. Las vicisitudes entorno a este movimiento  fueron estudiados por Sol Torres y Javier Jordan en su trabajo  “La Yama’a At-Tabligh Al-Da’wa” publicado en Athena Intelligence Journal, Vol. 2, núm. 1, pp. 21 y ss. “.

Otra de las organizaciones activa en Euskadi  en el entorno de las mezquitas es es Al-Adl wa-I-Ihsan. Conocida como Justicia y Caridad, se está expandiendo en los últimos años en localidades como San Sebastián, Portugalete, Rentería, Elorrio, la mezquita de Rekalde en Bilbao, Mungia y Basauri. Podría decirse que controla aproximadamente el  20% de las juntas directivas de Euskadi. Ahora bien, que controlen la junta directiva no significa que todos los asistentes sigan su ideología. Es una organización con un modelo estructural similar al Ikhwan egipcio, con la diferencia de que posee elementos sufíes en su práctica y vivencia religiosa, como es la conexión espiritual con el Jeque Yassine, la realización de sesiones de Dhikr, o la práctica habitual del ayuno, preferiblemente lunes y jueves.  Esta conexión espiritual con el ya fallecido Yassine o las sesiones Dhikr, son  para los salafies una clara desviación pues  ven elementos de sufíes entorno a la práctica religiosa de Justicia y Caridad.

Fue fundada a principios de los ochenta por Abdesslam Yassine, un antiguo inspector del Ministerio de Educación marroquí, cuya biografía posee extrañas similitudes, posiblemente intencionadas, con el fundador del Ikhwan egipcio, Hassan Al-Banna. En Marruecos es un movimiento ilegal pero semi tolerado.  No reconocen a Mohamed VI  como “comendador de los creyentes”; de hecho, su objetivo pasa por la instauración en Marruecos de un Régimen Islámico regido únicamente por la Ley Islámica. Su discurso en poco se aleja de cualquier movimiento salafista de corte político, con la peculiaridad de tener únicamente una agenda nacional. No obstante, la trans nacionalidad del movimiento ha generado distintas  sensibilidades en torno a operar activamente en el territorio que les da cobijo, generándose una confusión en torno a la finalidad de su actividad, sobre todo en aquellos miembros de rango y edad media. Su vocación de grupo de oposición a la monarquía marroquí contrasta con la realidad de su vida diaria en el entorno europeo. Además, algunos miembros resultan más interesados en la vía espiritual que en la actividad política.

 

El caso de la Ertzaintza, la prevención desde las mezquitas y la Oficina Central de Inteligencia.

Queda claro, que aun cuando el papel de la mezquita dentro de la redes de socialibilidad debe de matizarse a la vista del exceso de focalización, está constituye un punto de vital importancia en la sociabilidad de lo que se ha venido denominando como comunidades musulmanas.

Todos los planes de prevención impulsados desde los gobiernos hacen mención a la necesidad de incluir las diferentes comunidades en la lucha contra la radicalización violenta. Los procesos de radicalización suelen progresar sin excesiva dificultad si la propia comunidad de referencia carece de los mecanismos para hacerle frente. En algunas comunidades hay  desconfianza hacia las autoridades públicas y el hermetismo puede agravar la situación. De ahí, la necesidad de revertir esos escenarios que facilitan la expansión del extremismo, empoderando comunidades y estimulando su participación. Es en torno a esta necesidad donde puede enmarcarse el trabajo  de la Oficina Central de Inteligencia de la Ertzaintza  cuya labor en el  área prevención en el marco del Plan Estratégico de Lucha Contra el Islamismo Radical ha apostado claramente por el trabajo en la participación de la sociedad civil y el empoderamiento comunitario.

Las comunidades pueden jugar un papel esencial en la prevención de la radicalización y la prestación de apoyo a los miembros de la comunidad afectados. Pueden ser también una fuente de conocimiento y de información, de cara a la identificación y el tratamiento, tanto de sujetos de riesgo como de posibles focos de radicalización. La mayoría de las actuaciones emprendidas por la Oficina Central de Inteligencia pueden fácilmente vincularse a   los programas recomendados y recopilados por la Colección RAN en el aspecto comunitario.

Es la ley 4/1992 del 17 de julio la que regula la policía autonómica del País Vasco por todos conocida como la Ertzaintza. El 20 de noviembre de 2013 se aprueba su actual estructura con un modelo funcional basado en la división competencial denominadas División de Protección Ciudadana y División de Investigación Criminal. A ambas divisiones prestará servicio la Oficina Central de Inteligencia que junto a sus funciones de análisis e inteligencia busca facilitar la toma de decisiones estratégicas y tácticas de los responsables policiales en materia de  prevención de la radicalización.

En este sentido, la línea de trabajo ha pasado  por la colaboración con EBI Euskal Bilgune Islamiarra  ente de representación comunitaria creado por la propia comunidad musulmana para favorecer su inclusión en la Comunidad autónomas Vasca. Su creación ha respondido a la necesidad de distinguir de manera inequívoca entre líderes comunitarios y representantes autoproclamados por parte de la comunidad musulmana. Una vez afianzado EBI como organización de representación comunitaria tanto para el conjunto de la comunidad como para el Gobierno Vasco, su labor de inclusión de las comunidades se ha centrado tal y como declaró su secretario general en la apertura de “canales de diálogo y en facilitar el conocimiento mutuo “entre la OCI y las comunidades. El objetivo para el EBI es claro: “romper el miedo en su comunidad” y los prejuicios para facilitar “una confianza mutua”. Respecto a esta cuestión, es importante mencionar el hecho de que la imagen de las fuerzas de seguridad en sus países de origen  no es el mejor punto de salida para el establecimiento de marcos de confianza. A este punto  se le habrá de sumar el hecho de que la virulencia de la actual movilización yihadista y el loable trabajo de las distintas fuerzas policiales ha traído parejo desde el 2015,  más   de 200 detenciones de las cuales al menos 10 han sido en Euskadi.

En este sentido, urge incidir a través de estos encuentros en  que conductas, practicas y usos de las redes sociales son punibles de manera que al victimismo se le oponga la realidad jurídica de la Ley de Seguridad Ciudadana. Así, una vez generada la vía de comunicación se mantiene contacto directo  con los responsables de las juntas directivas de las mezquitas. A modo de resumen tomando como base algunas reseñas de prensa, las ponencias, charlas e incluso  debates entre los propios fieles han tenido por objeto socializar las siguientes ideas:

o   La importancia  de la concienciación de la amenaza del extremismo ideológico y violento en la medida de que no debe de ser una cuestión ajena a la vida de la mezquita pues redunda de manera negativa en la imagen del Islam. De ahí, que se haya recomendado la realización de jornadas de puertas abiertas, mayor participación en iniciativas vecinales, en suma una suerte de apertura a fin de evitar  “mala imagen”, y la “criminalización”.

o   Formación práctica en cuanto a las pautas de actuación de los reclutadores en tanto que estos ahondan en el victimismo, en conversaciones sobre la situación en las zonas de conflicto o  los males de chiismo, siendo recomendable seguir las directrices y consejos de los imames. Así, el eje principal de programa puede resumirse en el eslogan denominado “No permitas que te manipules”.

o   Formación en cuanto a la necesidad de identificación de sujetos vulnerables o en situación de riesgo. Detallando los indicadores que pueden inducir a pensar que un joven podría estar radicalizándose como por ejemplo la perdida de de respeto hacia los progenitores.

o   En la predisposición al  apoyo a las familias de sujetos en vías de radicalización en tanto en cuanto a que una detención es una reacción tardía en la medida que a lo que se aspira es a evitar la comisión de un delito revertiendo el proceso de radicalización.

o   Presentación de los diferentes programas de la OCI como son las redes de des radicalización donde se trabaja junto a Imames aprobados tanto por la OCI como por EBI.

o   La búsqueda de la creación de confianza entre los miembros de la comunidad y el ente público. Tal  y como recogió un artículo de prensa, un agente de la OCI aseguró que  “Tenemos un programa de trabajo para sacarles de ahí y reconducirles hacia un imán o sabio del Islam. La salvación pasa por quitarle esas malas ideas de la cabeza, porque si acaban detenidos o en manos de los terroristas será un fracaso para la Ertzaintza”. De ahí que se haya articulado un canal de comunicación entre las comunidades, EBI y la OCI a fin de denunciar, advertir y buscar ayuda sobre posibles casos de radicalización.

No obstante, al igual que en el caso de otros planes de la misma naturaleza, el desarrollo del Plan Estratégico de Lucha Contra el Islamismo Radical no ha estado exenta de polémicas a pesar de la clara apuesta por el empoderamiento y liderazgo  comunitario. Una decisión impopular tanto para aquellos sectores sociales que se niegan a relacionar el terrorismo con el hecho religioso  como para aquellos que reclaman un mayor número de detenciones.

Un parlamentario de la formación EH BILDU censuro en pleno parlamentario “el control sobre las mezquitas”, haciendo mención de  que la mayoría “de los autores de los atentados ocurridos en el Estado francés y en Bruselas son hijos de personas migrantes, de segunda o tercer generación, que no aparecen en el plan del Gobierno autonómico.” El mismo parlamentario aseguro que el Gobierno Vasco  había optado por  “estigmatizar a un colectivo. Ha tomado el ‘todo por la parte’, al igual que se hacía con la excusa del ‘todo es ETA’. En estos términos se presenta el plan”. Así mismo el portavoz de SOS RACISMO ARABA afirmo  que el plan  como la elaboración de un mapa de las mezquitas ahondaba en la  “criminalización de los centros de culto” pudiendo “dar pie a conductas islamófobas” pues “los delitos los cometen las personas, no las creencias.” Ambas declaraciones recogidas por el Diario Gara, con una  impronta sin duda  más política que técnica, dan cuenta de la necesidad de visibilizar la realidad del trabajo realizado tanto por la Ertzaintza como por el resto de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Huelga decir, que un plan de prevención que hubiese dejado fuera del desarrollo del mismo a las mezquitas y a las comunidades hubiese sido tachado de autoritario al haber  apostado por la vía  de la unilateralidad y al haber robado a los propios afectados la posibilidad de ser parte de la solución, al ser los musulmanes y el  Islam la primera víctima del terrorismo. De ahí, que sea recomendable que tanto  a la presentación como la implantación de los planes de prevención se le dé la debida  visibilidad en  términos lo suficientemente didácticos de manera que dificulte posibles interpretaciones erróneas y sean un aporte de interés para el desarrollo de la cultura de la seguridad interior.

Por todos es sabido que la  lógica de las demandas sociales en materia de prevención y lucha contra el yihadismo, y las actuaciones políticas dirigidas a satisfacerlas, poseen pautas reiterativas. Como efecto que sigue a una causa, tras un atentado yihadista, el terrorismo  se sitúa como una de las principales causas de preocupación de la ciudadanía.

 

Román Echániz es Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, Experto profesional en Seguridad Ciudadana, Investigación y Prevención de la Criminalidad, y en Civilización, Historia y Religión Islámica.

 

Editado por: Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI). Lugar de edición: Granada (España). ISSN: 2340-8421.

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