La derecha reformista y evolucionadora, o el centro-derecha de 1977, restauraría con júbilo la democracia, y su dulzura con la izquierda socialista y comunista fue emotiva. Era el propósito de la reconciliación y una liquidación del aislamiento respecto a Europa. Pero la política y la Historia son dos realidades de poco fiar en orden a proyectos e idealismos. Al poco tiempo, cinco años después, aquel centralismo entregaría el poder al socialismo, donde todavía sigue después de doce años.
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