Jaime Escribano Pizarro, Diana Esmeralda Valero, José Javier Serrano Lara
La actual crisis económica y sus diferentes impactos no son solo un fenómeno urbano, el medio rural también los experimenta. Pero en él, no toda la población está expuesta del igual modo, ni cuenta con similares recursos, ni tampoco parte de idéntica situación. Este es el caso de la mujer rural, uno de los perfiles más vulnerables por cuestiones tanto doméstico-familiares como sociolaborales. Nuestra hipótesis plantea que los recortes en los servicios y las prestaciones sociales de género en zonas rurales, han incrementado la vulnerabilidad de la mujer. Primero, por el retroceso en materia de igualdad social, económica y familiar; y segundo, por el empeoramiento que dicha pérdida supone en la calidad de vida femenina. Para ello, tomamos como caso de estudio la comarca Sierra de Alcaraz y Campo de Montiel (Albacete), y planteamos un estudio cualitativo a partir de 22 entrevistas personales semiestructuradas, con una duración media entre los 40 y 60 minutos, y realizadas en abril de 2014 a diversos actores clave. Los resultados confirman nuestra hipótesis: tras la crisis, las políticas de género han dejado de ser una prioridad, haciendo a la mujer más vulnerable. Situación agravada por un mercado laboral cada vez más exiguo, precarizado e inaccesible física, social y profesionalmente para ella. En definitiva, un contexto social, político y económico negativo que no hace sino que favorecer la (re)aparición de viejos comportamientos de control social, e incluso de abnegación de la propia necesidad y/o voluntad individual a favor de la de los demás.
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