Juan Etayo Gordejuela, Miguel Etayo Gordejuela
Los títulos de los álbumes de Tíntín y Milú suelen anunciar un viaje que es promesa de aventuras. Aunque ninguno de ellos se titule así, "el país de la ópera" es un escenario recurrente, no solo como espacio escénico, a la vista dentro del marco de sus viñetas, sino también como espacio dramático que no vemos pero que se hace sentir alrededor, ya sea por lo que dicen, piensan y hasta sueñan los propios personajes, como por el ruido de fondo que genera.
La ópera, que nació en un marco palatino, empezó siendo un espectáculo cortesano, restringido al mecenas soberano y su círculo, se abrió luego a la burguesía, cuando se arrogó la soberanía nacional, y acabó invadiendo el imaginario colectivo de la sociedad entera. A lo largo de sus divertidas aventuras, Tintín tropezará con la ópera en los tres ámbitos, de menos a más amplio: el salón regio, el teatro de la ópera y sus ecos próximos y lejanos, en el mundo entero. Tintín, inmerso en la última actualidad, cruzará los tres sin habérselo propuesto, corriendo siempre tras la urgencia de un asunto sobrevenido.
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