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Resumen de Don Quijote, científico andante

Michael Gordon

  • español

    La mayor parte de la actividad y mentalidad científicas de don Quijote refleja las de sus contemporáneos, pero es su comportamiento investigativo en la segunda parte de la novela (1615) lo que le distingue de la mayoría y lo que le acerca a los grandes artífices de la Revolución Científica como Nicolás Copérnico (1473–1543), Johannes Kepler (1571–1630) y Galileo Galilei (1564–1642). Cuando nuestro caballero andante explora la Cueva de Montesinos y “vuela” por el cosmos con Sancho en un caballo de madera, por ejemplo, pone en práctica hipótesis que se pueden comprobar y reemplaza creencias demostrablemente falsas por unas arraigadas en la observación. Además, don Quijote encarna lo esencial de un investigador escéptico, aplicando conceptos como la navaja de Occam y el método científico tal como vienen definidos por científicos del siglo XX como Carl Sagan. Para entender las etapas de esta evolución científica del héroe, deberíamos tomar como base la teoría de José Manuel Lucía Megías de que la novela es realmente tres proyectos distintos: el primero contiene los capítulos 1 a 6 del Quijote de 1605 y se define por su parodia patente de los libros de caballerías; el segundo consiste en el resto del libro de 1605 donde don Quijote se demuestra como un científico en la tradición aristotélica, con la notable excepción del episodio de los batanes (1.20); y en el tercer proyecto, todo el Quijote de 1615, el Caballero de la Triste Figura personifica la transición científica que se experimentaba en la Europa occidental al comienzo del siglo XVII, convirtiéndose de caballero andante a científico, o mejor dicho (como veremos en seguida) filósofo natural, andante. Ha habido estudios críticos de varios episodios aislados que se han enfocado en las ciencias o la tecnología, notablemente del encuentro con Dulcinea (2.10), de la Cueva de Montesinos (2.22–24), del barco encantado (2.29) y de Clavileño (2.41), pero ninguno profundiza en el desarrollo científico del protagonista. Finalmente, se ha escudriñado extensamente el último capítulo de la novela, pero hasta hoy, nadie ha examinado la renuncia de los libros de caballerías por parte de don Quijote como el acto definitivo de un científico. No sólo representa un desplazamiento de su dependencia de las autoridades escritas a una aceptación incondicional de la superioridad del método científico (i.e., la capacidad de poner a prueba hipótesis), sino que también es el acto final de un científico humilde que reconoce sus propios errores y, en el espíritu comunitario de las ciencias, quiere que la sociedad cambie de rumbo.

  • English

    Most of Don Quixote's scientific activity and mentality reflects those of his contemporaries, but it is his investigative behavior in the second part of the novel (1615) that distinguishes him from the majority and brings him closer to the great creators of the Scientific Revolution such as Nicholas Copernicus (1473–1543), Johannes Kepler (1571–1630) and Galileo Galilei (1564–1642). When our knight-errant explores the Montesinos Cave and “flies” through the cosmos with Sancho on a wooden horse, for example, he puts testable hypotheses into practice and replaces demonstrably false beliefs with ones rooted in observation. Furthermore, Don Quixote embodies the essentials of a skeptical researcher, applying concepts such as Occam's razor and the scientific method as defined by 20th century scientists such as Carl Sagan. To understand the stages of this scientific evolution of the hero, we should take as a basis José Manuel Lucía Megías's theory that the novel is really three different projects: the first contains chapters 1 to 6 of Don Quixote of 1605 and is defined by its parody. patent of the books of chivalry; the second consists of the rest of the 1605 book where Don Quixote demonstrates himself as a scientist in the Aristotelian tradition, with the notable exception of the episode of the fulling mills (1.20); and in the third project, the entire Don Quixote of 1615, the Knight of the Sad Figure personifies the scientific transition that was experienced in Western Europe at the beginning of the 17th century, converting from a knight-errant to a scientist, or rather (as we will see shortly) ) natural philosopher, walking. There have been critical studies of several isolated episodes that have focused on science or technology, notably the encounter with Dulcinea (2.10), the Cueva de Montesinos (2.22–24), the enchanted ship (2.29), and Clavileño (2.41). ), but none delves into the scientific development of the protagonist. Finally, the last chapter of the novel has been scrutinized at length, but until today, no one has examined Don Quixote's renunciation of the books of chivalry as the definitive act of a scientist. Not only does it represent a shift from dependence on written authorities to an unconditional acceptance of the superiority of the scientific method (i.e., the ability to test hypotheses), but it is also the final act of a humble scientist who recognizes his own errors. and, in the community spirit of science, he wants society to change course.


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