En Chile, datos de la Encuesta Nacional de Salud 2009-2010 (ENS 2009-2010) indican que 10,4% de la población mayor de 60 años presenta deterioro cognitivo, cifra que aumenta a 20,9% en personas de 80 años y más 1 . En este grupo existe un porcentaje importante de personas que viven con demencia y que, según estimaciones internacionales, alcanzan los 35 millones de personas en el mundo 2 y cerca de 200 mil en Chile 3 . Con el aumento progresivo de la expectativa de vida se prevé que estas cifras sigan incrementando con el subsecuente impacto social y económico, generando una amplia demanda por comprender los factores asociados a las enfermedades neurodegenerativas.
Es conocida la interacción entre procesos afectivos y cognitivos y cómo su alteración subyace a distintas patologías neurocognitivas y de salud mental 4 . Distintos estudios se han focalizado en comprender el efecto de las patologías de salud mental y en particular de los trastornos afectivos, en el funcionamiento cognitivo de personas mayores 5−7 . Al respecto existe abundante evidencia que indica que personas con diagnóstico de depresión muestran una disminución en sus funciones cognitivas, entre ellas atención, memoria y funciones ejecutivas 4−7 . Estudios de carácter longitudinal han concluido que problemas afectivos a lo largo de la vida predecirían un funcionamiento cognitivo disminuido en la adultez mayor 8 .
En Chile, la prevalencia de depresión en la población general es de 6,2%, cifra significativamente superior en mujeres (10,2%). La presencia de sentimientos de disforia, sintomatología depresiva o sospecha de depresión alcanza a 15,8% de la población total, llegando hasta 21,7% en población femenina 9 . Otra encuesta poblacional Chilena del año 2016 informa que 15,9% de los adultos mayores reporta sentimientos de inutilidad y 11,2% experimenta sentimientos de minusvalía, síntomas que aumentan con la edad 10 .
La vejez, particularmente en países en desarrollo, experimenta cierta vulnerabilidad, asociada a estresores como el aislamiento o exclusión, así como a preocupaciones propias de la edad, como temor a depender de otros o a la muerte de seres queridos 10 . Estos antecedentes refuerzan la necesidad de conocer las implicancias de las patologías de salud mental, no solo en el bienestar y calidad de vida, sino como precursor de otras enfermedades propias de una población que envejece.
A partir de la evidencia anterior, los objetivos de este estudio fueron: a) investigar la asociación entre auto-reporte de diagnóstico médico de depresión y sospecha de deterioro cognitivo en adultos mayores en Chile, y b) investigar la asociación entre edad de diagnóstico de depresión y sospecha de deterioro cognitivo en población adulta mayor chilena.
Material y Método
La muestra correspondió a 1.384 participantes mayores de 60 años (60,9% mujeres) de la ENS 2009-2010 que poseían información sobre funcionamiento cognitivo 1 . La ENS 2009-2010 es un estudio de prevalencia realizado en hogares en una muestra nacional, probabilística, estratificada y multietápica de 5.412 personas mayores de 15 años con representatividad nacional, regional, y área urbana/rural. Para este estudio se clasificó como adulto mayor a todas las personas ≥ 60 años de edad de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) 11 . El protocolo de estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado 1 . Aquellos participantes que presentaron sospecha de deterioro cognitivo fueron informados y referidos a su sistema de atención de salud 1 .
Para la evaluación de funcionamiento cognitivo se utilizó el Mini Mental State Examination (MMSE) en su versión abreviada 12 , que consta de 6 preguntas, con un puntaje máximo de 19 puntos y un puntaje de corte inferior a 13 puntos correspondiente a MMSE alterado, indicativo de sospecha de deterioro cognitivo 13 .
Para la evaluación de depresión se utilizó el auto-reporte de diagnóstico médico de depresión a través de las preguntas a) ¿Alguna vez le han diagnosticado depresión? y b) ¿Qué edad tenía cuando se la diagnosticaron por primera vez? ambas de la ENS 2009-2010 1 .
Las variables sociodemográficas y datos de control asociados con estilo de vida, como tabaquismo, consumo de alcohol y consumo de frutas y verduras, y auto-reporte de salud y bienestar se obtuvieron mediante la aplicación de cuestionarios validados en la ENS 2009-2010 1 .
Otra variable de control fue el estado nutricional determinado a partir del índice de masa corporal (IMC: kg/m2), utilizando los puntos de corte de valoración específica para el adulto mayor: bajo peso: < 22,9 kg/m2; normo peso: 23,0-27,9 kg/m2; sobrepeso: 28,0-31,9kg/m2 y obesidad: ≥ 32,0 kg/m2 (18). La obesidad central fue definida como un perímetro de cintura (PC) ≥ 88 cm para mujeres y ≥ 102 cm para hombres(14). Los niveles de actividad física (AF), el tiempo destinado a las actividades de transporte activo y las actividades de intensidad moderada o vigorosa fueron determinados con el cuestionario “ Global Physical Activity Questionnaire ” 15 . La AF total es presentada como la suma del tiempo reportado en actividades de transporte, de intensidad moderada y vigorosa en el trabajo y en el tiempo libre. Se consideró como punto de corte para inactividad física un gasto energético < 600 METs/minutos/semana. Los niveles de sedentarismo fueron determinados a partir del auto-reporte de tiempo destinado a actividades que involucren estar sentado o reclinado durante el tiempo libre o de trabajo. Adicionalmente, se utilizaron medidas de presión arterial para el diagnóstico de hipertensión (HTA), glicemia en ayuno para el diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 (DM2), horas de sueño diarias y percepción de estado de salud general.
Análisis estadístico
Los datos de caracterización de la población fueron analizados como promedio y desviación estándar para variables continuas, y como porcentaje para variables categóricas, con sus respectivos 95% de intervalo de confianza (95% IC).
Para investigar la asociación entre MMSE alterado y diagnóstico de depresión se realizaron análisis de regresión logística ajustados por edad, sexo, nivel educacional, zona geográfica, consumo de frutas y verduras, IMC, consumo de tabaco y de alcohol, sedentarismo y AF. Estas variables fueron incorporadas en los análisis estadísticos como variables de confusión, ya que presentan asociación tanto con depresión como con deterioro cognitivo.
Para todos los análisis se utilizó el módulo de análisis de muestras complejas del programa Stata SE v14 y todos los resultados fueron estimados utilizando muestras expandidas según la ENS 2009-2010. El nivel de significancia fue definido como p < 0,05.
Resultados
Del total de las personas evaluadas, 12,2% [95% IC: 10,5-14,0] presentó MMSE alterado con diferencias según características sociodemográficas tal como se observa en la Tabla 1 . Al comparar con quienes tienen MMSE normal, la sospecha de deterioro cognitivo se concentró en personas de mayor edad, menor nivel educacional y con bajo peso corporal u obesidad.
Variables sociodemográficas | MMSE normal | MMSE alterado | |
---|---|---|---|
N | 1.215 (87,8%) | 169 (12,2%) | |
Mujeres (%) | 61,2 (58,5-63,9) | 59,2 (51,6-66,3) | |
Edad (años) | 69,9 (69,4-70,2) | 78,1 (76,7-79,4) | |
Zona geográfica (%) | |||
Rural | 16,4 (14,4-18,6) | 23,7 (17,8-30,7) | |
Urbana | 83,6 (81,2-85,6) | 76,3 (69,3-82,1) | |
Nivel educacional (%) | |||
Básica | 59,7 (56,9-62,6) | 86,8 (80,7-91,1) | |
Media | 32,3 (29,7-35,0) | 12,0 (7,8-18) | |
Técnico-universitaria | 8,0 (6,6-9,7) | 1,2 (0,2; 4,7) | |
Medidas antropométricas | |||
Peso corporal (kg) | 70,5 (69,7-71,4) | 65,8 (63,3-68,2) | |
IMC promedio (kg/m2) | 28,7 (28,4-29,0) | 27,6 (26,7-28,5) | |
Estado nutricional (%) | |||
Bajo peso | 8,4 (7-10,1) | 19,2 (14-26) | |
Normal | 30 (27,4-32,6) | 17,5 (12,4-24) | |
Sobrepeso | 28,7 (26,1-31,3) | 27,7 (21,4-35) | |
Obesidad | 32,9 (30,3-35,6) | 35,5 (28,6-43,1) | |
Perímetro de cintura (cm) | 95,57 (94,8-96,3) | 94,7 (92,4-96,9) | |
Obesidad abdominal (%) | 52,6 (49,9-5,5) | 57,3 (49,8-64,7) | |
Estilo de vida | |||
Actividad física total (MET/hora/semana) | 77,6 (71,3-83,8) | 40,6 (27,3-53,9) | |
Prevalencia inactividad física (%) | 33,3 (30,7-36,1) | 65,9 (58,2-72,7) | |
Tiempo sedente (hora/día) | 3,3 (3,1-3,5) | 5,0 (4,4-5,5) | |
Consumo de frutas y vegetales (g/día) | 228,2 (219-237) | 210,3 (188-233) | |
Consumo de alcohol (g/día) | 40,4 (32,7-48,2) | 39,7 (20,1-59,2) | |
Horas de sueño (%) | |||
< 7 horas | 31,6 (29,0-34,2) | 28,4 (22,1-35,7) | |
7-9 horas | 48,7 (45,9-51,5) | 30,8 (24,2-38,1) | |
> 9 horas | 19,7 (17,5-22,0) | 40,8 (33,6-48,4) | |
Autorreporte salud y bienestar (%) | |||
Malo | 2,8 (2,0-3,9) | 12,5 (8,2-18,4) | |
Regular | 36,1 (33,4-38,8) | 50,0 (42,4-57,5) | |
Bueno | 61,1 (58,2-63,7) | 37,5 (30,4-45,1) | |
Tabaquismo (%) | |||
Nunca | 51,6 (48,8-54,4) | 59,5 (51,9-66,7) | |
Ex fumador | 32,2 (29,6-34,9) | 31,6 (24,9-39) | |
Fumador | 16,2 (14,3-18,4) | 8,9 (5,4-14,3) | |
Síndrome metabólico (%) | 51,5 (47,4-55,5) | 54,9 (43,9-65,3) | |
DMT2 (%) | 23,9 (21,3-26,50 | 33,1 (25,9-41,1) | |
Depresión | 11,3 (9.5-13.3) | 19,2 (13,7-26,3) | |
HTA (%) | 68,5 (65,7-71,1) | 81,7 (74,8-86,9) | |
Puntaje mini mental | 17,0 (16,7-17,1) | 8,5 (7,9-9,0) |
Datos presentados como promedio y desviación estándar para variables continuas y cómo % y sus respectivos 95% intervalos de confianza para variables categóricas.
La prevalencia de inactividad física y horas de tiempo sedente aumentó en personas con sospecha de deterioro cognitivo (65,9%; [95% IC: 58,2-72,7)] comparado con personas sin sospecha de deterioro (33,3%; [95% IC: 30,7-36,1]). Lo mismo ocurrió para personas con horas de sueño diarias extendidas (> 9 h/día) respecto de quienes duermen 7 h/día (40,8%; [95% IC: 33,6-48,4] v/s 19,7%; [95% IC: 17,5-22,0]). No se observaron diferencias en consumo de frutas y verduras ni en el consumo de alcohol, entre grupos según sospecha de deterioro cognitivo.
Adicionalmente, personas con MMSE alterado mostraron mayor prevalencia de HTA (81,7%, [95% IC: 74,8-86,9] respecto de quienes tenían MMSE normal (68,5 % [95% IC: 65,7-71,1]. No se observaron grandes diferencias en las prevalencias de síndrome metabólico ni DMT2 según puntajes en MMSE. Un mayor porcentaje de personas con MMSE alterado describió su estado de salud y bienestar como “malo” (12,5% [95% IC: 8,2-18,4]) con respecto de aquellos sujetos con MMSE normal (2,8 % IC: 2,0-3,9]).
Si se compara el grupo de adultos mayores que presentaban sospecha de depresión con aquellos que no presentaban, se observó que un mayor porcentaje eran mujeres (79%; IC 95% [71-84]) y que no existieron mayores diferencias con relación al nivel educacional o la zona geográfica de residencia ( Tabla 2 ). Respecto a las medidas antropométricas, el grupo con sospecha de depresión presentó un mayor porcentaje de obesidad (42,5%; IC 95% [34,8-50,7]) comparado con el grupo sin sospecha de depresión (31,5%; IC 95% [28,8-34,4]). En el análisis de estilo de vida el grupo con sospecha de depresión presentó una mayor proporción de personas que dormía < 7 h/día y mayor porcentaje de ex fumadores, con respecto al grupo sin sospecha de depresión ( Tabla 2 ).
Sin sospecha de depresión | Con sospecha de depresión | ||
---|---|---|---|
Variables sociodemográficas | |||
N = | 1.073 | 151 | |
Mujeres (%) | 57,0 (54,0-60,0) | 78,8 (71,5-84,6) | |
Edad (años) | 71,0 (70,5-71,4) | 70,0 (68,2-70,9) | |
Zona geográfica (%) | |||
Rural | 18 (16,0-20,7) | 13 (8,7-19,7) | |
Urbana | 82 (79,3-83,9) | 86 (80,3-91,3) | |
Nivel educacional (%) | |||
Básica | 61,6 (58,7-64,5) | 69,8 (61,9-76,7) | |
Media | 30,4 (27,8-33,3) | 24,8 (18,5-32,4) | |
Técnico-universitaria | 7,9 (6,4-9,6) | 5,3 (2,7-10,4) | |
Medidas antropométricas | |||
Peso corporal (kg) | 69,90 (68,9-70,8) | 70,2 (67,6-72,8) | |
IMC (kg/m2) | 28,40 (28,0-28,7) | 29,2 (28,2-30,1) | |
Estado nutricional (%) | |||
Bajo peso | 10,4 (8,7-12,4) | 10,1 (6,2-16,1) | |
Normal | 29,7 (27,0-32,6) | 22,2 (16,2-29,7) | |
Sobrepeso | 28,3 (25,6-31,1) | 25,0 (18,7-32,6) | |
Obesidad | 31,5 (28,8-34,4) | 42,5 (34,8-50,7) | |
Perímetro de cintura (cm) | 95,2 (94,4-96,0) | 95,8 (93,3-98,4) | |
Obesidad abdominal (%) | 53,5 (50,4-56,5) | 52,9 (45,0-50,8) | |
Estilo de vida | |||
Actividad física total (MET/hora/semana) | 75,8 (69,2-82,5) | 68,70 (52,2-85,2) | |
Prevalencia inactividad física (%) | 35,4 (32,5-38,3) | 40,2 (32,6-48,4) | |
Tiempo sedente (hora/día) | 3,4 (3.3-3.6) | 3,71 (3,2-4,2) | |
Consumo de frutas y vegetales (g/día) | 225,06 (216-234) | 235,83 (211-260) | |
Consumo de alcohol (g/día) | 39,73 (32,0-47,4) | 58,20 (7,5-123,9) | |
Consumo de sal (g/día) | 10,1 (9,8-10,3) | 10,5 (9,5-11,4) | |
Horas de sueño (%) | |||
< 7 horas | 28,7 (26,1-31,5) | 48,3 (40,4-56,3) | |
7-9 horas | 49,6 (46,6-52,6) | 34,4 (27,2-42,3) | |
> 9 horas | 21,7 (19,3-24,3) | 17,2 (12,0-24,1) | |
Autorreporte salud y bienestar % | |||
Malo | 2,5 (1,7-3,6) | 13,9 (9,2-20,4) | |
Regular | 33,4 (30,6-36,3) | 54,9 (46,9-62,7) | |
Bueno | 64,0 (61,1-66,8) | 31,1 (24,2-38,9) | |
Tabaquismo (%) | |||
Nunca | 53,7 (50,7-56,7) | 42,3 (34,7-50,4) | |
Exfumador | 31,3 (28,6-34,1) | 41,1 (33,4-49,1) | |
Fumador | 15,0 (13,0-17,2) | 16,5 (11,4-23,4) | |
Salud | |||
Síndrome Metabólico (%) | 51,7 (47,5-55,9) | 50,0 (37,8-62,1) | |
DMT2 (%) | 23,1 (205-25,9) | 31,3 (24,0-39,7) | |
Hipertensión arterial (%) | 69,4 (66,5-72,2) | 70,9 (62,0-77,8) | |
MMSE alterado | 11,3 (9,5-13,3) | 19,2 (13,7-26,3) | |
Puntaje MMSE alterado | 16,1 (15,9-16,3) | 16,1 (14,3-15,8) |
Datos presentados como promedio y desviación estándar para variables continuas y como % y sus respectivos 95% intervalos de confianza para variables categóricas.
Al analizar la asociación entre sospecha de deterioro cognitivo y depresión, se encontró una asociación positiva la que fue de menor magnitud en mujeres (OR = 1,70 [1,02-2,4], p = 0,045) que en hombres (OR = 2,82 [1,24; 4,41], p = 0,013) ( Tabla 3 y Figura 1 ). Al corregir los análisis por factores de confusión, la magnitud de la asociación aumentó tanto en mujeres como en hombres, llegando a ser hasta 2,2 veces superior en mujeres con depresión (OR = 2,23 [1,03-3,43], p = 0,043) y hasta 4,0 veces superior en hombres con depresión (OR = 4,02 [1,44-6,61], p = 0,008), comparados con aquellos sin depresión ( Tabla 3 , Modelo 2).
Mujeres | Hombres | |||
---|---|---|---|---|
OR (95% IC) | Valor p | OR (95% IC) | Valor p | |
Modelo 0 | 1,70 (1,02;2,41) | 0,045 | 2,82 (1,24; 4,41) | 0,013 |
Modelo 1 | 2,56 (1,36; 3,76) | 0,004 | 3,45 (1,42; 5,49) | 0,006 |
Modelo 2 | 2,23 (1,03; 3,43) | 0,043 | 4,02 (1,44; 6,61) | 0,008 |
Los datos son presentados como odds ratio y sus respectivos intervalos de confianza (OR, 95% IC). Los análisis fueron ajustados por: Modelo 0 – sin ajustar; Modelo 1, fue ajustado por edad, nivel educacional, zona geográfica y región; Modelo 2 fue ajustado por modelo 1 más IMC, consumo de tabaco, consumo de frutas y verduras, consumo de alcohol, sedentarismo, AF y horas de sueño diarias.
Los análisis también mostraron una asociación entre la sospecha de deterioro cognitivo y la edad en la cual se diagnosticó la depresión por primera vez. En la Figura 2 se observa que si el primer diagnóstico de depresión fue entre los 55 a 65 años, la asociación con deterioro cognitivo fue 3,5 veces más alta (OR = 3,52 [1,05-5,99], p < 0,0001) y si el diagnóstico de depresión ocurrió posterior a los 65 años la asociación fue 6,6 veces más alta (OR = 6,65 [2,39-10,9], p < 0,0001), en comparación con la población diagnosticada con depresión antes de los 55 años.
Discusión
Este estudio confirma la asociación entre depresión y deterioro cognitivo en personas mayores. Los hallazgos coinciden con una investigación de carácter longitudinal realizada en población británica, que concluye que problemas afectivos en el curso de la vida se asocian con un funcionamiento cognitivo disminuido en la adultez 8 . Por otra parte, un meta-análisis liderado por Rock et al. en el año 2014, concluyó que el funcionamiento cognitivo disminuido se encontraba presente tanto en pacientes con diagnóstico actual de depresión, como en aquellos en remisión y en ausencia de sintomatología clínica de depresión 7 .
A pesar de que se han propuesto diversas formas por las cuales la depresión y una función cognitiva deteriorada podrían estar relacionadas, aún persisten aspectos en los que es necesario seguir indagando 16 . Por ejemplo, es claro que la depresión interfiere en el funcionamiento cognitivo lo que incluso puede conducir a una “pseudodemencia”, sin embargo, no hay consenso si la depresión o la sintomatología depresiva constituyen factores de riesgo para el desarrollo de demencia o son más bien indicadores tempranos de deterioro cognitivo. Por otra parte, la depresión también puede ocurrir como una reacción frente al déficit cognitivo 17 , dando cuenta de una asociación bidireccional que podría existir entre depresión y función cognitiva 18 . Dado que los síntomas depresivos coexisten con el declive cognitivo es importante determinar la relación temporal entre ambas condiciones. Una revisión reciente sugiere que, si la sintomatología depresiva aparece antes del deterioro cognitivo y éste es leve y temporal, es probable que la depresión sea el antecedente de la disfunción cognitiva. En cambio, si la alteración cognitiva precede a los síntomas depresivos y persiste luego de que estos remiten, es más probable la existencia de problemas cognitivos a la base 18 .
En otro orden de análisis, existe evidencia de la asociación entre estilos de vida y salud mental 19 . Un análisis de datos de la ENS 2009-2010 encontró que por cada incremento de 5 años de edad en adultos mayores (60 a 80 años), se reducían en 22% las probabilidades de alcanzar las pautas de comportamiento saludable, fundamentalmente por la elevada prevalencia de inactividad física y los inadecuados hábitos de sueño 20 . Otras investigaciones han informado la asociación entre comportamiento sedentario y depresión 21 y de manera consistente, se ha demostrado el efecto beneficioso del ejercicio físico sobre la depresión 22−24 . Por otra parte, uno de los síntomas más presentes en la depresión mayor es la alteración del sueño 25,26 . Debido a la multifactorialidad de causas del deterioro cognitivo, es relevante que este estudio proporcione evidencia de que la depresión se asocia a deterioro cognitivo con independencia de factores de confusión como el estilo de vida.
El sexo, así como la valoración cultural de las personas mayores en Chile son aspectos a tener en cuenta. Al respecto, las mujeres son más longevas y su proporción crece a medida que aumenta la edad 27 , además presentan una prevalencia de depresión significativamente superior a la de los hombres 1,9 .
Estos datos indican que las mujeres son un grupo particularmente vulnerable frente a los problemas de salud mental y sus consecuencias a nivel de funcionamiento cognitivo. Por su parte los hombres muestran menor prevalencia de depresión a nivel nacional y refieren haber sido diagnosticados con depresión en menor proporción que las mujeres 1,9 , sin embargo dado que los hombres consultan menos por problemas de salud mental es posible que el reporte de diagnóstico de depresión sea una medida muy precisa de la presencia de depresión e incluso de su severidad o recurrencia, lo que podría explicar la mayor asociación entre depresión y riesgo de deterioro cognitivo, encontrada en este estudio.
La población adulta mayor está expuesta a experiencias de maltrato y exclusión 27 y por ello son más vulnerables a la soledad y trastornos del ánimo. Es por esto, que en caso de que la depresión sea un precursor de problemas cognitivos, es imprescindible el diagnóstico y manejo oportuno, lo que muchas veces se ve dificultado porque la depresión puede confundirse con características propias de la vejez o como un factor inherente a la presencia de enfermedades crónicas frecuentes en la edad adulta, por lo que puede ser subdiagnosticada y no tratada oportunamente.
Dado que la depresión se puede presentar en distintas etapas de la vida y con diferente severidad, es necesario analizar los efectos en el funcionamiento cognitivo de episodios tempranos de depresión y la presencia de distimia o sintomatología depresiva sin necesariamente cumplir con los criterios diagnósticos de depresión.
Entre las limitaciones de este estudio está el uso de medidas de auto-reporte que están expuestas al sesgo de memoria. Las medidas de deterioro cognitivo y de depresión son referenciales y en ambos casos solo se puede aludir a sospecha de presencia de cada condición. Como cualquier estudio de carácter transversal no es posible inferir relaciones causales. Entre las sugerencias para futuras investigaciones está el indagar en el uso de medicación antidepresiva por su potencial efecto en las dos condiciones aquí abordadas.
Como conclusión, este estudio entrega evidencia sobre la asociación entre depresión y edad de diagnóstico, con sospecha de deterioro cognitivo, ambas condiciones altamente prevalentes en población chilena. En consecuencia, la identificación de los factores protectores de la salud mental en el adulto mayor y la implementación de estrategias para su promoción constituyen un desafío para la salud pública y la calidad de vida de una población que envejece progresivamente.