En el presente escrito se desarrolla una serie de argumentos apegados a la historia de la ciencia, para defender la tesis según la cual un conocimiento exacto no siempre está fundamentado en una verdad, y de cómo un conocimiento verdadero no siempre tiene como origen una medición exacta. Se exponen las diferencias epistemo lógicas entre un instrumento y una herramienta de investigación. Se muestra cómo un instrumento científico es la “encarnación” de una teoría. Al final se desarrolla una pequeña reflexión sobre cómo las tesis planteadas pueden ayudar a la vigilancia epistemológica en la investigación educativa.
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