El profesor Ariel Marcel Tarazona Morales fue docente de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín desde el año 2008, siendo parte fundamental del Departamento de Producción Animal y quien además, tuvo la oportunidad de hacer su Doctorado perteneciendo a este claustro universitario en el área de Bienestar y Bioética Animal, donde como estudiante de la asignatura de inmunología (en la que fui su profesor) en un ensayo sobre la relación de inmunología y reproducción realizó un maravilloso relato de como un príncipe (el espermatozoide) alcanza a la princesa (el ovocito) cruzando terrenos inhóspitos desde un gran desierto (la vagina), pasando montañas (el cérvix), lagos y selvas (cuerpo y cuerno del útero), estrechos (istmo del oviducto), hasta encontrar a su princesa en una torre (el ámpula del oviducto), donde se besan (fertilización) y luego bajan juntos (como embrión) a construir su castillo en el cuerno uterino; en todo este camino el príncipe espermatozoide se enfrenta con fieras y dragones (inmunoglobulina A, citoquinas proinflamatorias, macrófagos y células dendríticas) y en medio de todos esos retos se logra crear un nuevo ser, se logra crear la vida. Esa era la sensibilidad de profesor Ariel.

Al egresar de su doctorado, el profesor Ariel se volvió un referente mundial en el área del Bienestar Animal por lo que contaba con múltiples invitaciones nacionales e internacionales como conferencista central en congresos de bienestar animal. En su paso por la Universidad Nacional logró que la carrera de zootecnia de nuestra sede fuera la primera en Colombia que tuviera en su malla curricular, como obligatoria, la asignatura de bienestar animal; además, sensibilizó a muchos estudiantes de pregrado y posgrado que las producciones animales se pueden hacer en el contexto del bienestar animal y que la producción de proteína de origen animal para alimentar al humano no riñe con el bienestar de los animales.

Como académico e investigador fue indudable su calidad, demostrada por su amplia productividad en el área de reproducción y bienestar animal, tanto de artículos en publicaciones indexadas, como de libros o capítulos de libros, participación en congresos nacionales e internacionales y su inmenso aporte como director o codirector de tesis de maestría o doctorado. Su calidad era reconocida tanto a nivel nacional como internacional, reflejándose con los nombramientos que tuvo en el transcurso de su vida docente hasta momentos previos a su fallecimiento como: Auxiliar de justicia del Consejo profesional de Medicina Veterinaria y Zootecnia de Colombia, Secretario Regional para Latinoamérica de la Sociedad Internacional de etología aplicada ISAE; Miembro del comité institucional para el cuidado de los animales CICUA de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín y de otros comités de ética para experimentación con animales de entidades universitarias de Medellín; Miembro del comité editorial de la revista de la facultad de ciencias agrarias de la Universidad de Cundinamarca y el cargo que más lo estaba llenando en sus últimos meses de vida fue el de Director de Bienestar de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, al que se entregó con toda el alma al conocer todo lo que él podía aportar como académico, profesional, docente y humano para hacer más cómodo y llevadero el paso por la universidad de los estudiantes, muchas veces en situaciones de alta vulnerabilidad económica, psicológica y personal.

Como hijo solo se puede decir, "¿Cómo hiciste para tener y criar un ser tan maravilloso e irreal?", que fue lo que la profesora Liliana María Hoyos le preguntó a la mamá de Ariel el día que la facultad de Ciencias Agrarias hizo un pequeño homenaje póstumo de despedida. Como amigo solo puedo decir que los que lo tuvimos a nuestro lado fuimos unos afortunados y que con su partida no perdimos un amigo, sino que ganamos un ángel que nos cuidará y nos guiará con su luz siempre. Si me preguntan ¿Ariel fue un ser feliz?, les responderé que no sé, pero de lo que si estoy seguro es que fue un ser que repartió felicidad a sus seres conocidos en el mundo.

En su corta permanencia como docente de la Universidad Nacional de Colombia (15 años), Ariel pasó por todas las categorías desde: profesor auxiliar, profesor asistente, profesor asociado y la semana antes de su hospitalización había solicitado su ascenso a profesor titular, máxima categoría docente de la Universidad Nacional de Colombia, donde desafortunadamente el proceso de ascenso se vio truncado. Pero como Ariel no dejó de sorprendernos, ni aún después de su temprana partida a los 43 años (que cumplió estando en la UCI), y lo demuestra con las siguientes palabras que fueron tomadas de la introducción (de la cual Ariel fue coautor) del libro "El mundo del testículo: Fundamentos básicos y didácticos sobre el aparato reproductor masculino", libro que vio la luz después de la partida de Ariel, y que fue publicado por la Editorial de la Universidad Nacional de Colombia, cuyo autor es el profesor Yasser Lenis: "La reproducción, la sexualidad y la fertilidad han tenido un rol fundamental a lo largo de la historia de la humanidad y desde tiempos remotos en las culturas ancestrales del globo terráqueo. Los símbolos que representan a los aparatos genitales masculino y femenino han sido desde los inicios de la humanidad objeto de veneración, magia y creencias. Civilizaciones primordiales le han dado a la reproducción un lugar importante en su cosmogonía y en la comprensión de la naturaleza. Dentro de la naturaleza de los seres vivos, nacer, crecer y morir son procesos naturales; sin embargo, si un individuo llega a ser biológicamente exitoso en un ecosistema, puede lograr algo más, reproducirse. Esto último es un beneficio o un privilegio de pocos, y es el principio básico que tienen las especies animales como prueba del proceso de adaptación fisiológica y genética para permanecer a través del tiempo en un ecosistema determinado. La naturaleza es exigente, y solamente elige a los individuos más adaptados, competentes, saludables y dominantes para que transmitan la información genética a las siguientes generaciones, responsables de mantener la especie en el tiempo. De tal forma, la reproducción se convierte en un interesante mecanismo desarrollado por los seres vivos para multiplicarse".

Finalmente, con la partida de Ariel no perdimos un hijo, un hermano, un amigo, un docente, un maestro, un conocido, sino que ganamos una luz que nos guiará y acompañará hoy y siempre, ya que Ariel se representa con vida, como lo queremos recordar los compañeros de la Facultad de Ciencias Agrarias, por lo que en su acto de despedida sembramos una palma Synechanthus fibrosus en la entrada del bloque 11 que nos acompañará siempre.