Un grupo de chavales con la música a todo trapo en un autobús en el que te queda un buen trecho.
La canción del verano. Un jingle que no se te va de la cabeza. Tu canción favorita. La sintonía de un programa. Si es música, está hecha para ser escuchada y se escucha. Entonces, ¿cómo es posible que la escucha haya merecido tan poca atención en los estudios sobre música?
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