Archivo Español de Arqueología 96
enero-diciembre 2023, r03
ISSN: 0066-6742, eISSN: 1988-3110, ISSN-L: 0066-6742
https://doi.org/10.3989/aespa.096.023.res03

Juan Pereira Sieso

Facultad de Humanidades de Toledo

https://orcid.org/0000-0003-1266-5360

Reseña de / Review of: Carmen Rísquez Cuenca, Carmen Rueda Galán y Ana B. Herranz Sánchez (eds.), El reflejo del poder en la muerte. La cámara sepulcral de Toya, Colección Arqueologías, Serie Ibera 11, Editorial Universidad de Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, Jaén, 2022, 508 pp., 3 fotografías, 169 figs., 5 tablas. ISBN: 978-84-9159-485-7 (Universidad de Jaén); 978-84-18265-46-4 (Instituto de Estudios Giennenses).

CONTENIDO

En 2018 se cumplieron 100 años de los trabajos de documentación arqueológica de Juan Cabré en la cámara de Toya y su declaración como Monumento Artístico. Con motivo de esta efeméride se celebraron una serie de eventos coordinados por el Instituto Universitario de Investigación de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén en colaboración con el Ayuntamiento de Peal de Becerro y el Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación de Jaén. Entre estos actos cabe destacar una exposición y la publicación de una monografía (Bellón Ruiz y Moreno Padilla, 2019Bellón Ruiz, J. P. y Moreno Padilla, M. I. (Eds.) (2019). Cien años de arqueología de un monumento: La cámara de Tugia. Jaén: Instituto de Estudios Gienenses. ) junto con la celebración de un congreso internacional desarrollado entre los días 7 y 9 de junio del 2018, dedicado a la cámara de Toya y otros conjuntos funerarios. La temática del congreso ha propiciado el título de su publicación, que como se recuerda en el prólogo coincide 30 años después con la publicación en 1992 del Congreso de Arqueología Ibérica dedicado a las necrópolis, que aún en el día de hoy supone una de las panorámicas más completas sobre el mundo funerario ibérico (Blánquez y Antona, 1992Blánquez, J. y Antona, V. (Coords.) (1992). Congreso de Arqueología Ibérica. Las necrópolis. Madrid 4-6 de noviembre de 1991. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.).

Organizado en tres partes, en la primera bajo el epígrafe: “Ideología del poder y genealogía en el paisaje de la muerte en el Mediterráneo occidental: miradas de contraste entre al ámbito etrusco y el ibero”, se presentan las dos ponencias principales del congreso presentadas por Mario Torelli y Arturo Ruiz y Manuel Molinos. La segunda parte del congreso lleva por título “El reflejo del poder en la muerte: casos de estudio” y se organiza en 13 comunicaciones que presentan aportaciones al estudio de las necrópolis de la Alta Andalucía, el mundo funerario del Sureste representado por las necrópolis de Boliche y Pozo Moro y los inicios de las comunidades ibéricas en las provincias de Alicante y Valencia. La tercera parte de la publicación titulada “Nuevas aproximaciones al paisaje funerario” recoge la sesión de 6 pósteres del congreso, reconvertidos en comunicaciones.

La ponencia de Mario Torelli, tristemente fallecido en el 2020 mientras se preparaba la publicación del congreso, analiza la evolución de las representaciones con las que los príncipes etruscos manifestaban el poder de sus linajes y asumían el tránsito que supone la muerte entre el siglo VIII y el V a. n. e. En el siglo VIII a. n. e. los ajuares funerarios se caracterizan por el simbolismo que vincula la identidad del personaje, el estado imaginario de la muerte y la posesión del poder. Hacia el siglo VII a. n. e. con el final del periodo orientalizante las representaciones iconográficas se relacionan con la incertidumbre sobre la transmisión del poder que asegure la continuidad del linaje. A partir del siglo VI a. n. e. las fachadas de los templos y palacios presentan imágenes de transiciones de poder no conflictivas que contrastan con las noticias sobre conflictos entre ejércitos privados de aristócratas contra bandas armadas. En la transición del siglo VI a. n. e. al V a. n. e. esta situación de conflicto será habitual tanto en Etruria como en el Lazio y supondrá el final de la monarquía en Roma donde se destituye a la dinastía de origen etrusco de los Tarquinos. A finales del siglo VI y principios del V a. n. e. la crisis de la sociedad aristocrática se relaciona con la promulgación de leyes contra la exhibición de lujo en tumbas y ajuares, y la desaparición contrastada arqueológicamente de adornos y pinturas en las casas de Etruria y el Lazio. En la simbología de los ajuares funerarios de este momento, se aprecia una diferencia de género, en el uso de lekitos áticos de fondo blanco en enterramientos femeninos. Frente a los varones que confían en los rituales tradicionales con una apoteosis gloriosa, las mujeres confiaban en el mundo de la escatología griega clásica.

La ponencia de Arturo Ruiz y Manuel Molinos desarrolla una interpretación de la genealogía de los linajes aristocráticos gentilicios de la Alta Andalucía, en un recorrido parcial por las necrópolis bastetanas del Guadiana Menor, ya que solo se hacen referencias puntuales a las de Céal y Toya y las asociadas al oppidum de Castulo. Entre las necrópolis bastetanas, la del Cerro del Santuario (Baza) excavada en los años 70 es la que al proporcionar un registro arqueológico más completo ha configurado desde los años 90 su interpretación de la organización gentilicia del mundo funerario del Alto Guadalquivir (Ruiz Rodríguez, Rísquez y Hornos, 1992, p. 429Ruiz Rodríguez, A.; Rísquez, C. y Hornos, F. (1992). “Las necrópolis ibéricas en la Alta Andalucía”. En: Blánquez, J. y Antona, V (Coords.). Congreso de Arqueología Ibérica. Las necrópolis. Madrid 4-6 de noviembre de 1991. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.) y su estructura de parentesco y residencia (Ruiz Rodríguez y Molinos, 2018Ruiz Rodríguez, A. y Molinos, M. (2018). “Genealogía, matrimonio y residencia en el proceso político de los iberos del Alto Guadalquivir”. En: Rodriguez Díaz, A., Pavón Soldevilla, I. y Duque Espino, D. M. (Eds.). Más allá de las casas. Familias, linajes y comunidades en la protohistoria peninsular. Cáceres: Universidad de Extremadura, pp. 41-72.). En el Cerro del Santuario los autores identifican la generación a la que pertenecen los antepasados más antiguos con enterramientos del Bronce Final o del Hierro I. La siguiente generación es la de los antepasados que “desarrollan la secuencia generacional conocida del linaje” y son anteriores al príncipe fundador. Son tumbas que se identifican a través de una serie de elementos de prestigio como los documentados en la tumba de la Dama de Baza n.º 155. La generación que corresponde al fundador político del linaje se identifica por enterramientos de gran tamaño, monumentales y de amplia visibilidad, con ricos y variados ajuares en los que destacan elementos de prestigio como el carro que caracteriza la tumba 176. Las tumbas de la “clientela interaristocrática” mantienen un nivel más bajo y sin los elementos de prestigio propios del príncipe como en las tumbas 43 y 130 de Baza. En el caso de los conjuntos funerarios de Castulo, Ruiz y Molinos desarrollan su propuesta sobre 9 contextos funerarios entre tumbas aisladas y agrupaciones de tumbas en el entorno del oppidum de Castulo con una cronología entre los siglos V y IV a. n. e. Estos conjuntos funerarios se han agrupado en tres necrópolis: Estacar de Robarinas, Los Patos e Higuerones / Baños de la Muela. Su análisis sugiere que la necrópolis de Los Patos pertenece a un linaje diferenciado, la de los Higuerones pertenece al tipo de necrópolis dispersa y la necrópolis de Estacar de Robarinas sería la única necrópolis gentilicia de las tres, donde se enterró el grupo que gobernó Castulo entre los siglos V y IV a. n. e.

El conjunto de comunicaciones agrupadas bajo el epígrafe “casos de estudio” se abre con el análisis por parte de Mariassunta Cuozzo y Rosa Cannavaccioulo, desde una perspectiva postprocesual, de dos enterramientos femeninos excepcionales procedentes de las necrópolis de Monte Vettrano y Pontecagnano en la región de Campania. Estas dos tumbas presentan ajuares en lo que se refiere al atavío personal junto con importaciones bronce y cerámica sin contrapartida en cuanto a riqueza en los enterramientos masculinos, lo que lleva a las autoras a proponer que durante el período orientalizante en el territorio picentino las mujeres de estatus más elevado tuvieron una cierta preeminencia en la gestión del poder. Las siguientes comunicaciones se pueden agrupar en tres apartados. El primero, presentado por Susana González Reyero, de carácter historiográfico, se centra en el estudio de las circunstancias y personajes que actuaron en torno al descubrimiento de la Cámara de Toya. Destaca la importancia de los trabajos de Cabré en Toya para entender el recorrido que experimentaron muchos yacimientos desde el ámbito de los aficionados locales a una práctica arqueológica normalizada y supervisada por el Estado.

El segundo apartado agrupa las comunicaciones que abordan distintos aspectos de las manifestaciones funerarias de la Alta Andalucía desde la fase de transición del Bronce Final al Hierro I hasta plena época ibérica. En el trabajo liderado por Carmen Rísquez se estudian las relaciones sociales y de género en el túmulo de inhumación del Cerrillo Blanco de Porcuna (Jaén). Los análisis antropológicos de las inhumaciones en cuanto a sexo, edad, patologías y paleodieta, combinados con el estudio de los escasos pero significativos elementos de ajuar permiten a las autoras identificar una estrategia identitaria y diferencias de filiación a partir de la posición de cada inhumación con respecto a la tumba de cámara de los fundadores del linaje. El trabajo de Miguel Lechuga, María Isabel Moreno y Marcos Soto sobre el área funeraria del Cerro de los Vientos en Puente del Obispo (Baeza, Jaén) documenta en este caso el ritual de incineración durante el Bronce Final, la presencia de un personaje femenino en la tumba de mayor riqueza con importaciones de la fase orientalizante, junto con el ritual de ofrenda y consumo de hidromiel, a tenor de los análisis realizados, en el desarrollo de las ceremonias funerarias.

En las comunicaciones centradas en las necrópolis de época ibérica el trabajo de Teresa Chapa sobre las necrópolis del Guadiana Menor se centra en la iconografía de ciertos elementos que, una vez integrados en los ajuares funerarios, permanecerán invisibles para el resto de la comunidad y aquellos, fundamentalmente esculturas zoomorfas, destinados a visibilizar las estructuras funerarias a las que se asocian. Esta valoración de los soportes de la iconografía, sobre todo la escultura, permite matizar la propuesta de Almagro Gorbea (1982)Almagro-Gorbea, A. (1982). “Tumbas de cámara y cajas funerarias ibéricas. Su interpretación sociocultural y la delimitación del área cultural de los Bastetanos”. En: Homenaje a Conchita Fernández Chicarro. Madrid: Ministerio de Cultura, pp. 287-291. sobre qué elementos podían considerar específicos del mundo bastetano.

En los trabajos centrados en una sola necrópolis, Manuel Pérez Gutiérrez, Arturo Ruiz y María Isabel Moreno presentan el análisis arqueoastronómico de la Cámara de Toya, cuya orientación permite que en el ocaso del solsticio de verano se ilumine la nave de la derecha la cámara considerada como el espacio funerario del Príncipe de Toya, donde Cabré localizó la pieza más importante de su ajuar, una crátera ática de figuras rojas. Las siguientes comunicaciones tienen que ver con los resultados de recientes trabajos de limpieza, documentación, excavación y puesta en valor de las necrópolis de Galera y Baza. En el primer caso a partir de las campañas realizadas entre 2000 y 2012 (Rodríguez Ariza, 2014Rodríguez Ariza, M.ª O. (2014). La necrópolis ibérica de Tútugi (2000-2012). Textos CAAI, 6. Jaén: Universidad de Jaén), María Oliva Rodríguez Ariza identifica hasta 4 agrupaciones de sepulturas en las que, simplificando el modelo propuesto para Baza por Ruiz y Molinos, señala que la zona de las tumbas 1 y 20 pertenecería al grupo de los fundadores del linaje y las documentadas en el entorno de las tumbas 34 y 2 al grupo de los clientes. En el caso de Baza, Andrés Adroher, Alejandro Caballero, Manuel Ramírez y Juan Antonio Salvador presentan nueva documentación sobre las tumbas de las campañas de Presedo junto con nuevas estructuras como la tumba 183 caracterizada por la presencia de inhumaciones infantiles. Estos resultados y la constatación de deficiencias en la localización y planimetría de las tumbas de Baza publicadas, junto con la referencia de la posible contemporaneidad durante el siglo IV de las necrópolis del Cerro del Santuario y del Cerro Largo, plantean para los autores dudas sobre la interpretación de la distribución y papel de los linajes que ocuparon el poder en Baza.

El último grupo de las comunicaciones de los casos de estudio se asocia al surgimiento de las comunidades ibéricas en el Sureste y las provincias de Alicante y Valencia. El estudio de la necrópolis orientalizante de Boliche se integra en el programa de investigación y publicación de Alberto Lorrio sobre los contactos entre indígenas y fenicios. Este contacto, que fecha en el siglo VI a. n. e., se manifiesta en los ajuares de un segundo núcleo de enterramiento que supone un aumento poblacional, sobre la fase más antigua, representada por un reducido número de individuos pertenecientes al mismo grupo gentilicio. La comunicación de Ricardo Olmos y Jorge García Cardiel sobre una nueva relectura del monumento de Pozo Moro presenta en primer lugar la hipótesis de Olmos sobre la existencia de más de un monumento turriforme a partir de la evidencia de un segundo pavimento similar al que rodeaba el primer monumento. La revisión que hacen de los relieves del monumento principal les permite identificar las hazañas de un héroe que presenta puntos en común con el Melkart tirio y el Herakles griego, mitos en los que se irá decantando la influencia griega como deducen del análisis del ajuar funerario que apareció asociado al monumento, sin obviar las dudas planteadas sobre la relación de anterioridad entre la tumba y el monumento.

La comunicación de Ignasi Grau ofrece una síntesis sobre la génesis de los diferentes grupos ibéricos entre los siglos VIII y VI a. n. e. en las comarcas centrales de la Contestania. A partir del análisis de la variabilidad de los túmulos de Morquí y Les Moreres, los conjuntos funerarios de Mas del Regall y la necrópolis de Les Casetes, los procesos sociales vinculados a estas manifestaciones se van a caracterizar por la ausencia de manifestaciones jerarquizadas del poder individual.

El último de los trabajos de este apartado se centra en la valoración de la Dama de Elche y otras representaciones femeninas del mundo ibérico, señalando que las Damas representan un poder femenino más allá de la exhibición de riqueza que se manifiesta en aspectos iconográficos como la entronización y símbolos como el ave o la adormidera. Para Carmen Aranegui esta iconografía junto con su función de urna cineraria en los casos de Baza y Elche no se correspondería con la de divinidades, sino que representarían un papel mediador. Estas damas con sus joyas, vestimentas y elementos simbólicos representan a una nueva elite basada en el comercio que irrumpe en el paisaje funerario aristocrático, atribuyendo a sus competidores la destrucción violenta de sus símbolos visibles, mientras que los enterrados permanecerán intactos.

Se inicia el apartado de la sesión de pósteres del congreso con la propuesta de Raquel San Quirico sobre el papel relevante que presentan las mujeres en la necrópolis de Medellín durante el siglo VII a. n. e., así como la identificación del vaso a chardon como elemento vinculado al género femenino. Benjamín Cutillas y Emiliano Hernández destacan la importancia de un detallado análisis historiográfico en este caso sobre la necrópolis del Collado y Pinar de Santa Ana (Jumilla, Murcia), como elemento de un proyecto de investigación. Un interesante trabajo sobre 4 enterramientos de alto estatus de la necrópolis de Alarcos realizado por Rosario García Huerta, David Rodríguez y Francisco Javier Morales presenta una metodología para la valoración cuantitativa y cualitativa de su riqueza, que permita comparar estas tumbas con otras de similar calidad en otros territorios del mundo ibérico. De la Oretania septentrional, Luis Benítez de Lugo y José Luis Fuentes presentan los resultados de los trabajos arqueológicos en la necrópolis del Toro de Alcubillas y el posible recinto sacro de la Sala de los Moros en Argamasilla de Alba. Cierran este apartado dos trabajos centrados en el Alto Guadalquivir. María Isabel Moreno presenta un estudio de los programas decorativos de las cerámicas con decoración geométrica procedentes de la necrópolis de Toya, que confirma la cronología del repertorio cerámico estudiado entre el siglo VI y el III a. n. e. El segundo de los trabajos de María Alejo, Luis María Gutiérrez, Antonio Jesús Ortiz y José Antonio Alejo estudia la representación del poder a partir del hallazgo de una cueva santuario en la necrópolis del Castillo y el monumento funerario documentado en la necrópolis de la plataforma inferior asociados oppidum de Giribaile, cuyo papel secundario en el territorio de Castulo cabría matizar.

Entre las distintas aportaciones del congreso que ya han sido reseñadas la más destacable por su propósito de revisión y síntesis global de las necrópolis del Alto Guadalquivir es la propuesta de identificación de los linajes y sus representantes en el registro funerario de Ruiz y Molinos. En la revisión que se hace de las necrópolis del Guadiana Menor, sin embargo, no se valora hasta qué punto pueden enmascarar las diferencias de interpretación las características del registro arqueológico disponible. En el caso de Galera, a pesar de las condiciones de su descubrimiento que propiciaron la desaparición de tumbas y ajuares funerarios ¿durante? los trabajos de documentación de Cabré y Motos, el estudio de los materiales depositados en el Museo Arqueológico Nacional (Pereira et al., 2004Pereira, J.; Chapa, T.; Madrigal, A.; Uriarte, A. y Mayoral, V. (Eds.) (2004). La necrópolis ibérica de Galera (Granada). La colección del Museo Arqueológico Nacional. Ministerio de Cultura. Madrid.) y las excavaciones desarrolladas en el presente siglo (Rodríguez Ariza, 2014Rodríguez Ariza, M.ª O. (2014). La necrópolis ibérica de Tútugi (2000-2012). Textos CAAI, 6. Jaén: Universidad de Jaén) permiten una interpretación simplificada del modelo de necrópolis dispersa ya reseñada en la comunicación de Oliva Rodríguez. En el análisis de la necrópolis de Baza se plantean algunas dudas por las deficiencias señaladas en el inventario y la planimetría de los trabajos de Presedo (Gil, 2009Gil, S. (2009). “La sociedad y sus ajuares. La necrópolis ibérica de Baza 40 años después”. Arqueología y Territorio, 6, pp. 107-121.; González, 2012González, E. (2012). “Estructuras funerarias de la necrópolis del Cerro del Santuario (Baza, Granada)”. Arqueología y Territorio, 9, pp. 117-130.). A esta circunstancia habría que añadir que los últimos trabajos en el Cerro del Santuario, presentados en el congreso, que han documentado nuevas tumbas como la n.º 183 con inhumaciones infantiles y varias fases de utilización, y las referencias a la mayor amplitud cronológica de la vecina necrópolis del Cerro Largo, podrían afectar al modelo interpretativo que se propone.

En el caso de las necrópolis de Castulo el investigador que por circunstancias de su trabajo haya tenido que revisar los datos y materiales de los conjuntos funerarios valorará en su justa medida la laboriosa tarea de ordenar y hacer comprensible su, en ocasiones, caótico registro arqueológico, para realizar una nueva lectura de estos conjuntos funerarios a pesar de las dudas que los autores reconocen que se plantean. En el aspecto formal la exhaustiva descripción de la interpretación de las estructuras funerarias, sus ajuares y la relación con otras estructuras, parece más propia de la memoria de una intervención arqueológica que de una ponencia.

Frente a esta interpretación de las necrópolis del Alto Guadalquivir como necrópolis gentilicias de príncipes con su séquito clientelar, Ruiz-Gálvez considera que elementos como el culto al antepasado heroico, la identificación de reliquias en contextos domésticos y funerarios, las tumbas femeninas singulares, las estrategias matrimoniales de los Bárquidas o la destrucción de monumentos como manifestación de competencia entre distintos linajes, serían más propios de una “Sociedad de Casa”. Este tipo de estructura de parentesco es de orientación cognaticia en la que “ambos patrilinajes son potencialmente transmisores de derechos tanto sobre el patrimonio como sobre el oficio dirigente” (Ruiz-Gálvez, 2018, p. 24Ruiz-Gálvez Priego, M. (2018). “¿Sociedad de clase o … Sociedad de Casa? Reflexiones sobre la estructura social de los pueblos de la Edad del Hierro en la Península Ibérica”. En: Rodriguez Díaz, A., Pavón Soldevilla, I. y Duque Espino, D. M. (eds,) Más allá de las casas. Familias, linajes y comunidades en la protohistoria peninsular. Cáceres: Universidad de Extremadura, pp. 13-40.).

Por último, señalar una circunstancia que afecta de manera significativa la propuesta de interpretación de Ruiz y Molinos: la ausencia de estudios antropológicos de los individuos enterrados en las necrópolis estudiadas, salvo los restos depositados en el interior de la Dama de Baza, identificados como femeninos a mediados de los 80 y confirmados en el último congreso monográfico sobre la Dama de Baza (Trancho y Robledo, 2010Trancho, G. J. y Robledo, B. (2010). “La Dama de Baza: análisis paleoantropológico de una cremación ibérica”. En: Izquierdo, I. y Chapa, T. (Coords.). La Dama de Baza. Un viaje femenino al más allá. Encuentro Internacional Museo Arqueológico Nacional. Madrid 27 y 28 de noviembre de 2007. Madrid: Ministerio de Cultura, pp. 119-135.). Este tipo de estudios, que en varias de las comunicaciones reseñadas permiten visibilizar el papel de las mujeres en sus respectivas comunidades, están produciendo también cambios significativos en la interpretación de las necrópolis de la Meseta Norte en las que determinadas tumbas con ajuares tradicionalmente considerados como masculinos por la presencia de armas pertenecen a mujeres (Liceras, 2021Liceras Rodrigo, R. (2021). “Género y sociedad en las necrópolis de la meseta norte durante la Edad del Hierro (siglos VI-II a.n.e.)”. Trabajos de Prehistoria, 78 (1), pp. 121-139.)

Las circunstancias del descubrimiento de las necrópolis de Toya y Galera con posteriores rebuscas y excavaciones explican la pérdida de los restos cremados. En el caso de la crátera ática de la Cámara de Toya no tenemos la certeza de que guardara los restos de un individuo masculino, como se sugiere en el estudio arqueoastronómico de la cámara, al identificar su ubicación como el reservado al Príncipe de Toya. En Galera solo se conserva procedente de la tumba 11 una urna de cuello acampanado con los restos de una mujer de 20 años asociada a un conjunto de armas, dos bocados de caballo, y una crátera ática del grupo de Polignoto de mediados del V a. n. e. (Pereira et al., 2004, p. 84Pereira, J.; Chapa, T.; Madrigal, A.; Uriarte, A. y Mayoral, V. (Eds.) (2004). La necrópolis ibérica de Galera (Granada). La colección del Museo Arqueológico Nacional. Ministerio de Cultura. Madrid.). Sin embargo, lo que sorprende es que, tanto en la necrópolis de Baza como en las de Castulo, excavadas en la década de los 70, no hay constancia en sus correspondientes publicaciones de que se haya realizado el estudio de identificación de los individuos enterrados con lo que se sustrae una información relevante en el estudio de la estructura social y el posible parentesco de los individuos enterrados en las tumbas múltiples.

El congreso sobre la Cámara de Toya y las manifestaciones del poder aristocrático en el mundo funerario, supone un avance significativo en la investigación de las sociedades ibéricas de la Alta Andalucía y Sureste peninsular. Nuevas intervenciones arqueológicas y analíticas están proporcionando, entre otras novedades, la evidencia del papel de las mujeres en la estructura y organización de los grupos que se entierran en las necrópolis desde el periodo orientalizante hasta la conquista romana. La revisión de yacimientos emblemáticos junto con nuevas propuestas de interpretación de un registro arqueológico que en algunos casos presenta carencias significativas, configuran un panorama más preciso y complejo en la valoración de los distintos planos en que se manifestaban estas comunidades ibéricas.

BIBLIOGRAFÍA

 

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