El film Fahrenheit 451 (Truffaut, 1966) es un exponente claro del malestar con el que los intelectuales asistían al desarrollo de la sociedad moderna. Por ese motivo esta película es un referente que anuncia el apoyo de los intelectuales al estallido del mayo francés. La sociedad moderna de mediados del siglo XX se caracterizó por la difusión masiva de los medios de comunicación de masas como la televisión, y estos empezaron a articular técnicas de manipulación informativa y también de consumo, lo que dejaba desamparado al ciudadano visto ahora como un simple cliente no necesariamente instruido. En esta distopía, basada en la novela de Ray Bradbury, el cineasta francés de la Nouvelle vague François Truffaut nos muestra una sociedad enferma, donde la cultura se considera un peligro que hay que erradicar. La felicidad puede ser ahora facilitada por los objetos de consumo y por la elusión de los problemas y conflictos que los libros contienen. Esta sociedad futurista tóxica es en realidad una metáfora de la sociedad de su tiempo, y su cambio uno de los objetivos que los movimientos del 68 reclamaban.
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