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Si Somos Americanos

versión On-line ISSN 0719-0948

Si Somos Americanos vol.22 no.1 Santiago jun. 2022

http://dx.doi.org/10.4067/S0719-09482022000100114 

Artículo original

Mujeres cualificadas en movimiento: análisis de las trayectorias vitales desde las vejeces

Qualified women on the move: analysis of life trajectories from the elderly

* CONICET-Instituto de Investigaciones de Estudios de Género (IIEGE), Universidad de Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: claudiapedone@yahoo.es

** Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU), Universidad Mayor de San Simón, Bolivia. Correo electrónico: yalfaro.aramayo@gmail.com

Resumen:

Actualmente, desde diversos sectores feministas en la región, se ha puesto en debate el tema de las vejeces a partir de las vivencias y las autorrepresentaciones de las mujeres “viejas”. Con este artículo nos planteamos aportar al debate académico que reivindica que las mujeres viejas han sido pioneras en la lucha por las conquistas de derechos sociales y políticos, y dialogar con diferentes iniciativas artísticas y activismos feministas que han visibilizado los deseos e intereses de las mujeres viejas desde sus propios relatos. Para ello, recurrimos a la narrativa de las trayectorias vitales de científicas académicas/profesionales de las ciencias sociales y militantes de izquierda y feministas en las décadas de 1970 y 1980 en América Latina. A partir de un trabajo etnográfico construido sobre la base de tres ejes teórico-metodológicos: la gerontología crítica, la interseccionalidad y las trayectorias de vida, presentamos como primeros hallazgos de una investigación en curso, el análisis de las movilidades académicas, migraciones y desplazamientos por exilio de diez mujeres que desarrollaron sus carreras en múltiples lugares de destino. Un hallazgo importante de esta investigación es que las movilidades académicas se pueden leer como consecuencia de decisiones vitales y de sobrevivencia, y no únicamente como oportunidades y/o requisitos para insertarse en los sistemas científicos de investigación.

Palabras clave: migración cualificada; movilidad; exilio

Abstract:

Various feminist sectors in the region have been undertaking an on-going debate on the issue of old age. This has been based on the experiences and self-representations of elderly women. With this article, we propose to contribute to the academic debate that asserts that elderly women have been pioneers in the struggle for the conquest of social and political rights, as well as to interact with different artistic initiatives and feminist activisms that have focused attention on the desires and interests of "elderly” women on the basis of their own stories. For this purpose, we turned to the life narratives of the trajectories of academic/professional scientists of the Social Sciences and militants of the left and feminists in the 1970s and 1980s in Latin America. This was undertaken using an ethnographic work approach constructed on the basis of three theoretical-methodological points of focus: critical gerontology, intersectionality, and life trajectories. As the first findings of this ongoing research, we present an analysis of academic mobilities, migrations, and displacement due to exile of ten women who developed their careers in multiple places of destination. An important finding of this research is that academic mobility can be read as a consequence of vital and survivalist decisions, and not only as opportunities and/or requirements for such women to insert themselves into systems of scientific research.

Keywords: qualified migration; academic mobility; exile

Introducción

Hace muy poco tiempo, desde diversos sectores feministas en la región, se ha puesto en debate el tema de la vejez a partir de las vivencias y las autorrepresentaciones de las mujeres. Por ejemplo, en Argentina, luego de los últimos acontecimientos en la lucha por la despenalización del aborto, en la que las mujeres jóvenes tuvieron un gran protagonismo, no dejó de reivindicarse a “las históricas”,1 aquellas mujeres que estuvieron presentes en las luchas feministas desde hace más de 30 años, consolidando una postura intergeneracional de compromiso y militancia política y social.

En este contexto, en 2019, a partir de un post de la periodista Gabriela Cerruti sobre la necesidad y el deseo de una “Revolución de las Viejas”, plantea desde una postura feminista: “Decir la palabra mágica. Nombrarnos: nosotras las viejas. Acá estamos... No somos las madres que fueron nuestras madres, y mucho menos las abuelas que fueron nuestras abuelas. No tenemos un modelo de vejez en que reconocernos. Por eso decidimos construirlo” (Cerruti, 2020, p. 15). Paralelamente, desde México, Ross (2018)2 y Mayer (2021),3 desde su arte y sus publicaciones en redes sociales, cuestionan los estereotipos sobre la vejez y el envejecimiento, y Ana Freixas (2021), desde España, con su pluma reivindica que las mujeres viejas han sido pioneras en la lucha por las conquistas de derechos como el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual, la ley contra la violencia de género y ahora en el derecho a la dignidad y la libertad en las vejeces.

Estos diálogos transatlánticos, desde los medios de comunicación, militancias y activismos feministas, han trascendido hasta algunos ámbitos académicos. En este sentido, rescatando diversas conversaciones con colegas y compañeras del trabajo académico, que pertenecemos a distintas generaciones, nos planteamos el reto de dialogar con las iniciativas e investigaciones que ponen en debate los deseos e intereses de las mujeres mayores, tomando como referencia la experiencia de las científicas académicas/profesionales en el ámbito de las ciencias sociales, principalmente, porque a partir de una primera exploración constatamos que el rescate de las historias de mujeres científicas está más focalizado en áreas de conocimiento como las ciencias exactas y experimentales (Alcain, Edelsztein, Elffman y Hadad, 2021).

Nuestra finalidad principal en esta investigación es posicionar la categoría de análisis generacional, desde la mirada de las vejeces, en el campo de los estudios de migración cualificada. Así, a partir de un trabajo etnográfico, abordamos las trayectorias vitales de mujeres académicas y profesionales de las ciencias sociales, que, a su vez, se reconocen como militantes de izquierda y feministas en el contexto de las décadas de 1970 y 1980 en América Latina. En este artículo, a partir de los hallazgos de una primera etapa de trabajo de campo sobre las trayectorias vitales de mujeres cualificadas, nos centramos en el análisis de las intersecciones que se construyen entre sus movilidades académicas, migraciones y exilios, que nos permite complejizar el debate teórico-metodológico sobre la migración cualificada.

El artículo se organiza en cinco temas. En el siguiente apartado presentamos las principales referencias teóricas que utilizamos para abordar la migración cualificada desde la categoría de análisis de las vejeces. Posteriormente, y en directa relación con la propuesta teórica, explicamos la estrategia metodológica de ‘netnografía’ que diseñamos para abordar las trayectorias de vida desde la perspectiva interseccional y la narrativa biográfica. En los siguientes dos apartados recurrimos a la descripción y análisis de las diez entrevistas que realizamos para poner en debate el tema central en nuestra investigación: las trayectorias vitales que se tejen a partir de la intersección entre el género, etapa de la vida, pertenencia a clase social, lugares sociales, profesión, militancia política, vida afectiva personal y familiar. Cerramos el artículo con reflexiones que aportan a la construcción de una agenda de investigación sobre la problemática de las vejeces de las mujeres académicas/profesionales en el campo de los estudios de la migración cualificada en nuestra región.

Notas teóricas interseccionales para abordar la migración cualificada desde las vejeces

A principios de la primera década del siglo XXI, en la producción científica del campo de los estudios migratorios internacionales se introdujo la generación como categoría de análisis, poniendo foco en el estudio de “los hijos e hijas de la migración”. Luego de la crisis socioeconómica mundial de 2008, con el retorno de población latinoamericana desde Europa, en algunos estudios aparecieron ciertas menciones a envejecer como migrantes en el retorno. En relación con esta problemática, en el sistema migratorio entre Estados Unidos y México el estudio del retorno se asocia a la etapa de jubilación o edad avanzada, enfatizando en las condiciones de precariedad y austeridad a las que se enfrentan los y las migrantes para construir su reinserción en los lugares de origen (Martínez Díaz Covarrubias, 2017).

Desde los inicios de nuestro trabajo conjunto en el campo de los estudios de la migración cualificada en el año 2014 y de nuestro trabajo colectivo en la Red de Movilidades y Migraciones Cualificadas en América Latina (RMMCAL), abogamos por una renovación teórica, metodológica y temática en el estudio de la migración cualificada, posicionándonos desde la producción de un conocimiento situado, la interseccionalidad y la etnografía (Pedone y Gómez Martín, 2021). Partiendo de estas posturas teórico-metodológicas, en la presente investigación proponemos entablar un diálogo con otros campos del saber en ciencias sociales y humanidades para incorporar nuevas miradas al estudio de las migraciones cualificadas.

Por ello, y focalizando en nuestra finalidad investigativa, “mujeres cualificadas en América Latina, miradas retrospectivas desde las vejeces”, hemos incursionado en lecturas que se han revelado como inspiradoras para la andadura de este nuevo reto: 1) estudios sobre la vejez, específicamente aquellos que reinterpretan el campo de la gerontología desde posturas feministas y con metodologías cualitativas y2) la producción sobre historia reciente, estudios de la memoria e historias conectadas.

Los estudios sobre la vejez tienen una raigambre disciplinaria anclada en la sociodemografía y en los estudios de gerontología. Son recientes las aproximaciones al tema desde perspectivas feministas que rescatan la idea de que la vejez no es un final, sino una nueva etapa vital, por lo que es abordada desde tres enfoques teóricos principales: la gerontología crítica, la interseccionalidad y el curso de vida4 (Danel y Navarro, 2019). Por lo cual, es imprescindible transversalizar los análisis para abordar el envejecimiento como una construcción generizada y, por lo tanto, productora de diferencias que no se desarrollan en el vacío (Gonzálvez Torralbo y Guizardi, 2021; Navarro, 2019).

Por otro lado, uno de los debates teóricos que pretendemos plantear es el vínculo que existe entre las movilidades académicas y las migraciones cualificadas con algunas experiencias de exilios. Por este motivo, hemos recurrido a algunos aportes de la historia reciente y de los estudios sobre la memoria y los exilios, debido a que en los hallazgos de nuestro trabajo etnográfico, algunas de las mujeres entrevistadas tienen experiencias de una migración forzada por causas políticas. Atendiendo a esta situación, realizamos una revisión de los estudios sobre exilio con la intención de contar con elementos teóricos y temáticos para analizar los casos en los que las trayectorias de migración cualificada se entrelazan con estos desplazamientos forzados como lo es el exilio político. El desafío de esta investigación surge con la incorporación de esta categoría de análisis, con el objetivo de intersectar las diferentes identidades que las mujeres relatan en sus trayectorias de vida. En tal sentido, el prolífico campo de estudios sobre los exilios políticos que proceden de las perspectivas teóricas y metodológicas de la historia reciente y de los estudios de la memoria (Jensen y Lastra, 2020; Yankelevich y Jensen, 2007) y desde la perspectiva feminista (Carrillo, Hernández y Veloso, 2012; Hiner, 2015; Pedro, Wolff y Veiga, 2011), tanto en el Cono Sur como en América Central (Colom, 2007; Díaz, 2013), nos aportan algunos referentes teóricos para señalar la politicidad en las trayectorias académicas, un tema que no ha sido una preocupación investigativa en el campo de estudio de la migración cualificada.

Expertas en temas de exilios como Jensen (2021) reconocen que existen dos momentos en la producción historiográfica sobre las experiencias exiliares: uno que se inicia a partir de mediados de la década de 1980 y otro que va desde mediados-fines de la siguiente década e inicios de la década de 2000. Los resultados vinculaban indisolublemente el análisis de las trayectorias académicas con la experiencia exiliar (Sáenz Carrete, 1995), pero daban cuenta, desde una mirada interseccional y etnográfica, de un vacío -que en muchos casos aún persiste-que omite abordar de qué manera esos exilios marcaban el corte o inicio de movilidades académicas según los contextos estructurales macroeconómicos y políticos de las décadas de 1970 y 1980. También, en ese sentido, Jensen (2021) advierte que los estudios sobre exilios dictatoriales han sido pensados en una escala nacional-estatal (país de origen/destino) como territorialidad excluyente para todas las preguntas posibles a las experiencias y los procesos exiliares transnacionales.

Precisamente, desde el campo de estudio de las migraciones cualificadas, una de nuestras finalidades teóricas en esta investigación es analizar, desde un conocimiento situado desde el género, lo generacional y la pertenencia a la clase social en relación con estos vínculos que moldean los desplazamientos y trayectorias vitales con una mirada transnacional (Pedone, 2020, Hofmeyr, 2018;), y atendiendo a las propuestas de las historias conectadas (Gruzinski, 2000; Subrahmanyam, 1997), en tanto los relatos que se presentan están situados en diferentes territorialidades, pero conectadas entre sí, y se comunican unas con otras porque mantienen conexión y sincronización histórico-política en el contexto latinoamericano. Asimismo, nos interesa recurrir al análisis de los procesos multiescalares (Çağlar y Glick Schiller, 2015) para comprender de qué manera las movilidades académicas y las migraciones cualificadas se vinculan con las militancias y activismos políticos, las clandestinidades y los exilios, desde las historias personales conectadas con procesos transnacionales en la región.

Propuesta metodológica: un análisis retrospectivo de trayectorias

El concepto central en nuestra propuesta metodológica es el de trayectorias. En el campo de los estudios migratorios internacionales contemporáneos, la trayectoria ha sido y es una herramienta analítica en las metodologías cualitativas que permite hacer un recorte de las biografías, ordenar, sistematizar e interpretar la experiencia migratoria en un intervalo de tiempo, vinculando los contextos socioeconómicos, históricos y políticos con la experiencia personal de las personas migrantes (Mallimaci, 2011; Rivera Sánchez, 2012).

Para poner en marcha el uso de esta herramienta analítica es imprescindible tener en cuenta que exige un conjunto de conocimientos históricos, políticos, socioeconómicos y culturales que permitan construir un cuadro situacional en el que se inserta el relato biográfico. Esta mirada pone en juego dos niveles de realidad: por un lado, los hechos objetivos u objetivables (fechas, actores, eventos) y, por otro lado, las percepciones, representaciones e interpretaciones subjetivas (Muñiz Terra, 2012, 2014). Este concepto también se ha revelado como idóneo en las investigaciones sobre migraciones con metodologías de corte longitudinal (Pedone, 2021; Rivera Sánchez, 2012).

Específicamente dentro de la producción científica de la migración cualificada en la región, a partir de la década de 2000 surgen investigaciones que parten desde perspectivas interdisciplinarias, y que recurren metodológicamente al uso del concepto de trayectorias, principalmente, desde la perspectiva interseccional (categorías de análisis como el género, la edad, la clase social, procedencia regional) (Magliano, 2015). Tales investigaciones interdisciplinarias se centran en la reconstrucción de experiencias migratorias/académicas y su articulación con la inserción laboral (Alfaro, 2021; Pedone, 2021; Pedone y Alfaro, 2018; Stang, 2014).

En nuestra investigación utilizamos el concepto de trayectorias vitales para estudiar la intersección entre los itinerarios educativos, profesionales, laborales, afectivos, reproductivos y militantes de las mujeres académicas/profesionales entrevistadas. Para este propósito, partimos de tres presupuestos epistemológicos y ontológicos de la investigación cualitativa: el conocimiento situado (Haraway, 1995), la relación de cooperación entre sujeto cognoscente y sujeto conocido (Vasilachis, 2018) y el voto de confianza (Lomnitz, 1994).

Aplicando el concepto feminista de la posicionalidad (Harding, 1996), creamos una red de mujeres (sujetos de investigación) a partir de nuestros vínculos previos que proceden de espacios académicos, pero también de lugares de militancias y activismos políticos, construidos en las últimas décadas. En este sentido, desde una relación de cooperación generamos reflexiones sobre nuestros lugares sociales en los ámbitos académicos y profesionales (investigadoras y sujetos de investigación) como requisito metodológico indispensable para construir el voto de confianza e indagar sobre el sentido que ellas le otorgan a sus trayectorias vitales desde las vejeces; una problemática invisibilizada y marginada en los estudios migratorios contemporáneos.

Este voto de confianza presupone un cierto grado de familiaridad (proximidad social) que, en nuestro caso, estuvo dado por compartir inserciones académicas en áreas de conocimiento similares, y un acercamiento (proximidad física) que ha sido construido durante años en ámbitos militantes, y que en el momento del trabajo de campo (tiempos de pandemia) favoreció la aplicación de la “netnografía” como una de las estrategias metodológicas centrales del estudio(Astudillo-Mendoza, Figueroa-Quiroz y Cifuentes-Zunino, 2020).

Las entrevistas se realizaron de manera virtual. Previo a estas, establecimos un consenso sobre las temáticas a tratar, principalmente en cuanto a respetar la confidencialidad y el anonimato, teniendo en cuenta de que muchas de las entrevistadas participaron en la lucha armada en su etapa de juventud. Las entrevistas tuvieron una duración de entre dos y cuatro horas. Asimismo, recurrimos a la narrativa biográfica (Arfuch, 2005; Bertaux, 2005) como el enfoque metodológico de análisis para identificar las situaciones particulares o eventos que las mujeres entrevistadas señalaban como significativos para trazar sus relatos de vida. De manera que, a partir de sus miradas retrospectivas, abordamos el análisis de las trayectorias vitales como un concepto más amplio, que identifica estrategias y procesos que nos han permitido analizar en profundidad cómo se vinculan diferentes tipos de movilidades académicas, migraciones y desplazamientos por exilios dentro de un mismo relato biográfico personal y familiar.

Para esta investigación hemos utilizado la entrevista narrativa (Balasch y Montenegro, 2003; Jovchelovitch y Bauer, 2005) con el propósito de que las entrevistadas, más que responder a preguntas, puedan apelar a la reminiscencia para producir pequeños relatos. Un aspecto central que emergió de utilizar esta técnica que articula la memoria, la vivencia y la autobiografía es, sin duda, la manera en que las entrevistadas recordaron, enfrentaron y resignificaron, con franqueza, reflexividad, tristeza y humor, las diferentes etapas de su vida desde su mirada actual, que sociocultural y económicamente se identifica con la vejez. Así, los relatos que aquí se presentan confirman que la memoria es un recurso vital para hacer investigación cualitativa sobre las trayectorias, porque abren un diálogo sobre temas y aspectos fundamentales que estructuran la vida de las mujeres de manera intergeneracional e intrageneracional.

En una primera etapa, entre junio y septiembre de 2021, nuestro trabajo de campo se centró en poner foco en las miradas retrospectivas de diez mujeres entre 60 y 81 años, con profesiones y trayectorias vinculadas al trabajo académico en ciencias sociales. Teniendo en cuenta nuestros presupuestos teóricos, nos interesaba rescatar historias que trascendieran el nacionalismo metodológico; por ello, su procedencia nacional y regional es diversa, y abarcan diferentes momentos sociohistóricos y políticos que tuvieron lugar en América Latina a partir de la década de 1970 hasta la actualidad. Esta diversidad nos ha permitido disponer de un panorama más amplio y complejo sobre las movilidades académicas y profesionales de mujeres que pertenecen a una misma generación, y los lugares sociales que ocuparon y ocupan en diversos territorios de nuestra región.

En el cuadro 1 presentamos el perfil de las entrevistadas, destacando los tipos de movilidad que llevaron a cabo a lo largo de sus trayectorias vitales, constituidas por lo personal, lo familiar, lo profesional/académico y sus activismos políticos.

Cuadro 1 Relación de las biografías de las mujeres cualificadas entrevistadas  

Nombre Edad Nacionalidad Lugar de residencia Profesión Ocupación actual Tipo de movilidad
1 Pilar 71 Colombiana Manizales Socióloga Jubilada de la universidad Movilidad interna académica
2 Eva 77 Argentina Buenos Aires Socióloga Jubilada de la universidad y profesora contratada en instituciones educativas Movilidad interna académica Exilio Retorno Movilidad académica internacional
3 Lilith 61 Salvadoreña Barcelona Socióloga Administrativa en una fundación de atención a la población inmigrante Migración
4 Rosa 81 Argentina Buenos Aires Historiadora, antropóloga y psicóloga Jubilada de la universidad, profesora contratada en instituciones educativas y coordinadora de un centro de extensión universitaria Movilidad interna académica Exilio Movilidad académica internacional Retorno
5 Violeta 64 Chilena Malmö, Dinamarca Lund, Suecia Historiadora Profesora e investigadora universitaria Movilidad interna académica política Exilio Movilidad académica internacional
6 Gabriela 65 Chilena Estocolmo, Suecia Historiadora Profesora e investigadora universitaria Exilio Movilidad académica internacional
7 Judith 63 Costarricense Quito, Ecuador Abogada, especialista en derechos humanos Profesora e investigadora universitaria Movilidad internacional política Movilidad académica internacional
8 Victoria 73 Costarricense / estadounidense San José de Costa Rica Abogada, especialista en derechos humanos Profesora e investigadora universitaria Migración Movilidad académica internacional Retorno
9 Mary 71 Argentina / venezolana Buenos Aires Antropóloga Jubilada de la universidad y profesora/investigadora contratada en instituciones educativas Movilidad interna académica Exilio Movilidad académica internacional (En Europa y en América Latina) Retorno Re-emigración Retorno
10 Amparo 64 Española / nicaragüense Atlanta, Estados Unidos Médica, (especialidad en salud pública) Consultora internacional y contratada en una ONG feminista Movilidad profesional internacional Migración Movilidad profesional internacional Exilio

Fuente: elaboración propia

Todos estos aportes teóricos-metodológicos desde diferentes abordajes en las ciencias sociales y en el campo de los estudios migratorios internacionales nos permiten, a continuación, presentar un análisis exploratorio sobre las principales problemáticas que constituyen las trayectorias vitales de las mujeres entrevistadas.

El inicio de las trayectorias vitales: miradas interseccionales desde las vejeces

En este apartado analizamos qué lugares sociales ocupaban las mujeres entrevistadas en las relaciones de género y generacionales en sus familias de origen, cuáles fueron sus estrategias para concretar sus intereses y deseos, sus inicios en las militancias, sus resistencias en las clandestinidades y cómo se convirtieron en las pioneras y organizadoras de los exilios y las migraciones de sus familias de procreación.

En las épocas en que se criaron estas mujeres, las elecciones estaban sujetas a mandatos y condiciones familiares impuestas desde un eje patriarcal, por ello, el acceso a la educación, atravesado por la pertenencia a una determinada clase social, el género y las relaciones intergeneracionales, implicaban numerosas negociaciones. Las mismas marcaron sus primeras batallas para alcanzar sus objetivos y elecciones personales.

En las familias de aquellas mujeres que estaban constituidas a partir de notorias diferenciaciones de clase social, las desigualdades de género se veían matizadas por quienes detentaban el poder a nivel económico. Como nos ilustra el testimonio de Eva, su madre, que provenía de una familia acomodada del Medio Oriente, fue quien decidió las migraciones tanto internacionales como internas del grupo familiar. Por ejemplo, organizó la migración interna desde una provincia argentina hacia la Ciudad de Buenos Aires, con el propósito de dar inicio a las trayectorias educativas de sus hijos e hijas:

Mi mamá era de clase social alta en el Medio Oriente, y mi papá era mucho mayor que ella y pertenecía a una clase social baja. Cuando se casaron, él ya tenía otro estatus porque venía de “hacer la América”. Mi mamá tenía plata, en mi familia contaba no solo el género, sino más bien la clase social; para mi papá esa relación era un ascenso social. Entonces, mi mamá tenía firma indistinta en el banco con mi papá; ella tenía estudios, él no, aunque era muy autodidacta. Mi mamá era la que decidía sobre los hijos y mi papá sobre los negocios, aunque ella también decidía sobre los negocios, porque compraban y vendían propiedades y eso lo hacía ella, y todo ocurrió durante la década del 1940. (Eva, 77 años, argentina, socióloga, reside en Argentina)

No obstante, las estructuras familiares a pesar de compartir desigualdades de género y de clase, no siempre funcionaban de la misma manera. Según los contextos socioeconómicos y regionales, los varones que adquirían prestigio a partir de una alianza matrimonial con mujeres procedentes de familias acomodadas eran quienes detentaban el poder dentro y fuera de la familia. En este sentido, Pilar en su relato enfatiza que a pesar de que su madre procediera de una familia hacendada del eje cafetero colombiano y su padre fuera el telegrafista del pueblo, él fue quien determinó la organización familiar y las trayectorias educativas de sus hijos e hijas.

Mis recuerdos primeros son de una vida familiar con mucho control, con un padre supremo e inaccesible. Mi madre era una mujer abocada a las labores de casa, en las vacaciones nos ponía a hacer el oficio doméstico porque teníamos que aprender a ser amas de casa. Ya en la juventud sabía que quería estudiar Arquitectura, era muy buena estudiante, juiciosa y mi papá me alentaba a seguir estudiando, y mamá decía lo que mi papá decidiera. Mis hermanos también me alentaron y decían que yo iba a ser la primera mujer de la familia en entrar a la universidad. Por ese entonces, tenía una amiga que era la sobrina de dos curas de la Teología de la Liberación y me dice: “Pilar, qué pereza estudiar Arquitectura estudiemos Sociología”. Le digo a mi papá y me dice: “¿Y eso para qué sirve?”. Yo sin saber qué responder, pero termina aceptando mi elección porque la universidad era privada y confesionaria. (Pilar, 71 años, colombiana, socióloga, reside en Colombia)

Algunas mujeres que pertenecían a familias con menores recursos económicos, recuerdan que sus padres consideraban que la movilidad social se lograba con el acceso a una educación de calidad, a diferencia de otros que consideraban que la única vía de ascenso social para una mujer era el matrimonio. Sin embargo, en esta pretendida movilidad, las mujeres igualmente aparecían relegadas o limitadas en sus elecciones. Así lo ponen de manifiesto algunos testimonios que identificaban desigualdades de género al interior de sus grupos familiares, tanto en obligaciones y responsabilidades del trabajo doméstico y de cuidados, como en el destino de los recursos económicos que privilegiaba la formación de calidad entre los hermanos varones. Aunque se esperaba que las mujeres accedieran a la educación superior, su formación se centraba principalmente en estar preparadas para ser “buenas esposas”, y el control patriarcal sobre ellas se garantizaba a partir del ingreso a centros educativos católicos.

Éramos seis hermanos, tres hombres y tres mujeres; yo soy la cuarta. Una familia más bien humilde, arribista, con grandes aspiraciones. Los hijos tenían que ser brillantes, sobre todo los hombres. Todos fuimos a colegios privados. A las mujeres nos pusieron en una escuela de monjas que te preparaban para ser idiotas, no para estudiar. Toda la formación estaba basada en crear señoritas en Chile, en la década de 1960. Para mi padre era muy importante la educación, era muy estricto y hacía diferencias de género. Nosotras teníamos responsabilidades en el hogar, servir, limpiar, tender las camas, ayudar a la mamá, mientras que mis hermanos llegaban y se sentaban para ser servidos. Era tan patriarcal todo que yo creo que había una expectativa de que podíamos llegar a ser universitarios, pero más en los varones, por ello mi padre creó una guerra entre los hermanos y hermanas. Mi padre era muy represivo, fue muy terrible, pero hizo un gran esfuerzo con los varones, pidió préstamos y los mandó de intercambio a Estados Unidos. Cuando mi padre se enfermó, mis hermanas y yo tuvimos toda la libertad, porque mi madre no tenía autoridad sobre nosotras, principalmente sobre mí. (Violeta, 64 años, chilena, historiadora, reside entre Dinamarca y Suecia)

Todas las mujeres entrevistadas manifestaron que, a pesar de estas desigualdades de género y de clase social que vivenciaron como generación, entre sus principales intereses y motivaciones el acceso a la educación superior fue prioritario en sus trayectorias de vida. En algunos casos, fueron apoyadas por sus madres y padres, y en otros, como resultado de una ruptura frente a los mandatos patriarcales de sus núcleos familiares de origen.

Mi familia era de clase media de la Costa Rica de 1958, en una Centroamérica muy convulsa. Mi padre era catedrático en la universidad y pertenecía a una familia muy culta. Mi madre es otro perfil; no sacó el bachillerato, aunque estudió en el colegio de señoritas, muy prestigioso también. Mi abuela materna me marcó el camino de mujer independiente. La metáfora de mi abuela era que ella caminaba con un delantal con su llave y me decía que una siempre debe tener su propio delantal y su propia llave. En mi familia, el estudio fue muy muy importante. Yo fui a escuela pública en la primaria y el bachillerato lo hice en escuela privada, luego entré a la Facultad de Derecho. Yo decidí a los 9 años que quería ser abogada y que quería estudiar afuera. Yo creo que fui forjando esa idea desde chica. (Judith, 64 años, costarricense, abogada, reside en Ecuador)

Tanto en aquellos núcleos familiares de origen donde primaba el orden patriarcal y autoritario, como en las estructuras familiares donde la posición de clase social de sus progenitores diluía de cierta manera las desigualdades de género, todas las historias de vida relevadas resaltan que el acceso a la educación y a la formación superior era una meta familiar. Esta meta está vinculada a que las madres y, en algunas ocasiones las abuelas, tenían la aspiración social de que sus hijas/nietas alcanzaran un bienestar social e independencia económica a partir del acceso a la educación superior y al desarrollo intelectual que a ellas les fue vetado. Como analizaremos a continuación, esta inserción educativa -propia de sus trayectorias vitales desarrolladas en los contextos sociohistóricos y políticos de las décadas de 1970 y 1980-les permitió ocupar lugares sociales muy diferentes a las de sus madres y abuelas.

3.1. La militancia y el compromiso político que dan lugar a las movilidades

Las trayectorias de independencia y emancipación de estas mujeres comenzaron con la inserción en la escuela secundaria, que las vinculó muy tempranamente con la militancia de izquierda y las movilizaciones sociales -algunas de ellas emergían de las primeras reivindicaciones feministas en nuestra región. Este hecho supuso para muchas de ellas el inicio de una militancia, pero también una lucha para ganarse un espacio distinto al asignado en el orden patriarcal, familiar y social de la época (décadas de1950 y 1960).

Sus ingresos a la secundaria están situados en un contexto histórico del surgimiento de luchas populares y revolucionarias tanto en el Cono Sur como en América Central que posteriormente fueron combatidas por cruentas dictaduras militares. En este sentido, retomando el planteo de Subrahmanyam (1997), los relatos de estas mujeres se sincronizan como historias conectadas en relación con el impacto en sus vidas de las dictaduras militares y de las luchas armadas de liberación popular y nacional que tuvieron lugar en la región entre las décadas de 1970 y 1980.

A diferencia de los estudios sobre exilios en la región, que como afirma Jensen (2021) privilegiaron una escala territorial nacional, en nuestra investigación analizamos las experiencias exiliares para dar cuenta de qué manera el exilio constituyó una etapa inicial o final dentro de las movilidades académicas/profesionales. Así, las trayectorias transnacionales de estas mujeres interconectaron territorios dentro del sistema político intrarregional y trasatlántico entre América Latina y Europa. Sus relatos evidencian cómo los tiempos de cambio desde las resistencias y clandestinidades políticas a nivel global -Colombia, Chile, El Salvador y España- incidieron en el rumbo de sus futuros proyectos vitales y militancias.

Empecé en brigadas estudiantiles, usaba mi mochila para llevar materiales de todo tipo. En mi casa nunca lo descubrieron, yo decía que me iba a la universidad. Cambié mucho: me agarraba el cabello, no me maquillaba y usaba jeans. Mi papá decía que tenía cinco hijos porque yo me estaba volviendo hombre. Yo les dije que nunca más iba a rezar rosario ni ir a la misa, les dije que “la religión era el opio del pueblo”. Empezó a haber mucha tensión con mi papá y mi mamá porque me radicalicé mucho. (Pilar, 71 años, colombiana, socióloga, reside en Colombia)

Yo militaba desde que estaba en la secundaria. Empecé a los 15 años en una organización, eso era poco antes de que saliera la Unidad Popular. A mi mamá le parecía que nos exponíamos demasiado por la persecución militar y por ser mujeres, pero aceptó y nos siguió de cerca, aunque le aterrorizaba que nos pasara algo. No nos prohibía nada, su miedo se reflejaba en advertencias. Nunca fue un conflicto abierto en la familia. Mi papá no nos controlaba, ellos estaban separados. (Gabriela, 65 años, chilena, historiadora, reside en Suecia)

La educación tenía un valor militante en mi familia. Mi madre era maestra y luego se formó como antropóloga y se conectó con gente de los movimientos políticos de Sudamérica. En el momento en que se dan las dictaduras de Argentina, Uruguay y Chile, mucha gente que estaba exiliada pasó por casa. Esto me alimenta políticamente, por ejemplo, el manual de Martha Harnecker, era uno de los manualitos con los que nos formaban políticamente; yo tenía entre 13 y 15 años. Mi militancia empezó en la secundaria con reuniones en grupos interesados por la realidad social dentro de un colegio católico porque algunos curas hablaban de la fuerte represión en el campo y masacres que arrasaron a comunidades indígenas completas en El Salvador entre el 73 y el 74. (Lilith, 64 años, salvadoreña, socióloga, reside en España)

Yo me organicé en la militancia en la adolescencia con la comunidad de base de la Iglesia católica. Estudiábamos catalán clandestinamente en la iglesia. Mi papá no me permitía hacer eso, pero con mi mamá hicimos un acuerdo: yo me iba a estudiar a la iglesia porque ella sabía que yo quería estudiar medicina con sentido social. (Amparo, 64 años, española/nicaragüense, médica social, actualmente exiliada en Estados Unidos)

Posteriormente a esta etapa de militancia en plena adolescencia, la mayoría de las mujeres entrevistadas consolidaron su participación política cuando iniciaron sus trayectorias universitarias. Tanto en las historias recabadas en el Cono Sur, como en aquellas que se iniciaron en el contexto de los Frentes de Liberación Nacional en América Central, la militancia tenía como finalidad última “construir patria”, es decir, un proyecto de sociedad más justa e igualitaria. En lo académico, este proyecto nacional implicaba generar procesos de formación afines a estos posicionamientos políticos que se materializaron en la creación de institutos de investigación, carreras universitarias y programas de perfeccionamiento, por lo cual la formación académica en el exterior no era un objetivo prioritario para algunas jóvenes de esa generación, hasta que sus ideas y acciones políticas fueron perseguidas y reprimidas, conduciéndolas primero a la clandestinidad y posteriormente al exilio.

Sus primeros desplazamientos, tanto internos como internacionales, se configuraron en torno a sus experiencias exiliares que constituyeron una alternativa de sobrevivencia. Una particularidad de estas movilidades, que no suelen tener lugar en los análisis de migración cualificada, se refiere a que estas mujeres fueron pioneras en sus núcleos familiares de origen en articular el proyecto migratorio y/o de exilio para su propia sobrevivencia y la de sus familias de procreación.

En este sentido, identificamos que los exilios fueron un punto de inflexión en sus trayectorias vitales. Para algunas entrevistadas significó reconstruir sus vidas a través del estudio, y esta elección progresivamente las condujo a insertarse en el ámbito laboral académico con reconocimiento y prestigio tanto en los lugares de destino como en sus retornos. Para otras, estas salidas intempestivas constituyeron una ruptura en sus proyecciones educativas, puesto que sus exilios y migraciones truncaron irreversiblemente sus oportunidades laborales en la academia.

Los testimonios que presentamos a continuación resaltan la importancia de considerar el exilio como una etapa estructurante en el análisis de las movilidades académicas de mujeres de más de 60 años en nuestro contexto latinoamericano:

El caso es que queríamos seguir estudiando [con su pareja] al llegar a Suecia porque cuando empecé a estudiar Antropología en Concepción (Chile) cerraron la carrera y echaron a los estudiantes. En Suecia esperaban que estudiáramos una carrera técnica y nosotros queríamos estudiar en la universidad, porque en ese momento era gratuita para todos, aunque el ingreso era muy difícil porque había que aprender primero el idioma. Nosotros porfiados dijimos queremos estudiar Antropología y nos decían que era una carrera con un mercado laboral muy reducido… y dijimos no importa porque vamos a volver a Chile, finalmente eso nunca sucedió, nunca volvimos a vivir en Chile. (Gabriela, 65 años, chilena, historiadora, reside en Suecia)

La extrema derecha entra a la universidad, empiezan las amenazas y nos planteamos una salida que se precipita un poco porque Pepe [su pareja] tenía que hacer el MIR (residencia en medicina en España). Llego a Cataluña, con todo el tema de convalidación de títulos y además estaba embarazada. Yo venía con recomendaciones de Segundo Montes5 y él me dijo vete a ESADE. La gente acá no se creía que yo hubiera participado en investigaciones desde primer año de carrera, incluso los padres de Pepe no se creían que mi madre era universitaria, que había sido decana. La constante de mi carrera aquí es haber estado siempre bajo sospecha, y no haberme dedicado a la academia exclusivamente, me invalidó para hacer investigación. (Lilith, 64 años, salvadoreña, socióloga, reside en España)

A él [su pareja] se le acabó más el mundo cuando nos fuimos de Argentina. Soy yo la que hice mucho más, gané un mundo de actividades que no sé si hubiera podido hacer acá. Por primera vez sentí lo que era el exilio. Era salir a lo desconocido, antes siempre lo había decidido… ahora te quedas sin nada, no tienes más piso. Estábamos dispuestos a trabajar en lo que fuera… en Venezuela era una época de bonanza, te ofrecían trabajo en la calle, te veían alto, blanco y te decían seguro que usted es profesor… (risas) y te ofrecían trabajar en la universidad. Poco a poco instalamos a toda la familia en Caracas. (Mary, 79 años, argentina, antropóloga, reside en Argentina)

Al hilo de estos relatos, otro hallazgo que surgió de esta investigación es el de que las movilidades académicas se pueden leer como consecuencia de decisiones vitales y no únicamente como oportunidades y/o requisitos para ascender en el sistema científico nacional y pertenecer a las redes de conocimiento altamente cualificado a nivel internacional.

Así, sus reflexiones situadas desde la militancia política y sus intereses en las ciencias sociales constituyen un contrapunto a lo que ya en esa época marcaban las primeras investigaciones sobre migración cualificada. Por entonces, el enfoque teórico con el que se explicaban los desplazamientos de población con altos niveles educativos partía de la categoría de análisis de “fuga de cerebros”, para dar cuenta de la pérdida económica que representaba para la región, y no los vinculaban con los desplazamientos forzados por las dictaduras y las experiencias exiliares. (Pedone y Alfaro, 2018)

Por ello, a continuación identificamos el lugar que ocupa lo laboral académico y profesional en las trayectorias de mujeres cualificadas con militancias y activismos políticos y analizamos sus reflexiones retrospectivas desde esta etapa vital de las vejeces.

La mirada retrospectiva sobre el lugar de lo laboral en sus trayectorias vitales

En este último punto, cruzamos el lugar que ocupa lo laboral en las trayectorias vitales de las mujeres entrevistadas. Aquí nos centramos en sus reflexiones sobre sus inserciones laborales transnacionales, sus limitaciones económicas frente a sus elecciones y luchas políticas y cómo ellas asumen económica y afectivamente las vejeces y sus jubilaciones.

Desde un análisis longitudinal, el lugar de lo laboral en las trayectorias académicas adquiere diferentes significados en tres momentos vitales: el inicio de los desplazamientos y la organización material y afectiva desde el exilio; las inserciones laborales marcadas tanto por movilidades académicas como por migraciones cualificadas y, por último, sus etapas de vida actual, tanto aquellas que están por jubilarse, como quienes están jubiladas en diferentes sistemas previsionales europeos y latinoamericanos.

Como mencionamos anteriormente, para algunas de las entrevistadas las primeras inserciones laborales estuvieron supeditadas a las experiencias exiliares. El hecho destacable en esta etapa es que la mayoría fueron pioneras en la organización de sus primeros desplazamientos con escasos recursos, apelando a la solidaridad de las redes familiares, de amistades y connacionales exiliados o a exiguas becas para comenzar sus perfeccionamientos de grado y posgrado en el exterior.

Esta etapa exiliar para unas y de movilidad académica para otras coincidió con el inicio de sus maternidades-para muchas de ellas no planificadas- y con la crianza de sus hijos/as, junto con la organización del cuidado en condiciones de vida de precariedad, debido a la condición de estudiantes inmigrantes, aunque paradójicamente, también comenzaron a relacionarse con profesores/as de ámbitos académicos con prestigio internacional, principalmente en países europeos.

Después de la secundaría me casé con mi mejor amigo y nos fuimos a Inglaterra. Teníamos una beca de la Universidad de Buenos Aires para los dos y vivíamos en una casa abandonada con otros estudiantes. Ahí nace mi primera hija. (Mary, 79 años, argentina, antropóloga, reside en Argentina)

La época en España fue horrible, porque tenía una beca individual, la universidad no sabía que yo llevaba hijos. Tenía muy poca plata, dos hijos pequeños; lo primero que hice fue aplicar a una beca del ayuntamiento para personas migrantes para que les den el almuerzo. Conseguí un apartamento al frente de la universidad y les enseñé a mis hijos cómo podían llegar en caso de emergencia porque no podía pagar a alguien para que los cuide. Tuve mucha solidaridad de los amigos latinoamericanos, por dicha. Recuerdo que había un costarricense que me ayudó con su iglesia para que mis hijos tengan ropa de invierno. (Judith, 64 años, abogada, costarricense, reside en Ecuador)

Posteriormente, las condiciones de precariedad de estas primeras etapas no siempre se superaron, debido a que sus inserciones laborales estuvieron marcadas por una alta movilidad en mercados de trabajo académicos/profesionales transnacionales donde no se garantizaba una permanencia a mediano y largo plazo.

En el caso de las mujeres entrevistadas de América Central es particular porque a pesar de haberse convertido en referentes en la región en problemáticas como la lucha por el acceso a la justicia y a los derechos humanos de las mujeres, por la creación de programas en los sistemas públicos de salud y educación, sus relatos revelan que el prestigio académico, profesional y político que adquirieron no se corresponde con privilegios económicos y estabilidad laboral.

En Nicaragua empezamos a hacer abortos en 1988, cuando inauguramos el Centro Ixchen. De alguna manera había un acuerdo entre la ministra de Salud con la directora del centro, y los cubríamos como abortos incompletos; es decir, se decía que la mujer había llegado sangrando. En 1991, con una médica argentina creamos un centro que se llamó Sí Mujer, para todo el tema de derechos sexuales y reproductivos, aborto, prevención del cáncer, porque empezamos a tener diferencias con la gente del otro centro, en cuanto al límite de tiempo para que el aborto no fuera riesgoso. La creación coincide con la entrada de Violeta Chamorro y nos amenazaron que nos van a sacar a todos los internacionalistas. Me acuerdo que su vicepresidente nos dijo: “Los voy a poner a todos en un avión y los voy a devolver a sus países”. Ella era muy católica y ahí teníamos que tener mucho cuidado con el tema del aborto y tenías que tener más medidas de seguridad. (Amparo, 64 años, española/nicaragüense, médica social, actualmente exiliada en Estados Unidos)

A fines de los ochenta entré a trabajar al Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito, y mi programa tenía que ver también con Derechos Humanos con mujeres encarceladas. Pude viajar por toda América Latina visitando cárceles de mujeres; ahí se ve la injusticia, el racismo, siempre son mujeres pobres. En este puesto tuve un acoso laboral terrible por mis posturas feministas. Decían que el porcentaje de mujeres encarceladas era insignificante que por qué estaba trabajando con mujeres encarceladas cuando los hombres eran los que verdaderamente sufrían. Entonces formé equipos e hicimos estudios por toda la región; pudimos demostrar cómo a las mujeres les dan condenas más fuertes que a los varones, sobre todo si es considerado un delito masculino. Como por ejemplo, tráfico de drogas, robo a mano armada, a las mujeres les dan el doble de condena. (Victoria, 73 años, estadounidense/costarricense, abogada, reside en Costa Rica)

En el caso de las mujeres entrevistadas procedentes del Cono Sur (Chile y Argentina), sus exilios, sus movilidades académicas y, en algunos casos, sus retornos, les permitieron obtener no solo prestigio académico, sino también una inserción laboral estable en universidades europeas y latinoamericanas.

Me jubilé en el 2016, como docente-investigadora, y desde ese momento doy clases en una maestría y me nombraron profesora consulta por locación de servicios por cuatro años; ahora es locación de obra por un año más y ya no creo que me lo renueven, puedo seguir como honoraria. La jubilación es bastante buena, es el 85% del salario activo. Cuando me iba a jubilar, decidí volver a terapia porque me angustiaba esa sensación…mi terapeuta me dijo que tratara de ver como un nuevo comienzo, como tantos nuevos comienzos que tuve en la vida. (Eva, 77 años, argentina, socióloga, reside en Argentina)

Aún trabajo tiempo completo y pienso seguir un par de años más. Estoy dirigiendo un proyecto de investigación y varios estudiantes de doctorado, que pretendo seguir acompañando incluso cuando me jubile. Tengo una vida social muy activa, vivo en un lugar muy amable, me movilizo en bicicleta a todas partes, tengo colegas cercanas y he tenido un contacto renovado con mis colegas en Chile, lo cual me da mucha alegría; veo que los conocimientos que adquirí acá puedo aportar allá. Pero siento que no es una trayectoria afortunada de migración, porque está el tema de tener a mis hermanas lejos. A mí me pesa, estar dividida entre dos países es difícil; sí me considero una sobreviviente, a partir de eso siento que lo que me ha tocado vivir… no me quejo. (Gabriela, 65 años, chilena, historiadora, reside en Suecia)

En la mayoría de los países latinoamericanos, los sistemas previsionales o jubilatorios fueron diseñados en otras épocas, inspirados en otros roles de género, otras configuraciones familiares y otro funcionamiento del mercado de trabajo, por lo que más que titulares de jubilaciones, las mujeres ha sido beneficiarias de pensiones de viudez (Páramo Bernal, 2019). Este hecho se agrava en las mujeres que han tenido una alta movilidad y no están cubiertas por un sistema previsional nacional. Varias de las mujeres que hemos entrevistado, señalan la desprotección económica por parte de los Estados en esta etapa de su vida, ya que no están contempladas en los sistemas jubilatorios nacionales, porque estos no reconocen los aportes que han realizado en varios países durante sus movilidades. Frente a esta preocupación, algunas proponen construir un proyecto de jubilación autogestionado y así proteger colectivamente las vejeces como mujeres trabajadoras con alta movilidad.

Me preocupa el tema de la pensión, porque desde la ONG que trabajo me ofrecieron una extensión de contrato de seis meses más, pero en diciembre termino. Y eso me agarró un poco fuera de base, aún me quedan tres años y medio más para cotizar en España. Sí creo que la elección de estas luchas implica una precariedad. Como te conté, cuando me fui a Nicaragua era muy joven, no me importaba nada, pero sí me empezó a preocupar en el 2008, cuando dije no tengo pensión y vi la situación de los papás de mi pareja. Si bien tengo un hijo, pero no pienso en que él me resuelva la vida. También me preocupan mis amigas, por eso el año pasado empecé a proponer por qué no creamos un Fondo de Mujeres Mayores Feministas, porque no es justo, mujeres que entregaron mucho y ahora estamos así de desprotegidas. A mí me parece que es un derecho laboral que debemos reclamar. Es un tema que me interesa, me interesó mucho esta propuesta de “las viejas”, cómo reivindicar ese valor de vieja. (Amparo, 64 años, española/nicaragüense, médica social, actualmente exiliada en Estados Unidos)

La alta movilidad de todas estas mujeres, atravesadas por movilidades académicas, migraciones y/o desplazamientos por exilios, donde se perdían derechos sociales y laborales, ha generado en muchas de ellas una fragilidad económica en la edad de la jubilación. Sus trabajos altamente cualificados en consultorías internacionales, su inserción laboral como expertas prestigiosas en organismos internacionales y ONG, y sus mudanzas entre países con sistemas de investigación con salarios deteriorados no les han garantizado aportes jubilatorios suficientes y. en el peor de los casos, no tienen derecho a una jubilación.

En este sentido, haber llegado a la edad de la jubilación y aunque algunas de ellas han logrado cobrar algún haber económico gracias a sus aportes previsionales, todas continúan trabajando, muchas de ellas por la imposibilidad de haber logrado una jubilación o porque solo tienen un ingreso jubilatorio mínimo.

Lo de México fue todo agregado, yo ya había hecho mi vida. Cuando muere Juan [su pareja], yo estaba en Caracas y a los pocos meses mi hijo se casa y me dan el Premio Nacional de Ciencia, pero realmente me quedé sola, sola, y desde México decidí volver a Argentina. Mi hermano me dijo que tramitara la jubilación y logré la mínima…ya que solo había trabajado tres años en Argentina. (Mary, 79 años, argentina, antropóloga, reside en Argentina)

En este sentido, lo laboral para estas mujeres no ocupa un lugar como fin último para alcanzar el éxito en el sentido neoliberal por el cual se rigen los sistemas académicos actuales. Sus búsquedas y permanencias, en numerosas ocasiones, resistiendo en condiciones de alta precarización, siempre estuvieron vinculadas a sus activismos políticos con una mirada internacionalista. Así, el sentido que le otorgan al trabajo es la extensión de un proyecto de vida anclado en lo político.

Lo laboral en las trayectorias vitales de estas mujeres continúa más allá de la edad jubilatoria impuesta por el sistema. Como en el inicio de sus trayectorias fueron las pioneras en poner en discusión las desigualdades de género, la lucha por los derechos sociales y políticos, actualmente parece ser que también se están convirtiendo en las pioneras en propiciar proyectos de protección social colectivos que les permitan envejecer con dignidad, salud y autonomía vital.

Reflexiones finales

Las reflexiones aquí presentadas, de manera general, aportan elementos válidos para profundizar en el conocimiento sobre las movilidades cualificadas, puesto que se centran en las motivaciones sociopolíticas de mujeres académicas y profesionales en ciencias sociales y humanidades que, a partir de las décadas de 1970 y 1980, desarrollaron sus carreras en múltiples lugares de destino dentro de nuestra región y en algunos países de Europa.

Esta investigación en curso nos permite incorporar la problemática de las vejeces de las mujeres académicas/profesionales en el campo de los estudios de la migración cualificada en nuestra región. Desde las perspectivas teórico-metodológicas de la interseccionalidad y en diálogo con otros campos del saber, como la gerontología crítica feminista, los estudios sobre historia reciente y memoria y las historias conectadas, abordamos la reconstrucción de las trayectorias vitales de estas mujeres integrando en un mismo análisis las movilidades académicas internas e internacionales, las migraciones cualificadas y los desplazamientos por exilio, que, por lo general, se estudian de manera independiente.

Así, en nuestro estudio, las trayectorias vitales se tejieron poniendo foco en la intersección entre el género, las etapas de vida, la pertenencia a una clase social, los lugares sociales, la profesión, las militancias políticas y los vínculos afectivos personales y familiares. En este sentido, un hallazgo importante de esta investigación es que las movilidades académicas se pueden leer como consecuencia de decisiones vitales y no únicamente como oportunidades y/o requisitos para ascender en el sistema científico nacional y pertenecer a las redes de conocimiento altamente cualificado a nivel internacional, en las que estas mujeres terminan insertándose y donde actualmente la movilidad académica tiene una concepción más individualista y forma parte de los requisitos sine qua non para alcanzar el prestigio académico. Por el contrario, los relatos de estas mujeres evidencian que su presencia en los ambientes académicos de origen y de destino, tenía más que ver con proyectos sociopolíticos colectivos y estrategias de sobrevivencia, antes que con una trayectoria profesional que buscara únicamente el prestigio académico de manera individual.

Esta particularidad está vinculada al contexto sociohistórico y político que vivieron estas mujeres, que actualmente tienen entre 60 y más de 80 años, y a las rupturas de mandatos de género tanto en el ámbito familiar -estudiar una carrera de posgrado- como en lo social -la militancia política.

Si bien su alta movilidad les permitió alcanzar un notable prestigio académico, paralelamente las relegó a la periferia de los sistemas previsionales, principalmente a aquellas que decidieron emprender un retorno a sus lugares de origen en América Latina, situándolas en esta etapa de la vida en un espacio de incertidumbre e inseguridad económica que no se condice con el despliegue de sus capacidades y experiencias dentro sus profesiones.

En consecuencia, muchas de ellas no pueden usufructuar de una jubilación como un derecho inalienable y actualmente se encuentran desprotegidas en su vejez a nivel económico. No obstante, recurriendo a lo vital de sus trayectorias, continúa muy presente su mirada militante y algunas ya piensan en salidas colectivas y feministas para la sobrevivencia en un sistema socioeconómico que considera la vejez como una carga. Por ello, el autocuidado, la autonomía física y económica en la vejez y las respuestas colectivas frente las limitaciones de los sistemas previsionales en la región son parte de nuestra agenda de investigación.

Para concluir, cabe destacar que las mujeres entrevistadas forman parte de una generación que ha impulsado algunas delas grandes conquistas sociales en América Latina. En este sentido, han participado en los cambios que hoy se traducen en la mayoría de nuestros países en leyes que se encaminan hacia la igualdad: el divorcio, la despenalización del aborto, el matrimonio homosexual, la ley contra la violencia de género, el cupo laboral de personas transgénero, entre otras batallas. En estos tiempos de conservadurismo y de la vuelta de la derecha al poder, momento en el que asistimos en la mayoría de nuestra región a un retroceso de los derechos adquiridos, son las viejas, las históricas, quienes nuevamente en el escenario político plantean una nueva batalla: reivindicar la vejez como una etapa de la vida productiva en lo socioeconómico, activa en lo físico-emocional y comprometida políticamente con la realidad social inter e intrageneracional. Lo antes expuesto se condice con las palabras de Gabriela: Podemos aceptar la derrota política, pero no la derrota de nuestro proyecto político vital.

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1 Nos referimos a las científicas y académicas argentinas Dora Barrancos, Nina Brugo, Nelly Minyersky y Martha Rosenberg. La fotógrafa Laura Reyes capturó una imagen de ellas en una de las marchas del 8M que se convirtió en el símbolo de una lucha histórica. Véase: https://www.facebook.com/photo/?fbid=1020847348379776&set=pb.100063728462765.-2207520000

2Véase: https://issuu.com/elizabethross6/docs/catalogo_completo_chico

3Véase: https://www.instagram.com/soytanperotanvieja

4En esta línea de investigación, el proyecto “Vejez diversa” en Chile plantea analizar la diversidad y participación social en la vejez. Consultar: https://www.vejezdiversa.cl/proyecto

5Segundo Montes (Valladolid, 1933-San Salvador, 1989) fue un académico, filósofo, docente, sociólogo y sacerdote jesuita español, nacionalizado salvadoreño. Es uno de los mártires de la UCA.

Recibido: 11 de Octubre de 2021; Aprobado: 05 de Mayo de 2022

* Doctora en Geografía Humana, Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, España. Dirección: c/ Zabala 3491, 1° C, Colegiales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, 1426.

** Doctora en Estudios del Desarrollo, Universidad Autónoma de Zacatecas, México. Dirección: Damián Rejas #373, Zona Mayorazgo, Cochabamba, Bolivia.

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