Miguel Angel Martín Pascual, Celia Andreu Sánchez
La educación se apoya actualmente en el uso intensivo de pantallas. El aprendizaje a través de las pantallas se ha acentuado durante los últimos años, especialmente, tras la pandemia de COVID-19. Lo cierto es que vivimos rodeados de ellas. Trabajamos, aprendemos y nos entretenemos a través de pantallas. Pero el consumo de pantallas tiene un impacto en el procesamiento visual de los espectadores. A través de diversos estudios, se han demostrado algunos de los procesos atencionales que acontecen durante el consumo de las pantallas. Por ejemplo, sabemos que el consumo de narrativas a través de las pantallas afecta a la frecuencia de parpadeo de los espectadores. El parpadeo, además de tener la función fisiológica de humedecer la córnea, es un reconocido marcador de atención. Una mayor atención está correlacionada con una menor frecuencia de parpadeo y viceversa. Se ha demostrado que el consumo de pantallas provoca una menor frecuencia de parpadeo, lo cual nos puede hacer pensar, a priori, en un mayor nivel de atención. Sin embargo, analizando cómo procesa el cerebro distintos tipos de contenidos audiovisuales, podemos comprobar que, en ocasiones, una aparente alta atención a los contenidos no se corresponde con un procesamiento cognitivo superior, o comprensión, de los mismos. Por otro lado, el contacto reiterado con pantallas, como hacen los profesionales del audiovisual, tiene un impacto en procesos cognitivos, atencionales e incluso, a largo plazo, en la salud ocular. Este capítulo propone explorar los mecanismos atencionales durante el consumo de pantallas desde diferentes perspectivas, especialmente a partir de investigaciones neurocientíficas, entendiendo que conocer estos procesos puede ser de gran relevancia en el diseño de estrategias en la educación a través de pantallas.
Education currently relies on the intensive use of screens. Learning through screens has been accentuated in recent years, especiallyafter the Covid-19 pandemic. And the truth is that we live surrounded by them. We work, learn and entertain ourselves through screens. But the consumption of screens has an impact on the visual processing of the viewers. Through various studies, it has been possible to demonstrate some of the attentional processes that occur during the consumption of screens. For example, we know that the consumption of narratives through screens affects viewers’ blink rate. Blinking, in addition to having the physiological function of moistening the cornea, is a recognized marker of attention. Higher attention is correlated with lower blink rate and vice versa. It has been shown that the consumption of screens causes a lower frequency of blinking, which can make us think, a priori, of a higher level of attention.However, by analyzing how the brain processes different types of audiovisual content, we can verify that, on occasions, an apparent high attention to the content does not correspond to a superior cognitive processing, or understanding, of the same. On the other hand, repeated contact with screens, as audiovisual professionals do, has an impact on cognitive and attentional processes and even, in the long term, on eye health. This chapter proposes to explore the attentional processes during the consumption of screens from different perspectives, especially from neuroscientific research, understanding that knowing these processes can be of greatrelevance in the design of strategies in education through screens.
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