Los defensores de la democracia deliberativa afirman que su modelo ofrece un tratamiento del desacuerdo moral más legítimo que el planteado por las concepciones agregativas de la democracia. Sin embargo, la legitimidad del modelo deliberativo necesita ser complementada en términos de utilidad instrumental, esto es, en lo que respecta a la calidad de los resultados obtenidos mediante una deliberación en condiciones adecuadas. En este sentido, el interés sobre la materia se ha trasladado hacia las virtudes políticas del modelo deliberativo en relación a los problemas de la representación liberal. Tales virtudes pueden ser agrupadas en dos tipos de efectos: efectos epistémicos y efectos psicológicos de la deliberación. Es en este punto en el que la teoría deliberativa debe entrar de lleno en el debate con sus críticos, ofreciendo respuestas que conduzcan a una institucionalización eficiente de sus postulados.
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