La gloriosa carrera como compositor de ópera de Giuseppe Verdi se enmarca en dos paréntesis cómicos. El primero, que se abre al comienzo de su vida profesional, es un rotundo fracaso. Más de cincuenta años más tarde, al final de una obra creativa que lo convierte en el padre de la ópera italiana, Verdi volvió a la comedia, cerrando el paréntesis con un triunfo que ni él mismo sospechaba.
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