En el año 309, Constantino introdujo en la circulación monetaria romana el solidus de oro. Desde entonces, los emperadores hicieron grandes esfuerzos por proteger esta moneda. Su falsificación se equiparó a la traición, ya que se interpretaba como una ofensa sacrílega hacia la persona del emperador, y se condenaba a sus autores a la pena capital más dura e infamante, la de ser quemados vivos. En este estudio se recoge la legislación que se aplicaba a los falsarios de oro, plata y bronce y se analiza la normativa del Código de Teodosio contra la falsificación, manipulación, exportación y venta de moneda prohibida durante la época bajoimperial.
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