La ideología de la disrupción no es más que otra de las armas retóricas del neoliberalismo. La máxima de que “todo hombre es un artista” ha sido interiorizada por los gurús de Silicon Valley, quienes hoy día se vanaglorian de que sus ideas representan el culmen de la creatividad. Y en medio de la constante invasión de sistemas de control algorítmico, resulta que el arte anda babeando con la burbuja de las criptomonedas y la desmaterialización. ¿Es esto una revolución o un simulacro?
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