N.º 57El autor teatral en las Comunidades autónomas

Nueva Dramaturgia Canaria
en tres actos

 

Carmen Márquez-Montes
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Academia de las Artes Escénicas de España

 

El título utilizado obedece de manera certera la situación por la que atraviesa la escena canaria en la actualidad, es un momento de gran desarrollo de la dramaturgia, tanto dentro como fuera de las Islas, hasta el punto de que algunos críticos de prensa han hablado de un “boom” de la escritura teatral. Esta realidad es fruto de un proceso en el que intervienen una serie de factores sin los que es imposible que esta eclosión fuera posible, y que coinciden con las líneas que desde la dirección de la Revista se nos han dado tan certeramente:

  • La influencia de las políticas culturales de la comunidad.
  • La distribución y la producción dentro de la comunidad.
  • Las posibilidades de acceso del autor a la práctica escénica

A lo que debe sumarse la existencia de un público que desea ver su realidad y sus contextos en la escena, y en público canario ha acompañado siempre a sus compañías y, máxime, si representan autores canarios.

Cuando todos estos factores se han conjugado, la nueva dramaturgia canaria ha sido una realidad. Con esto no deseo que se piense que no hay dificultades, que es necesario un mayor apoyo, que hay mucho por hacer aún para que las artes de la escena en Canarias, con el autor a la cabeza, vivan una situación próspera. Pero, como se percibe de este recorrido desde el siglo XX hasta el momento, se podrá apreciar que cuando hay apoyos para que se realicen producciones y estas se exhiban, hay una eclosión, pues la creatividad y el oficio están a la espera de poder manifestarse.

 

Primer acto. La dramaturgia canaria en camerino.

En el archipiélago ha habido un público ávido de teatro, quizás por la tradición que, desde el paso de las compañías, tanto españolas como de otros países, que iban rumbo a América y hacían funciones en Las Palmas de Gran Canaria mientras que los barcos permanecían en puerto para abastecerse. Sea como fuere, la literatura dramática es una realidad en las Islas, con diversa fortuna a lo largo de su historia, desde la inicial pieza de Cairasco de Figuera, La comedia del recibimiento (1582). En el XVIII hay que mencionar a los Iriarte, sobre todo a Tomás de Iriarte con sus comedias neoclásicas, en el XIX don Benito Pérez Galdós, a pesar de haber realizado toda su labor en Madrid[1] y, sobre todo, Agustín Millares Torres, que entregaría el testigo a sus hijos Agustín y Luis Millares Cubas, autores ya de una mayor producción, a caballo entre los dos siglos.

Si bien, será en el siglo XX cuando hallemos a dramaturgos con una producción continuada y algunos de ellos con cierta dimensión fuera de las Islas, sobre todo en el primer cuarto: Domingo Margarit, Casto Martínez, Rafael Vilela, Domingo Doreste “Fray Lesco”, Saulo Torón, Montiano Placeres, Víctor Doreste, Francisco Guerra “Pancho Guerra”, Juan Pérez Delgado “Nijota”, Juan Millares Carló, etc. autores estos a caballo entre la escuela regionalista y los nuevos rumbos escénicos.

Mención aparte merecen los del modernismo y la vanguardia canaria, cuya producción es casi simultánea, entre los modernistas destaca Alonso Quesada, sobre todo por Umbría (1922) y de los vanguardistas Josefina y Claudio de la Torre, quienes se ocuparon del conocido como “Teatrillo” de los Millares o Teatro Mínimo; Agustín Espinosa y Pedro García Cabrera. Si bien el director de teatro y cine Claudio de la Torre continuaría luego escribiendo teatro en la estela de la denominada “comedia bien hecha”, su obra Tic-Tac (1932) sigue siendo emblemática dentro del teatro vanguardista español.

Algunos de los citados continuaron produciendo tras la guerra civil, al tiempo que aparecieron nuevos nombres que transitan las más diversas tendencias en la larga posguerra: Pedro Lezcano (1920-2002), que fundó en 1956 el Teatro Insular de Cámara; Pilar Lojendio (1931), Juan Marrero Bosch (1933-2006), Orlando Hernández (1936-1997), y, desde luego, Ángel Camacho (1935), entre otros. A los que se van sumando, en la década del sesenta un nuevo grupo nacido a finales de los treinta y en la década del cuarenta, que se inscriben entre el teatro universitario de La Laguna, el Insular de Cámara de Gran Canaria y el independiente. Los textos son de corte más experimental: Pedro Schlueter (1942), Alberto Omar Walls (1943), Luis Alemany (1944), José Hilario [CHELA] (1944-2008), Luis Ortega Abraham (1949), etc.

Y dentro de este recorrido de los antecedentes hay que citar a los autores que inician su producción a caballo entre la dictadura y la democracia, Cirilo Leal (1953), Sabas Martín (1954), Juan de la Cruz del Rosario (1956-1990), entre otros. Algunos de ellos ya están ligados a un grupo de teatro, como es el caso del emblemático Juan de la Cruz, creador de Profetas de Mueble Bar. De manera que son autores que escriben para y desde la escena, salvo contadas excepciones, además de que sus textos tienen un gran compromiso con la sociedad del momento y optan por la experimentación y la investigación escénica.

Como se ha podido apreciar, las generaciones canarias presentan poca diferencia en relación con las del resto del territorio español, si exceptuamos la posibilidad de que los textos lleguen a la escena, debido a que, hasta el nuevo milenio, el tejido teatral va a ser muy pobre, con pocos grupos y los existentes no tienen demasiados espacios en los que representar. A lo que debe sumarse lo fragmentario del territorio, ya que resulta muy complicado trasladarse de una Isla a otra, por cuestiones económicas y también de intendencia de los transportes. Pues el traslado entre Gran Canaria y Tenerife es más o menos cómodo y con tiempos asumibles, pero el panorama cambia notablemente cuando debe realizarse el traslado entre estas dos y las cinco restantes. El problema del avión es que deben hacerse escenografías teniendo en cuenta que la puerta de la bodega de los aviones que vuelan entre Islas es muy pequeña. Cuestiones que no son baladíes, pues afectan a la creación y a la producción y gira. Este hecho propició que autores de otras generaciones no ligadas al teatro, como Alberto Omar, Pedro Schlueter o Sabas Martín, se dedicaran a otros géneros y dejasen de escribir teatro. En conversaciones, reconocían a quien esto escribe, que, cansados de tener textos dramáticos en el cajón del escritorio, apostaron por escribir en otros géneros que podían, al menos, publicar.

Los autores son autodidactas, a pesar de que en 1975 aparece la Escuela de Actores de Canarias en Tenerife –La sede de Gran Canaria es de 1993–, pero se dedica, sobre todo, a la interpretación.

 

Segundo Acto. En los hombros

La escena canaria se mueve en los ochenta, al igual que en el resto del país, aparece la segunda hornada del teatro independiente, grupos que están acompañados por un autor que, además, compagina la escritura con la actuación y/o la dirección u otros oficios de la escena. Compañía Canaria de Teatro deviene en Teatro Canario 1, Profetas de Mueble Bar, Klótikas, Helena Turbo Producciones, Delirum Teatro, Tracson Teatro, La Malavida, Teatro Isleta, Zaranda Troupe, etc. A los que se suman en los noventa Tamaska Teatro, La República Teatro, Clapso, Bolina y Bambo y un largo etcétera de vida más o menos efímera. Aunque un buen número continúan en la actualidad.

Compañía Profetas de Mueble bar

Compañía Profetas de Mueble bar 1

La escena se renueva porque surgen una serie de apoyos a las artes escénicas, como sucede en el resto del país: ayudas a la producción y la distribución desde la Sociedad Canarias de las Artes Escénicas y la Música[2] (SOCAEM), creada en 1984, que ayuda a la producción y a la distribución y crea un circuito canario de las artes escénicas (que nunca ha funcionado bien), y ayudas de diverso tipo para apoyar a las artes escénicas y la música.

También fueron apareciendo en las décadas del ochenta y noventa una serie de festivales, cada uno con sus propias peculiaridades, que propiciaron que las gentes de la escena canaria se confrontaran con los de otras comunidades y países. El Festival del Sur–Encuentro Teatral Tres Continentes permitió el conocimiento del teatro realizado en África e Hispanoamérica, durante diez días la Villa de Agüimes se llenaba de teatreros de estos tres continentes, con sus representaciones, encuentro y talleres, entre los cuales eran frecuentes los talleres de escritura teatral, en su periodo de esplendor fue un verdadero motor, pues realizaban extensiones de los espectáculos y talleres en todo el archipiélago. Más adelante surgió el Festival de Las Nacionalidades que, en su corta vida, programó espectáculos de muy buena factura. El Festival de Teatro Cómico de Ingenio apareció en el panorama escénico con una tendencia muy específica que viene a llenar también un espacio interesante. El municipio de Arucas se sumó modestamente a la tarea de ofrecer una propuesta escénica ya desaparecida. Gáldar, de modo esporádico, intentó crear un espacio para el monólogo. El Festival de Teatro de Otoño, ahora Festival de Teatro Música y Danza de Las Palmas, TeMudas Fest, es de entre los mencionados el que tiene una más amplia propuesta y una duración de casi un mes, con una oferta que ha ido cambiando y, desde hace unos años, ha optado por el teatro de Calle. Por último, mencionar también el Festival de Teatro de Aficionados realizado por el Ayuntamiento de Mogán y que viene a cubrir un apartado que nunca debemos olvidar.

Estos son sólo algunos de los festivales y encuentros que fueron apareciendo, de los que aún queda alguno con duración y programaciones más o menos diferentes. En cuanto a las salas de teatro, en la ciudad de Las Palmas no cabe duda que el Teatro Cuyás vino a ocupar un espacio necesario e importante, ya que fue el único con programación estable hasta hace unos pocos años. Pues Teatro Guiniguada estuvo muchos años en obras, como el Pérez Galdós. También ha estado cerrada durante largos periodos la Sala Insular de Teatro, espacio importante porque siempre ha sido el gran espacio de representación de los grupos de teatro canarios, donde también son habituales las residencias. Hay otras salas, pero de programación más errática. En Tenerife y las restantes Islas es similar, el Teatro Guimerá en Tenerife o el Teatro Circo de Marte en La Palma optaban por programar teatro foráneo y pocas posibilidades tenían las compañías canarias.

De modo que ¿dónde representaban las compañías? Donde y cuando podían. Esto nos lleva a uno de los principales problemas del teatro canario. Hay compañías en la comunidad de muy diverso cariz, algunas se mantienen desde los años ochenta y otras han ido surgiendo desde la década del noventa, de danza, de teatro de texto, con creación colectiva, de repertorio, etc. Con montajes y resultados variados. La cuestión es que estas compañías hacen una propuesta escénica y, una vez realizadas las dos funciones del estreno, morían.  ¿Cómo pueden pulir su propuesta si realizan hoy el estreno y no saben cuándo será su próxima representación? Difícilmente pueden desarrollar su labor sin mover el espectáculo. Sabemos que hay un esfuerzo institucional por mantener un circuito, pero, sinceramente, la fórmula nunca funcionó y sigue sin hacerlo.

Este es un primer problema, del que yo hablaba en un artículo de los años noventa y que impedía la aparición de la autoría:

si queremos hablar de un teatro canario tenemos que hablar de autores. Por mucho que queramos decir que el autor no es necesario, que lo único importante en el teatro son los actores y el público, baste volver la vista atrás o a nuestro entorno y ver que cuando se habla de teatro español, francés o venezolano, siempre hallamos a un nutrido grupo de dramaturgos que son los que, a través de la palabra, aportan su visión del entorno. Las grandes épocas del teatro siempre vienen avaladas por ellos. Si se habla de comedia española se menciona a Lope y Calderón, como mínimo; si de Teatro Isabelino, a Shakespeare y Benson; si de teatro griego, a Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes. Y mirando a nuestro entorno, vemos cómo en estos momentos hay una extensísima nómina de jóvenes dramaturgos en todas las comunidades españolas, jóvenes que en su mayoría se han formado como autores recibiendo talleres de creación y, por supuesto, escribiendo viendo sus obras sobre las tablas. En cambio, cuando hablamos de teatro canario, ¿Cuáles son los nombres de los dramaturgos? Hay pocos, muy pocos y de esos apenas si se lleva a escena su obra. De modo que este es un grave problema a solventar si queremos que la escena canaria camine. / Aquí las instituciones tienen que comprometerse, su labor no sólo consiste en apoyar montajes, que sí tienen que continuar haciéndolo, sino también en hacer un análisis detenido y ver dónde están las fallas para subsanarlas. Max Aub presentó en 1936 un proyecto al presidente de la República para crear una estructura de teatro nacional. Mencionaba cuatro elementos esenciales para el teatro. Consideraba que uno de ellos era accesorio, se refería a la sala. Los otros tres, decía, son imprescindibles: el actor, la obra y el público. Bien, en Canarias hay salas, también hay actores y público. Pero falta la obra. Creo que este es uno de los grandes caballos de batalla del teatro canario, si queremos que exista y tenga identidad, que sea canario de verdad. (2000)   

Cartel Festival del surEs cierto que se pusieron las primeras tablas para el escenario que se ocuparía con posterioridad. Y autores canarios menudean ocasionalmente en los escenarios, la mayoría porque están ligados a un grupo para el que hacen las dramaturgias o escriben textos originales. En este panorama debemos destacar que se mantiene en la escena Ángel Camacho (1935) o Cirilo Leal (1953), también desde Profetas de Mueble Bar se siguen montando las obras del que fue su creador, Juan de la Cruz del Rosario (1956). Orlando Alonso (1961-2018), Paco Monge, ligado a Helena Turbo Producciones, aunque también estrenado por otras compañías; Nacho Cabrera, que escribe para su compañía, República Teatro; etc. son nombres ya frecuentes. Comenzamos a conocer los primeros textos de Roberto García de Mesa (1973), un autor más inclinado a la experimentación.

 

Tercer acto. La nueva dramaturgia canaria en el escenario

En el nuevo milenio es cuando comienza a aparecer de un modo continuado y sistemático el nombre de autores canarios en los montajes de los grupos de la comunidad. Aparecen nuevas compañías, como 2RC Teatro, Morfema Teatro, Producciones del Mar -ahora Una Hora Menos Producciones-, Reymala, BurkaTeatro, Espíritus de Sal, Producciones La Luciérnaga etc. y se mantienen bastantes de las surgidas en los noventa e incluso de los ochenta, algunas se han convertido en referentes, como el caso de República Teatro. Ya comienza a ser habituales nombres como Toni Tabares (1973), Irma Correa (1975), José Padilla (1976), Carlos Alonso Callero (1976), los hermanos Yeray y Enrique Bazo, etc.

En los primeros años del milenio, la recién nacida Aula de Teatro de la ULPGC comienza a programar talleres de escritura teatral, producto de acuerdos con la AECI y, sobre todo, con la Asociación de Autores de Teatro de España: Xiomara Moreno (Venezuela), Ariel Barchilón (Argentina), Antonia Bueno o Fermín Cabal son algunos de los nombres que impartieron talleres. Fruto de esta experiencia, se produce una colaboración entre Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la compañía 2RC Teatro, para apostar por la organización de Talleres de Escritura Teatral, que comienza en el año 2009, a la que se suma el Gobierno de Canarias a través de Septenio. En los primeros momentos, los talleres se celebraron en las instalaciones de la ULPGC, pero a los pocos años, 2RC se desligó y decidió liderar en solitario el proyecto, en colaboración con otras instituciones de las Islas y externas, como la SGAE.

Sea como fuere, lo cierto es que, en efecto, es un proyecto que ha liderado la escritura teatral de las Islas, pues los talleres se imparten en todas las Islas y por dramaturgos diversos: Antonio Onetti, Itziar Pascual, Ignacio Amestoy, Sara Molina, Sergi Belbel, José Sanchis Sinisterra, Guillermo Heras, José Ramón Fernández o los canarios Irma Correa, José Padilla, Antonio Tabares, Yeray y Quique Bazo. En la actualidad son varias las líneas que acomete, como mencionan en su programa:

Canarias Escribe Teatro se gestiona a partir de tres líneas de trabajo. En primer lugar, la formación, a través de diferentes “talleres de iniciación”, “talleres de excelencia” –a cargo de profesionales de reconocido prestigio– y del “taller permanente”, que ha permitido mantener sesiones de trabajo continuado, generando sinergias y facilitando a los creadores compartir, debatir y reflexionar sobre sus textos. Todo este trabajo ha supuesto la aparición de nuevos autores teatrales en Canarias.

La segunda línea del proyecto tiene que ver con la exhibición. ¿Cómo hacer que estos nuevos dramaturgos y dramaturgas surgidos de los talleres o autores y autoras emergentes se acerquen a los escenarios? ¿cómo darles a conocer? Esto se ha logrado a con estrenos, lecturas dramatizadas, presentación de CET en festivales nacionales e internacionales o dando a conocer la figura de nuestros autores y autoras a través de actividades complementarias; charlas, exposiciones o mesas redondas.

La tercera de las líneas de acción de este ambicioso proyecto (…) ha sido la reflexión, el encuentro y la puesta en común de intereses y preocupaciones de los dramaturgos y dramaturgas en el Archipiélago. En este apartado, se sitúan el Congreso de Autores celebrado en el Teatro Guimerá en 2010, o los encuentros más recientes denominados Palabras de Autor. La publicación de artículos en revistas especializadas como Primer Acto o ADE-Teatro ha servido para difundir y reflexionar sobre el trabajo de los escritores y escritoras teatrales canarios. (https://www.canariasescribeteatro.es/)

Los mares habitados de Irma Correa, Antonio Tabares y Orlando Alonso con dirección de Carlos Alonso Callero

Los mares habitados de Irma Correa, Antonio Tabares y Orlando Alonso con dirección de Carlos Alonso Callero 2

De entre los proyectos afrontados destaco las dos obras escritas a tres manos: Los mares habitados (2010), de Irma Correa, Antonio Tabares y Orlando Alonso, dirigido por Carlos Alonso Callero, donde los tres dramaturgos reflexionan sobre la inmigración. Tres piezas independientes que encajan a la perfección. El mar y las estrellas (2015), de Irma Correa, José Padilla y Antonio Tabares, dirigido por Rafael Rodríguez, la reflexión es ahora el viaje, en el que las islas son de nuevo habitadas, pero en esta ocasión no es por inmigrantes, sino por personas ilustres, que llegan por motivos diferentes: Antonio Tabares abordó la visita de Neil Armstrong al observatorio del Roque los Muchachos en La Palma; José Padilla presenta a una Agatha Christie que llega a Gran Canaria huyendo de cuestiones sentimentales; e Irma Correa muestra el destierro de Unamuno en Fuerteventura.

Se constata que la formación es fundamental para desarrollar el tejido escénico y cualquier otro. Además de que es imprescindible que sean llevados a escena, único modo de crecer como autores. Eso ha propiciado que vayan apareciendo y permaneciendo en la escena la hornada de dramaturgos más importantes de la historia del teatro canario. En estos momentos están en activo y estrenando la generación de autores que nacieron en las décadas del cincuenta, sesenta y setenta, algunos de ellos ligados a grupos concretos, como Cirilo Leal, Nacho Cabrera o Francisco Monje. Incluso se mantiene en activo Ángel Camacho, gran referente de la escena por su permanencia continuada y sus esfuerzos desde diversos proyectos escénicos. Al socaire de la nueva dramaturgia, autores que habían abandonado la escena vuelven ocasionalmente a ella, como Sabas Martín o Alberto Omar. Incluso autores de otros géneros, incursionan en ella, como es el caso del novelista y gestor cultura, Antonio Lozano (1956-2019).

Si bien, los que cosechan mayores éxitos son los nacidos en la década del setenta antes citados y que son el verdadero boom del teatro canario: José Padilla (1976), Yeray y Enrique Bazo, que viven fuera de las Islas, como el director y dramaturgo Carlos Alonso Callero.

Antonio Tabares (1973), que crea desde la Isla de La Palmas. De cuya producción se puede destacar La punta del iceberg (2011), ​Premios Tirso de Molina en 2011 y Premio Réplica en 2012, Finalista en los Premios Max ese mismo año. Estrenada por el grupo tinerfeño Delirium Teatro y más tarde, en 2014 en el Teatro de la Abadía con dirección de Sergi Belbel. Y llevada al cine por el director David Cánovas y protagonizada por Maribel Verdú.

La punta del iceberg de Antonio Tabares con dirección de Sergi Belbel

La punta del iceberg de Antonio Tabares con dirección de Sergi Belbel 3

Irma Correa (1975), que vive entre Madrid y Las Palmas, y que, además es actriz y guionista. Sus obras han sido estrenadas por diversos grupos canarios y peninsulares. Ha estado nominada a los Premios Helen Hayes 2020 por El viejo, el joven y el mar, nominada a los Premios Max 2019 a Mejor Autoría por Ana (también a nosotros nos llevará el olvido). Ganadora del Premio Réplica a Mejor Espectáculo 2019 por Ana (también a nosotros nos llevará el olvido), en 2009 recibe también el Premio Réplika[3] por Los mares habitados. En 2008 obtuvo el Premio Max a Espectáculo Revelación por Desde lo Invisible.

Ana (también a nosotros nos llevará el olvido) de Irma Correa con dirección de Mario Vega

Ana (también a nosotros nos llevará el olvido) de Irma Correa con dirección de Mario Vega 4

Es habitual encontrar producciones canarias nominadas a los Premios Max y obtenerlos, como en la edición de 2022, donde Unahoramenos recibió el premio Max a la mejor labor de producción del año por Moria (2021).

En la última década es habitual encontrar en la cartelera varios estrenos de autores canarios, que son ya estrenados por compañías canarias gracias al éxito de las producciones, sobre todo de público, que ve con interés sus historias e idiosincrasia sobre las tablas. Textos como Corredera (2014), en el que Miguel Ángel Martínez cuenta la historia de un mito de las Islas por su resistencia frente a la dictadura franquista, obtuvo un gran interés y éxito de público.

Si bien es cierto que ha sido posible por la creación de un mayor tejido escénico, gracias a los apoyos institucionales, a las residencias y apoyos a la producción desde los diversos teatros, como el Cuyás de Gran Canaria o el Guimerá de Tenerife. Así como festivales de teatro, un caso emblemático es las ayudas a la producción que aporta el Temudas Fest a las compañías canarias. Lo que redunda es que puedan afrontarse producciones más importantes.

Ejemplos emblemáticos son los proyectos de producción de UnaHoraMenos, “Laboratorio Galdós”, que ha montado tres textos con dirección de Mario Vega: Ana, versión de Irma Correa de Tristana; El crimen de la calle Fuencarral, donde el dramaturgo colombiano Fabio Rubiano toma los artículos que Galdós publicó sobre el famoso crimen; y El último viaje de Galdós, en el que Laila Ripoll y Mariano Llorente realizan un recorrido simbólico por la vida de Galdós, desde la mente del hombre en tránsito hacia la muerte. Si bien va más allá de los montajes para convertirse en un proyecto de implicación social con actividades y encuentros con diversos sectores de la sociedad, además de la celebración de talleres de escritura teatral o mesas redondas, entre otros.

No debemos olvidar que otros festivales se han ido sumando a panorama insular, el Festival Internacional de Arte en la Calle de Puerto de la Cruz, que nace en 2002; El Festival de Teatro de Bolsillo de La Laguna, para apoyar a las compañías emergentes; la Muestra Escénica Iberoamericana de Tenerife o MAPAS El Mercado de las Artes Performativas del Atlántico Sur, que celebrará este año su quinta edición, y que se está consolidando como un encuentro de referencia de las artes vivas y escaparate de la creación tricontinental.

Nuevos nombres que están llegando a los escenarios son Miguel Ángel Martínez, Maykol Hernández, Ana Vanderwilde, Victoria Oramas, Auxi Campos o Enma Álvarez, entre muchos otros. Lo cierto es que en el siglo XXI los dramaturgos canarios han entrado en la escena española con vocación de quedarse.

Como mencionaba el inicio, cuando se dan los factores necesarios, el oficio y la creatividad está ahí, dispuesta a hacerse presente, que es lo que ha sucedido con la autoría teatral canaria.

 

 

BIBLIOGRAFÍA CITADA

Fernández Hernández, Rafael (2011). “Autores y tendencias de la escena insular: Una aproximación al teatro canario del Siglo XX (1900-1939).” Anuario de Estudios Atlánticos, nº 57 (2011): 499-524.

Leal, Cirilo (2001). “Canarias: el pulso del teatro canario.” Primer acto: Cuadernos de investigación teatral, nº 289 (2001): 85-87.

Márquez-Montes, Carmen (coord.) (2009). Teatro actual en Canarias. ADE-Teatro, nº 127 (sept.-oct. 2009): 13-107. [Monográfico que revisa el teatro canario, con artículos de diversos estudiosos y miembros de la escena canaria]

 

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Notas    (↵ Volver al texto returns to text)
  1. Si bien, comienza a escribir textos dramáticos en su juventud en Canarias, de los que se conservan tres piezas: Quien mal hace, bien no espere; El hombre fuerte y Un joven de provecho.↵ Volver al texto
  2. Más adelante para a llamarse Canarias Cultura en Red y ahora Instituto Canario de Desarrollo Cultural.↵ Volver al texto
  3. Son los premios que otorga la Asociación de Empresas de Teatro de Canarias, Réplica, creada en 2005.↵ Volver al texto
Copyrights fotografías
  1. Fuente: profetasdemueblebar.net↵ Ver foto
  2. Foto: Gustavo Martín↵ Ver foto
  3. Foto: Ros Ribas↵ Ver foto
  4. Fuente: teatrofernangomez.es↵ Ver foto

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