El cultivo y comercialización de vino fue una de las principales actividades económicas de Villena durante la segunda mitad del siglo XIX y primera década del XX. Las causas que determinaron este proceso fueron el progresivo aumento de la demanda exterior a partir de 1854 y la inauguración del ferrocarril Madrid-Alicante en 1858, cuya línea se orientó al tráfico de vinos desde las zonas productoras hacia el puerto de Alicante. Estos factores convirtieron a Villena en el principal centro expedicionario de vinos de todo el Vinalopó, pues aquí convergían los caldos del Alto Vinalopó, de la Hoya de Alcoy y del Altiplano Jumilla-Yecla. Entre las implicaciones sociales de este sistema económico hay que destacar que muchos de los grandes cosecheros locales se convirtieron en bodegueros-comerciantes o comisionistas de vinos con vistas a la exportación, cuyos éxitos económicos atrajeron a otros comerciantes nacionales y extranjeros. Y, mediante el ascenso a la clase dominante, este nuevo grupo social se convirtió en el protagonista de la renovación de los comportamientos políticos, de las mentalidades del momento y un elemento modernizador de la sociedad y economía, lo que hizo posible superar las estructuras del Antiguo Régimen y actuar de motor para la industrialización. La llegada del siglo XX trajo consigo el inicio del desmoronamiento comercial de este sector, debido a la crisis de la filoxera y principalmente por la paralización de los mercados internacionales.
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