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RLA. Revista de lingüística teórica y aplicada

versión On-line ISSN 0718-4883

RLA vol.58 no.2 Concepción dic. 2020

http://dx.doi.org/10.29393/rla58-13gecg20013 

ARTICLE

GANARSE: ENTRE LOCACIÓN E INCOACIÓN

GANARSE: BETWEEN LOCATION AND INCHOATION

CLAUDIO GARRIDO SEPÚLVEDA1 

CARLOS GONZÁLEZ VERGARA2 

1Universidad Católica del Maule. Chile. cgarrido@ucm.cl

2Pontificia Universidad Católica de Chile. Chile. cgonzalv@uc.cl

RESUMEN

A través del siguiente trabajo se analiza el desarrollo histórico del verbo ganarse en el español de Chile. En concreto, se exploran las transformaciones semánticas que ha experimentado la forma verbal, como el surgimiento del valor locativo, y algunos cambios gramaticales, como la aparición de la versión pronominal, la alternancia en el régimen preposicional, la auxiliarización en perífrasis incoativas, y el giro hacia el uso transitivo-locativo. Desde un punto de vista teórico, se interactúa con la teoría de la gramaticalización, con la gramática de construcciones y con una concepción cognitivista del cambio semántico. Además, se dialoga con la lexicográfica chilena y panhispánica en cuanto a la descripción del verbo ganarse. En cuanto a la metodología, se utilizan corpus lingüísticos históricos, bases de datos actuales y documentos históricos digitalizados, con el fin de respaldar el análisis con fundamentos cualitativos y cuantitativos. Como resultado de la indagación, se explican los cambios semánticos y gramaticales del verbo en la variedad chilena, y se argumenta una propuesta de deriva diacrónica.

Palabras clave: Verbos locativos; Perífrasis verbales incoativas; gramaticalización y construccionalización

ABSTRACT

Through the following work, we analyze the historical development of the verb ganarse in Chilean Spanish. Specifically, we explore the semantic transformations that the verbal form has undergone, such as the emergence of the locative value, and some grammatical changes, such as the appearance of the pronominal version, the alternation in the prepositional regime, the auxiliarization in inchoative periphrasis, and the turn towards the transitive-locative use. From a theoretical point of view, we interact with grammaticalization theory, with construction grammar and with a cognitivist conception of semantic change. In addition, we dialogue with the Chilean and Pan-Hispanic lexicography regarding the description of the verb ganarse. In relation to methodology, we use historical linguistic corpus, current databases and digitized historical documents, in order to support the analysis with qualitative and quantitative foundations. As a result of our research, we explain the semantic and grammatical changes of the verb in the Chilean variety, and we argue a proposal for diachronic drift.

Keywords: Locative verbs; inchoative verbal periphrasis; grammaticalization and constructionalization

1. INTRODUCCIÓN

En el siguiente estudio se presentan los resultados de una indagación cualitativa sobre los cambios semánticos y gramaticales que ha experimentado el verbo ganar en el español de Chile, desde una perspectiva diacrónica. En términos generales, el foco de atención del análisis recae sobre tres acepciones de la forma verbal que, si bien están vigentes, se corresponden con tres momentos decisivos en lo que atañe al desarrollo cronológico del verbo: el valor primario de 'adquirir u obtener' (1a), el valor locativo de 'situar(se)', tanto en su versión pronominal (1b) como en su reciente faceta transitiva (1c), y el uso de ganarse como forma auxiliar con valor aspectual incoativo 'empezó a / se puso a' (1d).

  1. (1a) Ganó un premio.

  2. (1b) Se ganó en una banca.

  3. (1c) Lo ganó en una banca.

  4. (1d) Se ganó a vender sus cuadros en la plaza.

En la tradición filológica chilena, los trabajos de reflexión metalingüística se han limitado principalmente al reconocimiento del valor locativo de ganarse1. En particular, la lexicografía diferencial del siglo XIX y XX, además de consignar observaciones de tipo semántico, han estigmatizado y censurado su uso, actitud que coincide con las valoraciones actuales respecto de esta acepción. A modo de ejemplo, basta asomarse a notas de prensa del ámbito chileno, del tipo: "[...] el término es reconocido por su uso, y para ayudar a los hispanohablantes o interesados en la lengua castellana a entender el "chilenismo", pero no forma parte de la RAE como un término que represente el uso correcto del idioma". (Stuardo, 2019).

Sin embargo, no ha habido trabajos estrictamente descriptivos destinados a superar el carácter catastral que hasta ahora ha predominado en la diccionarística. Valga decir, se han desatendido aristas importantes relativas a la semántica y gramática del verbo -como su uso perifrástico-2. Por lo mismo, desde la óptica lingüística, en torno al abanico de valores del verbo ganar es posible articular más interrogantes que respuestas: ¿Cuándo empieza a expresar ganar el valor locativo? ¿Qué cambios semánticos operan en la transformación del verbo? ¿Cuándo y por qué comienza a adoptarse la forma pronominal? ¿Tiene relación con el significado locativo? ¿De qué modo cambia el régimen preposicional del verbo? ¿Cuándo y por qué comienza a expresar valor incoativo? ¿Tiene relación con su analogía con otros verbos locativos?, entre otras. A grandes rasgos, por medio de este trabajo se procura formular respuestas a tales preguntas, mediante el análisis cualitativo de los datos en perspectiva histórica. Dicho de otro modo, el objetivo, en concreto, consiste en trazar la cronología relativa o deriva diacrónica del verbo ganar(se) atendiendo a sus cambios semánticos y gramaticales.

No obstante, la revisión cuantitativa de los datos no es descartada del todo; en ciertos períodos en que hay mayor proliferación de usos, se revisan la frecuencia de tipo y otros cómputos generales con el fin de delinear una cronología aproximada en la historia de esta forma verbal. La metodología adoptada contempla dos tipos de revisión de datos: primero, el análisis lingüístico de ejemplos procedentes de bases de datos históricos como el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) de la Real Academia Española (RAE) y el Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América (CORDIAM) de la Academia Mexicana de la Lengua, así como la revisión de datos del español de Chile en la actualidad, como los registros del Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América (PRESEEA) y de las plataformas desarrolladas en el marco de la investigación de Sadowsky (2006): el Corpus Dinámico del Castellano de Chile (CODICACH) y el Corpus Sociolingüístico del Castellano de Chile (COSCACH)3; y segundo, el análisis de los aportes y observaciones que la lexicografía -tanto general como diferencial chilena- ha registrado en relación con el uso del verbo ganar(se).

Desde el punto de vista teórico, la investigación se enmarca fundamentalmente en los estudios de gramaticalización aplicados al desarrollo histórico de las perífrasis verbales. En ese sentido, el trabajo se vale de los postulados clásicos de dicha teoría, según las formulaciones de Hopper y Traugott (2003) y de Brinton y Traugott (2005). Además, se adhiere al modo en que autores como Garachana (2009, 2017), y Comer y Enghels (2017), entre otros, han aclimatado la teoría de la gramaticalización al estudio de las perífrasis verbales del español, en general, y a los verbos locativos, en particular. Por lo mismo, se incluye el marco de la gramática de construcciones como modelo teórico complementario. En este sentido, se asume como hipótesis de trabajo que la teoría de la gramaticalización pudiera ser el marco que mejor explica la auxiliarización de ganarse. No obstante, como se mostrará, la comprobación de los datos eventualmente podría revelar que el rol de los esquemas construccionales es más preponderante. Dicho de otro modo, a través del análisis se procura interactuar con la pregunta de si acaso la auxiliarización de ganarse se trata de un caso de gramaticalización o, más bien, de construccionalización.

En un segundo nivel, se adoptan principios desarrollados en el marco de la semántica diacrónica funcionalista de enfoque cognitivo (cf. Traugott y Dasher, 2002), cuya concepción del cambio semántico acentúa los procesos metafóricos y metonímicos que los hablantes activan. Como se espera demostrar, tales esquemas son especialmente relevantes cuando se trata de reconstruir el cambio semántico de tipo léxico, es decir, el origen del valor locativo. A continuación, pues, se explicitan con mayor detalle los postulados teóricos que cimientan el ulterior análisis.

2. MARCO TEÓRICO

2.1. La gramaticalización aplicada al estudio de formas verbales

Como ya fue señalado, en el presente trabajo, se reconoce el potencial explicativo de teoría de la gramaticalización4 como trasfondo conceptual en la auxiliarización del verbo ganarse. En su concepción clásica, dicha noción se retrata como un "proceso irreversible y gradual, y por lo regular unidireccional, de debilitamiento del significado referencial de las formas y ganancia de un significado gramatical más abstracto" (Company, 2003, p. 9). Es decir, desde una de sus aristas, se trata de un proceso de cambio semántico, cuyo movimiento va desde un significado de tipo léxico -o menos gramatical- hacia un significado más gramatical. Según Garachana (2015, p. 336), los mecanismos que actúan en dicha transformación semántica "son -siguiendo la estela de la Lingüística Cognitiva- la metáfora y la metonimia, principalmente".

En el proceso de gramaticalización, no obstante, el plano semántico no es el único involucrado. Por lo general, la transformación compromete, además, los planos morfosintáctico y fonológico de una lengua: morfosintáctico, puesto que se modifica la categoría gramatical de una determinada unidad léxica o la estructura jerárquica de los constituyentes de una frase (reanálisis), y fonológico, dado que en tal proceso el significante suele perder sustancia fónica5.

En virtud de que constituye un proceso de cambio gradual -o cadena de gramaticalización (Heine, Claudi y Hünnemeyer, 1991)-, es posible distinguir una superposición y coexistencia de dos variantes: la forma existente (no marcada) y la nueva (marcada). Y a medida que la forma se gramaticaliza, se va invirtiendo la marcación (Company, 2003). Es de notar, además, que las cadenas de gramaticalización trazan recorridos diferentes según la categoría gramatical de origen (Hopper y Traugott, 2003). Así, pues, en una cadena de gramaticalización de base verbal, los cambios avanzan en la siguiente dirección:

verbo pleno > auxiliar > clítico > afijo6

Precisamente esta cadena es la que permite orientar el estudio histórico de perífrasis verbales, pues el movimiento básico que las caracteriza es aquel que va del verbo pleno o auxiliado al verbo auxiliar (cf. Gómez Torrego, 1999). Un ejemplo paradigmático, en este sentido, lo constituye el ítem haber + que + infinitivo (Garachana, 2016), puesto que en su configuración diacrónica devienen algunos de los rasgos definitorios en la gramaticalización de perífrasis verbales: (i) la descategorización del verbo haber (verbo pleno > verbo auxiliar), (ii) la subjetivización ('posesión' > 'significado deóntico'), (iii) el reanálisis de sus constituyentes, (iv) la fijación en el orden de los constituyentes y (v) la paradigmatización (es decir, su inclusión en el paradigma de perífrasis verbales) (Garachana, 2016, p. 136). Dado que cada cadena de gramaticalización manifiesta regularidad en el proceso de cambio de diferentes unidades, es pertinente asumir tal esquema como un patrón re ferencial en el estudio del verbo ganar y su movimiento de forma plena a auxiliar.

Junto con reconocer el potencial explicativo de la gramaticalización, es preciso enfatizar el hecho de que no todas las perífrasis verbales surgen como resultado de este proceso. En palabras de Mar Garachana, "el desarrollo de estas construcciones traza senderos evolutivos que en ocasiones encajan en los patrones de la gramaticalización o de la construccionalización, mientras que en otras se explican mejor como procesos de copia léxica propiciada por mecanismos de naturaleza analógica" (Garachana, 2017, p. 22). Tal ha sido el caso del desarrollo histórico de tener de + infinitivo y de tener que + infinitivo, perífrasis que proliferan al alero de las construcciones haber de + infinitivo y haber que + infinitivo (Garachana, 2017). La gramática de construcciones se cimienta en el postulado de que las nuevas colocaciones originan cambios lingüísticos en la medida en que estas se convencionalizan y forman construcciones (Goldberg, 2006). Estas construcciones, a su vez, funcionan como esquemas abstractos en torno a los cuales comienzan a gravitar nuevas construcciones, motivadas por la presión analógica que ejerce la construcción, tal como el que ha sido evidenciado en el binomio haber de/que + infinitivo y tener de/que + infinitivo. Una incidencia relevante de esta dinámica de cambios está en el hecho de que no todo movimiento del polo léxico al polo gramatical será necesariamente un cambio de tipo gradual; bien podría tratarse de un cambio abrupto movido por atracciones analógicas de las construcciones más prototípicas.

2.2. Las perífrasis verbales procedentes de verbos locativos

La migración semántica de ganar(se) desde su significado de 'obtención' hacia su valor de 'ubicación' conlleva la acomodación de la forma dentro del paradigma de los verbos locativos, tales como poner o meter. Este paradigma ha sido investigado, en general, atendiendo a su lugar dentro de las tipologías textuales (cf. Crego García, 2000; Cifuentes y Llopis, 1996 y 2000, entre otros), al régimen argumental (cf. Cuartero Otal, 2003; Cifuentes, 2004) y al grado de sinonimia entre sus equivalentes en otras lenguas romance -desde un enfoque contrastivo e interlingüístico- (cf. Comer, 2013; Comer, Enghels y Vanderschueren, 2015). En el plano sintáctico, estos verbos son transitivos, con régimen argumental de tipo trivalente. No obstante, la admisión de un OI como segundo argumento interno es la menos común (2a), pues típicamente seleccionan un complemento de lugar en la posición del segundo argumento interno (2b)7.

  1. (2a) Le puso los aros a su hija.

  2. (2b) Puso los aros en la repisa.

  3. (2c)* Puso los aros.

De hecho, cuando en un contexto determinado se omite el segundo argumento interno del verbo (2c) y, con ello, se desestabiliza la gramaticalidad del enunciado, la tendencia del hablante nativo parece ser la de añadir un complemento circunstancial de lugar, más que la de asumir un OI. Por lo mismo, su esquema abstracto puede esquematizarse como sigue:

[S + V + OD + C. de lugar]

En adición, estos verbos han generado un incipiente interés más allá de sus valores locativos. Particularmente, se han reconocido dos valores aspectuales en los usos auxiliares de poner y meter: uno de tipo incoativo (3a y 4a) y otro de tipo causativo (3b y 4b).

  1. (3a) Se puso a vender libros.

  2. (3b) Lo puse a vender libros.

  3. (4a) Se metió a vender libros.

  4. (4b) Lo metí a vender libros.

No obstante, la bibliografía tiende a priorizar solo la descripción del valor incoativo de ponerse8.

Desde el punto de vista diacrónico, el paradigma de los verbos locativos ha sido explorado por lingüistas de la Universidad de Gante, atendiendo a cómo se han gramaticalizado en sus respectivos usos perifrásticos (cf. Comer y Enghels, 2017; Enghels y Comer, 2018; Enghels y Vanhulle, 2018). A propósito de poner, por ejemplo, Comer y Enghels (2017, p. 904) sintetiza el modo en que los verbos de colocación se gramaticalizan del siguiente modo: "en ambas construcciones -causativa e incoativa- poner funciona como auxiliar: se acopla a un verbo infinito subordinado dejando así de funcionar como verbo principal (descategorialización), y pierde (en parte) su significado etimológico locativo (blanqueamiento semántico parcial), como consecuencia de un proceso de gramaticalización". Entre los hallazgos relevantes de estos autores está el hecho de que "la perífrasis incoativa se ha desarrollado como construcción entre los siglos XIII y XVII con los verbos de colocación ponerse y meterse como núcleo, y que después de esta fase, una vez fijado el esquema, se abre a incorporar más verbos diferentes en la posición del verbo auxiliar" (Enghels y Vanhulle, 2018, p. 107), a saber, otras perífrasis incoativas como romper a + INF.

Sobre la base de tales precedentes es preciso articular el estudio diacrónico del verbo ganar, pues no es simplemente una forma que haya experimentado un cambio semántico aislado (obtención > colocación). Por el contrario, en vista de que integra el paradigma de verbos locativos, se puede asumir que su valor incoativo corre en paralelo a la construcción ponerse a + infinitivo una vez que esta se asienta en la lengua común. En ese sentido, hay un vacío en la bibliografía, pues el uso perifrástico de ganarse no ha sido descrito en ningún trabajo previo. Más bien, como se mostrará a continuación, la reflexión lingüística -en gran medida lexicográfica- se ha limitado a describir el valor locativo de la forma verbal.

2.3. El tratamiento lexicográfico de ganarse

2.3.1. Diccionarios diferenciales del español de Chile

Como fue anunciado en la introducción, las únicas reflexiones metalingüísticas en torno a ganarse proceden de los repertorios lexicográficos. El primer registro se en cuentra en el Diccionario de Chilenismos de Zorobabel Rodríguez (1875, p. 230):

Debe reputarse como chilenismo el uso que hacemos de este verbo, que es solo activo, cual si fuese reflejo, dándole el sentido de acojerse, refujiarse, meterse. «Me sentia tan constipado que a las cuatro de la tarde, no pudiendo aguantar mas en pié, me gané a la cama».

«La policía siguió al ladrón hasta que éste se ganó a un conventillo, donde fué imposible dar con él» etc.

Escusado nos parece ponderar el gazaaton que dicen los que de semejante manera se expresan.

A través de este artículo lexicográfico se asoman algunas ideas que conviene destacar. En primer lugar, Rodríguez (1875) aporta una definición sinonímica para la acepción locativa y pronominal del verbo ganarse mediante la mención de las formas acogerse, refugiarse y meterse. No obstante, desde una óptica actual, lo curioso es que los tres verbos citados reproducen tan solo aproximadamente los matices que ganarse ostenta en la variedad chilena moderna. De hecho, a diferencia de Rodríguez (1875), el Diccionario de Americanismos (DA) homologa el chilenismo con verbos como acercarse y situarse (ASALE, 2010, p. 1028)9. La divergencia que se desprende del contraste de ambos artículos lexicográficos bien podría constituir un indicio del recorrido semántico del verbo ganar, es decir, el valor de 'refugiarse' podría tratarse de un estadio intermedio entre los valores de 'obtener' y de 'situarse'. Como apoyo de esta interpretación está el hecho de que los diccionaristas posteriores también coinciden con el juicio de Rodríguez (1875): Ortúzar (1893, p. 161) homologa ganarse con "acojerse, refujiarse" y Echeverría y Reyes (1900, p. 180) lo equipara a "refujiarse", de modo que no se trata de una acepción originada en el escrutinio aislado de un solo hablante. Además, el segundo de los ejemplos que formula se corresponde con dicho valor ingresivo de ganarse. Como contraparte, hay que considerar, asimismo, que el primer ejemplo admite el valor moderno de 'situarse' o 'ponerse',10 de modo que no es descartable, a priori, la posibilidad de que ambos valores hayan estado vigentes entre el siglo XIX y comienzos del XX.

En segundo lugar, el registro de Rodríguez (1875) proporciona una información de enorme relevancia respecto de la rección del verbo ganarse y de su red argumental. Los ejemplos que reproduce sugieren que los usos decimonónicos al parecer seleccionaban la preposición a en lugar de en (v. ejemplo 1b). Por lo mismo, la forma verbal podría haber experimentado una transformación en su régimen preposicional, además del evidente movimiento de forma transitiva a pronominal -propiedad que, por cierto, también llama la atención del autor-.

En tercer lugar, Rodríguez (1875) arremete con uno de sus incisivos comentarios normativos que reflejan la carga sociopragmática que ya tenía ganarse en el siglo XIX. En ese sentido, parece viable trazar una continuidad hasta la actualidad en cuanto a las percepciones lingüísticas que suscita, pues la unidad léxica sigue activando connotaciones populares.

El siguiente lexicógrafo que amerita una consideración especial es el sacerdote chileno Manuel Antonio Román (1913). En su monumental obra de cinco tomos incluye la voz ganarse con valor locativo, pero lo interesante es que, en un sentido, se desmarca de sus predecesores, pues no se limita a replicar las observaciones de Rodríguez (1875). Román (1913, 8) compendia la siguiente descripción:

Una de sus aceps. castizas es: «llegar al sitio ó lugar que se pretende. Ganar la orilla, la cumbre, la llanura». De esta acep., clásica como pocas, se ha formado en Chile una reflexiva, que no podemos menos de condenar. Gánese Ud. Para acá; Me gané á la cama.

Llama la atención, en este comentario léxico, la ausencia de una definición concreta para el verbo ganarse. En rigor, el esquema que Román tiene en mente solo incluye (1) el aporte de una hipótesis sobre el origen del valor diferencial chileno, (2) la censura del valor locativo en su forma pronominal y (3) un par de ejemplos representativos.

En relación con el primer punto de dicho esquema, Román (1913) cita la cuarta acepción del Diccionario de la lengua castellana de la RAE (1884, p. 522): "llegar al sitio ó lugar que se pretende. Ganar la orilla, la cumbre, la llanura"11, acepción que se ha reproducido literalmente hasta la vigesimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española (DLE) (ASALE, 2014). La propuesta de Román (1913) implica la mediación de un cuarto valor en la cadena de cambio semántico que va desde la noción original de 'obtener' hasta la noción locativa, a saber, el valor de 'alcanzar' o 'llegar'. Sin embargo, la ausencia de una definición clara oscurece la propuesta del lexicógrafo: ¿Se refiere al origen de la acepción locativa moderna -'situarse'- o a la acepción que reportan los diccionaristas anteriores -'refugiarse'-? A juzgar por los ejemplos que entrega, Román parece pensar, más bien, en la acepción moderna. No obstante, en ese caso, ¿está proponiendo que el valor de 'llegar' es anterior al valor locativo moderno? ¿O se trata de una noción incluso anterior a la de 'refugiarse'? Sin duda, el mero análisis metalexicográfico no es suficiente para desvelar tales interrogantes. Cuando mucho, estas observaciones permiten apuntar algunas hipótesis de trabajo, pero el reconocimiento definitivo de las vicisitudes en la deriva semántica de ganar(se) depende fundamentalmente de un análisis empírico de ejemplos reales.

2.3.2. Diccionarios panhispánicos

Además del testimonio de la diccionarística diferencial, resulta valioso considerar los apuntes léxicos de la tradición lexicográfica peninsular, en especial las diferentes ediciones del diccionario académico. En efecto, de la revisión del Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE) de la Real Academia Española surge un dato de relevancia para este análisis: a contar de la primera edición del Diccionario de la Lengua Española (RAE, 1734), además de las acepciones próximas a 'obtener', se registra una acepción de tipo militar relativa a "conquistar y rendir alguna ciudad" y se refrenda con ejemplos del tipo "Quando Cneyo Pompeyo ganó à Jerusalén". Desde una mirada pre-teórica, es evidente la proximidad semántica entre esta noción y la de 'refugiarse', pues el valor de 'apropiarse' es lógicamente anterior. Valga decir, para refugiarse o situarse en un territorio, es preciso, en cierto modo, apropiarse de él. Por tanto, se torna perentorio atender también a ejemplos representativos de esta acepción con el fin de identificar el modo en que se entrama con el resto de los matices semánticos.

Adicionalmente, llama la atención el siguiente comentario de Corominas (1984, p. 66), a propósito de la etimología del verbo ganar: "termino señalando la evolución semántica curiosa que ha conducido en la Arg. a que ganarse y luego ganar tomaran el sentido secundario de 'meterse', 'penetrar (en un lugar)'". Fuera del hecho curioso de que este autor atribuya el uso ingresivo de ganarse al español argentino12 -hecho que, por lo demás, asienta un precedente para ampliar el análisis dialectal de la unidad léxica-, salta a la vista que el contenido semántico descrito por Corominas (1984) se aproxima al valor reconocido, en primera instancia, por Rodríguez (1875). Además, plantea que la forma transitiva, con posterioridad, también habría adquirido la posibilidad de vehicular dicho valor. A raíz de estos apuntes, surge la interrogante de si acaso el uso chileno y el argentino están relacionados en algún punto. Lo seguro es que solo el análisis de los datos permitirá desplegar la imbricada red de cambios a que han aludido los lexicógrafos.

Con el fin de simplificar la información recuperada a través de estas obras idiomáticas, se ha elaborado la Figura 1; en él se abrevian los valores semánticos claves que pueden configurar la deriva de ganarse.

Figura 1 Valores semánticos de ganar(se) según la lexicografía. 

3. ANÁLISIS

3.1. El origen y la difusión del valor locativo

Los primeros ejemplos del valor locativo de ganar(se) se registran en un documento jurídico de la segunda mitad del siglo XVIII adscrito a la Capitanía General de Chile. En el archivo se documenta una acusación en contra de Francisco Valenzuela y Francisco Barraza y una petición para revocar su excarcelación. Allí se leen los siguientes fragmentos:

  1. (5a) "Se ve tambien, que / habiendo salido de este modo profugo, se gano / a las cordilleras de la estancia de mi / parte en compañia de Barrasa, y los de / mas, manteniendose alli con perjuicio notable / de la Asienda de mi parte por el / continuo robo de ganados que le hacian hasta / que con noticia que tuvo de ello, determino {f} perseguirlos nuevamente" (Contreras (ed.) Textos para la historia del español, 1787, Chile [CORDIAM]).

  2. (5b) "Pasado algun / tiempo tuvo noticia este declarante haver / echo fuga el expresado Balenzue[la] de la Real carzel / de esa capital trayendose consigo a el Berdugo / de ella y a otros mas reos criminosos y se / ganaron a las montañas de dicha Hasienda de {f} Chuapa y tuvo noticia prosiguio Balenzuela con sus / rovos y responde / A la quarta pregunta dixo que tiene noticia aver sido / preso y remitido a esa capital y tambien tuvo / noticia aver sido destinado al Castillo de Balparayso" (Manuel Contreras (ed.), Textos para la historia del español, 1787, Chile [CORDIAM]).

En ambos ejemplos, el verbo ya aparece en su forma pronominal y su uso coincide con la descripción semántica de Rodríguez (1875), a saber, el valor de 'refugiarse' o 'acogerse' (G4). Asimismo, en ambos casos se trata de un contexto bélico y carcelario, puesto que el sujeto se encuentra en fuga. Es de notar, además, que el complemento de lugar está definido por accidentes geográficos -las cordille ras y las montañas- precedidos por la preposición a. Cuatro décadas más tarde, se documentan un par de usos que reflejan las mismas características léxicas:

  1. (6a) "Este hecho de Llanquitur, y las antecedentes iniquidades que había obrado, fueron causa de que auxiliase a los Peguenches para que lo maloqueasen. Les dieron veinte y seis dragones y franqueza a todos los españoles que quisiesen entrar con esta tropa. Se juntaron más de cien, los mismos que se internaron por Antuco, con siete Peguenches que los fueron a recibir. La primer jornada que hicieron fue a la Cueva, en donde se entregaron confiadamente al sueño; pero, como Llanquitur ya tuviese noticia de que entraban españoles, y los estuviese vigiando aquella noche, de madrugada se les echó encima, y, aunque pudieron ganarse a los montes, les tomó los avíos, municiones, víveres y caballada, matando a tres que cuidaban del potrerillo. No contento con esto, pasó a derrotar los indios que vivían en Coyaque, y les robó sus caballadas, robándose también a las mujeres y chicos que pudo apresar". (Luis de la Cruz, Descripción de la naturaleza de los terrenos que se comprenden en los Andes poseídos por los peguen, 1828, Chile [CORDE]).

  2. (6b) "Poco tardaron también los Peguenches en saber esta determinación, y para asegurarse ocultaron en potreros distantes sus haciendas, y ellos con sus familias se ganaron al malal de Calbuyan, que es una especie de fuerte en el cerro de Caycaden". (Luis de la Cruz, Descripción de la naturaleza de los terrenos que se comprenden en los Andes poseídos por los peguen, 1828, Chile [CORDE]).

Por tanto, se observa una continuidad de marcada estabilidad sintáctica y semántica entre ambos cortes históricos. La única diferencia evidente consiste en que el complemento locativo del ejemplo (6b) selecciona un sintagma que designa una fortaleza militar, hecho que refuerza la idea de un contexto de tipo bélico que delimita los usos diferenciales de ganarse, al menos en una etapa inicial. En efecto, a juzgar por el ámbito militar y por la selección léxica en el complemento de lugar, se estima que el ejemplo proporciona un fuerte indicio de filiación semántica con los usos medievales y renacentistas de ganar con el valor de 'apropiarse' (G2). Es posible explicar este valor léxico como un cambio semántico de tipo metonímico, en particular de causa-efecto, puesto que ganar algo (G1) conlleva o provoca apropiarse de algo (G2), o bien, como un cambio metafórico motivado por las relaciones semánticas del término adyacente, es decir, cuando se trata de ganar, específicamente, un territorio, el valor de ganar se aproxima al de conquistar. Como fue señalado, esta acepción se documenta desde la primera edición del DRAE (1734) y, si se analizan los datos históricos, queda en evidencia que se trata de una acepción que se remonta a los mismos albores del castellano medieval.

  1. (7a) "[...] Desto se haze mención por Hernan Perez de Guzman en la vida del Rey don Enrique. e Lope Fernandes su hermano Egas Cuello. En esta guerra gano la ciudad de Tuy: e cerco la villa de Alcantara: y el rey don Enrique la enbio a socorrer a su condestable don Ruy Lopez de Aualos" (Anónimo, Abreviación del halconero, 1489-1517, España [CORDE]).

  2. (7b) "[...] el Señor Rey Don Alfonso nono fijo del noble Rey Don Fernando: que gano el Andaluzia de poder de los dichos moros queriendo regir & gouernar los dichos sus reynos por leyes con acuerdo de sabios & entendidos varones & de los procuradores de sus reynos" (Anónimo, Siete Partidas de Alfonso X. BNM1766, 1491, España [CORDE]).

Los ejemplos (7a-b) son representativos de dicho valor léxico. En estos, el objeto directo es actualizado por un sintagma que equivale a la ciudad o provincia conquistadas. Lo interesante es que desde el siglo XIV la estructura sintáctica que subyace a la acepción G2 -a saber, ganar + OD- alternó, entre los siglos XIV y XIX, con el esquema ganar + a + OD, es decir, con la posibilidad de marcar el objeto directo por medio de la preposición a (8a-f).

  1. (8a) "En tienpo del Rey don Ffernando que ganó a Sseuilla" (Anónimo, Cortes celebradas en Palencia, 1312, España [CORDE]).

  2. (8b) "Después, andando el tiempo, cuando don Alonso que ganó a Toledo, siendo rey de León, tenía guerra con don García, su hermano, rey de Galicia y con su hermano don Sancho, rey de Castilla" (Juan Arce de Otárola, Coloquios de Palatino y Pinciano, c. 1550, España [CORDE]).

  3. (8c) "En Castilla Rey Fernando sucede Alfonso, el que ganó a Toledo" (Lope de Vega, La Virgen de la Almudena, c.1623, España [CORDE]).

  4. (8d) "También vino nueva de Flandres cómo los Olandeses nos ganaron a Genep, i los Franceses a Heras, que se ha sentido mucho" (José Pellicer de Ossau Salas i Tovar, Avisos de 1641, 1641, España [CORDE]).

  5. (8e) "En la Era de mil e docientos e cinqüenta años (1211 del Nacimiento del Señor), el día de los Inocentes, el rei don Alonso, que venció la batalla de Úbeda, fizo misericordia e merced en uno con su muger la reina doña Lionor, que otorgó a los Consejos de Castilla todas las cartas que avían del rei don Alonso, el viejo, que ganó a Toledo, e las que avían del emperador e suyas mismas dél". (Gregorio Mayans y Siscar, Carta a Josef Berní, 1744, España [CORDE]).

  6. (8f) "Espronceda, que se ilusionaba fácilmente como buen poeta, al ver los aprestos de la emigración creyó que ya no había más que entrar, combatir, avanzar, ganar a Madrid, repetir en él las jornadas de Julio y quitar a Fernando el dictado de rey de España para llamarle de los españoles [...]" (Benito Pérez Galdós, Los Apostólicos, 1879, España [CORDE]).

Cuando hay que expresar la conquista de un territorio, la variante preposicional parece ser la que predomina, sobre todo en la Edad Media y los Siglos de Oro13. Además, esta estructura se asoma en el español americano desde los primeros registros históricos (9a-c).

  1. (9a) "Aquí estuvieron los españoles después que ganaron a Tenochtitlán, hasta que tuvieron edificado en México adonde pudiesen estar" (Fray Toribio de Benavente, Tratado tercero, c. 1565, México [CORDIAM]).

  2. (9b) "Y porque desta materia tenemos mucha abundancia en nuestra republica de España, no ay para que busquemos cosas que dezir, en las agenas: sino que digamos de las nuestras, y no de muchos siglos atras: sino desde el Rey don Fernando, llamado el sancto, que ganò á Cordoua, y á Seuilla [...]" (Inca Garcilaso de la Vega, Libro primero, 1612, Perú [CORDIAM]).

  3. (9c) "El Mariscal De Coigni havia ido á oponerse á sus designios, y haviendole hallado apoderado de Veissemburg, de Lauterburg, y otros lugares de la Llanura, lo rechazó y ganó á Veissemburg con espada en mano" (Anónimo, Gazeta de Lima, 1745, Perú [CORDIAM]).

En definitiva, se trata de un uso cuya estructura sintáctica y semántica se perfila como el antecedente más plausible para el surgimiento del valor locativo de ganarse. Se descarta, por tanto, la hipótesis de Román (1913), según la cual se trataría de una extensión semántica de la acepción G3 de ganar ('llegar o alcanzar'). En relación con esta propuesta, hay que añadir el hecho de que la RAE registra tal acepción recién en 1884 para el español peninsular. Sin embargo, el valor locativo chileno se documenta un siglo antes. Por lo mismo, se trata de una tesis anacrónica.

Ahora bien, como fue señalado, los primeros ejemplos registrados del valor locativo (5a-b y 6a-b) reflejan el valor de 'refugiarse' (G4). Se trata de una etapa previa a los valores actuales de 'situarse' (G5) o 'acercarse' (G6), pero posterior a la acepción bélica de ganar (G2). Por lo mismo, en tales ejemplos se asoma una clave fundamental para dilucidar la deriva semántica del verbo. Entre G2 y G4 es reconocible una relación metonímica de causalidad, es decir, "como consecuencia de conquistar un territorio, es posible refugiarse en él". El valor de G4, además, pudo hallar motivación directa en el valor original del verbo ganar (G1), pues, en un sentido, refugiarse en un territorio equivale a ganarse a sí mismo en él u obtener ganancia para sí en tal o cual lugar.

A partir de esta fase, el desarrollo semántico hasta los valores actuales es mucho más nítido. Del análisis de los ejemplos históricos, se sigue que el contexto de uso de ganarse con valor locativo experimenta una generalización. Dicho en términos más concretos, la forma ganarse con valor de 'refugiarse' comenzó a emplearse en todo tipo de ámbitos semánticos, más allá del contexto militar. Un ejemplo bastante claro de este hecho se encuentra en el Martín Fierro de 1872 (10a): aun que el verbo aún denota la idea de 'refugiarse', prescinde del marco bélico que caracterizaba a los usos anteriores (6a-b) de la primera mitad del siglo XVIII. Por tanto, es una ocurrencia que da cuenta de una fase de transición hacia un uso más general o no-bélico. Una vez que los rasgos militares de 'conquista' o 'refugio' desaparecen, el significado del verbo se extiende naturalmente a valores más neutros como 'situarse' (G6) o 'acercarse' (G5) (10b-f). Tal movimiento también puede ser explicado en términos metonímicos, puesto que refugiarse en un territorio conlleva establecerse o situarse en él. No obstante, como se indicó, la sola generalización del contexto de uso podría haber accionado este cambio.

  1. (10a) "Los pobrecitos tal vez no tengan ande abrigarse, ni ramada ande ganarse, ni un rincón ande meterse, ni camisa que ponerse, ni poncho con que taparse". (José Hernández, El gaucho Martín Fierro, 1872, Argentina [CORDE]).

  2. (10b) ""Adios, hermanito que te quedas". "Adiós, hermanito que te vas", se dijeron. Partió el rodante. La viejita se ganó al aposento a llorar tanta pena, y el viejo subió a mangrullo para seguirlo con el amor de su mirada" (Draghi Lucero, Las mil y una noches argentinas, 1953, Argentina, [CORDE]).

  3. (10c) "¿Cómo voy, su majestá, a juntar too ese ganao, cuandos se ganan a las pircas por ei?" (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile I, 1960, Chile).

  4. (10d) "Así luego se jue el perro y se ganó al lao de la princesa sin que nadie lo viera". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile I, 1960, Chile).

  5. (10e) "El joven se ganó a la cola del caballo y lo traspasó en el aire a lo largo". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile II, 1961, Chile).

  6. (10f) "Andaba en dos patitas, saltaba y bailaba y la palomita a un lao y otro del perrito, saltándole, saltaba pal hombro de la reina y se ganaba en la mesa". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

De estos ejemplos, también llama la atención el hecho de que se registren usos literarios argentinos que buscan reflejar, en un estilo costumbrista, el habla rural. Tales enunciados evidencian que la distribución de ganarse con valor locativo trascendió el territorio nacional, al menos durante el siglo XIX14. A partir de este momento, los ejemplos se asemejan al uso chileno moderno, a saber, la acepción equivalente al verbo ponerse (G6).

A modo de síntesis, en la Figura 2 es posible observar una presentación esquemática de la propuesta de deriva semántica.

Figura 2 Deriva semántica de los valores de ganar(se)15

En resumen, sobre la base de la proximidad sintáctica y semántica, se postula que el origen del valor locativo de ganarse puede trazarse en la acepción G2 de ganar, a saber, la de 'adquirir o conquistar', cuyo contexto de uso se restringe al ámbito militar y cuya estructura argumental selecciona -con o sin preposición a- un objeto que designa un territorio (fase I). Luego, en el mismo contexto semántico, habría surgido la acepción de 'refugiarse', también por cambio metonímico ( fase II). A partir de esta etapa, el uso se generalizaría más allá del contexto bélico. Como consecuencia, los rasgos militares desaparecerían y el verbo seleccionaría solo aquellos rasgos más neutrales y estrictamente locativos (fase III).

3.2. El cambio de la forma transitiva a la pronominal

Además de la filiación semántica que se ha trazado, es necesario profundizar en lo que respecta a algunos cambios gramaticales importantes que han afectado al verbo, como el paso de la forma transitiva a la pronominal (§ 3.2) o la transformación del régimen preposicional (§ 3.3).

En relación con el primer cambio, hay dos hipótesis que habría que estudiar. Lo complejo, no obstante, es que para cada una se dispone de exigua documentación histórica, de modo que resulta difícil refrendar con plena certeza empírica una de ellas. En primer lugar, habría que considerar la posibilidad de que el pronombre se haya surgido, primero, como un dativo concordado (o dativo ético), en contextos en que los hablantes enfatizaban el beneficio de haber conquistado o ganado un territorio (H1). El único ejemplo que se ha encontrado respecto de esta posibilidad es el que se asoma en (11a).

  1. (11a) "Y si fuese tierra tal para poblar, hacer allí en el río una villa, porque todo lo de aquella comarca se aseguraría, y aunque éramos pocos y derramados en tres o cuatro partes, y tenían por esta causa alguna contradicción para no sacar más gente de aquí; empero, así por socorrer a nuestros amigos, como porque después que me había ganado la ciudad de Temixtitan habían venido navíos y habían traído alguna gente y caballos, hice aderezar veinticinco de caballo y ciento cincuenta peones, y un capitán con ellos, para que fuesen al dicho río" (Hernán Cortés, Cartas de relación, 1519-1526, España [CORDE]).

  2. (11b) "[...] haviendo roto nuestro Exército a los Enemigos en Martorrell, Villa del Señor Marqués de los Vélez, i de que se intitula Marqués, i entrado el Lugar con alguna Pérdida de Gente, i mucha Resistencia, passó adelante fiado en los Víveres que esperava por Mar; i en la Confusión que hallaría en Barcelona, viendo tan poderosa Gente i vitoriosa sobre ella. Llegó Sábado a 26 de Enero, día de San Policarpo, Papa i Mártir. Convinieron a que se ganase a Monjuy, que es vna Eminencia elevada, desde donde se podría jugar la Artillería i arrasar la Ciudad" (José Pellicer de Ossau Salas i Tovar, Avisos de 1641, España, 1641 [CORDE]).

  3. (11c) "Y en remunerazión de otros muchos y leales servicios que han hecho y ha-zen a esta Real Corona los hijos de estas Cuatro villas de las quales a habido muchos generales, almirantes, capitanes de mar y guerra y otros oficiales que han servido con grande aprobazión, cumpliendo con particulares demostraziones de su zelo y antigua lealtad que se manifiesta en el blasón de sus armas que es un navío y una thorre con cadena que corta el vaxel en memoria de haver salido de ellas el que rompió la de la thorre del oro en la ocasión que se ganó a Sevilla" (Anónimo, Acta de Junta, España, 1707 [CORDE]).

Lo interesante de este ejemplo es que fue redactado por Hernán Cortés y que, a pesar de que en el CORDE figura con adscripción a España, reproduce una ocurrencia americana. Por el contexto, es claro que se trata del valor bélico de ganar. Además, el dativo ético concuerda con el sujeto de la oración, es decir, el propio Cortés. Si bien la ocurrencia carece del marcador de objeto directo preposicional, a partir de este caso, es presumible que haya habido usos similares que sí seleccionaban la preposición a, pues la acepción bélica de ganar comúnmente regía dicha partícula. Un antecedente paralelo que pudiera apuntar en esta dirección está en el hecho de que, entre los siglos XVI y XIX, se atestiguan muchos ejemplos de oraciones impersonales con se y con objetos directos marcados (ejemplos 11b-c); todos estos denotan el valor bélico de 'conquistar'. Así pues, desde este punto de vista, un hipotético dativo ético del tipo Cortés se ganó a la ciudad se habría reanalizado como forma pronominal dependiente del verbo y sin carga semántica adicional a la del verbo. De acuerdo con esta perspectiva, la preposición que delimita el complemento locativo de ganarse también se explicaría como un reanálisis a partir del objeto directo marcado. Sin embargo, faltan datos que avalen esta posibilidad.

La segunda hipótesis está mucho más relacionada con la deriva diacrónica reconstruida en § 3.1 y depende, en exclusiva, del cambio semántico descrito en la fase II (v. Figura 2). Del instante en que el verbo adquirió el matiz semántico de 'refugiar' con la idea de conquistar refugio para sí mismo, es plausible que automáticamente la semántica del verbo haya ejercido presión sobre su estructura sintáctica de tal suerte que incorporase y fortaleciese la reflexividad por sobre la transitividad, esto es, la expresión gramatical de la noción de 'refugiarse a uno mismo' (H2). En ese caso, los primeros usos del pronombre átono corresponderían a usos reflexivos con función de objeto directo, que luego se habrían reanalizado como expresión del carácter pronominal del verbo. Esta hipótesis, además, es compatible con la fijación sintáctica de la preposición a para expresar el complemento locativo del verbo, que se establecería a partir del reanálisis del esquema a + SN como objeto directo marcado. En otras palabras, en una primera etapa, el pronombre se desplaza al esquema a + SN de su función de complemento directo y este, a su vez, se reinterpreta como un complemento locativo (v. Figura 3).

Figura 3 Hipótesis 2 sobre el origen de la forma pronominal. 

Un argumento en favor de esta hipótesis está en el hecho de que tanto Rodríguez (1875) como Román (1913) afirman que el verbo es de tipo reflexivo o reflejo (v. § 2.3.1), pues la acepción de 'refugiarse' es compatible con esta interpretación. En las acepciones actuales, no obstante, se estima que hay motivos de peso como para sostener que el verbo ganarse encaja mejor bajo el marbete pronominal. Un argumento importante reside en que el pronombre átono no funciona como el complemento directo del verbo, es decir, no transmite la idea de que alguien realiza la acción de ponerse a sí mismo en un lugar, sino que forma parte de la morfología verbal y es el verbo en su conjunto el que denota la noción activa de que alguien ocupa un lugar. Lo seguro es que, la descripción gramatical de la lexicografía chilena decimonónica aportaría un indicio de que el verbo pudiera haberse gramaticalizado siguiendo la ruta histórica de la segunda hipótesis.

3.3. La alternancia del régimen preposicional

Tanto la lexicografía diferencial revisada (v. § 2.3.1) como los ejemplos analizados (v. § 3.1) sugieren que, a través del tiempo, se ha sucedido una transformación sintáctica en el régimen preposicional del verbo ganarse. En este apartado, pues, se procura analizar dicha alternancia a luz de los datos históricos.

El primer hecho relevante que surge del análisis de los datos previos (5a-b, 6a-b y 10b-e) es que, desde que comienza a asomarse el valor locativo de ganarse, el verbo ha regido la preposición a para expresar el complemento locativo. No obstante, en la segunda mitad del siglo XX -en particular, en la década del sesenta-, la rección de ganarse comienza a alternar entre las preposiciones a y en. Tal como se advierte en los ejemplos 10c-f, la obra del autor chileno Yolando Pino es clave cuando se trata de analizar esta variación sintáctica. En los tres volúmenes de sus Cuentos Folklóricos de Chile, se ha registrado un total de 15 oraciones que se estructuran en torno al verbo ganarse con valor locativo (v. Tabla I).

Tabla I Selección de preposiciones para complemento locativo en Cuentos Folklóricos de Chile. 

A pesar de la exigua cantidad de datos, se estima que el cómputo da cuenta de una tendencia bastante notoria en la variabilidad sintáctica del verbo y que, como se verá, se logra confirmar por medio de los ejemplos posteriores. Por un lado, en el año 1960, todos los complementos locativos están encabezados por la preposi ción a. Al año siguiente, la preposición experimenta un descenso abrupto (25%), de tal suerte que en 1963 apenas alcanza el 12,5% del total de empleos. Por otro lado, la preposición en aparece con fuerza en 1963 (62,5%), hecho que coincide con el declive de la preposición a.

Estas cifras son aún más sintomáticas si se considera que, entre todos los complementos locativos que dependen de a, tan solo en tres ocasiones la preposición parece reflejar la rección verbal (12a-c). En rigor, en los casos restantes, la preposición a figura en gran medida porque integra una construcción que exhibe un alto grado de fijación sintáctica, esto es, el esquema al lado de o a un lado de (12d-e). De hecho, por la misma razón, la variedad chilena moderna también requeriría formular construcciones del tipo Se ganó al lado de su hermano -y no en el lado de-.

  1. (12a) "Se ganó a l'orilla del juego". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile I, 1960, Chile).

  2. (12b) "El joven se ganó a la cola del caballo y lo traspasó en el aire a lo largo". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile II, 1961, Chile).

  3. (12c) "Yo me gano a la orilla de los tizone, no me muevo del juego". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

  4. (12d) "Así luego se jue el perro y se ganó al lao de la princesa sin que nadie lo viera". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile I, 1960, Chile).

  5. (12e) "Viene Juan, se gana a un lado de la fragua". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

Los casos en que no hay preposición en el complemento locativo no son relevantes para el análisis de la variación sintáctica del régimen verbal, pues solo son ejemplos en que el complemento se expresa mediante un adverbio de lugar (13a-c). Tampoco es relevante el uso de la preposición por, debido a que representa un uso esporádico que aporta, como matiz, lo inespecífico de la ubicación (13d).

  1. (13a) "Sólo había una barrica grande cercano y se gana dentro, se ganó aentro pa ver si se libraba". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile II, 1961, Chile).

  2. (13b) "El rey se gana debajo de la tinaja con un punzón pa punzar arriba aonde estaba la tinaja". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de ChileIII, 1963, Chile).

  3. (13c) "[...] déjelos rezar padrenuestro primero, usté se va a ganar aquí [...]". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

  4. (13d) "Lu alcanzó el soldaíllo di atráh y se gana por el lado del camino". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile II, 1961, Chile).

Luego, están los ejemplos en que figura la preposición en (14a-c). Respecto de tales casos, se puede afirmar que representan a cabalidad el uso locativo moderno, es decir, se trata de un empleo que porta la acepción G6 y que, en ese sentido, coincide con el valor del verbo locativo ponerse. Curiosamente, no se hallaron ejemplos representativos de la acepción G5 que se registra en el DA (2010). Por tanto, parece tratarse de un valor de menor frecuencia y subsidiario del valor estrictamente locativo de ganarse.

  1. (14a) "[...] Y así qui anduvo despacio. Llegó allá. Cuando siente ruío, se lanzó pa acá onde estaba él y se ganó en la ropita de él". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

  2. (14b) "Viene el lión, con lah uña abrió la trampa, y sacó a1 ñeque y se gana él en la trampa y se jue el ñeque. Llega el mozo a dar güelta y se encuentra a1 lión en la trampa". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

  3. (14c) "Andaba en dos patitas, saltaba y bailaba y la palomita a un lao y otro del perrito, saltándole, saltaba pal hombro de la reina y se ganaba en la mesa". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

Sobre la base de lo anterior, se estima que, en la segunda mitad del siglo XX, en particular, en la década del sesenta, el verbo ganarse comienza a seleccionar la preposición en para introducir el complemento locativo, a la par que la preposición a pierde productividad en el mismo contexto. Por lo mismo, en este punto, se difiere de la descripción lexicográfica de Morales Pettorino (2006, p. 1227), cuando señala que el verbo "suele regir a: "Se ganó a l'orilla del juego" (Pino, CFCh I 255); "Se ganó a vivir con Cheuquel" (Durand, Frontera 32)". Tal aserto es cuestionable por más de un motivo: por una parte, como ya se ha precisado, a través de la obra de Pino, en rigor, la preposición en se impone sobre a; por otra parte, el segundo ejemplo ni siquiera es un uso locativo del verbo, sino que se trata de una perífrasis verbal, de modo que esta partícula no está introduciendo un complemento de lugar, sino que actúa como nexo entre el verbo auxiliar y el verbo pleno (v. § 3.4).

Ahora bien, la ubicación de este cambio en un determinado período histórico no constituye per se una explicación de la transformación sintáctica en sí misma. En otras palabras, persiste la duda concerniente a la razón por la que se registra el movimiento a > en. Al respecto, un antecedente importante reside en el hecho de que, aunque la preposición a, entre los diversos valores que denota, es portadora de un matiz semántico locativo, su aparición en el esquema ganarse a no responde a una selección del verbo por causa del valor locativo de esta, sino que, como se argumentó en § 3.2, el verbo la ha heredado de su pasado en tanto partícula marcadora de objeto directo. Es decir, en un sentido el verbo la reutiliza, reasignándole la función de introducir el complemento de lugar, proceso que fue explicado como un reanálisis. Por lo tanto, la persistencia de a en el esquema hasta el siglo XX no deja de ser, en cierto modo, de tipo residual. Dado este antecedente, una explicación plausible consiste en postular que la preposición en, a diferencia de a, inserta una compatibilidad directa con el término preposicional, es decir, con un lugar determinado, puesto que en es una preposición mucho más específica en cuanto a la designación de una ubicación. En efecto, los sintagmas nominales con que esta se combina en los ejemplos 14a-c -la ropita de él, la trampa y la mesa- denotan lugares muy específicos. Por lo mismo, en el español moderno sería incompatible insertar la preposición a en este tipo de contextos. Se ganó a la trampa, por ejemplo, sugiere que el movimiento del verbo se aproxima hacia la trampa, en lugar de indicar el término preciso de la colocación. En definitiva, el grado superior de especificidad, así como la compatibilidad directa con un complemento locativo favorecerían la preposición en por sobre a, ventaja que repercutiría, asimismo, en la adecuación del régimen preposicional de ganarse.

En adición a este planteamiento, habría que señalar el hecho de que, en su transformación semántica, el verbo ganarse se ha acercado a una relación de cuasi-sinonimia con el verbo locativo ponerse. Y dado que este es el verbo dominante cuando se trata se expresar locación, es probable que haya ejercido una presión analógica sobre ganarse. En la óptica de la gramática de construcciones, tal aserto es plenamente admisible, puesto que el esquema abstracto de ponerse selecciona la preposición en para expresar el complemento locativo y, dado que se trata del esquema paradigmático entre los verbos locativos, es probable que otros esquemas similares hayan sido atraídos hacia este tipo de rección. A modo de evidencia, basta con señalar que tal presión analógica ha afectado en otras propiedades sintác ticas de ganarse, más allá del régimen preposicional. Está, por un lado, la auxiliarización de ganarse en tanto perífrasis incoativa (v. § 3.4) y, por otro, el movimiento inverso desde el uso pronominal a un uso transitivo (ganarse > ganar), análogo al verbo transitivo poner. Los registros de este uso son escasos, pero suficientes como para atestiguar su existencia:

  1. (15) "Solté a Sesshomaru de su agarre y de inmediato tomó con una mano mi rostro y me besó apasionadamente mientras que con la otra la ganó en mi cadera para hacer las estocadas más profundas" (IncognitaTaisho, Hermanastros, <fanfic.es/>, 2015 [Google]).

En el ejemplo (15), de hecho, el empleo de ganar es transitivo y denota la idea de poner la mano en la cadera ("la ganó en mi cadera"). Esta, además de constituir probablemente la última transformación gramatical del verbo ganarse16, aporta evidencia clave sobre la fijación de la preposición en.

Así, pues, culmina la trayectoria de cambios experimentados por el verbo locativo ganarse. Algunos ejemplos representativos del uso moderno son presentados, en orden cronológico, a continuación.

  1. (16a) "No se para donde fuimos, con toda la gente, entonces cuando llegamos estaba con llaves, le quito la llave, como le tienen miedo, entonces como estaban las casa ahí, ahí nos ganábamos nosotros". (Marco Aurelio Reyes, Fundo Los Robles (Retiro, provincia de Linares)..., <http://repobib.ubiobio.cl/> Chile, 1984 [Google]).

  2. (16b) "En el kiosco, paso comiendo todo el día, pa tener energía, como puros dulces. Igual también en los pasillos, ahí también como que nadie baja tanto al patio ahí nos quedamos mirando minos...o de repente nos ganamos en el pabellón nuevo en el tercer piso". (Sofía Guzmán Andonaegui y Javier Marambio Valenzuela, Las representaciones sociales del espacio escolar en jóvenes de dos liceos municipales, Chile, 2004 [Google]).

  3. (16c) "Tengo un minino de 1 año 7 meses y él tiene una cama y también puede dormir en mi cama donde quiera [...] Siempre que yo lo quiero entrar a la casa (siempre está en el patio) termina saliéndose y si no lo dejo salir se pone a llorar y supongo que así se estresa más. O también, cuando entra, la mayoría de las veces es para comer, que le haga cariño o porque tiene sed y en vez de ganarse en el sillón o en mi cama prefiere ganarse en el lavamanos o en el baño (en el piso) que es de baldosas y siempre está húmedo" (Anónimo, Foro: ¿Por qué a mi gato no le gusta estar cómodo? <es.answers.yahoo.com/>, Chile, 2014, [Google]).

  4. (16d) "Estaba saliendo de la Universidad cuando veo que Kikyo se gana al frente mío y me pidió que la acompañe al centro comercial" (IncognitaTaisho, Hermanastros, <fanfic.es/>, 2015 [Google]).

  5. (16e) "Se ganó al lado de ella pero no le dijo nada" (IncognitaTaisho, Hermanastros, <fanfic.es/>, 2015 [Google]).

  6. (16f) "Aceleró un poco más su paso y se ganó a un metro de distancia de él". (IncognitaTaisho, Rescate, <fanfic.es/>, 2016 [Google]).

  7. (16g) "Todos los días antes de dormir se gana en el balcón y mira el horizonte". (IncognitaTaisho, Rescate, <fanfic.es/>, 2016 [Google]).

  8. (16h) "En Chile la mayoría de los movimientos sociales tienen capacidad de protesta, y están acostumbrados a ganarse en la vereda del frente del ministerio, la municipalidad, el servicio, en la intendencia equis, o en las empresas a reclamar sus derechos, pero no a proponer". (Javiera Peña, Hitos y trayectoria del movimiento de Lesbianas, Gays..., < http://cybertesis.uach.cl/>, Chile, 2016 [Google]).

  9. (16i) "Empezó a temblar y aquí en las cabinas se siente el doble, pasa un camión y se mueve todo. Así que con mi compañera de al lado nos ganamos en medio de la calle y apretamos el botón de las barreras, para que todos pasaran. Cuando el temblor se puso mas fuerte la gente se desesperó y quería salir". (Anónimo, Cajera de peaje dejó pasar gratis a conductores. , <https://www. mqltv.com/>, Chile, 2019 [Google]).

Como puede apreciarse en estos ejemplos, el uso moderno favorece la selección de en para expresar el complemento de lugar (16b-c y 16g-i), a menos que esté designado por un adverbio (16a). No obstante, el carácter dominante de en no implica que el verbo no pueda seleccionar otras preposiciones cuando se requiere aportar algún matiz diferente, como en el caso de la típica construcción "Gánate pa' acá", que denota una noción más cercana a la acepción de 'acercarse' (G5), o bien, cuando la preposición está motivada por un grado de fijación en el interior de la construcción que actúa como complemento locativo, como en las combina ciones de ganarse con al lado, al frente y a un metro de distancia (16d-f).

3.4. La aparición del valor incoativo

Tal como fue anunciado en el marco teórico de este trabajo (v. § 2.1), la auxiliarización de ganarse podría entenderse y explicarse desde dos ángulos relativamente divergentes: como un proceso de gramaticalización o como un proceso de construccionalización. En el primer enfoque, sería esperable encontrar un desarrollo gradual que incluiría fases sucesivas en el tránsito del valor léxico al valor aspectual; en tanto que, en la mirada construccional, el esquema ganarse + INF se consolidaría como construcción con el aumento en la variedad colocacional de los verbos léxicos y tras un incremento en la frecuencia de las combinaciones verbales (Himmelmann, 2004; BarSdal, 2008; Bybee y Torres, 2009; Perek, 2016; Comer y Enghels, 2017). Asimismo, sería revelador el que un esquema sintáctico aparezca de manera abrupta, sin un desarrollo gradual en la incorporación de los diferentes tipos semánticos en la posición del auxiliado. Por tanto, frente a la interrogante de si a la auxiliarización de ganarse subyace un proceso de gramaticalización o, más bien, de construccionalización, habría que manejar este tipo de consideraciones teóricas.

El registro histórico de las ocurrencias perifrásticas aporta una primera pista: se trata de un fenómeno bastante tardío en la cronología del verbo (17a-c).

  1. (17a) "A la rosa yo no la hey visto ende que se ganó a vivir con Cheuquel". (Luis Durand, Frontera, 1949, Chile).

  2. (17b) "Oiga, mi prenda, si usté tiene tan resguardado su embeleco, yo le aprometo que la quiero pa que sea mi mocita y los ganemos a vivir17 por ey". (Luis Durand, Frontera, 1949, Chile).

  3. (17c) "Mujer casá y engreída, no es tan fácil sacarla a que se gane a vivir con otro hombre, aunque sea un rico como don Anselmo". (Luis Durand, Frontera, 1949, Chile).

  4. (17d) "Entonce llegaron los bandío donde estaban elloh y no los vieron na, y se ganaron a hacer fuego y sacaron su plata para contarla". (Yolando Pino, Cuentos folklóricos de Chile III, 1963, Chile).

Los primeros registros documentados de la perífrasis ganarse a + INF con valor aspectual incoativo se remontan a 1949 y se inscriben en el libro Frontera del autor chileno Luis Durand. Llama la atención el hecho de que el verbo auxiliado sea el mismo para los tres ejemplos (17a-c), de modo que la medida de productividad de la perífrasis en esta obra es bastante baja (0,33)18. Este hecho incluso podría sugerir que el autor quiso consignar una construcción léxica frecuente más que una construcción sintáctica productiva. No obstante, el bajo número de ejemplos no es suficiente como para respaldar este tipo de generalizaciones.

La siguiente ocurrencia es de la década del sesenta (17d) y pertenece a la obra de Yolando Pino. Lo interesante es que hay un nuevo tipo léxico ocupando la posición del auxiliado, de modo que, teniendo como referencia la segunda mitad del siglo XX, la medida de productividad de la perífrasis asciende a 0,5. Ahora bien, en las perífrasis incoativas se ha observado una tendencia histórica a ampliar los tipos léxicos auxiliados desde infinitivos más dinámicos hacia infinitivos menos dinámicos (cf. Comer y Enghels, 2017, p. 920). Desde este punto de vista, no obstante, la extensión colocacional observable en los ejemplos (17a-d) va desde un infinitivo estativo -vivir- hacia uno dinámico -hacer fuego-, de modo que no es perceptible un desarrollo gradual, sino más bien, una aparición abrupta.

Cuando se examinan los registros del siglo XXI, se advierte que la tendencia apunta en la misma dirección:

  1. (18a) "Puntualizó que no se puede aceptar a un católico que sólo se gane a vivir con otra persona por si resulta". (409496044, Chile, 1997-2003 [CODICACH])19.

  2. (18b) "Seguramente ninguno de los pequeños y delgados pilotos se ganó a cumplir el sueño de el basquetbolista". (684540959, Chile, 1997-2003 [CODICACH]).

  3. (18c) "Yo tb soy de Temuco, y me gano a dibujar en la plaza una ke otra vez se me hacerca alguien y me pregunta ke que dibujo o si los vendo, y la mayoria de las veces termino regalando dibujos". (22876458, Chile, 1997-2003 [CODICACH]).

  4. (18d) "A: Que se arma conventilleo. No, aquí cada cual en su casa. Buenos días, como está y nada más. Yo no me gano a conversar con nadie". (549514264, Chile, 1997-2003 [CODICACH]).

  5. (18e) "Ya de día Rin y Kagome se ganaron a hacer unn aseo profundo en la casa sin antes que Kagome la molestara por los gemidos de la noche anterior". (IncognitaTaisho, Hermanastros, <fanfic.es/>, 2015 [Google]).

  6. (18f) "Después de hacer el aseo profundo se ganaron a cocinar Tofu, Teriyaki y un poco de sushi y Tonkaksu". (IncognitaTaisho, Hermanastros, <fanfic.es/>, 2015 [Google]).

  7. (18g) "[...] después lo empieza a comparar con Inunotaisho, eran muy parecidos haciendo que todos se ganen a reir por la forma tan infantil que se comportó Inuyasha al escuchar que se parece a su padre físicamente". (IncognitaTaisho, Hermanastros, <fanfic.es/>, 2015 [Google]).

  8. (18h) "Casi todas las mañanas cuando ve el lado derecho de su cama se gana a llorar". (IncognitaTaisho, Rescate, <fanfic.es/>, 2016 [Google]).

  9. (18i) "Sus pies la llevaron a un lugar donde no quería estar, la laguna de rosas, un lugar donde le recordaba Rose, porque su subconsciente le hacía esto, se ganó a llorar desconsoladamente". (Nathyrf, Lapidot-Mostrandote un nuevo mundo, <wattpad.com/>, Chile, 2018, [Google]).

  10. (18j) "Ahí en el anfi se ganan a cantar a veces gratis" (2501033, Chile, 2019 [COS-CACH]).

  11. (18k) "Sí, se ganan a fumar, a robar [...]" (3262822, Chile, 2019 [COSCACH]).

De los once ejemplos documentados, se computan diez diferentes tipos léxicos en el auxiliado de la construcción con ganarse a, de modo que la medida de productividad asciende a 0,9. En otras palabras, en un lapso de setenta años, la auxiliarización de ganarse alcanza un elevado grado de productividad en tanto perífrasis incoativa. Es sorprendente, asimismo, que los 10 tipos léxicos registra dos exhiben una gran diversidad de eventos (cf. Aparicio, Coll-Florit y Castellón, 2014). Así, pues, se distinguen verbos de estado -vivir-, de proceso -reír, llorar, conversar, cantar, fumar-, de realización -dibujar, hacer un aseo, cocinar-, y de culminación -cumplir-.

Son especialmente interesantes los ejemplos (18g-i), pues son verbos que requieren un sujeto no agentivo que se registra en las fases más avanzadas de la gramaticalización o construccionalización de una perífrasis (cf. Cuní, 2019). No obstante, no hay registros de sujetos inanimados y tampoco hay registros de oraciones impersonales con sujeto cero. En otras palabras, la variedad chilena moderna, al parecer, (aún) no admite ejemplos como (19a-b).

  1. (19a) * Su voz se ganó a temblar. [SN - animado]

  2. (19b) * Se ganó a llover. [+ impersonal]

En este sentido, ganarse difiere de ponerse, puesto que este último sí admite sujetos inanimados - Su voz se puso a temblar- y construcciones impersonales -Se puso a llover- (cf. Enghels y Vanhulle, 2018).

En adición, hay otra serie de indicadores que apuntan a un proceso de auxiliarización repentino o poco graduado: primero, no se documenta variabilidad sintáctica, pues la preposición que media el auxiliar y el auxiliado siempre ha sido a, siguiendo el esquema abstracto de ponerse a + INF; segundo, la perífrasis ostenta un alto grado de incorporación sintáctica, es decir, no hay intercalación de elementos -posibilidad que, de haberse documentado, aportaría un pequeño indicio de gramaticalización-; y tercero, no se registran perífrasis con valores causativos del tipo * A Martín, lo ganamos a armar un rompecabezas. Esta última propiedad también constituye una diferencia respecto de poner, que sí admite el valor causati vo (A Martín, lo pusimos a armar un rompecabezas). Lo significativo de este aspecto es que, en la auxiliarización de poner, los valores causativos son tan antiguos como los incoativos (Comer y Enghels, 2017; Cuní, 2019), pues surgen a partir de los usos transitivos del verbo (lo puso ahí a/para trabajar > lo puso a trabajar). Sin embargo, en el caso de ganarse, el uso transitivo es un fenómeno tardío (v. § 3.3), de manera que el valor causativo aún no se ha consolidado.

En última instancia, otro factor clave que convendría añadir consiste en la cercanía temporal de los primeros usos perifrásticos con el momento en que el régimen de ganarse transita hacia la selección de la preposición en. Como se indicó en § 3.3, es plausible sostener que este movimiento está motivado, entre otras causas, por el establecimiento de una relación de cuasi-sinonimia entre el verbo ganarse y el verbo ponerse. Dicha relación comienza a gestarse en el plano semántico, una vez que ganarse emerge del ámbito bélico y queda desprovisto de su valor de 'refugiarse' (fines del siglo XIX) y, en seguida, se extrapola al plano sintáctico, como por ejemplo la rección de en (segunda mitad del siglo XX) o el uso transitivo-locativo de ganar (principios del siglo XXI). De modo que, en el verbo ganarse, parece haber una articulación sistemática de cambios gramaticales movidos por la atracción analógica que sobre él ejerce poner(se), en tanto verbo locativo prototípico.

Este hecho coincide con los hallazgos de Mar Garachana (2017) en relación con la perífrasis tener de/que + INF y su transformación bajo la presión analógica del esquema prototípico haber de/que + INF. Garachana (2017), siguiendo a De Smet y Fischer (2017),20 describe el rol de la perífrasis prototípica como el de una "construcción de apoyo". La idea básica es que "el desarrollo de ciertas construcciones gramaticales resulta de la copia de otras asentadas en el idioma desde las que es posible una extensión analógica". (Garachana, 2017, p. 60). En otras palabras, los hablantes, conscientes de la sinonimia léxica entre dos formas, adoptan usos creativos que implican extender la sinonimia hacia el dominio sintáctico.

Esta misma dinámica ya ha sido atestiguada en las perífrasis verbales procedentes de verbos locativos. En concreto, Enghels y Vanhulle (2018) estudian la construcción incoativa romper + INF, cuyos valores aspectuales comienzan a desplegarse bajo el influjo analógico de ponerse, y concluyen lo siguiente:

La perífrasis incoativa se ha desarrollado como construcción entre los siglos XIII y XVII con los verbos de colocación ponerse y meterse como núcleo, y que después de esta fase, una vez fijado el esquema, se abre a incorporar más verbos diferentes en la posición del verbo auxiliar. [...] La construccionalización ha empezado con los verbos de colocación, pero abre el camino a la incorporación del verbo de cambio romper". (Enghels y Vanhulle, 2018, pp. 107-108)

Por lo tanto, a tenor de todo lo expuesto, se postula que el tránsito de la forma ganarse desde la locación -como verbo pleno- hacia la incoación -como esquema perifrástico- no es un recorrido que puede ser explicado en los términos de una gramaticalización clásica, sino que se trata, más bien, de un proceso de construccionalización. De modo más particular, la auxiliarización de ganarse está provocada por la presión analógica que comienza a ejercer la construcción de soporte ponerse a + INF, una vez que ambos verbos entran en una relación de sinonimia léxica.

Figura 4 Extrapolación de la sinonimia léxica ganarse/ponerse al plano sintáctico. 

4. CONCLUSIONES

A través de este trabajo se ha indagado en las transformaciones históricas que sub-yacen al uso chileno moderno del verbo ganarse. Sobre la base de datos empíricos que van del siglo XIII al siglo XXI, se ha dado respuesta a una serie de interrogantes relativas al surgimiento del valor locativo, en su faceta pronominal, y del valor incoativo, como auxiliar de perífrasis de infinitivo. Los postulados más representativos del estudio pueden agruparse en virtud de los dos niveles analizados, a saber, cambios de tipo léxico-semántico y gramatical.

Primero, desde el punto de vista semántico, se refrenda la idea de que el valor locativo se forja mediante sucesivos cambios metonímicos a partir de la acepción de ganar en tanto 'conquistar'. Dicho proceso se origina en el ámbito bélico y desde allí se generaliza a todo tipo de contextos hacia fines del siglo XIX. Cuando esto ocurre, el significado léxico queda desprovisto de connotaciones militares residuales -como la de refugiarse- y se estabiliza dentro del paradigma de los verbos locativos pronominales como ponerse.

Segundo, se ha argumentado que la convergencia o alineación semántica de ganarse con ponerse desencadenó otra serie de cambios estructurales desde mediados del siglo XX. En concreto, el régimen preposicional de ganarse abandona la preposición a y selecciona en; el verbo, además, comienza a aparecer en contextos perifrásticos como auxiliar de construcciones incoativas y, en adición, el valor locativo empieza a articularse en la forma transitiva (v. Figura 4). Todos estos cambios sintácticos pueden ser explicados por la presión analógica de ponerse sobre ganarse, de modo que se refuta la hipótesis de la auxiliarización de esta forma verbal como resultado de un proceso de gramaticalización y, en su lugar, se postula que constituye un caso de construccionalización. No obstante, el esquema abstracto deponer(se) aún no provoca una atracción similar en otras aristas, pues el verbo ganar(se), a juzgar por los ejemplos registrados, no computa construcciones causativas y en sus usos incoativos no admite construcciones impersonales o con sujetos no animados.

Si bien este estudio asienta un precedente fundamental para el análisis de chilenismos sintácticos desde el punto de vista histórico, el incremento de la cantidad de ejemplos documentados podría contribuir ostensiblemente a matizar, cuestionar o fortalecer las propuestas que se han plasmado. Asimismo, resta indagar en directrices que no han formado parte de los objetivos de este análisis, como, por ejemplo, la estigmatización y las actitudes lingüísticas en torno al verbo, sus propiedades discursivas y sociopragmáticas en la variedad chilena moderna, su distribución dialectal, y su relación con el resto de verbos locativos.

En última instancia, se pondera como significativo el aporte de este estudio a la comprensión de los mecanismos lingüísticos que permiten articular la incoatividad en el español general, primero, porque ha quedado en evidencia el dinamismo creativo que ejercen verbos de colocación como poner en la formación de nuevos esquemas aspectuales; segundo, porque entre los mecanismos actuales que permiten expresar incoación -verbos léxicamente iniciativos (empezar/comenzar a + INF), verbos de movimiento (echarse a + INF), verbos de colocación (ponerse a + INF, meterse a + INF), verbos de cambio de estado (romper a + INF)-, ganar se perfila como un nuevo tipo léxico.

FINANCIAMIENTO

Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación "Las perífrasis aspectuales procedentes de verbos locativos en el español de Chile: procesos de gramaticalización y marcas variacionales" (Fondecyt Iniciación 11190169)

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1El uso transitivo del valor locativo (1c) no ha sido descrito con antelación a este trabajo.

2En términos más generales, más o menos lo mismo ocurre con el extenso inventario de unidades diferenciales del español de Chile. Entre algunas excepciones relativamente recientes, destacan los artículos de Darío Rojas (2008, 2012) en que analiza un par de chilenismos —a saber, de repente y huevón— también desde la óptica de la gramaticalización.

3La indagación de ejemplos relevantes en tales corpus también es complementada con la búsqueda en Google y en la web de recursos digitales Memoria Chilena (<http://www.memoriachilena. gob.cl/>), que alberga una gran cantidad de documentos históricos digitalizados.

4La teoría de la gramaticalización es uno de los modelos más influyentes para la explicación del cambio sintáctico. El origen del concepto aparece por primera vez en Meillet (1912), aunque muchos de los temas asociados figuran en una tradición previa de lingüistas (cf. Bopp, 1816 y Wüllner, 1831, entre otros) que Meillet (1912) sintetiza. Para una explicación comprehensiva del modelo, véanse los trabajos de Heine et al. (1991), Hopper y Traugott (2003) y Garachana (2015), entre otros.

5La distinción de estos tres planos, no obstante, es una reducción esquemática. Autores como Company (2012, p. 688) se han referido a más de diez cambios semánticos o formales que pueden activarse en un proceso de gramaticalización.

6En la tradición hispánica, los ejemplos prototípicos de esta cadena son los procesos que devinieron en el origen del futuro de indicativo amaré y del condicional de indicativo amaría.

7Esta misma estructura rige a los verbos de colocación en otras lenguas romance como el francés (cf. Guillet y Leclère, 1992, p. 123-124).

8En efecto, autores como Fogsgaard (2002) y Gómez Torrego (1999) omiten meterse de la lista de perífrasis aspectuales, en tanto que la NGRAE (2009, § 28.3f) solo introduce un par de observaciones concisas sobre meterse y sin explicitar su relación con ponerse.

9Es de notar que el Diccionario de Uso del Español de Chile (DUECh, 2010) solo registra el valor locativo de ganarse, a saber, "Situarse en un lugar" (AChL, 2010, p. 413).

10A esto hay que añadir que Ortúzar (1893, p. 161) anota un ejemplo similar: "ganarse á la cama".

11Consultado en el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE) de la Real Academia Española, disponible en http://ntlle.rae.es/ntlle/.

12En contraposición, hay que añadir que el Diccionario de Americanismos solo atribuye al español de Chile las acepciones locativas de ganarse, de manera que podría tratarse de un uso obsolescente.

13Es de notar, en este sentido, que el marcado diferencial de objeto tenía un amplio grado de extensión a nombre de ciudades en la Edad Media (cf. Monedero, 1978).

14Sería interesante constatar si efectivamente se trata de un fenómeno de origen chileno que avanza hacia el territorio rural argentino o si, por el contrario, los documentos argentinos antiguos también exhiben la forma ganarse con simultaneidad o, incluso, anterioridad a los casos chilenos. No obstante, a juzgar por la lexicografía diferencial argentina, no se trata de un uso relevante, pues carece de registros en los diccionarios de provincialismos. Además, está el hecho de que las primeras documentaciones, en efecto, son chilenas. Por lo tanto, parece tratarse de un caso de contacto o influencia del dialecto chileno en el dialecto argentino.

15Dado que la acepción de 'conquistar' se registra en la lexicografía moderna, se apunta como límite el siglo XXI

16En los registros, el uso transitivo es incluso posterior al uso perifrástico de ganarse, pero no se descarta la posibilidad de que ambos sean fenómenos de aparición más o menos simultánea, una vez que el verbo entra en la relación de cuasi-sinonimia con poner(se), es decir, a mediados del siglo XX. No obstante, a falta de datos históricos, se perfila como la última transformación gramatical registrada.

17Aunque, en la superficie, el ejemplo parece tratarse de una perífrasis causativa, análoga a la construcción Los pongamos [a ellos] a vivir, en realidad no es la lectura correcta. El pronombre registrado como los, en rigor, es el pronombre nos con el fonema nasal lateralizado. Se trata de un fenómeno fonético común en el habla rural chilena. Por lo tanto, al igual que el resto de los ejemplos, es una perífrasis incoativa.

18La medida de productividad se calcula dividiendo la cantidad de tipos léxicos diferentes (type) por el número de ocurrencias en un determinado corte histórico (cf. Enghels y Vanhulle, 2018).

19La mayoría de los textos del CODICACH han sido registrados entre el 1997 y el 2003. De ahí que se adopte este marco en la indicación del año.

20Estos autores extrapolan el concepto supporting construccion desde el ámbito de la adquisición de lenguas (cf. Abbott-Smith y Behrens, 2006) al contexto de la gramática histórica.

Recibido: 30 de Mayo de 2020; Aprobado: 30 de Noviembre de 2020

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