¿Qué pensarían ustedes si les digo que hay monstruos que hablan? No, este redactor no ha perdido el juicio.
Y sí, los hay, ciertamente los hay.
Les contemplan siglos de antigüedad.
Y tienen historias que contarnos. Se esconden en la membrana rugosa de viejos pergaminos, entre plata, oro y brillantes colores, en los más célebres bestiarios medievales
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