Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Balance hídrico y equilibrio ácido- base

    1. [1] Universidad de Sevilla

      Universidad de Sevilla

      Sevilla, España

    2. [2] Hospital Alto Guadalquivir

      Hospital Alto Guadalquivir

      Andújar, España

    3. [3] Junta de Andalucía

      Junta de Andalucía

      Sevilla, España

  • Localización: Principios clínicos de los cuidados perioperatorios / María Dolores Guerra Martín (aut.), Francisco Javier Medina Aragón (aut.), 2011, ISBN 978-84-92834-97-6, págs. 179-206
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • El peso corporal magro del cuerpo humano de una persona adulta está compuesto por líquido en un 65-70<>/o, este porcentaje y su distribución vanan según la actividad metabólica de los tejidos y la edad Los fluidos corporales se componen fundamentalmente de agua, electrolíticos, urea, creatinina y glucosa.El liquido corporal total (LCT) se distribuye principalmente en dos espacios: el líquido intracelular (LIC), supone dos tercios del LCT, y el líquido extracelular (LEC), representa el otro tercio, distribuido éste en los compartimentos intersticial, plasmático y transcelular. El desplazamiento fisiológico de líquidos entre los espacios hace que el equilibrio hídrico se mantenga; su alteración puede originar diversos problemas, como son: edemas, ascitis, derrame pleural, hipotensión, etc. Para el mantenimiento de este equilibrio hídrico se ponen en juego tres factores: las pérdidas, las ganancias de agua y los mecanismos reguladores.Las necesidades de líquido del organismo aumentan y disminuyen según la situación en la que se encuentra; por ejemplo, el estrés, la sudoración o la presencia de drenajes hacen que aumente, por el contrario, la relajación muscular o el hipotiroidismo tiene el efecto contrario. Como valor de referencia se determinan 35 ml/kg cada 24 h. De la misma manera, las perdidas de líquidos dependen de las condiciones fisiológicas o fisiopatológicas de la persona; las pérdidas tienen lugar tanto a través de los productos de desecho (orina y heces), como a través de la sudoración y respiración (denominadas pérdidas insensibles).El tercer factor en el equilibrio hídrico son los mecanismos reguladores. De manera general se pueden dividir entre los que regulan las entradas o aportes y los que regulan las salidas. El principal mecanismo regulador de aporte de líquidos es la sed, controlada desde el hipotálamo por células neuronales sensibles a las concentraciones en líquidos corporales. Por su parte, la regulación hormonal y renal son el mecanismo encargado del control de las salidas. Los sistemas endocrino y renal funcionan deforma sinérgica para la regulación de líquidos y electrolitos, teniendo a su disposición fundamentalmente la ADH, ACTH y la filtración glomerular respectivamente.Además del agua, los electrolitos también deben mantenerse en niveles fisiológicos, los más relevantes son el sodio, potasio, cloro, calcio, magnesioy fosfatos.Por su parte, el equilibrio ácido-base supone un elemento fundamental en el mantenimiento de la homeostasis del organismo. El mantenimiento de las cifras de pH (concentración de iones hidrógeno) fisiológicas entre 7,35 y 7,45, dependen del equilibrio entre el C02y el anión HCO y Las alteraciones de esta relación suponen el desplazamiento de la ecuación de equilibrio originándose situaciones de alcalosis (aumento de pH) o de acidosis (disminución de pH), pudiendo ser en ambos casos de tipo metabólicas o respiratorias según el origen de la alteración. La valoración de los gases en sangre mediante la gasometría arterial ofrece información sobre el pH y el equilibrio ácido-base.Los factores relacionados con el proceso quirúrgico que se pueden relacionar con los equilibrios hidroelectrolíticos y ácido-base pueden ser tenidos en cuenta según el momento quirúrgico. Así, desde el preoperatorio hasta el postoperatorio, pasando por el intraoperatorio, incluyen diversos factores como pueden ser las enfermedades previas, los procedimientos diagnósticos, la administración de fármacos, la preparación quirúrgica, la inducción anestésica, la pérdida anormal de sangre, el estrés, el aumento del catabolismo tisular, etc.La valoración del estado de volemia e hidroelectrolítico debe ser tenida en cuenta en la valoración enfermera para el correcto diagnóstico y prescripción de cuidados enfermeros del paciente perioperatorio. Además de la posible entrevista focalizada según el estado de conciencia del paciente, la exploración física incluirá una monitorización renal e hidroelectrolítica, deben ser valorados y monitorizados el estado hemodinámico del paciente y los signos y síntomas de hipervolemia e hipovelemia; la diuresis y monitorización de la presión venosa central ofrecerá una información valiosa. Asimismo, se debe mantener controlado el balance hidroelectrolítico, registrando aportes y salidas de líquidos.En conclusión, los cuidados perioperatorios dirigidos a los pacientes con alteraciones hidroelectrolíticas dependerán del tipo de paciente, su patología, el tipo de cirugía y el tiempo perioperatorio previsto. Siempre tendrán como finalidad buscar el bienestar y la seguridad del paciente restaurando los valores o alteraciones presentes y vigilando las posibles complicaciones que pudieran aparecer mediante análisis, monitorización y colaborando en la administración del tratamiento elegido para curar o prevenir estas alteraciones.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus

Opciones de compartir

Opciones de entorno