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Resumen de Algunos retratos de monjas y beatas de Guatemala, Siglos XVIII-XX

Coralia Anchisi de Rodríguez

  • español

    Los retratos de monjas han cobrado gran importancia desde mediados del siglo XX; porque ahora sabemos que además de ser obras de arte, pueden convertirse en fuentes documentales que, con el debido estudio aportan datos de gran importancia sobre de la vida conventual, los usos y costumbres monjiles, la historia de las personas retratadas y en algunos casos, hasta de su familia o país; especialmente cuando es posible asociarlos con hechos históricos, personajes relevantes o con otros documentos.

    En algunos casos las obras son anónimas y en otros, sabemos que fueron ejecutadas por pintores reconocidos y en el caso de Guatemala, contamos con obras de Tomás de Merlo, Juan José Rosales y el miniaturista Francisco Cabrera, que retrataron personajes de la sociedad guatemalteca de su tiempo y entre ellos algunos religiosos y monjas. A mediados del siglo XIX, los artistas empezaron a ser sustituidos por fotógrafos, que también se ocuparon de retratar a las religiosas en momentos importantes de su vida espiritual, como en otra época lo hicieron los pintores.

    Algunas obras eran encargadas por las familias de las religiosas y otras por sus comunidades y sirvieron para mantener viva su memoria y su ejemplo.

  • English

    The portraits of nuns have gained great importance since the middle of the 20th century; they could be considered as valuable documents to understand daily life in the cloisters, the monastic customs and the history of the people portrayed and sometimes, their family.

    Some are anonymous and others were executed by renowned painters in Guatemala and Mexico, such as Tomás de Merlo, Juan José Rosales and the miniaturist Francisco Cabrera. In the 19th century, artists were often replaced by photographers, who also took great care in portraying religious women at important moments in their spiritual life, as painters did in other times.

    When the nuns made their vows, they entered the convent forever, that is why the relatives commissioned painters, to have some memory or token of a relative that they would never see again. It was also customary to portray virtuous nuns, alive or deceased, especially when they were extremely pious. The congregation would commission a portrait to commemorate an exemplary abbess or nun.


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