rtículos
Evidencias de validez,
fiabilidad e invarianza factorial de una escala breve de empatía para niños
peruanos
Evidence
of validity, reliability and factor invariance of a brief scale of empathy for
Peruvian children
J. Ventura-León jventuraleon@gmail.com
Universidad Privada del Norte, Perú
M. Landa-Barzola manuellandab@gmail.com
Universidad César Vallejo, Perú
P. Valencia pabvalenciam@gmail.com
Asociación Peruana Contextual-Conductual de Psicología, Perú
S. Tocto-Muñoz toctomunozs@gmail.com
Universidad Privada del Norte, Perú
E. Manzanares-Medina emanzanaresm89@gmail.com
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Perú
Evidencias de validez, fiabilidad e invarianza factorial de una
escala breve de empatía para niños peruanos
Interdisciplinaria, vol. 38, núm. 3, pp. 49-65, 2021
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
Afines
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Recepción:
12 Enero 2020
Aprobación:
04 Marzo 2021
Resumen:
La empatía es conceptualizada como la conciencia de las
emociones y cogniciones de los demás y resulta importante en el contexto
escolar para el favorecimiento de la convivencia y prevención de conductas
agresivas. En ese sentido, el presente estudio tiene como objetivo examinar las
evidencias de validez, fiabilidad e invarianza factorial de una escala breve de
empatía básica (BES) en niños peruanos. Por ende, participaron 838 niños y
niñas entre 8 y 12 años de edad (M = 9.95; DE =
1.13) de seis instituciones educativas, algunos colegios fueron utilizados para
el análisis exploratorio y otros para confirmar. Se administró la BES que fue
adaptada para niños (BES-I). Respecto al análisis de datos, se efectuó un
análisis factorial exploratorio (AFE) y confirmatorio (AFC), además del
análisis de invarianza factorial, para finalmente examinar la fiabilidad mediante
el coeficiente omega (ω). Los resultados del AFE sugieren una medida
bidimensional oblicua (cognitivo y afectivo). Del mismo modo, el AFC reafirmó
estos resultados por presentar buenas bondades de ajuste (CFI ≥ .97, RMSEA ≤
.04); estos hallazgos son coherentes con los postulados teóricos que sugieren
que la empatía es un constructo compuesto por factores específicos y no por un
solo factor. La invarianza factorial de acuerdo con el sexo demostró que la
BES-I mide lo mismo en niños y niñas y la fiabilidad obtenida mediante el
coeficiente ω fue superior a .65, lo cual indica que es aceptable. Se concluye
que la BES-I es un instrumento breve que puede resultar valioso en la
comprensión de la empatía infantil en futuras investigaciones.
Palabras clave: validación, fiabilidad, invarianza, empatía, niños.
Abstract: Childhood is a period where
prevention and promotion actions can be carried out; therefore, the study of
positive variables such as mindfulness, well-being, resilience and empathy has
increased for some years. In this sense, empathy is conceptualized as the
awareness of the emotions and cognitions of others in socio-emotional
theoretical models; additionally, its study is important in the school context
for the promotion of coexistence and prevention of aggressive behavior.
Likewise, women are known to present higher empathy prevalence than men. Within
the perspectives of this construct related to the cognitive and affective
states, it became the most relevant in various studies and measurement instruments;
despite this, there is a lack of brief instruments to measure empathy in the
Latin American context. In this sense, this study aims to examine the evidence
of validity, reliability and factor invariance of a short Basic Empathy Scale
(BES) in Peruvian children. For these purposes, 838 children between 8-12 years
old (M = 9.95; SD =
1.13) from six schools participated, some of them were used for exploratory
analysis and others for confirmation. Likewise, eleven professionals from the
clinical field and with experience in children's issues participated and
applied the two criteria-based BES: relevance and representativeness. Prior to
this, ten children were interviewed to verify the clarity of the items. After
this procedure, trained research assistants created a version of the BES for
children (BES-I) for children in their respective classrooms; who also
requested parental authorization by signing an informed consent. The data was
analyzed by R statistical software of free access using packages such as
'psych', 'lavaan', 'MBESS', 'semTools'; two factor analyses were performed;
one, exploratory (AFE) and two, confirmatory (AFC), in a third moment a
multigroup analysis was performed to evaluate to what extent the factor
structure is invariant in the subgroups of males and females; finally,
reliability was calculated using the omega coefficient (ω). The results show
that the items have the representativeness and relevance in their content
according to eleven experts in clinical psychology, whose responses were
quantified by V of Aiken reaching values higher than .70. The internal
structure in the AFE indicated the presence of two related factors (cognitive
and affective) that explain 35 % of the model variance. Similarly, the AFC
verified these results by showing optimal goodness of fit (IFC ≥ .97, RMSEA ≤
.04) in the two-factor model; these empirical findings are consistent with
theoretical assumptions suggesting that empathy is a construct comprising
specific factors rather than a single factor. As for the multi-group analysis
according to sex, the invariance of the BES-I was evidenced, when observing
that the differences between the base or configuration model and those with
restricted thresholds, loads, variance and covariance are minimally recommended;
in that way, the BES-I is established to measure the same in boys and girls;
finally, regarding the reliability in the two-factor model, the coefficient ω
is observed to exceed .65 for both the cognitive factor (ω = .66) and the
affective factor (ω = .66). It is concluded that the BES-I is a brief
instrument to be interpreted in a two-dimensional oblique way, taking as
reference the theoretical cognitive-affective perspective; thus, the validity
evidence of the BES-I is valuable for the understanding of child empathy in
future Latin American researches.
Keywords: validation, reliability, invariance, empathy, children.
Introducción
La infancia es una etapa de prevención y promoción de la salud
mental (Díaz, Nino, Ramírez y Gómez, 2016).
Pese a ello, las investigaciones acerca de temas infantiles representan el 1.3
% en 149 tesis (Mamani, 2018),
situación que ha producido un incremento de instrumentos con evidencias de
validez en niños, específicamente en variables positivas como mindfulness (Pacheco-Sanz, Canedo-García, Arija y
García-Sánchez, 2018), resiliencia (Masten
y Barnes, 2018), bienestar (Allen et
al., 2018) y empatía (Decety,
Meidenbauer y Cowell, 2018). En ese sentido, resulta crucial contar con una
escala de empatía infantil, por estar asociada con el establecimiento de
relaciones sociales positivas (Overgaauw,
Rieffe, Broekhof, Crone y Güroğlu, 2017).
Históricamente, el término “empatía” ha recibido diferentes acepciones,
y se lo ha considerado en un inicio como la capacidad para adoptar una
perspectiva moral amplia y ser una respuesta emocional vicaria (Hogan, 1969; Mehrabian y Epstein, 1972; Stotland, 1969). Entre las décadas de
1970, 1980 y 1990 las investigaciones de la empatía concluyen una prevalencia
en las mujeres (Eisenberg y Lennon, 1983;
Garaigordobil, 2009; Hoffman, 1977; Mestre, Samper, Frías y Tur, 2009; Páez y Rovella, 2019), situación que se
mantiene en la actualidad en estudios de metaanálisis (Teding van Berkhout y Malouff, 2016; Vachon, Lynam y Johnson, 2014). Sin
embargo, es en la década de 1980 que la empatía asume un modelo bidimensional,
compuesto por aspectos cognitivos y afectivos (Davis, 1980; Wispé, 1978, 1986). Posteriormente, se entiende en
forma vicaria a través de comportamiento de compasión y conciencia del
sufrimiento del otro (Batson et al., 1991;
Salovey y Mayer, 1990). Bajo un modelo
socioemocional (BarOn, 1997; BarOn y Parker, 2000) la empatía comienza
a ser abordada como parte de la inteligencia emocional (Salovey y Mayer, 1990).
De acuerdo con Duan y Hill
(1996), la empatía puede ser vista desde tres perspectivas teóricas: (a) un
rasgo de la personalidad o habilidad, (b) una secuencia de experiencias y (c)
una situación específica de estados cognitivos-afectivos, que es la más
influyente (Blair, 2005; Innamorati, Ebisch, Gallese y Saggino, 2019;
Sugarman, Nemirrof y Greenson, 2001; Vaish, Carpenter y Tomasello, 2009), dado
que existen diversos estudios en los que la estructura cognitivo-afectiva forma
parte de algunos test (Vachon et al., 2014).
Así, lo afectivo involucra respuestas emocionales respecto a la situación con
un otro (Cohen y Strayer, 1996; Decety, 2011; Eisenberg y Fabes, 1990; Eisenberg, Fabes y Spinrad, 2006; Zaki, 2014) y lo cognitivo hace
referencia a la comprensión emocional de otra persona, a través de asociaciones
simples (Cox et al., 2011; Hoffman, 1977; Schnell, Bluschke, Konradt y Walter, 2011).
Además, un estudio de revisión conceptual demuestra que se debe evitar el uso
de términos generales y es mejor referirse a la empatía con términos
específicos como “proceso empático”, “disposición empática” (Bošnjaković y Radionov, 2018).
Son diversos los instrumentos de autoinforme para medir la
empatía en la población infantil. Así se encuentran: el Índice de Empatía (Bryant, 1982) para niños de 6 a 12 años,
que mide empatía emocional; la Escala de Empatía Cognitiva, Afectiva y Somática
(CASES, por sus siglas en inglés; Raine y
Chen, 2017) para niños de 11 años, que evalúa aspectos cognitivos,
afectivos y somáticos; la Escala de Empatía y Teoría de la Mente, que evalúa
tres factores desde la valoración de los padres hacia sus hijos, aunque
presenta sesgo del evaluador (Wang y Wang,
2015); la Escala de Desarrollo Empático en Niños (KEDS, por sus siglas en
inglés) que evalúa por medio de imágenes aspectos cognitivos, afectivos y
conductuales (Reid et al., 2012); la
Escala Feeling and
Thinking en niños, que evalúa aspectos cognitivos y afectivos por
medio de 12 ítems (Garton y Gringart, 2005)
y el Spanish Empathy
Questionnaire for Children and Early Adolescents, compuesto por 15
ítems, que mide la empatía desde una visión multidimensional (Richaud, Lemos, Mesurado y Oros, 2017).
Pese a ello, este estudio analiza las propiedades psicométricas de la Escala
Básica de Empatía (BES, por sus siglas en inglés) elaborada originalmente en
Francia por Jolliffe y Farrington (2006),
adaptada por Bensalah, Stefaniak Carre y
Besche-Richard (2016) para niños de 6 a 11 años y traducida al español para
adolescentes por Oliva et al. (2011)
como medida breve que evalúa aspectos cognitivos y afectivos de la empatía.
La relevancia de contar con una medida validada de la empatía en
población infantil se justifica porque se relaciona con la agresión (Vachon et al., 2014), favorece entornos
familiares positivos, ayuda al bienestar social, la regulación emocional y el
desarrollo moral (Jeffrey, 2016; Morelli, Lieberman y Zaki, 2015; Schipper y Petermann, 2013), y genera con
el paso del tiempo el fortalecimiento de conductas prosociales (Decety, Bartal, Uzefovsky y Knafo-Noam, 2015;
Morelli et al., 2015; Wang y Wang, 2015). Del mismo modo,
algunos estudios revelan que la baja empatía es un factor de riesgo para la
adquisición de la depresión cuando se combina con ciertas características
personales (O'Connor, Berry, Lewis,
Mulherin y Crisostomo, 2007).
En ese contexto, resulta oportuno brindar evidencias de las
propiedades psicométricas de la Escala de Empatía Básica (BES; Oliva et al., 2011) en la población
infantil, que ha demostrado buenas propiedades psicométricas en adolescentes (Merino-Soto y Grimaldo-Muchotrigo, 2015; Salas-Wright, Olate y Vaughn, 2013). Pese
a ello, las puntuaciones de los ítems podrían variar dependiendo del contexto
de aplicación (Van de Vijver y Hambleton,
1996) y no ser invariante a nivel factorial de acuerdo con el sexo (Ventura–León, Caycho y Domínguez-Lara, 2019).
De ese modo, el presente estudio tiene como objetivos examinar la evidencia
basada en el contenido a través de jueces expertos, estructura interna por
método exploratorio y confirmatorio, estimar la fiabilidad por consistencia
interna mediante el coeficiente omega y examinar las diferencias por sexo desde
la invarianza factorial.
Método
Participantes
Se contó con la participación de 838 niños: 456 mujeres (54.4 %)
y 382 varones (45.6 %), pertenecientes a seis instituciones educativas privadas
y públicas de Lima Metropolitana, con edades comprendidas entre 8 y 12 años de
edad (M = 9.95; DE
= 1.13), seleccionados por muestreo no probabilístico de tipo intencional. Por
otro lado, se dividieron los datos en dos, utilizando algunos colegios para el
Análisis Factorial Exploratorio (AFE) y otros para el Confirmatorio (AFC), como
se puede ver en la Tabla 1. Dentro de los criterios de
inclusión se consideraron niños y niñas que asistieron el día de la evaluación
y podían responder al cuestionario sin la asistencia de un adulto. Se
excluyeron niños con trastornos del neurodesarrollo o que contaran con alguna necesidad
educativa diferencial.
Tabla 1
Variables |
Total (N = 838) |
AFE (N = 123) |
AFC (N = 715) |
||||||
f |
% |
f |
% |
F |
% |
||||
Sexo
|
|||||||||
Mujer |
456 |
54.44 |
66 |
53.66 |
390 |
54.55 |
|||
Varón |
382 |
45.56 |
57 |
46.34 |
325 |
45.45 |
|||
Edades |
|||||||||
8 |
105 |
12.53 |
17 |
13.82 |
88 |
12.31 |
|||
9 |
181 |
21.60 |
27 |
21.95 |
154 |
21.54 |
|||
10 |
263 |
31.38 |
32 |
26.02 |
231 |
32.31 |
|||
11 |
229 |
27.33 |
35 |
28.46 |
194 |
27.13 |
|||
12 |
60 |
7.16 |
12 |
9.76 |
48 |
6.71 |
|||
Instituciones
educativas |
|||||||||
1 |
112 |
13.37 |
- |
- |
112 |
15.66 |
|||
2 |
29 |
3.46 |
- |
- |
29 |
4.06 |
|||
3 |
395 |
47.14 |
- |
- |
395 |
55.24 |
|||
4 |
179 |
21.36 |
- |
- |
179 |
25.03 |
|||
5 |
90 |
10.74 |
90 |
73.17 |
- |
- |
|||
6 |
33 |
3.94 |
33 |
26.83 |
- |
- |
|||
Grado
escolar |
|||||||||
3.° |
188 |
22.43 |
29 |
23.58 |
159 |
22.24 |
|||
4.° |
201 |
23.99 |
31 |
25.20 |
170 |
23.78 |
|||
5.° |
266 |
31.74 |
30 |
24.39 |
236 |
33.01 |
|||
6.° |
183 |
21.84 |
33 |
26.83 |
150 |
20.98 |
Nota: Las celdas en las que no figuran datos se refieren a colegios
que no fueron considerados para ese análisis.
Por otro lado, se contó con la contribución de 11 profesionales
de psicología que participaron en la investigación como jueces expertos, ocho
hombres (72.2 %) y tres mujeres (27.3 %). Además, del total de jueces, siete
tenían grado de magister (63.6 %), en su mayoría de formación académica clínica
(45.5 %), y tenían entre 5 y 10 años de experiencia.
Instrumento
La Escala de Empatía Básica Abreviada (BES; Oliva et al., 2011) consta de nueve ítems
con alternativa de respuesta tipo Likert de cinco puntos: totalmente en
desacuerdo (1), en desacuerdo (2), ni de acuerdo ni en desacuerdo (3), de
acuerdo (4), totalmente de acuerdo (5). La BES mide dos dimensiones: empatía
afectiva (ítems 1, 2, 3 y 6) y empatía cognitiva (ítems 4, 5, 7, 8 y 9). La
fiabilidad obtenida por Oliva et al.
(2011) mediante el alfa de Cronbach fue de .73 y .63, para los factores
afectivo y cognitivo, respectivamente. La evidencia de validez estuvo basada en
la estructura interna, utilizándose el AFE como técnica estadística con método
de estimación de ejes principales rotación Oblimin. Asimismo, las cargas
factoriales fueron superiores a .40.
Procedimiento
Para la realización de esta investigación se siguieron las
recomendaciones del International Test
Commission (2017). En ese sentido, inicialmente se realizó una entrevista
semiestructurada con diez niños con el propósito de verificar la claridad de
los ítems porque, aunque existía una versión aplicada en adolescentes, se
deseaba comprobar que la interpretación de los ítems eran los mismos en la
población infantil (Chahín-Pinzón y
Briñez, 2011). A partir de esos resultados se modificaron ligeramente el
ítem 3 “Me pongo triste cuando veo a alguien llorando”, por “Me pongo triste
cuando veo a gente llorando”, y el ítem 4 “Me pongo triste cuando veo a alguien
llorando”, por “Me pongo triste cuando veo a gente llorando”. De esa manera, se
tomó precaución de la presencia de sesgo en el ítem por factores lingüísticos (Van de Vijver y Hambleton, 1996). Por
otro lado, se realizó la revisión de los ítems mediante jueces expertos quienes
calificaron los reactivos en base a dos criterios: representatividad y
relevancia (Ventura-León, 2019). Con
base en lo anterior, se produjo una versión de la BES para niños (BES-I, véase Apéndice A), que fue aplicada en seis instituciones
educativas de Lima Metropolitana, previa coordinación con sus autoridades,
quienes solicitaron los permisos respectivos a los padres de familia mediante
un consentimiento informado proporcionado por los investigadores del presente
estudio. En dicho consentimiento, se dejaron en claro el objetivo de la
investigación, así como la confidencialidad de la información recolectada y la
participación voluntaria. La BES-I fue aplicada por cuatro asistentes de
investigación previamente capacitados, quienes en las aulas de la institución
educativa leyeron las instrucciones con la finalidad de estandarizar este
proceso. Finalmente, las respuestas de los participantes fueron ingresadas a
una base de datos para su posterior análisis.
Análisis de datos
Los análisis se realizaron en el programa R, versión 3.5.3
utilizando las librerías “psych” (Revelle,
2017), “lavaan” (Rosseel et al., 2018),
MBESS (Kelley y Lai, 2017) y
“semTools” (Jorgensen et al., 2018).
Inicialmente, se examinaron los estadísticos descriptivos para cada uno de los
ítems y se obtuvo la media aritmética, la desviación estándar, la asimetría y
la curtosis. Del mismo modo, se examinaron las tasas de respuesta para cada una
de las cinco opciones Likert del instrumento, situación que resulta coherente
por su naturaleza ordinal, la misma que justifica el uso de correlaciones
policóricas en el análisis factorial. El análisis factorial se realizó en dos
etapas: en su nivel exploratorio (AFE) se realizó con una muestra piloto (n =
123). Previo a este análisis, se examinaron las medidas de adecuación muestral
y se calculó el Kaiser-Meyer-Olkin (KMO ≥ .70) y el test de esfericidad de
Bartlett Bartlett (p < .05) que sugieren que la matriz de correlaciones puede
ser factorizada. Para la determinación del número de factores se utilizó el
análisis paralelo (Horn, 1965) y el
método de estimación fueron mínimos cuadrados no ponderados (ULS, por sus
siglas en inglés) con rotación Oblimin. En su nivel confirmatorio (AFC) se comprobó la
estructura previa con una muestra distinta (n = 715), y se modelaron dos
estructuras internas: (a) Modelo 1, basado en el AFE y (b) Modelo 2, en la
versión original (Oliva et al., 2011).
El método de estimación fue el de mínimos cuadrados ponderados ajustados a la
media y la varianza (WLSMV, por sus siglas en inglés) que es recomendado para
análisis de variables ordinales (Brown,
2015). El ajuste de ambos modelos se examinó con los siguientes índices de
bondad (Hu y Bentler, 1999): χ²,
Índice de Ajuste Comparativo (CFI > .95), Índice de Tucker-Lewis (TLI >
.95), Error Cuadrático Medio de Aproximación (RMSEA < .06) y Raíz Residual
Ponderada Cuadrática Media (WRMR < 1). Por otro lado, la confiabilidad fue
estimada para puntajes compuestos mediante el coeficiente omega (ω) en el que
valores superiores a .65 pueden ser aceptables (Ventura-León y Caycho-Rodríguez, 2017).
Finalmente, se examinó la invarianza factorial de acuerdo con el sexo siguiendo
los procedimientos propuestos por Wu y
Estabrook (2016). Primero, se estableció el modelo base o configural, en el
que se permitió la libre estimación de los umbrales y las cargas factoriales en
ambos grupos. Segundo, se examinó la invarianza de medida, que consiste en
agregar de manera secuencial restricciones de igualdad sobre los umbrales y las
cargas factoriales. Tercero, se analizó la invarianza estructural, en la que se
agregan restricciones de igualdad sobre las varianzas de los factores y covarianzas
interfactoriales. Para establecer las diferencias mínimas entre modelo de
referencia con respecto a los otros modelos, en cuanto a su bondad de ajuste,
se siguieron las recomendaciones de Finch
y French (2018) quienes sugieren un RMSEA (ΔRMSEA) < .01 para
variables ordinales y Chen (2007)
quien sugiere CFI (ΔCFI) ≤ .01, que, aunque es un punto de corte
para variables continuas, puede utilizarse como referente para establecer
diferencias mínimas en medidas ordinales. Finalmente, se compararon las medias
latentes (Dimitrov, 2010) y tamaño del
efecto mediante la d de Cohen (Cohen, 1992).
Resultados
Evidencia basada en el contenido
En la Tabla 2, se observa la cuantificación
de las respuestas de los jueces expertos mediante la V Aiken, que revela la
proporción en que los jueces indican que el ítem es totalmente relevante y
representativo. En consecuencia, se evidencia que todos los ítems superan o
están próximos a .70 en los dos criterios que fueron calificados (Ventura-León, 2019), lo cual demuestra su
validez basada en el contenido.
Tabla 2
Ítem |
M |
DE |
% de respuesta a cada opción Likert |
VAiken |
||||||||
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
Rel. |
|||||||
BES-I 1 |
3.29 |
1.36 |
-.31 |
-1.12 |
15 |
16 |
20 |
26 |
24 |
.85 |
.82 |
|
BES-I 2 |
2.96 |
1.36 |
.00 |
-1.25 |
19 |
22 |
19 |
24 |
16 |
.79 |
.85 |
|
BES-I 3 |
3.35 |
1.38 |
-.41 |
-1.08 |
15 |
14 |
18 |
29 |
25 |
.67 |
.82 |
|
BES-I 4 |
3.93 |
1.14 |
-1.11 |
.53 |
6 |
7 |
12 |
38 |
37 |
.97 |
.94 |
|
BES-I 5 |
3.46 |
1.29 |
-.55 |
-.79 |
11 |
13 |
17 |
35 |
23 |
.85 |
.82 |
|
BES-I 6 |
3.43 |
1.47 |
-.48 |
-1.20 |
17 |
12 |
14 |
24 |
33 |
.73 |
.79 |
|
BES-I 7 |
3.34 |
1.31 |
-.4 |
-.98 |
13 |
15 |
20 |
30 |
22 |
.94 |
.94 |
|
BES-I 8 |
3.99 |
1.15 |
-1.16 |
.56 |
6 |
7 |
11 |
35 |
41 |
.91 |
.91 |
|
BES-I 9 |
3.9 |
1.23 |
-1.04 |
.07 |
8 |
8 |
12 |
32 |
41 |
.91 |
.91 |
|
g1 Asimetríag2 CurtosisRel RelevanciaRep Representatividad
Del mismo modo, se revisaron los ítems de forma preliminar (Tabla 2), en los que se observa que el ítem 2 (“Los
sentimientos de los demás me afectan con facilidad”) presenta la menor
puntuación, mientras que el ítem 8 (“Casi siempre puedo notar cuando están
contentos los demás.), la mayor puntuación. Del mismo modo, se aprecia que la
mayor proporción de respuestas se encuentra en las opciones de respuesta 4 (de acuerdo) y 5
(totalmente de
acuerdo), lo cual se confirma al observar que los coeficientes de
asimetría han sido negativos.
Evidencia basada en la estructura interna
En primer lugar, se realizó el AFE. Por ende, se examinaron las
medidas de adecuación muestral que presentaron valores aceptables (KMO = .72;
Bartlett: χ²(36) = 217.31, p < .001). El análisis paralelo sugirió la
presencia de dos factores moderadamente correlacionados (Φ = .34) que explican
el 35 % de la varianza del modelo. Los ítems 1, 2, 3 y 7 se agruparon en un F1
denominado “empatía afectiva”, mientras que los ítems 4, 5, 6, 8 y 9 en un F2
denominado “empatía cognitiva” (Tabla 4). Pese a ello, los
ítems 6 y 7 se reagruparon en un factor diferente a su versión original.
En segundo lugar, se realizó el AFC con una muestra diferente (Tabla 3). El primer AFC consistió en probar dos modelos: (a)
Modelo 1, basado en los resultados del AFE, que obtuvo los siguientes índices
de ajuste: WLSMV χ²(26) = 99.81, p < .001; CFI = .94; TLI = .92; RMSEA =
.06; SRMR = .05; WRMR = 0.99; (b) Modelo 2, que es la versión original (Oliva et al., 2011), obteniéndose los
siguientes índices de ajuste: WLSMV χ²(26) = 49.38, p = .004; CFI = .98; TLI =
.98; RMSEA = .04; SRMR = .03; WRMR = .69. Entre los dos modelos, fue el segundo
que evidenció el mejor ajuste, siendo considerado el modelo definitivo. La Tabla 3 también presenta la correlación entre factores que fue
superior a .70 en ambos modelos. Finalmente, las cargas factoriales fueron
superiores a .37 en los dos modelos.
Fiabilidad
La fiabilidad fue calculada en dos momentos: En el AFE reveló
valores aceptables tanto para el factor afectivo (ω = .73) como cognitivo (ω =
.61), mientras que en el AFC del modelo 1 los valores son inaceptables. Pese a
ello, el modelo definitivo presenta coeficiente de fiabilidad para el factor
afectivo (ω = .66) y cognitivo (ω = .66) aceptables.
Tabla 3
Ítem |
||||||
F1 |
F2 |
F1 |
F2 |
Afectivo |
Cognitivo |
|
BES-I 1 |
.70 |
.13 |
.57 |
- |
.60 |
- |
BES-I 2 |
.70 |
-.16 |
.55 |
- |
.57 |
- |
BES-I 3 |
.70 |
.02 |
.65 |
- |
.69 |
- |
BES-I 4 |
.22 |
.35 |
- |
.56 |
- |
.57 |
BES-I 5 |
-.09 |
.45 |
- |
.51 |
- |
.52 |
BES-I 6 |
.10 |
.39 |
- |
.38 |
.40 |
- |
BES-I 7 |
.39 |
.21 |
.54 |
- |
- |
.56 |
BES-I 8 |
-.03 |
.70 |
- |
.51 |
- |
.52 |
BES-I 9 |
.21 |
.43 |
- |
.49 |
- |
.50 |
Ω |
.73 |
.61 |
.67 |
.61 |
.66 |
.66 |
.34 |
.82 |
.71 |
Φ: Correlación interfactorial. Se presenta en cursiva la carga
factorial mayor de cada ítemAFE Análisis Factorial
ExploratorioAFC Análisis Factorial Confirmatorion MuestraNota: La ausencia de valor
se debe a que se fijan a cero las cargas del ítem como parte de la técnica
confirmatoria.
Invarianza de acuerdo con el sexo
Para la invarianza de medida se evaluó progresivamente la
invarianza configural (M1), umbrales (M2), cargas factoriales (M3; Wu y Estabrook, 2016) con un estimador
robusto (WLSMV) por tratarse de variables ordinales (Brown, 2015). De ese modo, en la Tabla 4, se observa el ajuste del modelo base sin restricciones
para ambos grupos (M1), obteniéndose valores excelentes (CFI = .97; RMSEA = .05;
SRMR = .04). La M1 es el modelo de referencia que servirá para el contraste con
los modelos M2, M3. Posteriormente, se analiza la invarianza de los umbrales
(M2), que es entendida como un M1 con restricciones en los umbrales,
encontrándose buenos índices de ajuste (CFI= .97, RMSEA= .04, SRMR = .04). Se
observa que la diferencia entre M1 y M2 son mínimas, aceptando la hipótesis que
los umbrales son invariantes. Enseguida, fue analizada la invarianza de las
cargas factoriales (M3), que reportó ajustes similares al modelo anterior (CFI
= .97, SRMR = .05, RMSEA = .04), observándose valores similares a M1 con
diferencias mínimas, situación que revela la invarianza de las cargas
factoriales.
Tabla 4
Modelos |
χ²(gl) |
Δχ² |
Δgl |
p |
CFI |
RMSEA |
ΔCFI* |
ΔRMSEA* |
Niñas |
38.71 (26) |
- |
- |
.052 |
.97 |
.04 |
- |
- |
Niños |
54.26 (26) |
- |
- |
.001 |
.97 |
.06 |
- |
- |
65.00 (52) |
- |
- |
- |
.97 |
.05 |
- |
- |
|
70.01 (70) |
14.39 |
18 |
.700 |
.97 |
.04 |
-.002 |
-.005 |
|
77.56 (77) |
6.06 |
7 |
.530 |
.97 |
.04 |
.004 |
-.004 |
|
94.71 (79) |
5.62 |
2 |
.060 |
.96 |
.04 |
-.008 |
.004 |
|
110.90 (80) |
5.52 |
1 |
.020 |
.95 |
.05 |
-.009 |
.005 |
M1 Modelo configuralM2 UmbralesM3 Cargas factorialesM4 Varianzas de los
factoresM5 Covarianzas entre factores* Se mantienen tres
decimales para revelar que los valores son inferiores a los puntos de corte
establecidos.
Para examinar la invarianza estructural, primero se estableció
un modelo con varianzas factoriales iguales entre los grupos (M4), además de
las restricciones de igualdad de umbrales y cargas factoriales, ya descritas
anteriormente. Se observa que los valores no superan la diferencia mínima
recomendada. Finalmente, se agrega un modelo donde se restringen las
covarianzas interfactoriales (M5) cuyas diferencias son mínimas a las
recomendadas (Svetina et al., 2019).
Al examinar la correlación interfactorial, se observa que es mayor en las
mujeres (φ = .57) que en los hombres (φ = .81). Con esta condición, es posible
comparar la invarianza de las covarianzas.
Finalmente, se contrastaron las medias latentes (Dimitrov, 2010). Los resultados revelan
que, respecto a la dimensión cognitiva, las mujeres (M = 1.74; DE = .37)
presentan una mayor estimación que los varones (M = 1.66; DE = .34), con una
diferencia estadísticamente significativa y el tamaño del efecto pequeño [t
(667) = 2.65, p = .01, d = .41]. Por otro lado, con respecto a la dimensión
afectiva sucede lo mismo, y son las mujeres (M = 1.85; DE = .50) quienes
presentan una mayor estimación en comparación con los varones (M = 1.65; DE =
.50); la diferencia es estadísticamente significativa y el tamaño del efecto
pequeño [t (693) = 5.48, p = .00, d = .20].
Discusión
El objetivo de la investigación fue examinar las evidencias
psicométricas de la BES en una población infantil. Los primeros hallazgos
evidencian que la BES-I posee similares valores psicométricos e igual
estructura factorial que su versión en adolescentes (Jolliffe y Farrington, 2006; Merino-Soto y Grimaldo-Muchotrigo, 2015; Oliva et al., 2011; Salas-Wright et al., 2013). De ese modo,
se evidencia que la escala puede ser interpretada de forma bidimensional,
situación que es coherente con la argumentación teórica acerca de la empatía
desde la perspectiva de estados cognitivo-afectivo (Sugarman et al., 2001; Vaish et al., 2009). De ese modo, la
estructura bidimensional se conecta con las nociones teóricas y empíricas que
sugieren que la experiencia emocional y la conciencia a nivel cognitivo de las
emociones constituyen aspectos que pueden evaluarse psicométricamente como
atributos diferenciados de la empatía (Innamorati
et al., 2019). Además, información reciente, sugiere tratar a la empatía en
términos específicos (Bošnjaković y
Radionov, 2018). Por ende, resultó oportuno la revisión de jueces expertos
para valorar el contenido de los ítems, existiendo evidencia de que los
factores cognitivo y afectivo son diferentes y complementarios al mismo tiempo.
Estos hallazgos fueron examinados mediante el AFE (ver Tabla 4) donde se evidencia que el análisis paralelo sugiere la
existenciade dos dimensiones, tal como refiere su versión original (Cohen y Strayer, 1996). Pese a ello, el
modelo propuesto por el AFE sugirió la reorganización del ítem 6 (“A menudo me
entristece ver cosas tristes en la tele o en el cine”) y del ítem 7 (“A menudo
puedo comprender cómo se sienten los demás incluso antes de que me lo digan”),
situación que puede ocurrir cuando las puntuaciones de un test cambian de
contexto de aplicación (Van de Vijver y
Hambleton, 1996). Esto se puede corroborar parcialmente en el estudio de Merino-Soto y Grimaldo-Muchotrigo (2015),
quienes encontraron dificultades con el ítem 6 debido a su bajo poder
discriminativo ya que presentó una carga factorial muy baja. Pese a ello, la
reorganización de los ítems 6 y 7 fue descartada en el AFC, donde la propuesta
de Oliva et al. (2011) demostró tener
mejores bondades de ajuste [χ²(26) = 49.38, p = .004; CFI = .98; TLI = .98;
RMSEA = .04; SRMR = .03; WRMR = .69]. Este resultado demuestra también que la
propuesta abreviada de la BES (9 ítems; Oliva
et al., 2011) tiene un óptimo funcionamiento en la población infantil
peruana. Este hallazgo permite contar con una versión abreviada para medir la
empatía que tiene como ventaja un menor tiempo y practicidad en futuras
investigaciones.
Con respecto a la fiabilidad, se calculó mediante el coeficiente
omega, que demostró medidas parecidas a investigaciones previas, donde la
dimensión cognitiva presenta un valor de fiabilidad, inferior a la dimensión
afectiva (Merino-Soto y
Grimaldo-Muchotrigo, 2015; Oliva et
al., 2011). Estos resultados podrían ser los esperados cuando se cuentan
con medidas breves y adecuados para su uso en contextos de investigación, pero
no para fines de diagnóstico o toma de decisiones en contextos clínicos, en
donde el punto de corte es mayor (> .90; Prieto
y Delgado, 2010). Por ello, es necesario que a partir de estas primeras
evidencias psicométricas de la BES en niños, se planteen más estudios
instrumentales en otras muestras con características similares a fin de poder
contrastar estos resultados en cuanto a la fiabilidad de las puntuaciones.
Es relevante considerar que en el presente estudio se examinó la
invarianza de acuerdo con el sexo de la EBS-I. En consecuencia, la estructura
factorial en sus tres niveles (configuracional, umbrales y cargas factoriales)
se mantuvo estable tanto en varones como en mujeres, lo que sugiere que los
ítems miden de forma similar el rasgo latente en ambos grupos (Brown, 2015), esto es un requisito
necesario para utilizar la EBS-I en futuros estudios de comparación (Byrne, 2008). Por lo tanto, se demuestra
que las respuestas de niños y niñas se organizan de modo bidimensional,
revelandola invarianza de la BES-I y reduciendo el sesgo de medida. Además,
estos resultados concuerdan con investigaciones previas en las que la
estructura bidimensional se mantiene congruente en ambos grupos comparados de
adolescentes peruanos (Merino-Soto y
Grimaldo Muchotrigo, 2015; Ventura-León
et al., 2019).
De acuerdo con la diferencia por sexo respecto a la empatía, los
resultados demuestran que las mujeres presentan mayores medias latentes que los
varones, tendencia que se observa desde la década de 1970 a la fecha, en
diferentes investigaciones y poblaciones (Eisenberg
y Lennon, 1983; Hoffman, 1977; Teding van Berkhout y Malouff, 2016; Vachon et al., 2014). Si bien es cierto
que las diferencias encontradas han sido pequeñas con relación a su tamaño del
efecto, dichos hallazgos confirman dos aspectos encontrados en investigaciones
previas: (a) la tendencia de las mujeres a expresarse más afectivamente que los
hombres, incluso en edades más tempranas (Garaigordobil,
2009; Mestre et al., 2009) y (b)
que la magnitud de dichas diferencias se va acentuando a mayor edad, tal como
se ha encontrado en muestras de adolescentes (Mestre et al., 2009, Michalska, Kinzler y Decety, 2013).
Estos resultados tienen implicancias prácticas porque demostrar
la estructura factorial, fiabilidad e invarianza de la BES permitirá estudios
futuros acerca de la empatía infantil, desde diseños relacionales o
comparativos en el contexto peruano. Además, metodológicamente, el estudio
resuelve el inconveniente de no contar con un instrumento válido y confiable
para la detección rápida de la empatía. Así, se incrementará el marco
conceptual de esta variable en el contexto latinoamericano en la población
infantil.
Este estudio presenta algunas limitaciones. Primero, sólo se
aplicó el test en un solo momento, por lo que sería necesaria la implementación
de algún test-retest que permita conocer la estabilidad temporal de las
puntuaciones (Prieto y Delgado, 2010).
Segundo, no se examinó la escala desde un enfoque de TRI, por lo que se
recomienda en futuros estudios su implementación, con el fin de conocer el
funcionamiento de los ítems en diferentes niveles del rasgo. Tercero, resulta
oportuno brindar evidencia de validez en relación con otras variables con el
fin de examinar el grado de predictibilidad de la BES-I.
Se concluye que la BES-I es una versión breve que posee
adecuadas evidencias de validez de contenido, estructura interna, invarianza
factorial de acuerdo con el sexo y fiabilidad en sus puntuaciones en una
muestra de niños peruanos.
Materiales suplementarios
Apéndice (html)
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