Gracias a los datos personales que obtiene de sus clientes y a su idilio con el régimen chino, Alibaba se ha convertido a escala mundial en un poderoso actor del comercio electrónico, de la banca digital y de la sanidad. Ahora, Pekín ha tomado conciencia de su dependencia de este grupo empresarial que infunde temor a los bancos. El Gobierno chino confía en que sus ciudadanos se alejarán progresivamente de su fundador, el milmillonario Jack Ma.
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