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Resumen de Estudio de la capacidad de análisis y evaluación de profesores en formación en una tarea de argumentación

Daniel Cebrián Robles, Antonio Joaquín Franco Mariscal, Ángel Blanco-López

  • Actualmente, uno de los pilares fundamentales de la didáctica de las ciencias es la argumentación científica entendida como la capacidad de defender y refutar ideas científicas. Está puede ser planteada dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje de una manera explícita, realizando un programa de formación específico para comprender los elementos esenciales de la argumentación, o de forma implícita, mediante actividades que induzcan a una comprensión y mejora de la argumentación. Algunos autores como McNeil y Knight consideran necesario explicar de manera explícita a los futuros docentes y profesores en activo la forma de abordar la argumentación en el aula y en este trabajo se seguirá dicha la idea.

    Reconocida la importancia que tiene la argumentación dentro de los programas formativos de maestros y profesores de ciencias en formación, se considera de vital importancia diseñar y proponer tareas que permitan fomentar el interés por la ciencia. Dichas tareas deben plantear situaciones cotidianas en contextos adecuados que permitan comprender y usar el discurso y los modelos científicos, al tiempo que posibiliten mejorar con sentido crítico situaciones relacionadas con las ciencias que permitan dar soluciones y establecer debates sobre problemas auténticos de interés y significativos para los estudiantes.

    El presente trabajo estudia la capacidad de argumentar de maestros de primaria en formación. En este caso, se presentan los resultados de una de las tareas desarrolladas en el transcurso de un programa formativo para aprender a argumentar. En esta investigación participaron un total de 98 estudiantes del 3º curso del Grado en Educación Primaria de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.

    La tarea planteada a los estudiantes tomó como referencia actividades PISA que se adaptaron para generar una pregunta de argumentación que permitiera ser justificada por los alumnos en la respuesta. Se usó PISA ya que ofrece oportunidades para abordar estos contextos y desarrollar diversas competencias en los jóvenes y dentro de esta se aborda las competencias científicas mediante la capacidad de argumentar. La tarea de argumentación planteada a los estudiantes abordaba la posibilidad de modificar la dureza de un pintalabios modificando los ingredientes. Se realizaron 1 respuesta por cada uno de los 98 estudiantes que participaron y 2 evaluaciones a diferentes compañeros por cada uno de los estudiantes, resultando 196 evaluaciones entre pares y 98 evaluaciones realizadas por el profesor.

    Con este trabajo se puede concluir que los propios alumnos son conscientes en sus evaluaciones de su déficit y falta de calidad en las pruebas y justificaciones de sus argumentos debido a la falta de actividades argumentativas en el aula. Por ello, se hace muy necesaria la puesta en práctica de actividades de argumentación, donde se analice las evaluaciones entre pares de los propios estudiantes sobre todo la calidad de las pruebas y las justificaciones. Esta conclusión se refuerza al valorar la diferencia entre el nivel puesto por el profesor y por los alumnos, quedando diferente las puntuaciones obtenidas en los elementos de las pruebas y justificaciones. Estas les resultaron más difíciles de identificar y por ello sobrevaloraron. Sin embargo, las conclusiones fueron más sencillas aproximándose más a la nota del profesor, resultando en algunos casos subevaluaciones, debido a no saber cómo penalizar la ausencia de pruebas y justificaciones.


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