1. Introducción
Esta aportación se centra en el estudio del contacto entre las lenguas nativas y las interferencias en el léxico alemán que aparecen en el corpus de las obras seleccionadas de los cronistas alemanes Nikolaus Federmann (1505-1542) y Hans Staden (1525-1576). Las investigaciones en textos españoles sobre las incorporaciones léxicas indígenas durante los siglos XVI y XVII son bastantes numerosas (Zamora Munné 1976; Mejías 1980; Alvar 1990; Vaquero de Ramírez 1991; Buesa Oliver y Enguita Utrilla 1992; Frago Gracia 1999; Lope Blanch 1999; Enguita Utrilla 2004; Bravo-García y Cáceres-Lorenzo 2011); sin embargo los estudios que fundan en textos alemanes son bastantes escasos. Nuestro objetivos en este trabajo son por un lado, confeccionar un repertorio de los indigenismos encontrados utilizando una metodología aplicada en textos españoles por otros investigadores (Zamora Munné 1976; Alvar 1990; Vaquero de Ramírez 1991; Buesa Oliver y Enguita Utrilla 1992; Cáceres-Lorenzo 2014) que estudia el grado de asimilación de los préstamos basado en el proceso natural de la adopción; y por otro lado, tras determinar qué criterios prevalecen, comparar estos resultados con los textos cronísticos españoles datados entre 1525 y 1575 por el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) para poder verificar si existe alguna característica singular en la incorporación de los préstamos encontrados.
La selección y el interés por estos autores se basa, en primer lugar, en que sus trabajos hacen referencia a una etapa temprana del colonialismo y, en segundo lugar, en que sus testimonios ofrecen una traslación de la perspectiva directa a través de sus experiencias personales con la incorporación de nuevas palabras y vocablos, lo que permite llevar a cabo un análisis de la asimilación y registro de esas voces. La obra de Nikolaus Federmann (1505-1542) Indianische Historia. Ein schöne kurtzweilige Historia Niclaus Federmanns des Jüngern von Ulm erster raise (publicada en 1557), relata su primera expedición al noroeste de Venezuela en 1530, y en ella se presenta por primera vez la población indígena de Falcón, Lara y Yaracuy (Arvelo 2000: 675). El reino de Granada fue descubierto por tres expediciones, dos españolas y una alemana. Nikolaus Federmann formó parte de esta última que fue sufragada por la empresa de la Casa de los Welser -un grupo de banqueros alemanes atraídos por el Nuevo Mundo y la leyenda del Dorado (Otte 1988: 153-154; Wagner 1967: 7; Avellaneda 1987: 385)-, que lo envía a esta provincia de Venezuela donde se convierte en gobernador, además de explorador así como en fundador de varias ciudades. El libro comprende el primer viaje de Federmann a América. En él, describe el primer contacto que se tiene con los Llanos y con las zonas que hoy comprenden los Estados venezolanos de Falcón y Lara. Su estilo es directo, poco expresivo y limitado en recursos (Rodríguez Monegal 1984: 170; Ribas 1995: 22), pero esto no desmerece el gran valor testimonial, antropológico e histórico de su obra, pues a lo largo de su recorrido, el autor entabló contacto con pueblos muy diversos, y tuvo que sortear peligros y riesgos provocados tanto por el medio como por los indígenas.
Por su parte, Hans Staden (1525-1576) realizó dos viajes a América del Sur, el primero en una flota portuguesa y el segundo al servicio de la Corona de España. Durante su primer viaje al Brasil, su navío recorrió parte de la costa central y meridional de ese territorio. En el segundo viaje, tuvo la desgracia de naufragar en la costa de Brasil y arribó en la isla de San Vicente, cerca de la cual se localizaba la población lusitana de Bertioga, asediada constantemente por los tupinambas (Ribas 2005: 32-34; Camacho 2002: 155-158; Sztutman 2007: 47). A mediados de 1554 fue capturado por esta tribu de indios, conocidos por sus prácticas canibalísticas de comer a sus cautivos; fue su prisionero durante nueve meses y logró escapar en un barco francés y regresar a Alemania. A su regreso en 1557 publicó Warhaftige Historia und beschreibung eyner Landtschafft der Wilden Nacketen1 donde relata su vida y sus aventuras entre los tupinambás, que constituye la parte más importante de su relato y la que se convirtió en una de las crónicas más divulgadas en el siglo XVI (Camacho 2002: 157).
Entre los trabajos que con anterioridad se han llevado a cabo sobre el análisis de las palabras indígenas en los cronistas que vamos a estudiar, podemos destacar el de P. M. Palmer (1933 y 1939) que proporciona un listado de las palabras influidas por el Nuevo Mundo y encontradas en textos alemanes desde 1642 hasta 1800. La intención de su obra es concienciar de la necesidad que existía en ese momento de confeccionar un diccionario comparable al Nuevo Diccionario Inglés (Oxford English Dictionary) que recoge una evaluación histórica de cada palabra. El otro trabajo a destacar es el de R. Ribas (1995) que realiza un estudio sobre diferentes autores alemanes, entre ellos Hans Staden, centrándose en la manifestación de la conciencia lingüística que se adopta, así como en los conocimientos lingüísticos, culturales y los juicios de valor que ponen de relieve la existencia de esta conciencia. Siguiendo esta línea hay que hacer hincapié en el trabajo de E. Martinell Gifre, M. Cruz Piñol y R. Ribas (2000) donde se expone algunos modelos de formas de estrategias para denominar la nueva realidad en la crónica de Nikolaus Federmann. También tenemos que señalar el reciente estudio de N. Papavero, D. Martins Teixeira (2014) que analiza la zoología tupi, tratado en la Europa del siglo XVI, donde aparece el listado de los animales que nombra Hans Staden en su relato.
De las dos crónicas en que basamos nuestro estudio, quizás la obra de Hans Staden sea la más reconocida por ser considerada por muchos como el primer tratado de antropología cultural de la historia de la ciencia moderna (Moros Peña 2008: 206; Jáuregui 2008: 110). Su libro está divido en dos partes bien diferenciadas: en la primera relata sus dos viajes al Brasil, incluyendo una crónica de sus experiencias como prisionero hasta su rescate; y una segunda parte formada por 38 capítulos que contiene importantes descripciones etnográficas de los tupinambás, como medios de subsistencia, artesanía, creencias, costumbres matrimoniales, sus maneras de decorarse y otros aspectos relacionados con el sentido de la antropofagia (Brenner 1992: 186; Ribas 1995: 20; Camacho 2002: 159; Ribas 2005: 64; Baisch 2007: 164-166; Sztutman 2007: 45-70; Ehrlicher 2014: 85). Especialmente sobre el tema del canibalismo radica el gran mérito del trabajo de Hans Staden ya que fue el primer testimonio en que se abordó sin fabulaciones. Staden descarta cualquier consideración puramente fantástica dado que lo vivió en primera persona durante su cautiverio (Moros Peña 2008: 205-205; Voigt 2009: 659; Aguilera Calderón 2015: 54). Pero su éxito estriba también en las 54 ilustraciones que acompañan al texto, entre ellas las 20 que exponen los ritos antropófagos representados con todo detalle y gran efectismo (Camacho 2002: 159; Ribas 2005: 75; Ehrlicher 2014: 86
2. Material y Método
Nuestro primer empeño en este estudio es recoger y mostrar los vocablos indígenas que aparecen en los textos de estos autores. Los elementos lingüísticos que hemos seleccionado como material se centran solo en determinados objetos, animales o plantas, dejando a un lado cualquier tipo de término topográfico. Para estudiar y valorar las estrategias que utilizan estos autores para introducir estos indigenismos léxicos y el grado de asimilación, vamos a establecer un criterio que nos permita clasificarlas, y para ello hemos seguido como método un índice de gradación que hace posible medir su aparición en cada autor y grupo de vocablos. Este índice de valoración con una gradación fundamentada en el proceso natural de adopción y transmisión de términos ya ha sido utilizado por otros autores que estudian las incorporaciones de préstamos indígenas en textos españoles durante los siglos XVI y XVII (Alvar 1990; Vaquero de Ramírez 1991; Buesa Oliver y Enguita Utrilla 1992; Cáceres-Lorenzo 2014). Este método nos permite averiguar en qué fase de asimilación se encuentra el indigenismo que está incorporado en los textos y mostrar de qué manera se adoptan los nuevos vocablos. Nosotros lo hemos ajustado al idioma alemán, y según este concepto y para que resulte eficaz, los índices deben referirse siempre a un corpus concreto, en nuestro caso a dos autores, a dos obras, a un periodo histórico y a un grupo de términos.
Este método describe en cada índice el grado de asimilación de los indigenismos teniendo en consideración los siguientes valores: se considera como préstamo indígena nivel de asimilación 1 a aquellas palabras poco conocidas de las que es necesaria una breve explicación descriptiva o una comparación con un objeto familiar para los lectores. Para el nivel 2 están representados aquellos que se acompañan de una voz alemana través de las conjunciones o/y (“oder/und”).2 El nivel 3 de asimilación está representado para aquellos términos de diferentes orígenes que son considerados como equivalentes (Cáceres-Lorenzo 2014). Para alcanzar el nivel 4 en el proceso de incorporación, el término debe ser utilizado principalmente para designar el objeto que nombra. El fenómeno es común para las palabras ampliamente utilizadas (López Morales 1974; Mejías 1980). El nivel 5 se asemeja al nivel 4 e incluye préstamos indígenas que designan referentes adaptados a nuevos contextos culturales (Alvar 1990). Otro aspecto de este nivel 5 lo encontramos en indigenismos que nombran realidades y objetos muy distintos a los de la cultura originaria (Cáceres-Lorenzo 2014). Se tendrán en cuenta aquellos préstamos que, aunque tengan vacilaciones ortográficas, reflejen el esfuerzo por reproducir un sonido nuevo y ser adaptado a las convenciones del propio sistema lingüístico, logrando por ello ser entendidas como tales al transcribirlas desde el sonido a la fonética. Pero se evitarán todos aquellos elementos lingüísticos escritos de forma muy dispar a su original, y que no consiguen reflejar las palabras indígenas.3
Para poder comparar estos resultados con los textos cronísticos españoles del siglo XVI utilizaremos el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), un corpus textual de todas las épocas y lugares en que se habló español que incluye registros que van desde el origen del castellano hasta 1974. A través de este corpus y limitando la cronología entre los años 1525 y 1575, dado que son las fechas próximas a los trabajos de los autores, podemos estudiar el uso de las palabras y verificar si existe alguna característica singular en la incorporación de los préstamos encontrados.
3. Resultados y discusión
La diferencia en el grado de asimilación de cada relación se aprecia en la tabla siguiente:
De la lectura de esta valoración del grado de asimilación de los préstamos indígenas estudiados podemos destacar que prácticamente la estructura que es empleada con mayor frecuencia (78.9%) en ambos textos para asimilar los indigenismos recae en el grado de incorporación 1, es decir, que la fórmula más aplicada es usar el indigenismo acompañado de una explicación, ya sea mediante una corta descripción o ya sea comparándolos con algún objeto familiar para los lectores al que se añade una cualidad determinada. Se trata mayoritariamente de aquellos vocablos extraños para los que no existe un equivalente que haga referencia a una realidad o elementos conocidos en Alemania. Aunque en el caso de Federmann, este intercala a veces el vocablo en cuestión (6%) con la fórmula del grado de asimilación 2 presentando un indigenismo a través de una relación de equivalencia con su lengua materna y haciendo la correspondencia entre el término de la otra lengua con el de la propia lengua a través de la conjunción “o” (oder): “Buhio oder hauβ”, “Cacique oder herren des fleckens” y sus diferentes variantes. En su texto aparece la palabra Cacique 64 veces y siempre - a excepción de unas pocas veces - acompañada de su traducción al alemán unida por la conjunción “o” (oder) en sus diferentes variantes (véase en el listado de clasificación arriba). Con esta estructura se pierde la verdadera esencia del significado de la palabra indígena original pues equipara al que refleja el europeo.
Ambos autores apuestan en algunos casos por mostrar que existe un matiz diferente utilizando el pronombre posesivo “su” (ihr, ihre, ihrer) e intenta dejar patente que el objeto en sí no es justamente igual al objeto designado por el término alemán empleado como sinónimo.6 La utilización diferencial del pronombre posesivo “su” en muchos de los indigenismos revisados junto con los integrados morfológicamente con alguna aclaración indican que se tratan de referentes peculiares del mundo del "otro" y ajeno al mundo europeo, como la mayoría de los préstamos de esta etapa (Parodi 2007). El uso de paráfrasis de los significados de las voces indígenas por parte de Nikolaus Federmann y Hans Staden parece que no solo está motivado por considerar que las paráfrasis no eran conocidas en su entorno habitual, sino porque estas aclaraciones establecía unos límites entre el mundo europeo y el americano (Díaz del Castillo 2001) como una actitud de defensa de la integridad de la propia lengua en una situación de contacto cultural así como el sentimiento de supremacía debida a una creciente identidad nacional alemana de esa época (Ribas 2005; Zimmermann 2011). No obstante, mucho más probable es la hipótesis de la utilización de voces indígenas como una estrategia para reforzar el grado de autenticidad del texto, es decir, como medio para producir la presencia y la autenticidad de la experiencia (Ribas: 2005, 156; Baisch 2007: 179) como también hicieron los cronistas españoles (Vaquero de Ramírez 1991; Cáceres-Lorenzo 2013).
Si comparamos estos resultados con los textos cronísticos españoles entre 1525 y 1575 según el Corpus Diacrónico del Español (CORDE) resulta peculiar que en el texto de Nikolaus Federmann los préstamos usados corresponden a las voces del taíno que formaban ya parte de uso general en las nuevas sociedades indianas según las recopilaciones de CORDE como barbacoa (62.50 %), batata (57.14 %), bohío (43.75 %), canoa (91.26 %), cacique (59.02 %), hamaca (87.14 %), juca (37.22), macana (71.11 %), maíz (77.84 %) o bejuco (93.33 %); pero sin embargo, el autor utiliza en la mayoría de ellas como canoa, hamaca, macana, maíz o bejuco el valor 1, es decir, los emplea junto a una explicación.
En el caso de Staden, el número de indigenismos es sustancialmente más elevado, incluso el autor no se limita a palabras sueltas de las lenguas extrañas, sino que se atreve a reproducir expresiones y frases de las lenguas nativas acompañadas de su traducción.7 Se puede presuponer que el autor tiene conocimientos de la lengua indígena8 y que logró familiarizarse con la cultura indígena a causa de su largo cautiverio entre los tupinamba (Brenner 1992: 184; Ribas 1995: 3; Baisch 2007: 163). Pero si no tenemos en cuenta el intervalo de fechas, en el corpus del CORDE aparecen inventariadas maraca, que aparece por primera vez en textos españoles en 1750 en dos casos; el registro de paca nos indica que ya había aparecido en un caso en 1419 y tatu, en 1599 en dos casos. Sin embargo, sorprende que según la consulta en el CORDE abati - palabra antigua para designar el maíz - aparece sólo entre los años 1202 y 1213 con un 88.23 % en 15 casos, pero vuelve a aparecer en el texto de Hans Staden (referencia no incluida en la recopilación del CORDE). Si tenemos en cuenta estos datos, unidos a los registros encontrados en los intervalos de fechas delimitados como cativare, guara e inventariados en sólo un caso o ini, macagua en dos casos, es razonable que las referencias encontradas tengan el valor de gradación 1 en el texto de Hans por tratarse de palabras poco conocidas.
También resalta que de los 22 préstamos, 16 son de procedencia tupí-guaraní9, y entre ellos byyw (beijú), bratti (patí), kawewi pepicke (cauim pepica), kawi (cauim), keinrima (karimã), mingau, mokaen, mussurana, pira kui y tippiti no aparecen inventariados por el CORDE. El tupí, o tupinambá, que es documentado en textos antiguos desde la primera mitad del siglo XVI, se habló en extensas partes de la costa brasileña. En lo sucesivo, este idioma, a causa de su enorme difusión y de su estructura fonética y gramatical relativamente sencilla, fue empleado también por los colonizadores y misioneros blancos como lengua general entre los diversos pueblos y ha sido descrito por José de Anchieta en su gramática de 1595 (Dietrich, 1977: 246). El descubrimiento de las llamadas lenguas tupí-guaraníes está documentado en las obras de los misioneros jesuitas de los siglos XVI y XVII. La misión jesuítica empezó, en la costa brasileña, con la llegada del padre Manuel da Nóbrega y otros a Salvador de la Bahía de Todos los Santos en 1549 (Handelmann 1987: 112). Por lo que la narración de la experiencia de Hans Staden entre los tupinamba ha sido considerada durante años una de las primeras fuentes históricas del Brasil (Ribas 1995: 6), así como también debería de tenerse en cuenta su texto por el uso tan temprano de estos préstamos tupí-guaraní.
4. Conclusiones
Tras recoger y estudiar el vocabulario indígena que aparece en los textos de los autores alemanes Nikolaus Federmann y Hans Staden podemos concluir que ambos autores introducen los préstamos indígenas en sus textos empleando mayoritariamente la estructura del grado de incorporación 1 (78.9%), es decir, que usan el indigenismo acompañado de una explicación. Seguido por el grado de valor 4 (12.1%) cuando el término indígena se usa sin ningún tipo de explicación, porque sobre todo se tratan de vocablos que no tienen un sinónimo claro y están perfectamente asimilados. Comparar estos resultados con los textos españoles del siglo XVI entre 1525 y 1575, según los datos recopilados en el CORDE, nos permite comprobar que el gran número de términos cuyo índice se considera 1 en los textos alemanes concuerda con el poco uso que se hace de estas palabras de manera general, y las voces de índice 4 en los términos ya asimilados y de uso general como cacique, canoa, maíz, etc. Sin embargo, y en el caso del texto de Nikolaus Federmann, aunque existe un gran elevado número de términos con índice 1, ello no llega a implicar un mayor grado de adopción de estos términos. El autor parece no reconocer palabras que corresponden a las voces del taíno como canoa, hamaca, maíz o bejuco -las emplea junto a una explicación con el valor 1-, que en las recopilaciones de CORDE podemos apreciar que formaban ya parte de uso general y que en muchos textos de esta época ya se advertía que no era necesario usar mecanismos textuales (Hernández 1996; Tabernero 2011; Cáceres-Lorenzo 2015).
Como característica singular en la incorporación de los préstamos encontrados en los autores alemanes estudiados destacamos, además, que cuando presentan un indigenismo a través de una relación de equivalencia con su lengua materna, utilizan un diferencial (con el pronombre posesivo “su”) que establece los límites entre el mundo europeo y el americano como sentido de supremacía o como medio para producir la presencia y la autenticidad de la experiencia. Por otro lado, en el caso de Hans Staden destaca el uso mayoritario de préstamos indígenas de procedencia tupí-guaraní (abati, byyw, bratti, cativare, dattu, inni, kawewi pepicke, kawi, keinrima, mandioka, maraka, mingau, mokaen, mussurana, pacca, pira kui, tippiti), ya que el autor naufragó en la zona geográfica sudamericana con una población formada por los tupinambas, donde prevalecía la lengua tupí-guaraní. Esta circunstancia es importante porque se trata de una zona poco estudiada y quizás por este motivo desconocida, unido al hecho de que las áreas colonizadas de Mesoamérica y Sudamérica en el siglo XVI reflejan una integración más lenta de los indigenismos léxicos con respecto al periodo inicial antillano (Bravo García y Cáceres-Lorenzo 2013).