En la crisis del Antiguo Régimen, el matrimonio resiste a la extensa sociedad conyugal que abrigó. Adulterio y amenazar la vida del esposo surten respuestas varias, pocas de divorcio. La vida conyugal es pugna de voluntades y de graduación personal del honor, que Justicia y vecinos encauzan en el Sacramento sin poder evitar el dolor de unos cónyuges ni la vida rota de hijos legítimos y adulterinos.
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