Paloma Bel Durán, Josefina Fernández Guadaño
La economía social, en general, se erige como principal motor de nuevas iniciativas empresariales de autoempleo individual y colectivo fundamentalmente a través de las sociedades cooperativas de trabajo asociado, de sociedades laborales y del trabajo autónomo.
Se propone la realización de un estudio que analice el marco de actuación entre los empresarios individuales y el desarrollo rural para promover la generación de riqueza.
La oportunidad de este estudio se basa en los datos que manifiestan que entre el 20 y el 25 por ciento de los autónomos desarrollan su actividad en el ámbito rural, y que estos contribuyen al 56 por ciento de los ingresos en renta del medio rural.
Así, se requiere que se articulen mecanismos que procuren cambios hacia un modelo productivo que, aún teniendo en cuenta la actividad productiva agraria se amplíe hacia potenciales sectores de crecimiento y generación de riqueza: el turismo, la hostelería complementaria, el transporte ligero y de viajeros o el comercio, las nuevas tecnologías, las energías renovables, la aplicación de la Ley de Dependencia, entre otros a través de:
- La conexión del trabajo autónomo y los agentes de desarrollo local.
- El establecimiento de propuestas que hagan competitivo y atractivo el medio rural para desarrollar iniciativas económicas en las zonas rurales.
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