La fuerte integración e interdependencia comercial y empresarial de las empresas multinacionales y de comercio exterior españolas pone en evidencia la relevancia de la coevolución en la interdependencia internacional y en el desarrollo institucional.
La integración comercial de España en Europa se señaliza aproximadamente con un 72% de las exportaciones y un 66% de las importaciones en la región. América explica cifras equivalentes al 11% tanto en exportaciones como en importaciones. Las importaciones de Asia muestran más diversificación: principalmente de China con un 20%. De otra parte el stock de inversión directa española en el exterior se localizaba en un 97% en Europa y América –Europa 55%; América Latina 29%; y Estados Unidos y Canadá 14%–. Las respuestas al proteccionismo, a las tensiones geopolíticas y reajustes de las cadenas de valor y suministro condicionarán la recuperación del comercio mundial y conformarán la geografía de la inversión directa en el exterior.
El control global de la pandemia será condición necesaria para asumir sin este condicionante la apertura de fronteras y desencadenar la activación económica (comercial y financiera) internacional y su articulación con las actividades domésticas de los países, lo que vislumbrará una nueva configuración de la globalización y de la movilidad. La nueva realidad será el resultado de la continuidad (inercia) de las tendencias previas (de cierta desglobalización) así como de las transformaciones tanto de empresas domésticas como internacionales, para su adaptación a las nuevas demandas en entornos modificados.
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