El nombramiento por parte de Donald Trump de una nueva jueza en el Tribunal Supremo divide a Estados Unidos, con tanta más violencia cuanto que dicho tribunal podría desempeñar un papel decisivo en caso de controversia con respecto a los resultados de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Ahora bien, ninguno de los dos bandos está dispuesto a aceptar una derrota.
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