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Resumen de Coordinación de competencias transversales, actividades y evaluación, a nivel de titulación, en la titulación de ingeniería técnica agrícola: hortofruticultura y jardinería

Miguel Cerezo García, José Albuixech, Belén Altava, Andreu Andrio Balado, Vicent Arbona Mengual, Gemma Camañes, Mari Carmen Campoy Cubillo, Ricardo Chalmeta Rosaleñ, Sergio Chiva Vicent, Víctor Escoín, Víctor Flors, Fernando Franch, Pilar García Agustín, Aurelio Gómez, Michael Gould, Mónica Hurtado, Victoria Ibañez, Josep-Anton Jacas Miret, Lapeña Leonor, Manuel Muncharaz Pou, Juan Pedro Navarro Aviñó, Amparo Pérez, Paloma Pérez, Rosa Pérez, Maria Elena Pitarch Arquimbau, Salvador Antonio Roselló Ripollés, Teófilo Sanfeliu Montolío, Vicente Tejedo Tormo, Antonio Vallet Bellmunt, Teresa María Vallet Bellmunt, Begonya Vicedo i Jover, María Purificación Vindel Cañas

  • Aunque ha sido un proceso que se inició en el curso académico 2004-2005, La Titulación de Ingeniería Técnica Agrícola: Hortofruticultura y Jardinería, está armonizada desde el curso académico 2007-2008. Se han armonizado el 88% de las asignaturas. En el proceso han participado 39 profesores y 5 estudiantes. Se trata de una de las titulaciones de la UJI en las que, a priori, el proceso de armonización debe funcionar ya que el número de estudiantes matriculados en las diferentes asignaturas es el idóneo para trabajar con actividades que requieren de la participación activa del estudiantado y muchas veces del trabajo en equipo del mismo. En la mayoría de materias, se ha restado protagonismo a la clase magistral (aproximadamente supone entre el 7 y 50% del total de la asignatura), proponiéndose otras actividades que fomentan la participación activa del estudiantado en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Un aspecto importante es que se fomenta el aprendizaje autónomo en casi la totalidad de las asignaturas. Se han coordinando las competencias genéricas, las actividades y evaluación a nivel de Titulación y curso, evitando solapamientos que aumentan la carga de trabajo de estudiantado y profesorado. También se coordinan los periodos de tiempo en el que se evalúan determinadas actividades que requieren mayor dedicación por parte del alumnado. Por último, también se imparten cursos voluntarios, para aquellos estudiantes que lo deseen, dirigidos al aprendizaje de diferentes destrezas. Respecto a la evaluación, después de probar con los itinerarios docentes y el contrato de aprendizaje, se ha optado por un modelo mixto en el que hay una serie de actividades obligatorias y un abanico de actividades libres. El examen es obligatorio, pero su peso específico no supera en ningún caso el 50% de la nota final, ya que con la evaluación continua se facilita la preparación de los contenidos. La tutoría cobra especial importancia para valorar competencias transversales y específicas de manera individual. De manera global, el 80% del profesorado implicado, piensa que el proceso de armonización ha mejorado la práctica de su docencia y el 71% no volvería, si se le diera la oportunidad, al método de enseñanza basado en el profesor. El grado de satisfacción, con el proceso, es bastante alto (85%), aunque a nivel institucional existe cierto descontento por la falta de claridad del proceso y el escaso reconocimiento de la labor realizada. En lo referente al estudiantado, parece ser que se sienten más preparados y ha aumentado hasta un 72% el número de presentados en primera convocatoria cuando los estudiantes cursan por primera vez asignaturas con metodología ECTS. El número de aprobados aumenta un 62% y las notas medias en un 65%. Contrariamente a lo que cabría esperar, en los cursos siguientes (asignaturas armonizadas, estudiantes con experiencia en armonización y mismos profesores), hay un descenso en el número de presentados en primera convocatoria, el número de aprobados y las notas medias. Esto podría indicar que el proceso de enseñanza-aprendizaje, de las diferentes competencias, no está funcionando como era de esperar en grupos reducidos de estudiantes. La evaluación que los estudiantes realizan a los profesores ha ido aumentando significativamente, en más asignaturas, a lo largo de los cursos lo que podría indicar que los estudiantes reconocen la labor docente. Así pues, parece ser que hay una gran falta de motivación del alumnado de ITA debido, en gran parte, a la incertidumbre de su situación en el mercado laboral, respecto a los de los nuevos graduados, aunque son conscientes de las mejoras que puede aportar en su formación el proceso de armonización. A pesar de ello, muchos no entienden muy bien la necesidad del cambio y reconocen haber realizado los cursos de difusión del EEES, simplemente para la obtención de créditos y sin que les haya aportado mucho. De este modo, al contrario de lo que parecía al principio, no es el profesorado de ITA el más reacio al cambio, sino el estudiantado. Es evidente, que para que el cambio funcione hay que considerar factores tan importantes como la financiación, y reformas sustanciales en muchas normativas universitarias. Sin embargo, no hay que pasar por alto que es el estudiantado el que debe asumir su rol como parte activa del proceso. Es el momento de plantearse si se están haciendo las cosas correctamente y hasta que punto pueden cambiarse.


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