La importancia, cada vez más evidente, de considerar la restauración textil, como una práctica que va mucho más allá de la mera actividad manual, en la que la colaboración con otros profesionales habría de ser la norma, no siendo siempre así, hace que algunas intervenciones se conviertan en verdaderas sorpresas de interpretación. Este es el caso de la restauración del estandarte turco de Lepanto y de la aportación vexilológica del mismo, estableciéndose un antes y un después del estudio realizado en la comprensión de la pieza.
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