La implantación en España de la jornada laboral de 35 horas a la semana ya no es la utopía del siglo XXI, que diría el economista Peter Glotz. Está a la vuelta de la esquina. Para unos, la competencia empresarial y la alta tasa de paro lo hacen necesario. Para otros, sobre todo los empresarios, eso no es la panacea y tendría que venir acompañada de una reducción salarial.
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