La solución definitiva de los problemas derivados del crecimiento urbano en España, sobre todo tras la crisis económica e inmobiliaria sufrida recientemente en nuestro país, exige la articulación de una serie de medidas radicalmente opuestas a las convencionales que culminarían con la liberalización del suelo, al objeto de convertir en suelo apto para ser urbanizado todo aquel que no deba estar protegido por motivos de interés público, además de la simplificación de normas, trámites y procedimientos urbanísticos. Si bien, como ni una ni otra medida se ha alcanzado finalmente, la regeneración de las ciudades se impone como la alternativa real y apuesta de futuro para garantizar un desarrollo urbano más inteligente, sostenible y socialmente inclusivo.
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