Gonzalo Goberna Pérez, María del Mar Goberna Pérez, Diego Velayos López
Este artículo presenta el proyecto para una nave industrial en el Parque Huelva Empresarial. La nave, de unos 26 m de luz, está destinada a ser un taller a la vez que concesionario y sala de exhibiciones de una prestigiosa marca de camiones. La principal condición del cliente era que la estructura fuera lo más económica posible y que cumpliera con los requisitos funcionales. Nuestra propuesta fue ofrecerle al cliente una solución de pórticos atirantados tipo “skelsion”. Una solución poco convencional en el mundo de la arquitectura industrial pero estructuralmente muy interesante, estéticamente atractiva por su esbeltez y ligereza, a la vez que competitiva respecto a las soluciones habituales de pórticos de vigas.
Skelsion es un término que tiene su origen en la expresión inglesa de “skeleton in tension”. Este término fue acuñado por el reconocido ingeniero japonés Dr. Masao Saitoh del Departamento de Arquitectura de la “Nihon University” en Japón.
Esta tipología combina el efecto de un pórtico de vigas atirantadas y arriostramientos pretensados, formando un pórtico muy esbelto y tremendamente eficaz frente a cargas horizontales como viento y sismo.
La nave industrial objeto de este proyecto es singular desde su nacimiento, ya que tanto la geometría como los cuidados acabados buscan generar un edificio singular como escaparate para la empresa promotora. La materialización del pórtico “Skelsion” conllevó demostrar al cliente que esta estructura no debía ser necesariamente más cara que una tradicional, para lo cual, se realizó un estudio comparativo de las diferentes soluciones estructurales aptas para resolver la singular geometría de la sección de la nave.
Tras vencer los prejuicios iniciales, el cálculo y proyecto de la geometría de la estructura, modelada con herramientas BIM, se realizó mediante un proceso iterativo de búsqueda de la forma ideal del pórtico tipo que contemplaba las interacciones entre los diferentes elementos de atirantamiento, lo que obligaba a contemplar el orden de construcción en todo el proceso de cálculo.
El resultado es una nave de una gran ligereza, con vigas de gran esbeltez que, gracias al sistema de atirantamiento y arriostramiento, proporcionan al esqueleto principal la rigidez necesaria para soportar todas las fuerzas, tanto horizontales como verticales que solicitan a la estructura.
Se consigue lo que Masao Saitoh llamaba Arch-Neering Design, que consiste en aportar la impronta de la ingeniería en la obra arquitectónica consiguiendo de esta manera una obra con valor añadido.
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