Resumen de Rehabilitación de estructuras en la calle 30, Madrid: gestión, actuaciones y resultados
Paloma Lampaya Nasarre, Tomás Ripa Alonso
Este artículo analizará la gestión de estructuras de carretera que se realiza en organismos como Madrid Calle 30, desde la fase de inspección hasta las actuaciones que se llevan a cabo en ellas, incluyendo el estudio de resultados.
Así, el proceso comienza con inspecciones básicas y principales, con las que se asigna a las diferentes estructuras un índice de condición atendiendo a los deterioros existentes, su gravedad, su extensión y su evolución. Con ello se establece un criterio de selección y priorización de estructuras sobre las que actuar, lo cual mejora considerablemente la gestión de los medios y la conservación de la red.
A continuación se redacta el proyecto de rehabilitación correspondiente, evaluándose el estado estructural y diseñando soluciones a las problemáticas detectadas, teniendo como objetivo la puesta a cero de la estructura.
Generalmente se detectan problemas durables, cuyo origen principal es el agua: funcionamientos ineficientes de los sistemas de drenaje, de la impermeabilización de las estructuras, o falta de estanqueidad en juntas de calzada. En este sentido, se están desarrollando y mejorando sistemas de impermeabilización, como las láminas SBS autoprotegidas, las poliureas o el corcho proyectado.
Además, es frecuente observar deterioros comunes, como desconchones con y sin armadura implicada o fisuración. Sin embargo, se suele encontrar alguna problemática específica añadida y que siempre conlleva una profundización en el estudio de la tipología y comportamiento estructural para diseñar la solución óptima en cada caso.
Como la mayoría de estructuras de la Calle 30 se construyeron entre 1970 y 1990, los deterioros durables anteriormente comentados suelen presentarse en mayor medida en los puentes más antiguos. En estos destaca la existencia de juntas a media madera, cuyo comportamiento en ocasiones afecta al funcionamiento resistente y su solución conlleva operaciones de gran envergadura.
Una vez realizadas las actuaciones proyectadas, el índice de condición queda reducido al mínimo, lo cual implica que en condiciones normales no serán necesarias operaciones importantes sobre la estructura en los próximos años. De este modo, a medida que se va actuando sobre las estructuras de peor condición, el estado en términos globales de la red mejora.
Asimismo, se está evolucionando hacia una mentalidad de tratamiento de la durabilidad mediante sistemas aplicados de forma generalizada como morteros impermeabilizantes o sistemas de nanotecnología de hidrofugación, de modo que una vez rehabilitada una estructura íntegramente, se produzca una optimización de medios facilitando que la estructura tenga una mejor y mayor vida útil.
