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Revista chilena de literatura

versión On-line ISSN 0718-2295

Rev. chil. lit.  no.98 Santiago nov. 2018

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22952018000200405 

Reseñas

Teatro y fulgor, aproximaciones a la obra de Isidora Aguirre

Clara María Parra 1  

1 Universidad de Concepción, Concepción, Chile. claraparra33@gmail.com

Martínez, Marcia. Améstica, Jésica. Fuentealba, Nora. Milosevic, Vjera. Teatro y fulgor, aproximaciones a la obra de Isidora Aguirre. ., Valparaíso: Euv/Ediciones Dársena, 2016. 208 páginasp.

Teatro y Fulgor, aproximaciones a la obra de Isidora Aguirre, editado por Marcia Martínez, Jessica Améstica, Nora Fuentealba y Viera Milosevic, libro perteneciente a la Colección Dársena y compuesto con el espíritu de promover diversos tipos de lectura en torno a una figura autorial relevante dentro de la producción literaria chilena, está constituido por lo que podemos considerar “los imprescindibles” a la hora de hablar de la dramaturga chilena, quien definió cabalmente diversos modos de hacer teatro durante cerca de 50 años y a quien sin duda se le deben obras tan relevantes para espetar una microhistoria de la nación chilena como lo es La pérgola de las flores (1960), la tantas veces representada, escolarizada e institucionalizada obra de Aguirre, que no por sufrir todos estos fenómenos de recepción ha dejado de constituir una de las posturas más críticas en relación con la plutocracia que administra el país sin contar con quienes lo trabajan.

Pero Teatro y Fulgor nos muestra que Isidora Aguirre fue mucho más que la autora de La pérgola…; de hecho, el libro declara su propósito de no ceñirse estrictamente al lugar y éxito de La pérgola… sin desconocer su valor. Teatro y Fulgor se preocupa por establecer un inventario de acercamientos diversos, plurales, dispares, a las diferentes escrituras ensayadas por Aguirre y su posición dramatúrgica que es, por supuesto, también política.

La aspiración de Teatro y Fulgor es, si no la de ser un libro “total” sobre I. Aguirre, sí la de ser un libro esencial que convoque y reúna a sus diversos lectores, de la dramaturgia chilena del siglo XX y de las escrituras políticas contemporáneas (junto a libros como Archivo Isidora Aguirre. Composición de una memoria y Conversaciones con Isidora Aguirre). Este libro es al mismo tiempo convocatoria y reunión en varios sentidos: desde su “Presentación”, las editoras nos dicen que la escritura de Aguirre es “obra nacida desde el ánimo comunitario que hace frente a la indiferencia” (8), y es que esta es justamente la frase que describiría mejor la fotografía de su portada: diversos sujetos de edad, condición y oficio -y también perspectiva- observan el cartel que promociona el estreno de la puesta en escena de Población Esperanza, obra que I. Aguirre escribiera junto a Manuel Rojas y que se estrenara en 1959, bajo la dirección de Pedro de la Barra con el Teatro de la Universidad de Concepción. En la presentación ya señalada nos dicen las editoras que “la fotografía aparece ante [ellas] como un fulgor” (9), lo que las lleva a tomar esta palabra en tanto “brillo”, “resplandor”, “fuego de hogar” y, sobre todo, “luz rebelde” (cf. 8).

Este libro compila un total de trece textos que se acercan en la pluralidad de su expresión a la obra de la dramaturga chilena, destacando a su vez los temas y problemas coyunturales que desde la acción política materializada por la toma de posición de Aguirre se pueden experimentar como un llamado a la acción y no solo a la apreciación de un espectáculo. “Artículos y panoramas”, “Entrevistas”, “Lo político y lo histórico”, “Primera persona”, son los cuatro apartados en los que se organizan los materiales seleccionados y tomados de diferentes fuentes bibliográficas, en su mayoría chilenas, publicadas a partir de 1968 hasta 2015. Las editoras nos ofrecen, además, sus acercamientos personales escritos exclusivamente para esta edición y reunidos bajo el título de “Lecturas preliminares”, en el que la escritura se destaca por suscribirse a las formas ensayísticas, acogiendo así las voces de la experiencia como lectoras, ciudadanas, sujetos sensibles, pero sobre todo como sujetos políticamente sensibles a partir de la experiencia lectora. Destaco de este apartado el texto de Marcia Martínez “Estrategias para abrazar la historia: el teatro de Isidora Aguirre” (35-43), cuya propuesta de observación del diálogo y la fraternidad establecida por las prácticas teatrales de Aguirre actúa como una suerte de poética de Teatro y Fulgor o como declaración de principios sobre el lugar que pretende ocupar el libro en el panorama de los discursos especializados en dramaturgia chilena nacional. Indica Martínez: “cada resolución escénica en Aguirre no es un desenlace sino una forma de alargar el abrazo entre los actores y los espectadores, entre la dramaturga y la historia, y así reconocer las propias convicciones” (43), así, la proximidad urgente que establece el trabajo de Aguirre, la recomponen las escrituras de Teatro y Fulgor que enfatizan en la palabra atenta y combativa con declarada función social, preocupación artística y contingencia histórica.

Resulta llamativa la voluntad de este libro por establecer una lectura histórica del legado de Aguirre, a partir de nexos y correspondencias con otros dramaturgos de la escena nacional. En el señalado texto de Martínez se apunta a los nexos con Luís Emilio Recabarren, Antonio Acevedo Hernández, Guillermo Calderón, que la postura estético-política del teatro de Aguirre transparenta, así como la tradición y relación con el compromiso político que Andrés Grumman acusa en “Aristas de una revolución teatral de masas. Imaginarios de dirección, coreografías grupales y estrategias dramatúrgicas en Isidora Aguirre, Patricio Bunster y Víctor Jara” (47-74). Otro gesto de lectura en red de significaciones, oposiciones, convergencias e incluso de disensos que enriquecen la generación de posturas de la forma dramatúrgica nacional es el de Alicia del Campo, quien señala la relevancia de Aguirre junto a Gabriela Roepke y María Asunción Requena, tanto para la escritura de mujeres como para el lugar preponderante de la dramaturgia universitaria en la formación de un público de clase media y de sectores populares (cf. 101). Esta voluntad de lectura histórica de la tradición dramatúrgica evita singularmente el discurso del homenaje, tan caro a las figuras relevantes de nuestra tradición cultural, el cual trae como consecuencia el anquilosamiento de la recepción, el largo bostezo de los saludos a la bandera y los discursos grandilocuentes llenos de lugares comunes.

Teatro y Fulgor nos muestra a una Isidora Aguirre que sigue viva desde el principio de esperanza de su dramaturgia “amorosa” así como desde sus visiones de las crisis y de la caída. El texto de Nora Fuentalba a este respecto es iluminador: ocupándose de un ¡Subiendo… Último hombre! (2005) nos indica que la complejidad de esta escritura reside en que “la obra no se agota en la producción de un discurso de la catástrofe, la maestría política de Aguirre radica en mostrarnos en el peor de los panoramas la posibilidad de una salida” (18), por lo que es posible encontrar en sus textos “teatro de agitación, teatro de resistencia y de teatro de la derrota” (16), que demuestran la imposibilidad de adjetivar y encasillar de manera conveniente un teatro plural e ingente.

Indicaba al principio de este texto que Teatro y Fulgor no se queda celebrando a la Isidora Aguirre de La Pérgola…, pues le interesa más acusar la diversidad de obras como Esta difícil condición, Los papeleros, Los que van quedando en el camino, ¡Subiendo… último hombre!, Magy ante el espejo, Retablo de Yumbel o los fenómenos como el TEPA (Teatro Experimental Popular Aficionado), los Cabezones de Feria que lograron hacer del teatro una práctica social que fuera al mismo tiempo crítica, renovadora y popular. Dentro de la variedad de escrituras que compila Teatro y Fulgor, registraba páginas atrás las formas ensayísticas de las lecturas preliminares que comparten el espacio del libro junto a entrevistas, artículos, reflexiones y experiencias personales, lo que en particular celebro, sobre todo en tiempos en los que se ha asumido que la única forma legítima de decir algo “en serio” es mediante el artículo científico, que bajo el corsé del formato puja por abrir la expresión hacia otros públicos que no sean los solipsistas expertos.

En este sentido, resalto el texto de Pía Gutiérrez “Nota sobre Los que van quedando en el camino de Isidora Aguirre y su montaje en enero de 2010” (163-180). Gutiérrez redacta a modo de crónica la experiencia que, como “espectadora entrenada”, tuvo al acudir a las funciones en las que se representó dicha obra en una celebración oficial y consolidada para el mundo teatral, de una obra abiertamente crítica y de resistencia que se estrenara en 1969 y que parecía hablar directamente al pueblo a partir de la representación de uno de los eventos más desafortunados de la historia del Chile moderno: la matanza de 1934 de los campesinos de Ranquil. El texto mantiene la perspectiva de la primera persona, de quien antes de hacer la fila y entrar en el ritual, ha percibido la propaganda y el aparataje que oficializa al teatro como “alta cultura”, lo que le hace emitir a Gutiérrez una voz crítica en torno a los aparatos de producción y distribución cultural contemporáneos, ricos en eufemismos, en decorados o en supuesto apoyo oficial; a partir de esos eufemismos se construye un discurso velado por sobre el discurso artístico que es también documento histórico y que persigue lectores-espectadores veraces, capaces de experimentar la vigencia y elocuencia de los gestos.

La vocación crítica de este texto se condice con el proyecto cabal de Teatro y Fulgor: no se trata de instalar “la lectura de Isidora Aguirre”, sino de sembrar “las dudas” posibles ante el actual panorama no solo cultural sino también histórico del que se hizo cargo la escritura y toma de posición de la dramaturga, y que hizo las veces de invitación para sus lectores, actores y espectadores.

Los textos seleccionados y compilados en Teatro y fulgor coinciden en señalar que Isidora Aguirre adopta e incorpora estructural y técnicamente elementos del teatro épico brechtiano, los cuales, en palabras de Juan Villegas “constituyen una de las tendencias estéticamente legitimizadoras dentro de la “alta” cultura de la época en América Latina” (88). Legitimizadoras, porque su incorporación atrajo lo popular a la escena, pero no a manera de caricatura folclorista sino que más bien invita a los sujetos a ser agentes de su historia, a la adquisición de consciencia crítica ligada a la acción colectiva.

La búsqueda que Aguirre emprendió fue la puesta en tela de juicio de los discursos históricos a partir del accionar político del pueblo como agente, así lo vemos en Los papeleros o En los que van quedando en el camino, en donde la confrontación, la exigencia en la toma de decisiones, la reflexión y la indagación en la condición humana y marginal son la materia y el molde con el que formula su teatro de resistencia que apela a la transformación. Es así como define el teatro épico Walter Benjamín leyendo a Bretolt Brecht, recordándonos que es su voluntad política en la representación de situaciones, en el deseo del razonamiento de la masa y no en la entretención basada en la construcción de historias vividas por otros, lo que lo diferencia y lo legitima como repuesta crítica y artísticamente exigente. Brecht, en este sentido, sería un provocador que busca, al ofrecer situaciones contradictorias, despertar el espíritu crítico en la masa que asiste al teatro y que pueda llevar a la acción concreta su reacción y respuesta.

Lo brechtiano en Aguirre, al ser mucho más que técnica y procedimiento, ha constituido para la historia del teatro chileno la hipóstasis del “principio esperanza”, tal como lo ha definido Ernst Bloch en su “enciclopedia de las esperanzas”. Para el filósofo alemán -que refiere a Brecht al situarse ante la esperanza escenificada-, el aprendizaje que supone la superación del miedo, a partir de los “sueños soñados despierto” es el mejor medio con el que cuenta la humanidad para evitar la renuncia, el nihilismo y provocar la acción. Una comunidad sin esperanza esciente y concreta, nos dice Bloch, está a un paso de la indigencia, a un paso del abismo de la nada, por la cancelación del futuro.

Isidora Aguirre con su dramaturgia combativa resistió a la escena contemplativa. Su escritura provoca que la acción, la decisión y la reflexión sean la materia y el sentido de su dramaturgia, que mira al pasado con ojos críticos y al futuro con los ojos de la promesa. Parece decirnos Isidora Aguirre que lo que todavía-no-somos es lo que mantiene vigente la espera como determinación fundamental a crear nuestra propia realidad, o en las palabras de Bloch: El mundo está, más bien, en una disposición hacia algo, en una tendencia hacia algo, en una latencia de algo, y este algo que se persigue se llama la plenitud del que lo persigue: un mundo que nos sea más adecuado, sin sufrimientos indignos, sin temor sin alienación de sí, sin la nada (T. I, 42).

Si el mundo es lo que está al frente, no a nuestras espaldas, pensemos ahora en el aporte de Teatro y Fulgor para el futuro: este libro es una apuesta por las empresas colectivas, por la colaboración de voces diversas que piensen la cultura sin reparar exclusivamente en su institucionalización y estancamiento; nos muestra todas las tareas que nos quedan pendientes: debatir franca y abiertamente sobre la tradición (no como museo petrificado, sino como comunicación viva), establecer contrapuntos histórico-políticos con nuestras manifestaciones culturales, pertrechar a los lectores nuevos y no tan nuevos para realizar acercamientos experienciales tanto a los textos como a las puestas en escena que intervienen e interpelan el presente, volver los ojos a la forma del libro -por lo que tiene de objeto compañero, de memoria lúcida

Bibliografía

Aguirre, I. Antología esencial. 50 años de dramaturgia (FranciscoAlbornoz Farías, editor). Santiago de Chile: Ediciones Frontera Sur, 2007. [ Links ]

Benjamin, W. Tentativas sobre Brecht. Iluminaciones III (Prólogo y traducción de Jesús Aguirre). Madrid: Taurus, 1998. [ Links ]

Bloch, E. El principio esperanza. T. I. (Edición de Francisco Serra). Madrid: Editorial Trotta, 2007. [ Links ]

Jeftanovic, A. Conversaciones con Isidora Aguirre. Santiago de Chile: Ediciones Frontera Sur , 2009 [ Links ]

Martínez, M., J. Améstica, N. Fuentealba y V. Milosevic, Teatro y fulgor. Aproximaciones a la obra de Isidora Aguirre. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso/ Colección Dársena Lecturas, 2016 [ Links ]

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