Este trabajo consiste en revisar la idea según la cual la aparición y el desarrollo de la cohorte legionaria fue el resultado de la experiencia militar realizada por Roma en la península ibérica desde la segunda guerra púnica. Esta interpretación la defendió en particular M. J. V. Bell en un artículo publicado en 1965 cuyos principales argumentos se rebaten aquí. De ahí surge que la cohorte, en los siglos III y II antes de Cristo, no era una formación reservada a ciertas guerras occidentales sino un instrumento táctico tan corrientemente usado como el manípulo; sin embargo, fuera del área hispánica las características de nuestra documentación tienden a enmascararlo.
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