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Velas turcas a la vista de Cádiz: La derrota de dos naves de la armada de Álvaro de Bazán en una relación de sucesos (1559)

Jesús Hernández Sande et Jaime Galbarro García

Résumés

En 1559 la armada de Álvaro de Bazán perdió, frente a las costas de Cádiz, una galeaza y una zabra en un combate naval con los turcos. Conocemos los detalles del acontecimiento por diversos documentos, entre los que destaca una declaración ante escribano público que hicieron los testigos. El cotejo de esta información con una relación de sucesos en verso, publicada meses después, pone de manifiesto la necesidad de reconsiderar la importancia para la reconstrucción de la historia que pueden ofrecer los pliegos sueltos en determinadas ocasiones.

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Texte intégral

Introducción

  • 1 Los autores desean expresar su agradecimiento a la profesora Cristina Moya García, de la Universida (...)

1El 5 de julio de 1559, una escuadra de galeras turcas y berberiscas se enfrentó a dos embarcaciones de la armada de don Álvaro de Bazán y Guzmán, el joven capitán general de la Armada de la Mar Océana que contaba entonces con 33 años. Este célebre militar y marino español fue nombrado diez años después, en 1569, I Marqués de Santa Cruz, recompensa a una larga trayectoria jalonada de éxitos. El combate que se produjo aquel día de verano, a unos kilómetros de Cádiz, supuso una de sus escasas derrotas. Este artículo analiza el hecho desde la perspectiva de dos fuentes de diferente naturaleza: por un lado, una relación de sucesos –hasta ahora inédita- que narra el acontecimiento en dos romances1; por otro, documentos de diversos archivos que completan la narración del enfrentamiento y los hechos anteriores y posteriores.

La información realizada el mismo día en Cádiz

  • 2 Hipólito Sancho de Sopranis, quien refiere este suceso brevemente en su Historia de Jerez, lo sitúa (...)
  • 3 El escribano certifica que Álvaro de Bazán estaba en su presencia en el momento de inicio de redacc (...)
  • 4 Archivo General de Indias (AGI) – Patronato, 267, N. 1, R. 32. El resumen de archivo identifica con (...)
  • 5 Fernando PÉREZ DE CAMBRA, Don Álvaro de Bazán. Almirante de España, Madrid: Editorial Nacional, 194 (...)
  • 6 Matías HERNÁNDEZ-PALACIOS, Álvaro de Bazán. El mejor marino de Felipe II, Puertollano (Ciudad Real) (...)

2El mismo día 5 de julio de 15592, muy poco tiempo después del ataque, estando don Álvaro de Bazán en la ciudad de Cádiz, se llevó a cabo una probanza con testigos en la que Juan de la Plaza representó, mediante poder notarial, al capitán general de la Armada de la Mar Océana3. El escribano Alonso García se encargó de consignar la información, conservada en el Archivo General de Indias, cuyo fin era exponer ante el rey Felipe II el combate naval acaecido en la bahía de Cádiz aquella mañana4. La idea subyacente en las páginas que componen el documento ilustra que la defensa de las dos embarcaciones del futuro marqués de Santa Cruz había sido férrea y que el enemigo no había obtenido armas o ventaja de la derrota sufrida. Los testigos presentados por parte del capitán general, lógicamente, reforzaron este planteamiento, que hubiera supuesto una mancha en la larga y fructífera hoja de servicios de don Álvaro de Bazán. No debió suponer tacha de importancia, pues pocos años después el monarca español concedería a Álvaro de Bazán la capitanía de ocho galeras y una fragata para la guarda del Estrecho y el cabo de San Vicente «acatando la fidelidad, avilidad y suficiencia y celo»5. En efecto, Álvaro de Bazán habría conseguido que el número de ataques de piratas y corsarios contra las naves que regresaban de Indias se redujera drásticamente6.

  • 7 La calificación de «reales» respondería a que exhibirían estandarte otomano.
  • 8 Un tipo de galera grande, de tres mástiles y de proa redonda como las naos (de ahí que a veces se l (...)
  • 9 Buque menor de dos palos, de cruz, ya utilizado en la Edad Media.

3En cuanto al mencionado documento de 1559, éste narra la batalla que mantuvieron catorce galeras reales turcas7 con la galeaza8 La Crecen de Burdeos, capitaneada por Antonio de Villarroel, y la zabra9 que servía como auxiliar de las otras galeazas de la armada de don Álvaro de Bazán, cuyo maestre era Martín de Ordiales. Las personas que prestaron testimonio bajo juramento fueron: Alonso Muñoz, contador de la armada del marqués de Santa Cruz; el doctor Lorenzo Garrote Quijada; Francisco de Prado, vecino de Sevilla; Diego de Escanio; Pedro de Torres, patrón de barqueta del almojarifazgo mayor de Cádiz; Agustín Hernández, vecino de la misma ciudad; y Pedro Franco. Todos ellos reforzaron la idea del largo y difícil combate, en el que la superioridad numérica fue contestada por la pericia y arrojo de los tripulantes de las naves menores.

  • 10 AGI – Patronato, 267, N. 1, R. 32, fol. 1vº: «la dicha galeaça navío pequeño de porte de hasta dozi (...)
  • 11 En mayo de ese mismo año se informaba en Portugal de la captura en el cabo de San Vicente efectuada (...)

4Uno de los aspectos más valiosos del documento es, precisamente, ofrecer el nombre de los capitanes al mando de las dos embarcaciones. Además, concreta sus tripulaciones. Según señala el contador de la armada, la galeaza era una embarcación de doscientas treinta toneladas, con ciento diez marineros y soldados a bordo. Por otra parte, la zabra era de veinticinco toneladas, llevando como tripulantes veinte hombres10. Las naves habían partido para reunirse con el resto de la flota que se encontraba en el cabo de San Vicente11. Sin embargo, fueron interceptadas en su ruta por las galeras turcas.

  • 12 Sobre unos ocho kilómetros.
  • 13 Francisco de Prado, por ejemplo, buscó un lugar alto para contemplar lo que pasaba: «a las honze de (...)
  • 14 Ibid., fol. 1vº.
  • 15 Ibid., fol. 3vº.

5El combate se habría iniciado a las siete de la mañana, cuando ambas naves –tras haber salido del puerto– se encontraban en las cercanías del islote o punta de San Sebastián, a una legua y media12. La galeaza habría visto reducida su maniobrabilidad por la falta de viento. En ese momento se aproximaron catorce galeras identificadas por los testigos como reales turcas. La cercanía del combate permitió que muchos de los vecinos observaran la batalla que se libró a continuación13, escuchándose los disparos de la artillería desde la ciudad. Estos tiros comenzaron sobre la hora referida, las siete, y parece que no cesaron hasta las tres de la tarde. Ocho horas de combate que subrayan la inusitada resistencia. Tanto es así que muchos expresaron en la información el carácter extraordinario de la contienda, con calificaciones como «la dicha galeaça peleó tan bien que en nuestros tienpos no se a bisto cosa semejante»14 o «la batalla fue grande e se a tenido en el puerto por cosa espantosa pelear en dicha galeaça con tantas galeras»15. Aunque no hay que olvidar que tales expresiones tendrían una intencionalidad clara, dada la finalidad de la información, la larga duración de la lucha y la disparidad de fuerzas –que se comprueba en todas las fuentes que refieren el hecho– no deja lugar a dudas al respecto de la larga y difícil confrontación.

6El sevillano Francisco de Prado no pudo evitar acercarse todo lo posible para contemplarlo:

  • 16 Ibid., fol. 2vº.

este testigo se fue a San Sebastián de Cádiz donde se pareçía mejor en dicha batalla, que fue la más braua que jamás se vio, e así les pareçió a todos los del pueblo que lo vieron16.

  • 17 Aún no se había construido el fuerte de San Sebastián, que comenzó a levantarse a principios del si (...)
  • 18 AGI – Patronato, 267, N. 1, R. 32, fol. 1vº y 2rº: «en las dichas ocho oras nunca cesó de jugar e l (...)
  • 19 Ibid., fol. 1vº.
  • 20 Ibid., fol. 2.
  • 21 Según las diversas fuentes analizadas en este artículo, se puede constatar que las embarcaciones tu (...)

7El ermitaño del lugar17 le comentó que, aunque los primeros disparos se escucharon a las siete, hasta las nueve o las diez no se pudieron ver a las galeras peleando con la galeaza. Fueron, en cualquier caso, muchas horas de combate, en las que, como refieren casi todos los testigos, no cesaron los tiros de artillería entre las galeras y la galeaza18. Al respecto del número de galeras enemigas –sin duda cifra elevada– la escuadra fue avistada por los habitantes de Cádiz y se pudo constatar que eran catorce embarcaciones: «se vieron muy claramente los buques e árboles e entenas, porque no estaban más que legua e media desta çibdad»19. Francisco de Prado refiere que las naves turcas se dividieron en dos alas, rodeando por una y otra banda a la galeaza francesa. A las tres de la tarde, la galeaza seguía defendiéndose, pero no pudo aguantar mucho tiempo más, ardiendo por proa. Los testigos, no obstante, refieren que en el momento de quemarse la galeaza –lo que aún debió durar– sólo podían contarse doce galeras enemigas, por lo que atribuirían a la acción de dicha galeaza el haber hundido dos de las embarcaciones contrarias20. Este argumento, respondiera o no a la realidad21, reforzaba todo el discurso de valentía y habilidad:

  • 22 Ibid., fol. 2vº.

no señorearon la dicha galeaça ni la rindieron, e que por esto procuraron de hechalle fuego, e que peleando la gente de la dicha galeaça se les ensendería la pólbora o otro fuego, e se quemaron la gente que en ella yva22.

8Quemándose la nave principal cristiana, con su tripulación a bordo, terminó el enfrentamiento. La zabra no pudo hacer mucho. En algunos de los testimonios parece que la zabra fue capturada tras salir ardiendo la galeaza, en otros la galeaza es la última en mantenerse defendiéndose. En cualquier caso, todos concuerdan en que tres de las galeras embistieron la zabra, capturándola.

  • 23 Ibid., fol. 3vº y 4rº: «que si las dichas galeras tomaran la dicha galeaça, tomaran el artillería, (...)

9Las galeras turcas abandonaron la zona por la tarde. Algunos de los testigos del suceso se acercaron después al lugar de los hechos, fletándose un barco con gente armada. Se aproximaron a donde la galeaza seguía ardiendo y constataron que la artillería que llevaba no había sido apresada por sus atacantes23. Éste era también un punto importante en la información que se presentaría al Rey. Establecido que, en desigualdad de condiciones, las dos embarcaciones habían peleado con denuedo –la galeaza especialmente–, sería crucial para la honra de don Álvaro de Bazán subrayar que las armas que se llevaban a bordo de la galeaza no habían pasado a manos de los infieles.

El reflejo en otros lugares de la costa

  • 24 Archivo Municipal de Málaga (AMM) – Actas Capitulares (Ac. Cap.), 1559, libro 14, fol. 312vº. Digit (...)
  • 25 Tal documento dirigido a Cádiz está inserto en las actas capitulares de Jerez de la Frontera: Archi (...)
  • 26 Ibid. También referido por Manuel RAMÍREZ LÓPEZ, Historias Jerezanas de piratas, corsarios y otras (...)
  • 27 E. RALLÓN, op. cit., p. 139. Como ya se ha podido ver, la zabra tendría una dotación de alrededor d (...)
  • 28 AMJF – Ac. Cap., 1559, fol. 250 y ss.

10El día 3 de julio, antes del combate en la bahía de Cádiz, los prohombres de la ciudad de Málaga trataban en sesión capitular el asunto de que de Jávea y Denia «se tenía nueva y aviso que auían salido de Turquía la buelta de Argel ochenta o nouenta galeras de turcos»24. El número era ciertamente exagerado, pero parece que la información tenía una base muy real. Días antes, el 27 de junio, el marqués de Mondéjar, Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, escribía como capitán general del reino de Granada advirtiendo de que: «abyan salido de Constantinopla ochenta galeras […] y quel turco avía mandado echar otras cinquenta al agua […] con designio de venir sobre Orán que el rey de Argel solicita, y porque pasando al poniente podrá ser que yntentasen fazer alguna empresa en la costa deste reyno»25. A Jerez de la Frontera llegaría otra misiva de Rota, del 5 de julio, en la que se relata el acontecimiento referido en la relación de sucesos. A las dos de la tarde, a la vista de la ciudad, catorce galeras y galeotas de turcos habrían combatido contra dos naves de la armada de Álvaro de Bazán, identificadas como la galera capitana y un patache26. En esta descripción se señala que la mal identificada galera fue incendiada una vez rendida, y que habría otras cinco naves corsarias en poniente, por lo que se temían que todas juntas podrían realizar una incursión en la costa. Otro aspecto que hay que tener en cuenta en la misiva, recogida por el padre Esteban Rallón en su Historia de Xerez, es que menciona que en el fuego ardieron cincuenta cristianos, añadiendo que otras dos embarcaciones menores o pataches se habrían visto afectados27. Desde El Puerto de Santa María también se escribía el mismo día, pidiendo auxilio para hacer frente a los turcos28.

  • 29 E. RALLÓN, op. cit., p. 139.
  • 30 Ibid., p. 140.

11Es el célebre historiador de Jerez de la Frontera en el siglo XVII, el padre Esteban Rallón, quien relata que desde finales de junio ante los diversos avisos e informes, se habría dispuesto la reunión de las milicias de la zona y que se estuvieran prevenidos y alertas de «que el turco había mandado echar otras cincuenta (galeras) al agua, y que algunos dicen que con designio de venir sobre Orán […] y podía ser que pasando a poniente intentasen alguna plaza en las costas del reino de Granada»29. Según continúa relatando, al día siguiente el regidor de Cádiz acudió a Jerez para pedir trescientos hombres, y se prepararon embarcaciones y naves en El Puerto de Santa María por si los corsarios intentaran desembarcar en la isla de León30.

  • 31 AMM – Ac. Cap., 1559, libro 14, fol. 315v. Digitalización disponible en: <http://digitarq.arquivos. (...)
  • 32 Cf. Fernand BRAUDEL, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Madrid: Fond (...)
  • 33 Archivo Municipal de Huelva (AMH) – Ac. Cap., 1559, f. 243vº. Digitalización disponible en la web d (...)
  • 34 AMH – Ac. Cap., 1559, fol. 244vº: «acordose en este cabildo se escriva a Su Excelencia nos haga mer (...)

12El día 7 de julio, muchas horas después del fin del combate, se seguía indicando que en Málaga y en otros lugares del litoral se mantenía la «nueva de navíos de enemigos»31. La alarma había cundido en todas las poblaciones portuarias del reino de Sevilla. El historiador Fernand Braudel refiere que el día 7 de julio había aviso de haberse avistado catorce navíos de turcos cerca de Niebla32. En Huelva, en efecto, en las actas capitulares de la localidad, sesión de cabildo del día 9, se pueden localizar los preparativos «por la siguridad desta villa e vezinos della de las catorze galeras de turcos que andan por esta costa y traen yntento de hazer todo daño»33. Aunque no hubo finalmente desembarco en la zona, la alerta duró hasta, al menos, el 11 de julio34.

  • 35 Más adelante en la misiva, indica que se afirmaba que eran catorce.
  • 36 ANTT – PT/TT/CC/1/103/101: «Carta de D. Fernando de Menezes governador do Algarve dando parte à rai (...)
  • 37 Siendo el patache un tipo de embarcación de vela con dos palos, muy ligera, de unas treinta tonelad (...)

13En Portugal, el gobernador del Algarve portugués, don Fernando de Meneses, daba cuenta a la reina regente Catalina de Austria de que el viernes 7 de julio de 1559, estando él en Tavira, había recibido un correo escrito desde Cádiz, llegado vía El Puerto de Santa María. En la carta se avisaba de que, efectivamente, el miércoles 5 se habían visto en Cádiz doce navíos de turcos35, a una legua, en el través de San Sebastián. Indicaba el informador que «estarem lombademdo hum patayxe he hua gualleaça de dom Alluaro de Baçaõ»36. Los turcos habrían conseguido rendir el patache37, pero sólo se constataba que la galeaza tenía las velas amainadas. Ante los rumores de que la armada pretendía saquear algún lugar de la costa, la misiva fue enviada con presteza, aprovechando el tiempo de levante, para que las localidades vecinas se prepararan ante tal posibilidad. Meneses recibió otro informe por parte de un mercader llamado Benito Vaz, vía Sevilla, confirmándole los hechos:

ho patayjo de dom Aluaro com coremta omes de peleja he a sua gualeaça que tinha cento he vynte e cynco omes de peleja he setenta pesaz d’artelharya amtre gros he meuda.

14Los números ofrecidos en esta narración, aunque superiores a los manejados en la información gaditana, se aproximan bastante, por lo que parecen verosímiles. Los avistamientos se sucedieron, pues el 10 de julio ya se había dado la alarma por la presencia de una docena de galeras de turcos en las cercanías de la barra de Faro.

  • 38 ANTT - PT/TT/CC/1/103/104: «Carta de Pedro Paulo Vorpe dando parte à rainha que o feitor se Andaluz (...)
  • 39 Esto es, un oficial militar responsable de las tropas de Ordenança de una ciudad, villa o concelho.
  • 40 Probablemente Vila Nova de Portimão.
  • 41 No sería el primer renegado cristiano que guiara en una incursión berberisca.
  • 42 La laguna formada en Formosa es un sistema de islas de barrera que comunica con el mar a través de (...)
  • 43 La carta menciona además que gente de Albufeira luchó con turcos que habrían saltado a tierra.

15Otra carta, de Pedro Paulo Vorpe, relataba que la semana anterior, el jueves 6, en Tavira se había recibido la alerta dada por un factor de Andalucía sobre cómo habían amanecido en Cádiz catorce navíos de turcos peleando con una de las galeazas de don Álvaro de Bazán, tomándole un patache38. Pedro Paulo Vorpe y otros bajo el mando del capitão-mor de la zona39 se habrían dirigido entonces al río de Vila Nova40, siguiendo la intención de su capitán de servir de vigías para acudir a donde fuera necesario, por si la armada turca se encaminaba a las costas del Algarve. Y así fue, pues Vorpe y sus compañeros pudieron comprobar que, ante ellos, la escuadra enemiga tomaba una urca flamenca, tres leguas mar adentro, entre Quarteira y las islas de Faro. El jueves 13 de julio asomaron por la punta de la barra de Faro, banda de poniente, trece navíos turcos de vela gruesos. A ojos del que escribía la carta, tres de ellos eran reales, otros tres parecía que eran galeras de veintitrés bancos, otros cuatro serían de entre veinte y veintidós bancos y, finalmente, los tres restantes serían de dieciocho a dieciséis bancos. Cuando los turcos vieron a los portugueses, cambiaron su rumbo hacia la barra. Vorpe y los suyos se escabulleron, internándose en la ría Formosa, hacia la ciudad. Los corsarios enviaron una galeota grande tras ellos. En opinión de Vorpe debía llevar ésta buen piloto, conocedor de aquella zona41, pues no es una geografía fácil para una embarcación, dadas las características de la desembocadura de la ría42. Al día siguiente, el viernes 14, comenzó la mañana con doce navíos reunidos en la barra, en la banda de fuera. Los portugueses dispararon su artillería desde el lado interior de la barra, por encima de la tierra de las islas. Ello desembocó en un intercambio de cañonazos ante las murallas de Faro. Vorpe señala por último cómo le preocupaban las informaciones que indicaban que más navíos andaban corriendo la costa43.

  • 44 ANTT - PT/TT/CC/1/103/103: «Carta de Pedro da Silva sargento-mor de Silves expondo à rainha o desem (...)
  • 45 Aun así, se produjo desembarco y saqueo de lugares cercanos a la costa. La narración de los hechos (...)

16Pedro de Silva, sargento de Silves, también referiría a la reina las operaciones de las milicias en tierra entre los días 13 y 14 pues, ante el rebato del avistamiento de trece galeras de turcos, se organizaron los vecinos de la zona (Porches, Alcantarilha y otros lugares de la comarca)44. El militar procedió a la recogida de mujeres y niños, reuniendo gente de caballería y arcabuceros, aseverando que, de no haber sido por la alarma, los turcos podrían haber capturado más de cuatrocientas almas45.

  • 46 AMM – Ac. Cap., 1559, lib. 14, fol. 322vº.
  • 47 Actas capitulares de Jerez de la Frontera citadas en M. RAMÍREZ LÓPEZ, op. cit., p. 170. Aunque el (...)
  • 48 En este caso, los que quedaron vivos del combate fueron conducidos a Argel como presos. Archivo de (...)

17En el cabildo de 19 de julio de la ciudad de Málaga se alude a la «nueva que al presente de navíos de turcos»46. En la relación, como se verá algo más adelante, se menciona que las galeras volvieron a Cádiz el día 15, permaneciendo ancladas allí hasta tres días. El 19, por tanto, la escuadra debía haber cruzado ya el estrecho de Gibraltar, quizás retornando a Argel. En efecto, el 20 de julio el factor portugués en Jerez, Simao Cardoso, revelaba que «sabía por nueva cierta que cincuenta velas del turco habían pasado el estrecho»47. No sería éste el único movimiento de las galeras corsarias berberiscas y turcas en las costas peninsulares. Así, por ejemplo, en octubre de ese mismo año una nave con pesca y mercancías combatía en el cabo de Oropesa con «quatro galeotas de moros con sus cañones de cuzía (sic) y muy bien armadas, las quales, según dize, de medio día hasta la noche le dieron tan grande batería»48. El peligro habitual y continuado de los ataques corsarios protagonizados por los turcos y sus aliados de las regencias de Berbería, constituía el día a día de las poblaciones costeras de la época.

Lo narrado en la relación y el contraste de fuentes

  • 49 Romance «Año de mil e quinientos…», v. 56-58: «todos los vivos que había/ de la zabra y galeaza/ qu (...)
  • 50 La referencia en una obra del siglo XIX indica, no obstante, que la presa fue en mayo de 1556. Los (...)

18Las diversas fuentes documentales utilizadas que aluden al combate naval ofrecen numerosos detalles coincidentes con la relación de sucesos en verso. Algunas de las digresiones que esta presenta, escasas en cuanto a número, pueden ser atribuidas al carácter intrínsecamente literario del texto. En primer lugar, la identificación de las dos naves implicadas es inequívoca: una la galeaza francesa y otra la zabra49. De ésta última poca o ninguna noticia nueva puede añadirse, pero sobre la galeaza sí se pueden aportar algunos datos más. La nave –llamada indistintamente La Crecen o La Crecente– había sido apresada en octubre de 1556 en el cabo San Vicente por la armada del capitán general50. La embarcación se encontraba en manos de unos corsarios franceses, por lo que la presa fue declarada como obtenida de buena guerra:

  • 51 AGI - Indiferente, 425, L. 23, fol. 270vº-271rº: «Compulsatoria de 1 de febrero de 1557». Digitaliz (...)

él avía tomado en el cauo de Sanct Viçente vna galeaça francessa que andaua en coso para robar lo que pudierse de nuestros súbditos y la avía traído a la çibdad de Cádiz y que avíamos cometido el castigo del delicto que avían cometido (…) Domingo Gondi, capitán de la dicha galeaça francesa en rebeldía, y a otras personas, a muerte y en perdimiento de la dicha galeaça y otros bienes para mía Cámara y Fisco y porque a él como a capitán general le perteneçia la dicha galeaça51.

  • 52 AGI - Indiferente, 1965, L. 13, fol. 327vº-328. Digitalización disponible en PARES: <http://pares.m (...)

19Los afectados por los robos y despojos de ésta en manos de los corsarios presentaron demanda y reivindicación de la galeaza desde el mismo año de su captura52. El extenso proceso que se llevó a cabo en la audiencia de la Casa de la Contratación, incluye un relato muy interesante sobre las circunstancias de la toma y los hechos protagonizados por su tripulación. La nave, salida de Nantes y con destino a Lisboa, se había dedicado, tras levantarse sus tripulantes, a atacar otras embarcaciones. Entre sus víctimas figuraban un navío bretón asaltado en las Canarias y un barco irlandés robado en el cabo de Finisterre. Los botines que llevaban a bordo incluían un cargamento de cueros obtenidos en ésta última presa, y oro producto de la venta de las ropas y telas de la primera. El capitán de la nave corsaria, el florentín Domingo Godin, no se encontraba en la nave en el momento de su captura por parte de Álvaro de Bazán, pues estaba en el cabo de Aguer (África). La Crecen iba comandada por el maestre Francisco de Soliner y el contramestre Bartolomé Milo. La narración de los hechos es realizada por los propios tripulantes de la galeaza capitana de la armada que se encargó de la captura:

guardando la costa de poniente, estando sobre el cabo de San Viçente el miércoles a la noche, que se contaron siete de octubre presente, y con mal tiempo de viento e de aguaçeros, y la dicha galeaça capitana yendo con solos los papahigos, por no poder con el reçio tiempo sin traer más velas, vino a enbestir a la dicha galeaça capitana una galeaça françesa de armada cosaria, trayendo dadas todas las velas e la gente della puesta e armada, adereçada su artillería y cargados los arcabuzes y ensebadas las picas, para envestir e rouar la dicha galeaça, trayendo commo traya mucha gente de guerra53.

20Al reconocer los corsarios que la nave a la que se enfrentaban era la capitana de la escuadra de Álvaro de Bazán, optaron por desviar su rumbo y huir. Bazán procedió a darles caza, siguiendo la galeaza desde la media noche del miércoles hasta las cinco de la tarde del jueves. En ese momento la alcanzó y le disparó un cañonazo de advertencia, rindiéndola y tomándola. Otro relato alternativo permite tener una mejor visión de conjunto. En él se cuenta que la galeaza francesa se habría acercado pensando que la nave de Bazán era un navío mercante de Indias. Los marineros de la nave de Álvaro de Bazán, creyendo que la galeaza era de su armada, les dieron voces que terminaron delatando el error de los corsarios. Tras la persecución:

  • 54 El mismo que evitó que disparan su artillería cuando creían que la nave de Bazán era una presa.
  • 55 AGI – Indiferente, 1965, L. 13, fol. 225rº-226vº. Digitalización disponible en PARES: <http://pares (...)

alcançada la dicha galeaza francesa, se puso en armas para defenderse, cargada y ceuada su artillería, con sesenta hombres de pelea que traýa, con sus arcabuzes y armas en las manos; y quel piloto portugués54 les requirió que no peleasen, teniendo entendido que él los auía de tomar. Y que ansy el primero cañonazo que les tiraron, el dicho piloto portugués contra la voluntad de los françeses soltó la tuza y amainó la vela55.

21Tras la captura, Álvaro de Bazán procedió a integrarla en su armada. Se destacaba la buena factura de ésta:

  • 56 F. PÉREZ DE CAMBRA, op. cit., p. 76. En el inventario realizado en el puerto de Cádiz figura la gal (...)

es un muy lindo navío para armada, y boga treinta y dos remos, de dos hombres cada remo; y tenía muy buena gente y muy buena artillería y municiones, y la artillería eran cinco piezas de bronce, de ellas una de veinte quintales, y catorce de hierro y mosquetes, y tendrá el navío doscientas toneladas y hechura de galeaza56.

  • 57 Romance «Sepan todos cuantos vieren», v. 21-22: «a cinco días del mes de julio,/ miércoles era aque (...)
  • 58 Ibid., v. 65-68: «Las tres se van a la zabra,/ porque de tierra se vía,/ tíranle muy prestamente/ c (...)
  • 59 Aunque la narración de los hechos de alguno de los testigos da a entender que tras acabar con la ga (...)
  • 60 Quizás una actuación mucho más lógica.
  • 61 Romance «Año de mil e quinientos…», v. 83-92.

22El ataque de las galeras turcas se produjo, tal y como señala la relación, el 5 de julio, miércoles57. Las dos naves fueron alcanzadas a la altura del islote de San Sebastián, a una legua de Cádiz. El poco viento no permitió que la galeaza siguiera con su rumbo a la velocidad conveniente, por lo que fue alcanzada por las catorce galeras. El discurso que a continuación dedica el capitán a sus hombres –se trataría de Antonio de Villarroel– probablemente pertenezca más a la ficción poética que a la realidad. Al igual que indicaron los testigos, tres galeras se dirigieron contra la zabra, con disparos de crujía58. Aunque en las fuentes documentales no terminaba de quedar claro si la zabra había sido capturada antes o después de que la galeaza comenzara a arder59, en la relación se establece que se rindió la primera60. La galeaza, en cambio, mantuvo la lucha. Describe el autor de estos versos que el combate fue duro y largo, con muchos disparos de lombardas y escopetas, sin obviar flechazos, y que la galeaza tendría varias vías de agua abiertas61.

  • 62 Romance «Sepan todos cuantos vieren», v. 116-121: «Luego el señor general/ un correo enviado había/ (...)
  • 63 Ibid., v. 100-103: « y desde por la mañana/ hasta las cuatro del día/ estuvieron combatiendo».

23Aunque se confirma que don Álvaro de Bazán fue también testigo del combate62, señalándose que no pudo hacer nada por socorrer en él, algunos detalles que se describen a continuación parecen suponer una digresión respecto a la narración oficial de la información. En el romance, el combate finaliza a las cuatro de la tarde, no a las tres63. Ante la superioridad numérica –«para vn christiano veynte e más turcos auía»– la galeaza se rindió. Sin embargo, se inició un fuego a bordo, probablemente, como indican los testigos, fruto de prenderse la pólvora de la artillería con alguno de los disparos enemigos. La batalla debió durar tanto y ser tan enconada por el propósito inicial de los turcos de capturar la galeaza y su carga. Si no hubiera sido así, su incontestable fuerza habría acortado en mucho el combate.

  • 64 Ibid.,v. 122-125: «mas las galeras de turcos/ luego tomaron la vía/ a la vuelta de poniente,/ según (...)

24Indica la relación que don Álvaro de Bazán envió un correo en un bergantín para negociar el rescate de los cautivos de la galeaza. Este hecho no es referido en la información destinada a Felipe II, aunque quizás se tratara de la mencionada embarcación armada que acudió al sitio donde ardía la galeaza. En cualquier caso, recuérdese que los testigos dieron a entender que las llamas acabaron con la tripulación restante. El correo, no obstante, no alcanzó a las galeras, que se marcharon siguiendo su ruta hacia poniente. Aunque las milicias fueron reunidas ante el peligro, ya no fue necesario dada la partida de los turcos64.

25La segunda parte del romance ofrece datos completamente nuevos. El 15 de julio, relata, habrían retornado las galeras turcas a Cádiz, trece en concreto. A las once de la mañana arribarían a la bahía con el fin de negociar el rescate de los prisioneros obtenidos en combate. Aunque al llegar a San Sebastián fueron recibidos con alarma y expectación, narra el romance que un artillero disparó una lombarda a la galera capitana, que desplegó bandera de paz para dar inicio a los rescates. Las naves se dirigieron a las huertas, esto es, hacia la isla de León, extramuros, donde terminarían echando el ancla.

  • 65 E. RALLÓN, op. cit., p. 140.

26El padre Esteban Rallón refiere que el día 15 los turcos se habrían acercado a Rota, tras varios intentos de desembarcos. A las cinco de la tarde de ese mismo día: «tuvieron aviso de Cádiz que seis galeras estaban ya surgidas en la playa de aquella ciudad, a la ronda de la mar larga, a la parte del vendaval»65.

  • 66 Esto era algo no tan extraordinario como cabría pensar. Señala Ramiro FEIJOO, Corsarios berberiscos (...)
  • 67 Es una pena que en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPC) no se conserven los protocolos n (...)
  • 68 Romance «Año de mil e quinientos», v. 56-64: «todos los vivos que había/ de la zabra y galeaza/ que (...)
  • 69 Ibid.,v. 65-66: «Son los unos y los otros/ ciento y cincuenta con vida».
  • 70 De tal porte, de doscientas, eran las urcas contempladas en la relación de 1586 del marqués de Sant (...)
  • 71 Ésta sería la media de las tripulaciones de la Gran Armada de 1588 de las urcas holandesas. Por eje (...)
  • 72 Al menos una veintena en unas casas de un lugar llamado Canelas.

27Entabladas las conversaciones66, se procedió a rescatar a los prisioneros67, entre los que se contaban flamencos de una urca venida de Flandes –que sería la capturada cerca de Faro, tal y como informó Pedro Paulo Vorpe– así como a los supervivientes españoles de la galeaza y la zabra, y otros que el autor no consiguió identificar68. Estos serían, probablemente, cautivos portugueses que pudieran haber obtenido los corsarios en su desembarco en el Algarve. Todos, en cualquier caso, sumaban ciento cincuenta69. Estimando que la urca mercante holandesa pudiera tener de media unas doscientas o trescientas toneladas70, dispondría de una tripulación de una veintena larga de marineros71. Eso arroja una cifra de más un centenar de prisioneros restantes, de los cuales habría que descontar a los posibles portugueses. Esto es más difícil de estimar, aunque en las misivas lusas se especifica alguna cifra de presos72. En cualquier caso, no parece factible que fueran muchos –de ser así habría sido tema central de alguna de las cartas lusas–, por lo que al margen de la dotación de la pequeña zabra, varias decenas de los prisioneros pertenecerían a la galeaza. Quizás, incluso, entre sus filas se pudiera contar a algunos de sus oficiales. Este dato contrasta poderosamente con la versión ofrecida en la información, con declaraciones como:

  • 73 AGI – Patronato, 267, N. 1, R. 32, f. 2v.

no señorearon la dicha galeaça ni la rindieron (…) e se quemaron la gente que en ella yva73.

  • 74 Ibid., fol. 3rº.

no tomaron la dicha galeaça, si no que ellos se quemaron peleando74.

  • 75 Ibid., fol. 3vº.

se ensendió en ella algún fuego e se quemaron todos75.

  • 76 Ibid., fol. 4rº.

estando peleando se ensendió en ella fuego de póluora o de otra cosa, e todos se quemaron los que en ella avía76.

  • 77 Romance «Año de mil e quinientos…», v. 67: «los unos salen quemados».

28Dilucidar si cabe otorgar mayor verosimilitud a la relación o a la información hecha ante escribano, si es obra premeditada de maquillaje de los hechos o confusión derivada de no hallar rastro de los tripulantes en el momento de elaboración del texto, es una cuestión que se antoja infructuosa sin más datos. Desde luego el romance señala inequívocamente que algunos de los prisioneros estaban «quemados»77. Otra interpretación sería adjudicar tales heridos cautivos a la presa de los dos pataches o navíos que el padre Rallón mencionaba.

  • 78 Ibid., v. 85: «y duró el contratar/ hasta el martes todo el día».
  • 79 Ibid., v. 129: «mas los turcos fueron sabios,/ ninguno en tierra salía».

29La relación termina relatando la reunión en las cercanías de las galeras de las distintas compañías de milicia –en concreto de la propia Cádiz y Jerez de la Frontera–, tripulantes de las naos ancladas en la bahía y toda suerte de vecinos y curiosos. Las naves turcas permanecieron allí hasta el martes78, se estima 18 del mes de julio, enfrascados en la tarea del comercio y trato de los cautivos. Finalmente, una compañía de quinientos arcabuceros preparó una emboscada contra los turcos a una legua de la ciudad de Cádiz, pero resultó infructuosa ya que los corsarios permanecieron a bordo de sus naves79. Esteban Rallón relata que:

  • 80 E. RALLÓN, op. cit., p. 140-141.

la gente que se hallaba en Cádiz salió con sus armas y se prolongó por la playa, para estorbar con los arcabuces y mosquetes el desembarco. Así estuvieron todo aquel día, en el cual ni los unos se atrevieron a desembarcar, ni los otros dejaron su puesto, hasta que cerca de la noche se apartaron de tierra y tomaron la vuelta del Estrecho de modo que no se vieron más80.

30Para el fraile, por tanto, no hubo más contacto que ese, y no menciona ningún intercambio entre los corsarios y la población local. Parece además, que la estancia de las naves –seis galeras a tenor de su información– fue para él más breve que la descrita en el romance aquí analizado.

Estructura y forma de la Relación muy verdadera de la venida de su majestad

31No era infrecuente que los pliegos de breve extensión y de carácter noticioso dieran a conocer más de una nueva o estuvieran compuestos de textos de diversa naturaleza, pues así se aprovechaban mejor los recursos, especialmente el papel. Este es el caso del pliego que nos ocupa, pues ya desde la portada se anuncia el tratamiento de dos asuntos muy distintos.

  • 81 Así, por ejemplo, sabemos que Pero Ponce de León fue propuesto para el obispado de Plasencia el 29 (...)

32El primero aparece con el título Relación muy verdadera de la venida de su majestad, del muy alto rey don Felipe, nuestro señor, y de las grandes mercedes que a muchos ha hecho después que desembarcó en estos sus reinos de España, la cual fue enviada a los señores de la Contratación desta ciudad de Sevilla. Sin embargo, el texto en prosa que le sigue en el vuelto del folio nada nos cuenta de la «venida de su majestad». Se trata, en realidad, de un repertorio informativo de las mercedes realizadas por Felipe II antes de marcharse a Flandes y después de llegar a España en 1559. Al primer momento corresponden los títulos y ducados que concedió a diversos miembros de la nobleza flamenca, así como los arzobispados que aprobó. A todo ello se suma una lista de los caballeros de la orden del Toisón (en Flandes, España, Italia y Alemania). En una segunda fase, ya durante su regreso, el rey dispuso el nombramiento de nuevos obispados españoles81.

  • 82 Existe cierta discusión en torno a las fechas exactas (Cf. Juan de VERZOSA, Anales del reino de Fel (...)

33El contenido de esta primera relación nos aporta una fecha post quem para la impresión y difusión del pliego. Felipe II, que había pasado varios meses en Francia y en Flandes en 1559, partió hacia la península a finales de agosto, desembarcó en Laredo y, a mediados de septiembre, llegó a Valladolid82. Puesto que se hace alusión explícita a que esta información «fue enviada a los señores de la Contratación desta ciudad de Sevilla», el pliego no salió de las prensas de Juan Gómez hasta finales de septiembre, como fecha más temprana.

  • 83 A diferencia del primero, el segundo romance lleva un encabezamiento propio: «Cuenta cómo vinieron (...)

34La segunda relación atañe a los sucesos que venimos analizando en este artículo y es anunciada así: Va aquí la tomada y desastrado suceso que aconteció a la galeaza y zabra del señor ilustre don Álvaro de Bazán, y cómo vinieron las galeras de los turcos a la ciudad de Cádiz a rescatar la presa, compuesto por Pedro de Estrada, vecino de la ciudad de Cádiz. Siguiendo la estructura bipartita del encabezamiento, los hechos se organizan en dos romances de 153 y 134 versos, respectivamente83. Ambas composiciones, sobre cuyo contenido ya se ha hablado antes detenidamente, presentan una estructura similar: a) una introducción de los participantes y circunstancias cronológicas en las que se sitúa la acción (v. 1-26 del primer romance, y v. 1-14 del segundo romance); b) el desarrollo de los acontecimientos: la batalla naval (v. 27-141, del primer romance) y el intercambio de prisioneros (v. 15-130, del segundo romance); c) Una invocación de carácter religioso (v. 142-153 y v. 131-134, respectivamente). Al final del pliego se incluye un villancico para ocupar probablemente el espacio en blanco de la última columna. Su contenido no está relacionado con los dos romances precedentes, si bien se encuentra en sintonía con el primer texto informativo de la relación, pues celebra la venida del rey en su estribillo: «pues el rey está en España».

  • 84 Así, por ejemplo, estos versos 65-68 del primer romance: «Las tres se van a la zabra,/ porque de ti (...)

35Interesa a esta investigación comentar brevemente la naturaleza de los dos romances que abordan los sucesos de la flota de Álvaro de Bazán. Además de la similitud en la extensión y la estructura, las dos composiciones presentan la misma rima asonante en –ía. En la narración de las acciones se combina el uso del pretérito perfecto simple con el presente, para acercar de esta manera y hacer más visual determinados momentos de la acción84. Por otra parte, como sucede con numerosas relaciones de acontecimientos políticos y militares, el autor utiliza diversos recursos para subrayar la veracidad de lo que se cuenta. El más importante es, probablemente, su inclusión como testigo de todo lo que se cuenta: «Luego vimos mucho fuego» (v. 114, primer romance); «volvimos a la ciudad» (v. 138, primer romance); «Llegando se vienen a tierra, / no sabíamos qué quería» (v. 22, segundo romance). A estas formas verbales en primera persona del plural hay que sumar la recurrente alusión del verbo ver: «que mucha gente las vía» (v. 40, primer romance); «porque de tierra se vía» (v. 66, primer romance); «de muchas partes se vía» (v. 14, segundo romance); «lástima da a quien los vía» (v. 70, segundo romance). Por otra parte, se aportan referencias cronológicas muy concretas cuya veracidad pueda contrastarse con otros documentos, como ya se ha señalado. Así, por ejemplo, se hace constar el año y día de los sucesos (v. 19 y 20, primer romance; y v. 1-2, segundo romance) e, incluso, la hora: «y desde por la mañana/ hasta las cuatro del día» (v. 101-102, primer romance); «¿En qué hora y en qué punto?/ Era las once del día» (v. 9-10, segundo romance). También los romances ofrecen datos muy precisos del número de galeras participantes (v. 122, primer romance; v. 11, segundo romance), o de los movimientos de estas durante el combate (v. 61-62, primer romance, por ejemplo). En este esfuerzo por contar los hechos se reconstruye el discurso directo, a modo de breve arenga, que el capitán da a sus soldados (v. 49-54, primer romance). Es evidente que el testigo-narrador, que pudo ver la batalla con el resto de los vecinos de Cádiz desde tierra, no pudo presenciar estas palabras, pero estas no tienen mayor función que recrear con verosimilitud la acción militar.

Pedro de Estrada, un relacionero vecino de Cádiz

36No cabe duda de que Pedro de Estrada fue el autor de los dos romances que narran los acontecimientos militares del pliego. En cambio, no resulta claro que sea también el responsable del villancico. De la lectura de los romances se deduce que pudo ser testigo de la batalla naval y del posterior intercambio de prisioneros y el título de la relación señala que fue «vecino de la ciudad de Cádiz». Pero, más allá de estas apreciaciones, es difícil determinar quién fue Pedro de Estrada sin entrar en el territorio de la conjetura.

  • 85 Recogido por Bartolomé José GALLARDO, Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, (...)
  • 86 Alexander S. WILKINSON, Iberian Books: Books Published in Spanish Or Portuguese Or on the Iberian P (...)
  • 87 Antonio PALAU Y DULCET, Manual del librero hispano-americano, Barcelona: Librería Palau, 1951, vol. (...)
  • 88 Antonio RODRÍGUEZ MOÑINO, Nuevo diccionario bibliográfico de pliegos sueltos poéticos (siglo XVI), (...)
  • 89 Sobre una relación de sucesos en torno a la muerte de Isabel de Portugal en 1539 ha publicado recie (...)

37A nombre de Pedro de Estrada (o Pedro Destrada) se conoce una Elegía. Coplas lamentables al fallecimiento de la serenissima emperatriz reyna doña Isabel, con dos ediciones que no hemos podido consultar. En la Biblioteca Nacional de España existe una conformada por un pliego de cuatro hojas sin lugar, ni impresor, pero fechado, con dudas, hacia 1539 (BNE, R/12175/7)85. Wilkinson inventaría otra edición con el pie de imprenta: Sevilla, Juan Gómez, 1559, del que no se conserva ningún ejemplar86. Este último es citado, sin embargo, por Palau87, quien señala que estaba a la venta en 1932 por el librero Melchor García Moreno. Rodríguez Moñino duda «de la existencia de este pliego en esta fecha, veinte años después del suceso»88, pues estas composiciones lloran la muerte de la reina Isabel de Portugal en 153989.

  • 90 CfPedro MARTÍN BAÑOS, «Triaca del alma», «Triaca de amor», «Triaca de tristes» de Marcelo de Lebr (...)

38Pedro Martín Baños trata de identificar también a un Pedro de Estrada, autor de una carta a fray Marcelo de Lebrija y de unas coplas de arte mayor al autor y al lector que se incluyen en las Triacas (Granada: Sancho y Sebastián de Nebrija, 1542)90. Plantea la posibilidad de que sea el mismo responsable de nuestra relación y de la Elegía. Coplas lamentables…, pero sin llegar a nada concluyente, entre otras razones por la existencia de varios homónimos en la época. Tampoco nosotros hemos logrado aportar nada nuevo al respecto.

El impresor Juan Gómez

  • 91 Cf. María del Carmen ÁLVAREZ MÁRQUEZ, Impresores, libreros y mercaderes de libros en la Sevilla del (...)
  • 92 Con anterioridad otros investigadores han tratado de arrojar luz sobre este impresor, como José GES (...)
  • 93 Este fue jurado de la ciudad y suegro del impresor Jácome Cromberger.

39Según la rica documentación compilada por María del Carmen Álvarez procedente del Archivo Histórico de Protocolos de Sevilla91, Juan Gómez fue naipero –en menor medida impresor– y desarrolló su actividad entre 1547 y 1561 en Sevilla92. Existe prueba documental de que compró papel entre 1554-1558 a distintos mercaderes, como Miguel Vela, Rodrigo Hernández, Matías de Vargas y al impresor y librero Juan Varela de Salamanca93. También consta que residió en la calle Sierpes, como se señala en el colofón del pliego que estudiamos.

40La Relación muy verdadera de la venida de su majestad... es el único impreso que se conoce de su taller. Consta de cuatro hojas, con letra gótica, y a dos columnas a partir del recto de la segunda hoja, donde comienzan las composiciones poéticas. En la primera presenta un escudo xilográfico grande de Carlos I, coronado por un águila bicéfala, acompañado por las columnas de Hércules con el lema: «Plus Oultre», y todo ello dentro de un doble filete. Bajo este aparece el título completo de la relación, que en la edición del texto recogemos íntegramente.

  • 94 El único ejemplar conocido es el BNE, R/11907(4). Se encuentra digitalizado en la Biblioteca Digita (...)

41Durante la investigación sobre este impresor hemos localizado otro pliego de gran parecido al nuestro en sus características formales y tipográficas. Se trata de la Relación muy verdadera de una carta embiada de la ciudad de Melilla a esta insigne ciudad de Sevilla, dando cuenta de una traición que armaban ciertos traidores al muy magnífico señor don Alonso de Urrea, capitán de Melilla... Año M. D. L. V94. Carece de identificación tipográfica, pero presenta el mismo escudo xilográfico grande con las armas de Carlos I, aunque esta vez está enmarcado por una orla de cinco piezas ocupando el espacio de la caja. Lleva también el título en la parte inferior y se inicia con un calderón de línea idéntico al de la Relación muy verdadera de la venida de su majestad… Por otra parte, la distribución del contenido es muy semejante: a una relación en prosa que narra una traición hecha por cristianos en Melilla, sigue un villancico a dos columnas en las últimas dos hojas. Si bien sería necesario un análisis más detenido, no son pocos los elementos significativos y coincidentes entre ambos pliegos: el formato en 4º, el grabado xilográfico, los tipos góticos, la estructuración del contenido, la referencia a Sevilla en el título, y una fecha, 1557, dentro de la actividad de su posible impresor: Juan Gómez.

Reflexiones finales

42Tras la caída de Constantinopla en manos de Mahomet II casi todo el Mediterráneo, y buena parte de la Europa meridional y oriental, se vio sometido a la amenaza constante de los turcos. El corso, entendido como una suerte de guerra irregular lanzada desde el mar contra el enemigo de fe, fue una fuente de prestigio y riquezas para los estados norteafricanos aliados con el Imperio Otomano: las regencias berberiscas y el sultanato de Marruecos. El enfrentamiento entre musulmanes y cristianos se reflejó en numerosos capítulos de la historia de la Monarquía Hispánica y las relaciones de sucesos dieron cuenta de ellos. Si bien la difusión de estas noticias mediante pliegos de consumo popular fue generalmente de carácter propagandístico y tendencioso, no todas las relaciones de sucesos pretendieron desvirtuar los hechos. En algunos casos, como el que nos ocupa, nos encontramos ante la relación de una batalla naval contada por un posible testigo que procura mantener cierta objetividad. Sin dejar de tomar partido, y dentro de los cauces de la mentalidad religiosa de la época, Pedro de Estrada se esfuerza por dejar constancia de los hechos, sin caer en las frecuentes exageraciones e lecturas interesadas. Pese a que nos encontramos ante una relación en verso y de breve extensión, el cotejo realizado con la documentación conservada sobre la galeaza y zabra de Álvaro de Bazán permite constatar que el grado de rigor histórico del texto poético es bastante alto.

43Lo mismo puede afirmarse también de la primera parte de la relación, en la que se deja constancia de las mercedes ofrecidas por Felipe II a nobles y religiosos. El texto debe ser un traslado parcial de algún documento oficial de Felipe II. Así podría explicarse que cuando Baltasar Porreño habla de las mercedes concedidas por el rey en su Dichos y hechos del señor rey don Philipe segundo, el prudente..., Cuenca: en casa de Salvador de Viader, 1628, reproduzca literalmente el mismo contenido en el f. 6rv.

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Annexe

Criterios de edición

Hasta donde sabemos, el único testimonio de la Relación muy verdadera de la venida de su majestad, del muy alto rey don Felipe… (Sevilla: Juan Gómez, 1559) se conserva en la BNE, con la signatura R/12175/6, y procede del fondo de Pascual de Gayangos. Se recoge en los repertorios de Escudero y Perosso95, Gallardo96, Palau97, Wilkinson98, y en el Catálogo y Biblioteca Digital de Relaciones de Sucesos (siglos XVI-XVIII), con la referencia: BDRS 000643599. Además, una reproducción facsímil se publicó en la Revista de Archivos, Biblioteca y Museos100.

Para la edición de este texto se ha optado por una modernización moderada, pero se respeta la vacilación vocálica (pinsión), el empleo de la i semiconsonántica (traya) por razones métricas, los grupos consonánticos latinos ctpt y sc, las formas verbales arcaizantes (vía), la asimilación r+l > ll en los infinitivos seguidos de un pronombre de tercera persona (decillo, vella, dalles), las realizaciones morfológicas y las contracciones formadas por una preposición y el demostrativo (desta), una conjunción y una preposición o demostrativo (quen, questo). Se desarrollan sin indicarlo las abreviaturas tipográficas y el signo tironiano se transcribe siempre como y. Se corrigen los errores ortotipográficos y de impresión que son evidentes (Ppelipe por Felipe) y, si se realiza alguna enmienda, se consigna en nota. Se puntúa el texto siguiendo la norma académica vigente.

Se ha anotado sucintamente el texto, pues no presenta dificultades significativas. En la medida de lo posible se intenta esclarecer aquellos nombres o topónimos castellanizados de difícil identificación que aparecen en la parte en prosa (si bien esta no forma parte de nuestro análisis).

Texto

Relación muy verdadera de la venida de su majestad, del muy alto rey don Felipe, nuestro señor, y de las grandes mercedes que a muchos ha hecho después que desembarcó en estos sus reinos de España, la cual fue enviada a los señores de la Contratación desta ciudad de Sevilla.

Va aquí la tomada y desastrado suceso que aconteció a la galeaza y zabra del señor ilustre don Álvaro de Bazán, y cómo vinieron las galeras de los turcos a la ciudad de Cádiz a rescatar la presa, compuesto por Pedro de Estrada, vecino de la ciudad de Cádiz.

Las mercedes que el rey don Felipe, nuestro señor, ha hecho a su partida de Flandes:

  • Al conde de Agamonte101, cincuenta mil ducados a pagar en las Indias, y gobernador de Flandes y de Artues, y capitán de ocho banderas de españoles.

  • Al príncipe de Orange102, cuarenta mil ducados a pagar en las Indias, y gobernador de Holanda y Gelanda103, y del obispado de Otruque, y capitán de ocho banderas de españoles.

  • Al conde de Horno104, cuarenta mil ducados a pagar en las Indias y almirante de la mar.

  • Al conde de Arremburque105, cuarenta mil ducados y capitán de la gente de a pie flamenca.

  • Al conde de Mequen, veinte mil ducados, y gobernador de Henega y de la tierra de Cambray e Cambrisi, y capitán de los valones106.

  • Al señor de Greso, cincuenta mil ducados y general sobre el artillería con merced de toda el artillería que se ha tomado en todas las guerras pasadas.

  • Al señor de Parlamente, quince mil ducados de merced.

  • Al conde Mabufelt107, que fue gobernador de Lucemburque, cuarenta mil ducados.

  • Al señor de Vergas, cuatro mil ducados de renta cada año.

Los caballeros de la orden del Tusón108
De Flandes
El rey de Francia
109
El marqués de Landi
110
El conde de Limequi
El conde de Ostrate
111
El señor de Cozcurte
El señor de Troan

De España
El duque de Arcos
El duque de Nájara
112
El conde de Benavente

E Italia
El duque de Mantua
El señor de Mendeguiz
El duque de Urbino
El señor Marco Antonio Colona
El príncipe de Salmona
113

De Alemania
El archiduque de Austria

Los arzobispados que su majestad ha hecho son los siguientes:

  • El arzobispado de Otruque y el de Cambray, y el de Malines dicen que es arzobispo musiur114 de Arras. Estos tres arzobispados son superiores a los más arzobispados de aquella tierra. Mas se han hecho otros quince obispados nuevos de que al presente no se tiene noticia de sus nombres.

Lo que su majestad ha hecho de merced después que entró en España:

  • El obispo de Ciudad Rodrigo, don Pero Ponce de León, el obispado de Plasencia, con cinco mil ducados de pinsión.

  • El obispado de Ciudad Rodrigo al doctor Covarrubias, obispo de Santo Domingo.

  • La presidencia de Valladolid al presidente de Granada115.

  • La presidencia de Granada a don Juan Sarmiento, del consejo de las Indias.

  • Al rigente Figueroa, presidente del consejo de las Órdenes.

Sepan todos cuantos vieren116

lo que escripto aquí tenía,

una relación bien hecha

que con verdad se decía,

y es de una galeaza,

5

quen Francia hecho se había,

que tomó el muy ilustre

don Álvaro, de valía,

de Bazán, el sobrenombre,

a unos cosarios que había,

10

a la cual traya de armada

con la armada que tenía,

y mandó que salga luego117

con la zabra que tenía

allá a la vuelta del cabo

15

de san Vicente –decía–

a buscar la otra armada118

que allá dejado había.

Año de mil y quinientos

cincuenta y nueve se decía,

20

a cinco días del mes de julio,

miércoles era aquel día,

cuando aquesta galeaza,

con la zabra en compañía,

y con muy poquito viento

25

salían de la bahía.

Desque se hallaron fuera

ningún viento les hacía

de San Sebastián119 una legua,

muy poco menos sería.

30

No hace soplo de viento

sino sol que mucho ardía.

De la fortuna contraria,

de las graves que había,

fue lo que aconteció

35

[a] aquesta gente aquel día,

miércoles de gran tristeza,

que antes nombrado había.

Vienen catorce galeras,

que mucha gente las vía,

40

todas galeras reales,

a la nao hacen la vía.

Galeras eran de turcos,

por muy cierto se tenía,

y la gente de la nao

45

cuando visto las había.

Luego habló el capitán,

estas palabras decía:

«¡Oh, mis leales soldados!

¡Oh, mi buena compañía!

50

Aparejad vuestras armas

que hoy cumple en este día

el que aquí quisiere honra

en la mano lo tenía».

Háceles un parlamento

55

que a todos llorar hacía,

manda luego aparejar

toda la artillería,

manda luego que se ponga

cada uno do solía.

60

Las galeras van llegando,

las cuatro llevan la guía,

desque todas fueron juntas

aqueste concierto había.

Las tres se van a la zabra,

65

porque de tierra se vía,

tíranle muy prestamente

con los tiros de crojía120.

La zabra, como es pequeña,

luego rendido se había.

70

Vuélvense para la nao

donde está la compañía.

Cercan a la galeaza,

luego le dan batería.

Mas la noble galeaza

75

mucho bien se defendía,

mas el tiempo era contrallo,

ningún viento le hacía,

no se podía rodear,

ni emplear artillería.

80

Muy buen tiempo de galeras121

cierto les hizo aquel día.

Las galeras se ponían

cada una do quería,

danle por medio de popa,

85

toda la nao se rompía,

entrábale mucha agua

que para anegarse iba.

Escopetas y flecheros

de turcos tanto había

90

que llovían como granizo

cuando tormenta hacía.

Hácese tan gran batalla

que espanto vella ponía.

Suenan tantas de lombardas122,

95

que a todos miedo ponía.

Había tal humareda

que toda la mar cubría,

y desde San Sebastián

mucha gente lo veía,

y desde por la mañana

100

hasta las cuatro del día

estuvieron combatiendo

como gente de valía.

Don Álvaro lo miraba,

que socorrer no podía,

105

y así la nao fue tomada

y con gran razón se rendía,

porque para un cristiano

veinte e más turcos había,

porque trae cada galera

110

doblada la compañía,

que no trae la galeaza

con cuanta gente tenía.

Luego vimos123 mucho fuego

de la nao, porque se ardía.

115

Luego el señor general124

un correo enviado había

dentro en un bergantín,

prestamente se partía

para tratar del rescate

120

de la presa ya perdida,

mas las galeras de turcos

luego tomaron la vía

a la vuelta de poniente,

según bien se parescía.

125

Luego questo fue sentido,

que tan gran mal se hacía,

de aquesta ciudad de Cádiz

mucha gente luego salya,

todos con lucidas armas,

130

muy buena caballería,

y mucha gente de pie,

muy honrada compañía,

todos van con gran deseo

de hacer lo que cumplía.

135

Y acabado este negocio

triste, con tanta agonía,

volvimos a la ciudad,

y todos sin alegría

por no nos poder vengar

140

de quien tanto mal hacía.

No dejemos de rogar

a Dios y sancta María

que a los muertos dé su gloria

para siempre y cada día,

145

a los captivos libertad,

donde tengan alegría,

y a nosotros todos guarde

y quiera ser nuestra guía,

que tales obras hagamos

150

que a nosotros bien sería

que merescamos la gloria

que para los buenos tenía.

Cuenta cómo vinieron las galeras de turcos a esta ciudad de Cádiz a rescatar los captivos.

Año de mil y quinientos

cincuenta y nueve se decía,

que primero había nombrado,

mas decillo convenía

por más lo certificar

5

y no errar ningún día,

a quince días del mes de julio,

sábado era aquel día.

¿En qué hora y en qué punto?

Era las once del día.

10

Vinieron trece galeras

de turcos que dicho había,

de allá vienen, de poniente,

de muchas partes se vía.

Doblando vienen la punta

15

de San Sebastián se decía.

La galera capitana,

que bien delante venía

con su vela bien tendida,

que viento fresco traía.

20

Llegando se vienen a tierra,

no sabíamos qué quería.

Salen dos capitanías

para ver lo que sería

y como se iba llegando,

25

sin ninguna cortesía,

uno de los lombarderos,

que presto se apercebía,

apareja una lombarda,

deligente lo hacía,

30

y a la dicha capitana,

con ella tirado había,

y muy junto d’ella misma,

con la bala dado había.

La capitana, con miedo

35

luego amainado había,

puso bandera de paz

porque rescatar quería.

Fue en derecho de las huertas,

junto allí surgido había,

40

también las otras surgieron

linda armada parescía.

Luego parte un mensajero,

que de la ciudad salía,

con otra bandera de paz

45

porque ansí pertenescía.

Habla con el capitán

de lo que hacerse había,

echaron un turco en tierra

para que en rehén sería,

50

rescataron los flamencos

que en las galeras había

de una urca125 que habían tomado

la cual de Flandes venía,

y también los del armada

55

todos los vivos que había

de la zabra y galeaza

que antes nombrado había,

y otros particulares

cada uno que podía

60

la suma de los captivos

que sacado se había

con flamencos y españoles

y otros que no decía.

Son los unos y los otros

65

ciento y cincuenta con vida,

los unos salen quemados,

que bien se les parecía,

y otros salen desnudos,

lástima da a quien los vía.

70

La gente de la ciudad

y la que de fuera había,

todos van a las galeras,

cada uno bien se enfía126.

Unos compran y otros venden,

75

cada uno que quería,

y muchachos y mujeres

ninguno miedo tenía.

Muchos van a ver los turcos,

todos iban con porfía,

80

el que no podía embarcarse,

de mucha priesa que había,

desnudaba luego el hato

y a nado iba y venía,

y duró el contratar

85

hasta el martes todo el día.

Y el sábado que vinieron

las galeras que os decía,

salido habían diez banderas

que en esta ciudad había:

90

cinco son de la ciudad,

que muy bien se repartía,

las cinco de las naciones127

de costumbre se tenía.

De la nao Cinturiona128

95

y otras naos de la baya

viene dellas tanta gente,

numerar no se podía,

con banderas de mil artes,

las que cada uno tenía,

100

como el uso de su tierra,

cada uno la traía,

pues la gente de caballo,

no sé cómo lo diría,

que era tan lucida gente,

105

que vella placer ponía.

Los caballeros de Cádiz,

que no muestran cobardía,

y también los de Jerez,

que allí hallado se habían,

110

todos estos caballeros,

y también la infantería,

van con muy grande deseo,

y entre ellos se decía,

de ver los turcos en tierra

115

para dalles batería.

Lo que pasó con los turcos

fue lo que contado había,

el prostrer día del rescate,

que martes era aquel día,

120

pensando que aqueste turco

aguada hacer129 quería,

quinientos arcabuceros,

muy honrada compañía,

hicieron una emboscada

125

hasta ver lo que sería

a legua de la ciudad,

que muy poco más sería,

mas los turcos fueron sabios,

ninguno en tierra salía.

130

Todo esto que os he contado

es lo que pasado había,

a todos os dé Dios gloria

y a mí gracia que le sirva.

Villancico

Recebid todos placer,

desechad tristeza y saña

pues el rey está en España.

 

El deseo ya cumplido

es bien de regocijar,

5

por la tierra y por la mar

resuene aqueste apellido,

no se ha de echar en olvido

esta alegría tamaña

pues el rey está en España.

10

 

Caballeros y señores,

todos de sangre real,

este bien tan principal

regocijen con primores,

conozcan tales favores,

15

desechen tristeza y saña,

pues el rey está en España.

 

Con esta nueva venida

de nuestro rey a la tierra

temerán moros la guerra

20

con razón muy entendida,

conosced la bienvenida

sin engaño ni patraña,

pues el rey está en España.

 

Del que tal cuidado tiene

25

es muy bien tener memoria

pues procura la victoria

que a la cristiandad conviene

viendo la que tal sostiene,

desechad tristeza y saña,

30

pues el rey está en España.

         Fin.

Impreso en Sevilla por Juan Gómez, impresor, en la calle de la Sierpe, en el año MDLIX.

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Notes

1 Los autores desean expresar su agradecimiento a la profesora Cristina Moya García, de la Universidad de Sevilla, por su inestimable ayuda a la hora de localizar la referida relación de sucesos, origen del presente artículo.

2 Hipólito Sancho de Sopranis, quien refiere este suceso brevemente en su Historia de Jerez, lo sitúa erróneamente en 1558. Indica que rindieron algunos navíos de la flota de don Álvaro de Bazán, pero que se retiraron al fracasar en su desembarco en la costa gaditana. Cf. Hipólito SANCHO DE SOPRANIS, Historia de Jerez de la Frontera desde su incorporación a los dominios cristianos, Jerez de la Frontera: Editorial Jerez Industrial, 1965, t. II, p. 85.

3 El escribano certifica que Álvaro de Bazán estaba en su presencia en el momento de inicio de redacción del documento, y que declaró dar su poder cumplido para el proceso a Juan de la Plaza. Quizás el capitán pudo entonces ausentarse para iniciar o continuar operaciones derivadas del combate.

4 Archivo General de Indias (AGI) – Patronato, 267, N. 1, R. 32. El resumen de archivo identifica confusamente a las naves intervinientes en la batalla como «una galera y patache franceses con catorce galeotas turquescas». Digitalización disponible en el Portal de Archivos Españoles (PARES): <http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/127467> [En línea. Consultado el 08/11/2017]. De hecho, el testimonio se conserva en la sección del Patronato Real del archivo referido, en una sección titulada «Real Armada: corsarios franceses». El documento tiene dos títulos distintos escritos al dorso del último folio: «Ynformaçión de testigos de la batalla de la galeaça françesa y las catorze galeras turquescas» y «1559. Ynformaçión de la batalla de la galeaça françesa y pataxe con las XIIII galeotas turquescas».

5 Fernando PÉREZ DE CAMBRA, Don Álvaro de Bazán. Almirante de España, Madrid: Editorial Nacional, 1943, p. 85.

6 Matías HERNÁNDEZ-PALACIOS, Álvaro de Bazán. El mejor marino de Felipe II, Puertollano (Ciudad Real): Ediciones Puertollano, 2014, p. 47.

7 La calificación de «reales» respondería a que exhibirían estandarte otomano.

8 Un tipo de galera grande, de tres mástiles y de proa redonda como las naos (de ahí que a veces se les llame naos galeazas). Podían llegar a tener hasta más de treinta remos por banda y destacaban por una mayor capacidad artillera que las galeras (entre piezas grandes y pequeñas varias decenas).

9 Buque menor de dos palos, de cruz, ya utilizado en la Edad Media.

10 AGI – Patronato, 267, N. 1, R. 32, fol. 1vº: «la dicha galeaça navío pequeño de porte de hasta dozientas e treynta toneladas e con ciento e diez hombres de mar e guerra (…) la dicha zabra que sería navío de veynte e çinco toneles con veynte hombres». Al respecto de la tripulación de la zabra, todos los testigos que ofrecen el dato concuerdan en tal número. La tripulación de la galeaza era, a ojos de Diego de Escanio, de «çiento e veynte hombres de guerra e mar». Ibid., fol. 3rº.

11 En mayo de ese mismo año se informaba en Portugal de la captura en el cabo de San Vicente efectuada por la armada de cinco naos de Álvaro de Bazán de una embarcación berberisca. Manuel de Freitas escribía a la reina de Portugal que el marqués de Santa Cruz le había entregado diez turcos de la presa, los cuales tenía en secuestración hasta que hubiera decisión regia. Cf. Arquivo Nacional Torre do Tombo (ANTT) – PT/TT/CC/1/103/66, «Carta de Manuel de Freitas dando parte à rainha que aparecendo no Cabo de S. Vicente uma barca de Turcos a mandara bombear pelo que apercebido Álvaro de Bassão Castelhano que no dito cabo andava com cinco naus da armada, tomara a dita barca e lhe mandara dez Turcos que tinha em recato até à resolução de Sua Alteza», digitalización disponible en DigitArq: <http://digitarq.arquivos.pt/viewer?id=3781032> [En línea. Consultado el 15/10/2017]. También Alberto IRIA, Da importância geo-política do Algarve na defesa marítima de Portugal: nos séculos XV a XVIII, Lisboa: Academia Portuguesa de Història, 1976, p. 50.

12 Sobre unos ocho kilómetros.

13 Francisco de Prado, por ejemplo, buscó un lugar alto para contemplar lo que pasaba: «a las honze del día oyó mucha artillería y que se subió a vn mirador para ver lo que hera». Ibid., fol. 2rº. Agustín Hernández se percató más tarde: «a medio día oyó grandes tiros de artillería hazia el barranco e corrió con la gente del pueblo a ver lo que hera». Ibid., fol. 3vº.

14 Ibid., fol. 1vº.

15 Ibid., fol. 3vº.

16 Ibid., fol. 2vº.

17 Aún no se había construido el fuerte de San Sebastián, que comenzó a levantarse a principios del siglo XVIII, sino que había allí una ermita fundada en 1457 por los tripulantes de una galera veneciana afectada por la peste (Adolfo VALENCIA VILA, Historia de Cádiz, Cádiz: Editorial Artes Gráficas, 1984, p. 173).

18 AGI – Patronato, 267, N. 1, R. 32, fol. 1vº y 2rº: «en las dichas ocho oras nunca cesó de jugar e l’artillería de la galeaça a las galeras e de las galeras a la galeaça»; y «las quales dichas galeras tiravan muy gran suma de cañonazos a la dicha galeaça, e asimismo la dicha galeaça a las dichas galeras». Señala el arráez Pedro de Torres que las galeras disparaban muchas piezas de crujía, esto es, de popa a proa.

19 Ibid., fol. 1vº.

20 Ibid., fol. 2.

21 Según las diversas fuentes analizadas en este artículo, se puede constatar que las embarcaciones turcas tras el combate se contabilizan entre 12, 13 y 14. Es difícil precisar si, en efecto, dos galeras se hundieron en la batalla contra las dos naves de la armada de don Álvaro de Bazán, o si fue error o cuestión meramente propagandística.

22 Ibid., fol. 2vº.

23 Ibid., fol. 3vº y 4rº: «que si las dichas galeras tomaran la dicha galeaça, tomaran el artillería, por ser mucha parte della versos e que tanbién pudieran sacar la artillería gruesa si la tomaran»; «porque si la tomaran llevaran el artillería que tenía de la menuda e de la gruesa que la pudieran sacar»; «fueron adonde estaua la dicha galeaça françesa e llegaua ya el fuego çerca de la lengua del agua e vieron el artillería».

24 Archivo Municipal de Málaga (AMM) – Actas Capitulares (Ac. Cap.), 1559, libro 14, fol. 312vº. Digitalización disponible en la web del Ayuntamiento de Málaga del catálogo de su archivo: <http://archivocatalogo.malaga.eu/aytomalaga/images/raw/1/1@153220/44074111111> [En línea. Consultado el 08/11/2017]. Los miembros del cabildo se lo tomaron muy en serio, afrontando los preparativos necesarios para defender la zona ante un posible desembarco. Ibid., fol. 313 y ss.

25 Tal documento dirigido a Cádiz está inserto en las actas capitulares de Jerez de la Frontera: Archivo Municipal de Jerez de la Frontera (AMJF) – Ac. Cap., 1559, fol. 250. El padre Esteban Rallón también refiere como un vecino de Cádiz había escrito que, estando en mayo de ese año en Argel, «le había hablado un renegado, que es hijo de Diego de Labana, vecino de El Puerto de Santa María, secretario del rey de Argel, y así mismo le habló otro renegado, hijo de un vecino de Portugal, bardaje del mismo rey, y los cuales, cada uno de por sí, sin saber el uno del otro, le dijeron y certificaron que el rey de Argel, con sesenta navíos, venía de Constantinopla y con treinta velas de Argel había de venir sobre Orán, y de no poderla tomar, habían de tomar la vuelta de Vélez Málaga, Gibraltar, Ceuta y Cádiz» (Cf. Fray Esteban RALLÓN, Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera y de los reyes que la dominaron desde su primera fundación, ed. de Emilio Martín Gutiérrez, Cádiz: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2000, tomo III, p. 139.

26 Ibid. También referido por Manuel RAMÍREZ LÓPEZ, Historias Jerezanas de piratas, corsarios y otras ratas del mar, Jerez de la Frontera: Editorial AE, 2007, p. 168 y ss.

27 E. RALLÓN, op. cit., p. 139. Como ya se ha podido ver, la zabra tendría una dotación de alrededor de veinte hombres, por lo que el resto de quemados podrían corresponder a alguna otra nave atacada en el transcurso del combate o posteriormente a este.

28 AMJF – Ac. Cap., 1559, fol. 250 y ss.

29 E. RALLÓN, op. cit., p. 139.

30 Ibid., p. 140.

31 AMM – Ac. Cap., 1559, libro 14, fol. 315v. Digitalización disponible en: <http://digitarq.arquivos.pt/viewer?id=3781032> [En línea. Consultado el 08/11/2017].

32 Cf. Fernand BRAUDEL, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Madrid: Fondo de Cultura Económica de España, 2001, vol. II, p. 305. El documento referenciado está en el Archivo General de Simancas (AGS) – Estado, leg. 138, 7 de julio de 1559.

33 Archivo Municipal de Huelva (AMH) – Ac. Cap., 1559, f. 243vº. Digitalización disponible en la web del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Huelva: <http://www.huelva.es/archivo/LIBROS_DE_ACTAS/01-Siglo%20XVI/1559/> [En línea. Consultado el 08/11/2017]. Estudiado por Jesús HERNÁNDEZ SANDE y Rubén FERNÁNDEZ RENTERO, «Huelva y las Marismas del Odiel como escenario de piratería y corso entre la Edad Media y la Edad Moderna», en: Juan Manuel Campos Carrasco (ed.), El patrimonio histórico y cultural en el paraje natural Marismas del Odiel: Un enfoque diacrónico y transdisciplinar, Huelva: Universidad de Huelva, 2017, p. 209. Entre las disposiciones adoptadas, se incluyen las acostumbradas en estos lugares habituados al peligro berberisco: la reunión de las milicias con sus armas correspondientes (lanceros, arcabuceros, caballeros), la puesta en salvaguardia de sus familias en el castillo de la villa, la colocación de las piezas de artillería en las zonas más cercanas a la ría (el puerto) y la adquisición de la pólvora necesaria: «todos los vezinos e moradores desta villa estén en sus casas de noche e no duerman en el canpo so pena de dos mill maravedís y tres días en la cárçel, la mitad para la cámara de Su Señoría y la mitad para gastos de justiçia. Asimesmo, se manda que todos estén prestos con sus armas cada vno como es obligado […] Asimesmo se manda que los que salieren al dicho rebato, caso que sea verdadero, que no an de bolber a sus casas a poner cobro a sus mugeres e hijos por quel señor gobernador Gonçalo de Saavedra y el señor regidor, siendo necesario, an de recoger todas las mugeres niños y enfermos que en el pueblo oviere en la fortaleza desta villa […] En este cabildo se acordó se enbie a Sevilla por pólvora […] y el que fuere traiga vna caxa de tanbor […] Asimismo […] estén dos tiros de artillería que están en la Calsada […] vn capitán con veinte onbres por el pueblo porque no haga daño en las casas» (AMH – Ac. Cap., 1559, fol. 243vº-244rº).

34 AMH – Ac. Cap., 1559, fol. 244vº: «acordose en este cabildo se escriva a Su Excelencia nos haga merçed de quatro tiros para la defensa deste pueblo».

35 Más adelante en la misiva, indica que se afirmaba que eran catorce.

36 ANTT – PT/TT/CC/1/103/101: «Carta de D. Fernando de Menezes governador do Algarve dando parte à rainha andarem fora da Barra de S. Sebastião doze navios Turcos que saquearm alguns lugares vizinhos», digitalización disponible en DigitArq: < http://digitarq.arquivos.pt/details?id=3781067> [En línea. Consultado el 15/10/2017].

37 Siendo el patache un tipo de embarcación de vela con dos palos, muy ligera, de unas treinta toneladas, se explica la semejanza y, por tanto, uso ambiguo para denominar a la zabra.

38 ANTT - PT/TT/CC/1/103/104: «Carta de Pedro Paulo Vorpe dando parte à rainha que o feitor se Andaluzia avisara o capitão-mor que tinham aparecido em Cádiz catorze navios de Turcos com uma galeota de D. Álvaro Bassão, com a qual notícia o capitão-mor fora para o rio de Vila Nova afim de acudir aos lugares em que houvesse necessidade», digitalización disponible en DigitArq: <http://digitarq.arquivos.pt/viewer?id=3781070> [En línea. Consultado el 15/10/2017]. En la descripción archivística del documento, la galeaza atacada se convierte en galeota.

39 Esto es, un oficial militar responsable de las tropas de Ordenança de una ciudad, villa o concelho.

40 Probablemente Vila Nova de Portimão.

41 No sería el primer renegado cristiano que guiara en una incursión berberisca.

42 La laguna formada en Formosa es un sistema de islas de barrera que comunica con el mar a través de seis ensenadas, cinco de ellas móviles. La galeota llegó a quemar un barco en el interior de la ría.

43 La carta menciona además que gente de Albufeira luchó con turcos que habrían saltado a tierra.

44 ANTT - PT/TT/CC/1/103/103: «Carta de Pedro da Silva sargento-mor de Silves expondo à rainha o desembarque e saque que deram os Turcos que andavam com uma armada à vista do Algarve naquelas terras e do modo com que se houve para evitar maiores crueldades que cometiam», digitalización disponible en DigitArq: <http://digitarq.arquivos.pt/details?id=3781069> [En línea. Consultado el 15/10/2017].

45 Aun así, se produjo desembarco y saqueo de lugares cercanos a la costa. La narración de los hechos también puede encontrarse en una obra portuguesa del siglo XVIII, de la que beben obras más modernas como Francisco de Sales MASCARENHAS LOUREIRO, D. Sebastião e Alcácer Quibir, Lisboa: Publicações Alfa, 1989, p. 155. En Jozé PEREIRA BAYAÕ, Portugal cuidadoso…, Lisboa: Ciudad Officina de Antonio de Sousa da Sylva, 1737, p. 27-28, se indica que a principios de julio de 1559: «vindo 25 galés delles, e queimando huma galiaça de D. Alvaro Baçaõ, no porto de Cadiz, passaraõ ao Algarve, e desembarcando intentaron roubar o lugar de Alcantarilha; acodio o Doutor Lopo Estaço, e appellidando a terra, pelejou com elles, e os fez recolher as embarcaçoens. Dalli a poucos dias tornaraõ a intentar o mesmo como 13 galés, e foraõ rebatidos pelos moradores do lugar da Alagoa. Chegãdo esta noticia a Rainha, mandou a D. Joaõ de Castello Branco, acodisse a soccorrer aquella costas con muita pressa, fazendo-ó Capitaõ geral contra os Turcos com 210 de cavallo, que levaraõ os Fidalgos seguintes: D. Francisco Mascarenhas, acodio de Mertola cõ 40; Gomes Freire, de Beja com outros 40; Jeronymo Telles, do Campo de Ourique com 30; Lourenço da Sylva, de Massagena com 30; Francisco Correa de Cullos, Villa nova e Alvor cõ 30; D. Affonso de Lancastre, de Almodovar com 30; Antonio Furtado, com 20. E outros mais Cavalheiros, como foraõ de Lisboa para o acompanhar D. Duarte de Castello Branco, Meirinho môr, Manoel de Souza, e Diogo Vaz da Veiga. (…) Vendo os Turcos a terra toda posta em armas, se retiraraõ por entam para a deixar descuidar, e virem depois a seu salvo». Nótese que no se encuentra refrendo en ninguno de los documentos analizados a la cifra de veinticinco galeras referida por Mascarenhas Loureiro.

46 AMM – Ac. Cap., 1559, lib. 14, fol. 322vº.

47 Actas capitulares de Jerez de la Frontera citadas en M. RAMÍREZ LÓPEZ, op. cit., p. 170. Aunque el número sea excesivo, el testimonio sigue siendo útil para establecer la ruta de las naves.

48 En este caso, los que quedaron vivos del combate fueron conducidos a Argel como presos. Archivo de la Corona de Aragón (ACA) – Cancillería, Registros, núm. 4296, fol. 32vº-33rº. Digitalización disponible en PARES: <http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/127467> [En línea. Consultado el 08/11/2017].

49 Romance «Año de mil e quinientos…», v. 56-58: «todos los vivos que había/ de la zabra y galeaza/ que antes nombrado había».

50 La referencia en una obra del siglo XIX indica, no obstante, que la presa fue en mayo de 1556. Los números de tripulantes y artillería sí son, en cambio, verosímiles: «70 tripulantes y 15 piezas de artillería» (Cf. Pelayo ALCALÁ GALIANO, «Palacio del Viso y explicación de los grabados», Revista General de Marina, núm. extra en memoria de don Álvaro de Bazán, 1888, p. 106). La armada de Bazán, compuesta de cuatro naves, habría partido el 8 de septiembre. La captura se realizó sin lucha y volvieron a Cádiz el 13 de octubre (F. PÉREZ DE CAMBRA, op. cit., p. 75). La documentación generada al respecto es abundante en el Archivo General de Indias. En este artículo sólo se abordan algunas de estas fuentes para dibujar las circunstancias de la galeaza francesa referida en la relación de sucesos.

51 AGI - Indiferente, 425, L. 23, fol. 270vº-271rº: «Compulsatoria de 1 de febrero de 1557». Digitalización disponible en PARES: <http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/127467> [En línea. Consultado el 08/11/2017].

52 AGI - Indiferente, 1965, L. 13, fol. 327vº-328. Digitalización disponible en PARES: <http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/127467> [En línea. Consultado el 08/11/2017].

53 AGI - Justicia, 770, N. 2. Digitalización disponible en PARES: <http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/127467> [En línea. Consultado el 08/11/2017].

54 El mismo que evitó que disparan su artillería cuando creían que la nave de Bazán era una presa.

55 AGI – Indiferente, 1965, L. 13, fol. 225rº-226vº. Digitalización disponible en PARES: <http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/127467> [En línea. Consultado el 08/11/2017]. Se reconoció que ya habían «robado un nauío bretón cargado de lienços y otras cosas, y que desfondaron el nauío; e que el capitán principal se quedó en Beruería, vendiendo la mercadería a los moros; y que a mandado caça a tres nauíos para los tomar y robar».

56 F. PÉREZ DE CAMBRA, op. cit., p. 76. En el inventario realizado en el puerto de Cádiz figura la galeaza de «porte de hasta dozientos toneladas, con su xarçia e árboles y entenas e velas e batel con ocho remos e su vela del batel» (AGI - Justicia, 770, N. 2, fol. 235vº y ss).

57 Romance «Sepan todos cuantos vieren», v. 21-22: «a cinco días del mes de julio,/ miércoles era aquel día».

58 Ibid., v. 65-68: «Las tres se van a la zabra,/ porque de tierra se vía,/ tíranle muy prestamente/ con los tiros de croxía».

59 Aunque la narración de los hechos de alguno de los testigos da a entender que tras acabar con la galeaza, tres galeras se enfocaron en embestir y tomar la zabra.

60 Quizás una actuación mucho más lógica.

61 Romance «Año de mil e quinientos…», v. 83-92.

62 Romance «Sepan todos cuantos vieren», v. 116-121: «Luego el señor general/ un correo enviado había/ dentro en un bergantín,/ prestamente se partía/ para tratar del rescate/ de la presa ya perdida».

63 Ibid., v. 100-103: « y desde por la mañana/ hasta las cuatro del día/ estuvieron combatiendo».

64 Ibid.,v. 122-125: «mas las galeras de turcos/ luego tomaron la vía/ a la vuelta de poniente,/ según bien se parescía».

65 E. RALLÓN, op. cit., p. 140.

66 Esto era algo no tan extraordinario como cabría pensar. Señala Ramiro FEIJOO, Corsarios berberiscos. El reino corsario que provocó la guerra más larga de la historia de España, Barcelona: Carroggio/Belacqva, 2003, p. 360-362, que el rescate en costas cristianas se convirtió en una costumbre de buena guerra. Los corsarios berberiscos no solían hacerlo inmediatamente después del asalto, sino que esperaban unos días, refugiándose en alguna cala segura o buscando realizar más presas. Se establecería a continuación una tregua pactada entre los habitantes de la costa y los incursores -tensa situación no exenta de eventualidades- en la que se establecerán los términos del rescate de sus familiares y allegados. Francisco Andújar ha estudiado estos rescates en tierra cristiana –concretamente en el reino de Granada– que se producían distando un corto espacio de tiempo desde la captura. En estas negociaciones denominadas «alafías», los que pagaban el rescate tenían a su vista la embarcación corsaria en la que se hallaban los presos que pretendían liberar. Los corsarios buscaban así traducir de inmediato en dinero el valor de sus presas, sin esperar a los canjes que se producían en los puertos de Berbería (Cf. Francisco ANDÚJAR CASTILLO, «Los rescates de cautivos en las dos orillas del Mediterráneo y en el mar (alafías)», en: Kaiser, Wolfgang (dir.), Le commerce des captifs: les intermédiaires dans l’échange et le rachat des prisonniers en Méditerranée, XVe-XVIIIe siècle. Roma: Escuela Francesa de Roma, 2004, p. 201-225).

67 Es una pena que en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPC) no se conserven los protocolos notariales de la ciudad para ese año de 1559. De haberse dispuesto de tal fuente, quizás se podría haber encontrado en poderes, ventas y otros documentos información acerca del rescate de alguno de los cautivos. Así mismo, no se conservan las actas capitulares de la ciudad en esta época debido al saqueo inglés de 1596.

68 Romance «Año de mil e quinientos», v. 56-64: «todos los vivos que había/ de la zabra y galeaza/ que antes nombrado había,/ y otros particulares/ cada uno que podía/ la suma de los captivos/ que sacado se había/ con flamencos y españoles/ y otros que no decía».

69 Ibid.,v. 65-66: «Son los unos y los otros/ ciento y cincuenta con vida».

70 De tal porte, de doscientas, eran las urcas contempladas en la relación de 1586 del marqués de Santa Cruz sobre la Jornada de Inglaterra (F. PÉREZ DE CAMBRA, op. cit., p. 277).

71 Ésta sería la media de las tripulaciones de la Gran Armada de 1588 de las urcas holandesas. Por ejemplo, el Perro Marino de doscientas toneladas llevaba dieciocho marineros; el Falcón Blanco Mediano de trescientas, veintitrés; o el San Gabriel de doscientas ochenta, dieciséis (Cf. Colin MARTIN y Geoffrey PARKER, The Spanish Armada, Manchester: Manchester University Press, 1999, p. 26 y p. 264).

72 Al menos una veintena en unas casas de un lugar llamado Canelas.

73 AGI – Patronato, 267, N. 1, R. 32, f. 2v.

74 Ibid., fol. 3rº.

75 Ibid., fol. 3vº.

76 Ibid., fol. 4rº.

77 Romance «Año de mil e quinientos…», v. 67: «los unos salen quemados».

78 Ibid., v. 85: «y duró el contratar/ hasta el martes todo el día».

79 Ibid., v. 129: «mas los turcos fueron sabios,/ ninguno en tierra salía».

80 E. RALLÓN, op. cit., p. 140-141.

81 Así, por ejemplo, sabemos que Pero Ponce de León fue propuesto para el obispado de Plasencia el 29 de julio de 1559 (Cf. José María FERNÁNDEZ CATÓN, «Don Pedro Ponce de León, obispo de Ciudad Rodrigo: su aportación a la reforma tridentina», Analecta Sacra Tarraconensia, 1998, n. 71, p. 236.

82 Existe cierta discusión en torno a las fechas exactas (Cf. Juan de VERZOSA, Anales del reino de Felipe II, ed. de José María Maestre Maestre, Madrid/Alcañiz: Instituto de Estudios Humanísticos/ Laberinto/ CSIC, 2002, p. 93.

83 A diferencia del primero, el segundo romance lleva un encabezamiento propio: «Cuenta cómo vinieron las galeras de turcos a esta ciudad de Cádiz a rescatar los captivos».

84 Así, por ejemplo, estos versos 65-68 del primer romance: «Las tres se van a la zabra,/ porque de tierra se vía,/ tíranle muy prestamente/ con los tiros de crojía».

85 Recogido por Bartolomé José GALLARDO, Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, coord. y aumentado por M. R. Zarco del Valle y J. Sancho Rayón, Madrid: Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1866, t. II, 978, n.º 2149; y José SIMÓN DÍAZ, Bibliografía de la Literatura Hispánica, Madrid: CSIC, 1971, t. IX, 739, n.º 5984.

86 Alexander S. WILKINSON, Iberian Books: Books Published in Spanish Or Portuguese Or on the Iberian Peninsula before 1601, Leiden: Brill, 2010, p. 339, n.º 8539.

87 Antonio PALAU Y DULCET, Manual del librero hispano-americano, Barcelona: Librería Palau, 1951, vol. V, 192, n.º 84446.

88 Antonio RODRÍGUEZ MOÑINO, Nuevo diccionario bibliográfico de pliegos sueltos poéticos (siglo XVI), edición corregida y actualizada por Arthur L.-F. Askins y Víctor Infantes, Madrid: Castalia, 1997, p. 253-254, n.º 188.5.

89 Sobre una relación de sucesos en torno a la muerte de Isabel de Portugal en 1539 ha publicado recientemente un estudio Cristina MOYA GARCÍA, «La muerte de Isabel de Portugal en una relación de sucesos en verso de Antón Delgado», Calíope: Journal of the Society for Renaissance and Baroque Hispanic Poetry, 2017, vol. 22, n. 1, p. 13-44, y actualmente prepara otro trabajo sobre la Elegía. Coplas lamentables al fallecimiento de la serenissima emperatriz reyna doña Isabel de Pedro de Estrada.

90 CfPedro MARTÍN BAÑOS, «Triaca del alma», «Triaca de amor», «Triaca de tristes» de Marcelo de Lebrija, San Millán de la Cogolla: CILENGUA, 2009, p. 49-50.

91 Cf. María del Carmen ÁLVAREZ MÁRQUEZ, Impresores, libreros y mercaderes de libros en la Sevilla del Quinientos. I. Impresores, Zaragoza: Libros Pórtico, 2009, p. 102-103.

92 Con anterioridad otros investigadores han tratado de arrojar luz sobre este impresor, como José GESTOSO Y PÉREZ, Noticias inéditas de impresores sevillanos, Sevilla: Gómez Hermanos, 1924, p. 108 y p. 120; y Aurora DOMÍNGUEZ GUZMÁN, «Notas para una nueva tipografía hispalense», en A. DOMÍNGUEZ GUZMÁN, De libros, lecturas y fiestas en la Sevilla áurea, Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2012, p. 32-33.

93 Este fue jurado de la ciudad y suegro del impresor Jácome Cromberger.

94 El único ejemplar conocido es el BNE, R/11907(4). Se encuentra digitalizado en la Biblioteca Digital Hispánica: <http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000199579> [En línea. Consultado el 15/10/2017].

95 Francisco ESCUDERO Y PEROSSO, Tipografía hispalense: anales bibliográficos de la ciudad de Sevilla desde el establecimiento de la imprenta hasta fines del siglo XVIII, Madrid: Establecimiento Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra», 1894, p. 242, n.º 596.

96 Bartolomé José GALLARDO, Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, op. cit., t. II, 978-979, n.º 2150.

97 A. PALAU Y DULCET, Manual del librero hispano-americano, op. cit., vol. XVI, 3, n.º 257174.

98 A. S. WILKINSON, Iberian Books, op. cit., p. 339, n.º 8537.

99 Para el «Catálogo y Biblioteca Digital de Relaciones de Sucesos (siglos XVI-XVIII)» véase BIDISO (<www.bidiso.es>).

100 Vicente CASTAÑEDA y Amalio HUARTE, «Colección de pliegos sueltos (Continuación)», Revista de archivos, bibliotecas y museos, año XXXIV, julio-septiembre de 1930, n. 7-9, p. 309-316.

101 Agamonte: castellanización de Egmont. El conde de Egmont (1522-1568) fue un noble flamenco que participó, entre otras batallas, en la de San Quintín (1557) y en la de las Gravelinas (1558). Reconocido por Carlos V y Felipe II, se distanció de este por razones religiosas. Fue ejecutado por traición en Bruselas en 1568. Cf. Quintín ALDEA NAVARRO, «Felipe II. Política y religión», en: Felipe RUIZ MARTÍN, La monarquía de Felipe II, Madrid: Real Academia de la Historia, 2003, p. 93.

102 Guillermo de Orange-Nassau (1533-1584) se convirtió en príncipe de Orange en 1544 y participó en la rebelión en contra de Felipe II en 1568, que iniciaría la Guerra de los ochenta años.

103 Gelanda o Zelanda era una de las provincias que constituyeron los Países Bajos.

104 Horno: castellanización de Horn. Felipe de Montmorency, Conde de Horn, (1524 - Bruselas, 1568) fue ajusticiado junto al conde de Egmont.

105 Arremburque: castellanización de Arenberg. Alude a Jean de Ligne (1525-1568), el primer conde de Arenberg.

106 valones: Enmendamos la errata del original: ymbalones.

107 Debe tratarse del conde Pedro Ernesto de Mansfeld, gobernador de Luxemburgo desde 1545.

108 Felipe II celebró el XXIII capítulo de la orden del Toisón de Oro en julio de 1559 en Gantes. La enumeración de reconocimiento que aquí se hace no se corresponde en todos los casos con la que presenta (Cf. Julián de PINEDO Y SALAZAR, Historia de la insigne orden del Toisón de Oro... Parte Primera, Madrid: Imprenta Real, 1787, t. I, p. 234 y ss.

109 Se trata de Francisco II de Francia, que reinó brevemente entre septiembre de 1559 y diciembre de 1560. Cf. J. de PINEDO Y SALAZAR, op. cit., p. 234-235.

110 Landi: probable castellanización de Lalaing. Carlos de Lalaing fue caballero del Toisón de Oro como Antonio de Lalaing.

111 Ostrate: castellanización de Hoochstrate. Antonio de Lalaing fue conde de Hoochstrate.

112 Nájara: Nájera.

113 Salmona: Sulmona.

114 Musiur: Castellanización del francés monsieur.

115 Alude a Francisco Tello Sandoval (Cf. Antonio A. RUIZ RODRÍGUEZ, «Algunos miembros de la incipiente Real Chancillería granadina, relacionados con las Indias», en: Bibiano Torres Ramírez y José J. Hernández Palomo, coords., Andalucía y América en el siglo XVI. Actas de las II Jornadas de Andalucía y América, Sevilla: CSIC, 1983, p. 217).

116 Este inicio reproduce la notificatio de las escrituras notariales de la época. No era infrecuente en la lírica de la época (Juan de TAPIA, Poemas, edición de Luigi Giuliani, Salamanca: Ediciones de la Universidad de Salamanca, 2004, p. 92).

117 luego: ‘al instante’. Hasta en catorce ocasiones se repite el adverbio a lo largo de la relación, generalmente con este matiz de inmediatez, pues estamos ante la enumeración de los acontecimientos de la batalla naval.

118 armada em.: armado [Es probable que por contaminación de la rima con cabo el componedor ha escrito armado en lugar de armada.

119 San Sebastián: Alude al islote cercano a la ciudad de Cádiz.

120 crujía: Era el espacio central de la galera, que iba de popa a proa, y donde solía instalarse un cañón (Cf. Martín FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Diccionario marítimo español, Madrid: Imprenta Real, 1831, p. 188).

121 La falta de viento no facilita el movimiento de la nao. En cambio, las galeras son más ágiles y pueden colocarse rodeando la nao.

122 lombardas: piezas de artillería conocidas en origen también con el nombre de bombardas. Nacidos en el siglo XIV y extendido su uso en el siglo XV, estos cañones de tierra también se utilizaban en el ámbito naval. Eran piezas de gran calibre de difícil manejo. La artillería propiamente embarcada –esto es, de uso específico en el mar– evolucionó aligerando el peso del cañón –mediante aleaciones– y el de sus proyectiles: culebrinas, falconetes, versos etc.

123 He aquí una marca de enunciador que se muestra como testigo de la batalla naval.

124 señor general: Álvaro de Bazán.

125 urca: Era una embarcación de gran tamaño utilizada para el transporte de mercancías.

126 Enfía: De enfiar, «lo mismo que confiar. Es voz anticuada» (REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua castellana…, t. III, Madrid: Imprenta de la Real Academia Española por la viuda de Francisco del Hierro, 1732.

127 cinco naciones: Alude a las comunidades extranjeras que convivían en Cádiz con los españoles.

128 Cinturiona: Si bien en el original aparece en minúscula, consideramos que se trata del nombre propio de la nao.

129 aguada hacer: aprovisionar de agua una embarcación.

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Pour citer cet article

Référence électronique

Jesús Hernández Sande et Jaime Galbarro García, « Velas turcas a la vista de Cádiz: La derrota de dos naves de la armada de Álvaro de Bazán en una relación de sucesos (1559) »e-Spania [En ligne], 29 | février 2018, mis en ligne le 01 février 2018, consulté le 16 avril 2024. URL : http://journals.openedition.org/e-spania/27622 ; DOI : https://doi.org/10.4000/e-spania.27622

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