Los cambios sociales, económicos y culturales producen nuevas visiones de la arquitectura, nuevas actitudes ante ella. Las nuevas demandas van a provocar formas diferentes de la práctica profesional y a su vez reajustes en la enseñanza para intentar aproximar la profesión a la nueva realidad social. Así nacen los nuevos planes de estudios que intentan corregir errores del pasado y adecuarse a las demandas del presente. Esto, que dentro de la generalidad es una obviedad, con frecuencia lo olvidamos y hablamos de crisis al referirnos al momento de nuestro análisis. Como si fuese único, cuando se trata de ajustes constantes, cabría decir crisis permanentes.
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