Entre las ciencias jurídicas, el protocolo se concibe como buenas maneras, educación, código de conducta, ética, o como la ropa o los zapatos que uno debe ponerse para acudir a un acto que exige una determinada etiqueta. Como algo frívolo, sin importancia, que no atañe al común de la sociedad, propio de las clases elevadas y de los gobernantes y de la diplomacia. Por supuesto, cuando dices que eres protocolista, que eres especialista en protocolo y que te dedicas a investigar el protocolo, te preguntan "pero ¿eso es derecho?". En definitiva el protocolo es una disciplina despreciada por los juristas que la han ido dejando de lado, salvó en un sector: el diplomático. Los diplomáticos son los únicos conscientes de lo importante que es el ceremonial y el protocolo en las relaciones internacionales, y por ello los cursos de la Escuela Diplomática son referente ineludible a la hora de estudiar protocolo. Este estudio reivindica el protocolo desde su carácter de disciplina jurídica.
Among the legal sciences, protocol is considered to be good manners, courtesy, code of conduct, ethics, or the clothes and shoes one should wear to an event where dress code is required; something superficial, unimportant, not related to society at large, characteristic of the upper classes, rulers and diplomacy. Of course, when you say you are a protocol expert and that you do research in protocol, you will be asked “Is that law?” Ultimately, protocol is a discipline despised by jurists, who have gradually set it aside, with the exception of the diplomatic community. Diplomats are well aware of the importance of ceremonial and protocol in the international relations, and thus the Diplomatic School courses are essential when studying protocol. This study claims the protocol as a legal discipline.
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