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Migraña

  • Autores: Santiago Cuéllar Rodríguez
  • Localización: Panorama actual del medicamento, ISSN 0210-1394, Vol. 42, Nº. 415, 2018, págs. 634-653
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • La migraña es el tipo de cefalea más frecuente en la práctica clínica habitual y se caracteriza por la aparición de crisis de dolor de cabeza recurrente e intenso, localizado habitualmente en un lado de la cabeza y que puede acompañarse de náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz y al ruido y empeoramiento con la actividad física habitual. La migraña representa algo más del 50% de los casos consultados en unidades especializadas en cefalea y ocupa el lugar número 12 entre las causas más frecuentes de discapacidad en mujeres y el 19 en varones. Existe una serie de desencadenantes del dolor que provoca alteraciones en el hipotálamo, una parte del cerebro responsable de la regulación hormonal, los ciclos de sueño, el hambre y la temperatura corporal. Desde el hipotálamo se envían señales hacia el tronco cerebral, donde se localiza el denominado generador de la migraña (núcleos del rafe y locus coeruleus). Este centro generador pone en marcha los mecanismos responsables del dolor. Entre los factores de riesgo que predisponen al desarrollo de migraña crónica destacan el número mensual de crisis de migraña, el estrés, los trastornos de sueño, la obesidad, la depresión, la ansiedad y el abuso de analgésicos. Entre los factores relativos al estilo de vida se deben citar a los alimentos y bebidas ricos en tiramina, así como el alcohol y la cafeína; también algunos fármacos han sido relacionados con el desencadenamiento de crisis de migraña, en particular los vasodilatadores. El objetivo del tratamiento de la migraña es conseguir la eliminación del dolor y del resto de síntomas asociados, y que el paciente pueda continuar sus actividades con normalidad, recuperando así su calidad de vida. El tratamiento sintomático de las crisis de migraña tiene como objetivo la supresión rápida y de forma completa del dolor y los síntomas acompañantes. Puede realizarse con fármacos no específicos (paracetamol y AINE), específicos (ergóticos y triptanes) y coadyuvantes (antieméticos, etc.). Cuando los ataques de migraña superan una frecuencia de más de 3 veces al mes, duran mucho tiempo o no responden adecuadamente a la medicación utilizada para aliviar las crisis de dolor, se recurre a un tratamiento preventivo. El tratamiento preventivo no es curativo, pero puede reducir sustancialmente la frecuencia, la intensidad y/o la duración de las crisis migrañosas, y mejoran la respuesta al tratamiento sintomático; se considera que el tratamiento no es eficaz cuando no sea capaz de reducir al menos a la mitad la frecuencia de las crisis. La intervención del farmacéutico puede mejorar el conocimiento que el paciente tiene sobre cómo prevenir las crisis y factor desencadenantes presentes, y por otra parte, sobre su medicación, dosis correctas, pautas de uso, aparición de efectos adversos.

      Cuéllar Rodríguez S. Migraña. Panorama Actual Med. 2018; 42(415): 634-653.


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