Tras una destacada participación en la guerra de Granada, el II conde de Tendilla, desde su puesto de alcaide de la Alhambra (desde el primer momento del dominio castellano) y capitán general del reino (desde julio de 1502), fue el encargado de reprimir la resistencia musulmana mediante la combinación de palo y la zanahoria. Ambos cargos fueron patrimonializados por sus descendientes hasta finales del siglo XVI, quienes, como él, también tuvieron un destacado protagonismo en el gobierno municipal de a la capital granadina y en sus rivalidades intra-oligárquicas.
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