Su obsesión en los dos últimos meses puede resumirse en una palabra: pacto. Y ahora tiene ante sí el reto de conseguir un partido bien engrasado donde nadie tenga la nefasta tentación de morir de éxito por su proximidad al poder. Javier Arenas, a quien alguien maliciosamente definió como "la sonrisa del régimen", conserva como en formol su imagen de centro, pero no oculta su preocupación por lo ocurrido tras el 13-J. El secretario general del PP tiene un otoño caliente, con la celebración de los congresos regionales de su partido. Por eso, no baja la guardia
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