La empresa Segarra de la Vall d¿Uixó (Castellón), dedicada básicamente a la fabricación de curtidos y calzado de cuero, constituye un buen ejemplo de integración vertical, tan del agrado de las autoridades del momento. Aunque alcanzó un nivel de mecanización más que aceptable, organizó el trabajo mediante la utilización intensiva de mano de obra. Miles de trabajadores entre hombres, mujeres y niños, soportaron severas condiciones de trabajo y una férrea disciplina a cambio de salarios muy bajos. Por diversos motivos, la mano de obra femenina resultó más ventajosa.
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