La experiencia social de la enfermedad y del padecer altera las formas que adopta el individuo para ser en el mundo, cambia las formas de manifestarse de los grupos que padecen las enfermedades y podría motivar a una reflexión en torno a las políticas de salud para cumplimentar las demandas de atención a estos grupos de enfermos poco visibles por parte de quienes toman decisiones en salud. Para recobrar el sentido de esta experiencia resulta pertinente entrelazar tres paradigmas: la medicina basada en las narraciones, la medicina basada en la evidencia y la medicina basada en el conocimiento tradicional. Estos tres paradigmas tratan de relacionar la búsqueda de sentido individual con la evidencia proporcionada por la investigación clínica cuantitativa, para de esta manera visualizar un tipo de relación que recobraría la comunicación entre tres tradiciones del conocimiento. El conocimiento generado en la investigación clínica se basaría en evidencias (biomédicas y tradicionales) y narrativas, de ahí el término de una medicina basada en la evidencia y la narración.
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